martes, 31 de marzo de 2009

Cómo escoger la tierra para nuestro bonsái


Substratos para bonsái



En Alguna ocasión me habéis preguntado que substrato debemos ponerle a nuestros bonsáis. Ciertamente, no les conviene una tierra de las que venden como “universales”, porque precisan un substrato muy especial.

Y éste depende mucho del árbol que se trate y de lo que pretendeamos de él.

Algunos precisan de tierras ácidas, como es el caso de azaleas, arces japoneses, y algunas más… Pero no voy a tratar este caso en concreto, aunque es cierto que bastará añadirle un componente que acidifique ligeramente la tierra. Por lo demás, debemos aplicar las mismas normas que voy a deciros.

Si tenemos un árbol joven que queremos que se desarrolle más, deberemos ponerle un substrato muy, muy aireado y para ello tendrá un grano grueso predominante que permitirá un drenaje muy muy bueno y la ventilación que las raíces precisan para este crecimiento.

Si por el contrario, tenemos un árbol más viejo, aunque sano, y queremos que no crezca demasiado para mantener su forma, debemos poner un substrato con partículas más finas que drenen algo menos y no permitan por consiguiente que las raíces estén tan aireadas.

Si el árbol está enfermo, o débil, nos conviene un substrato como en el primer caso, aunque con una tierra más pobre en nutrientes, o sea, una mezcla rica en arena bastante gruesa.

Con esto ya tenemos algunas nociones.

Otra cuestión es la forma de distribuir el substrato a la hora del transplante…

Siempre debemos empezar por poner las partículas más gruesas en la parte inferior, que es la parte donde están las raíces capilares en mayor concentración y no nos conviene que se encharquen. Si hemos escogido un substrato muy fino, o sea de grano pequeño, debemos añadir gravilla volcánica fina o algo similar que mejore el drenaje.

Si el subtrato es grueso, podemos cernirlo y poner las partículas más gruesas a modo de drenaje.

Tras esta primera capa, podemos pasar el substrato por un cedazo para volver a depositar las partículas intermedias, que no son tan gruesas como la capa inferior, pero eliminando las más finas.

Finalmente, procedemos a colocar en la parte superior las partículas mas finas en las que se desarrollará el musgo.

De este modo el substrato estará muy bien aireado y el árbol estará sano. Y se irá secando todo el substrato a la vez, que es lo que interesa. Si echamos el substrato sin este proceso de cernido, cuando esté totalmente seco por arriba, por abajo posiblemente esté todavía bastante mojado, como expliqué en un post anterior sobre el riego. Y esto es lo que suele ocurrir con los bonsáis que adquirimos en un vivero: como no ciernen el substrato, se seca mucho antes por arriba que por abajo.



Ahora vamos a otra cuestión: qué substrato compramos a nuestro bonsái. Porque sin duda, lo mejor es comprar un substrato ya preparado. El problema es que las mezclas más comercializadas en viveros suelen tener una arena bastante fina en su composición. Así que debemos recurrir a un substrato en una tienda especializada o comprar además de la tierra preparada, arena más gruesa e incluso grava volcánica fina, artículos que se encuentran con frecuencia en viveros.

cuando vayamos a comprar la tierra, podemos apretar una esquina de la bolsa entredos dedos para comprobar si el substrato contiene partículas gruesas. En función de esto, podemos adquir también o no las partículas gruesas.



Yo he encontrado una tierra específica para bonsái muy ligera y de partículas bastante gruesas. Es una mezcla cara, pero teniendo en cuenta que el bonsái no precisa mucha cantidad y que en la mayoría de los casos, no precisará transplante en dos años, podemos permitírnoslo.



Los japoneses usan mucho una tierra especial llamada akadama. Con frecuencia, usan esta tierra sin ninguna otra mezcla. Se caracteriza por estar compactada en bolitas entre las que circula muy bien el aire.



Una pequeña reseña al abonado: debemos procurar un abonado lo más sano y natural posible para evitar que se formen sales perjudiciales en las raíces. Venden unas bolitas de abono orgánico muy buenas en lugares especializados y viveros. Basta colocarlas sobre el substrato y se irán descomponiendo lentamente. También suelo incorporar en ejemplares en crecimiento humus de lombriz. Es económico, ecológico y aporta gran cantidad de nutrientes, tanto de macroelementos como microelementos. Pero debemos evitarlo en ejemplares ya formados.

pinchad aqui para más información.

y aqui

Espero haber aclarado vuestras dudas sobre qué substrato elegir. si tenéis cualquier duda, no dudéis en consultarme a través de un comentario.

lunes, 30 de marzo de 2009

Cómo elegir Taladros y destornilladores

Destornilladores y taladros eléctricos.



Los taladros y destornilladores eléctricos pueden parecernos en principio unas herramientas muy “sofisticadas” para un recién iniciado al mundo del bricolaje. Sin embargo su uso es constante. Pocos trabajos de bricolaje no precisan de éstas herramientas. El problema es cuál elegir: un taladro, un destornillador, un taladro con opción de destornillador, un destornillador con posibilidad de taladrar, conexión a red o funcionamiento con batería…

Realmente la gama en el mercado es inmensa y la elección es realmente difícil. Voy a hacer sugerencias sobre cada herramienta: taladradora, destornillador y mixta.



TALADRADOR

El taladro eléctrico es una herramienta que aunque básicamente sólo hace orificios, lo necesitaremos para colocar un cuadro, por ejemplo. Es una herramienta que suele ser pesada y más porque nos conviene que tenga percutor, o sea, que además de girar la broca, ésta oscila para penetrar en materiales de obra duros, como el hormigón.

Hay taladros con velocidad regulable y con giro en ambos sentidos, que podríamos usarlos como destornillador. Pero hemos de considerar que suelen ser pesados y no tienen embrague, que es un mecanismo que permite regular la fuerza de apriete. Muy útil en destornilladores.

Los hay de batería, pero suelen ser aparatosos y la batería es una ventaja al poder trabajar sin conectar a la red eléctrica, pero es un hándicap en su duración, pues el acumulador es una pieza de desgaste fijo, y costosa de reemplazar.

Sugiero, en definitiva, un taladro económico, que podremos encontrar en grandes superficies. Podemos elegirlo con control electrónico de velocidad, que nos permitirá adecuarlo a infinidad de trabajos y no nos costará demasiado. De hecho, siempre suele haber buenas ofertas. No han de ser necesariamente de marca.



DESTORNILLADOR

Los destornilladores eléctricos, y me refiero a ésos pequeños que sólo sirven para atornillar y destornillar, no me parecen sin embargo una herramienta muy necesaria en el taller. Hay que reconocer que son prácticos en cuanto a su pequeño tamaño, pero yo compraría antes que eso un destornillador a batería de litio con posibilidad de taladro.



DESTORNILLADOR/TALADRO

Es recomendable que tengan acumulador de litio porque estas herramientas muchas veces las pondremos a cargar antes de agotar la batería, o las tendremos ciertos periodos de tiempo sin usar… las de Niquel-cadmio tienen efecto memoria y son mayores que las de ión-litio. Es cierto que éstas son mucho más caras, pero a la larga merecen la pena.

Estos destornilladores tienen un juego amplio de pares de apriete, que permite atornillar con bastante precisión y mucha autonomía. Aparte de permitirnos usarlos como taladros (aunque no suelan disponer de la opción de percusión para taladrar en mampostería). Son relativamente ligeros, en comparación con los taladros y sin embargo, tienen suficiente potencia para usarlos en el taller.

Según nuestras necesidades y presupuesto, tendremos que optar por una, dos o las tres herramientas. Sugiero empezar por la primera. El taladro es casi imprescindible. En segundo lugar el destornillador/taladro y finalmente, el destornillador. Si nuestro taladro es lo suficientemente ligero y versátil, podremos pasar del taladro al destornillador. Eso ya depende de cada uno.

En el mercado encontraremos herramientas muy versátiles, que son ligeras, a batería de ión-litio, con percusión y opción a destornillar, aunque me he fijado y usan brocas especiales, lo cual es un hándicap, aparte que son de marca y su precio es elevado. Pero es una opción…



También hay unos taladros usados por operarios de la construcción, son taladros, pero mayormente de percusión, para usarlos como martillos eléctricos. Se les puede acoplar cinceles o brocas de gran calibre. Es una herramienta que puede venirnos bien, pero ya para trabajos de bricolaje más avanzados, que ahora mismo escapan de nuestro nivel.

viernes, 27 de marzo de 2009

Cómo limpiar y engrasar la cadena de la bici. Engrase de bici

Bici: limpieza y engrase cadena



No hay cosa que me desagrade más que ver a alguien que va montado en una bici que va chirriando. Lo más molesto, no es el ruido en sí, sino pensar lo que estarán sufriendo los engranajes y la cadena con semejante trato –o falta de trato, más bien- y sabiendo lo sencillo que es hacerle una puesta a punto y lo que vamos a alargar la vida de nuestra bici con esta sencilla operación….



Para esta limpieza necesitamos aceite para la cadena, desengrasante, trapos viejos o papel de cocina, guantes de látex o goma, cepillo especial o en su defecto trozo de alambre algo grueso

Primero es eliminar restos de polvo, arena y grasa vieja. En efecto, el polvo y la arena se quedan adheridos a la grasa vieja actuando como verdaderas lijas que aceleran considerablemente el desgaste. Pero su eliminación es muy sencilla. Aplicamos un producto para ablandar y eliminar la grasa vieja y sucia de la cadena, platos y piñones. Basta aplicarlo directamente sobre la cadena dejando una fina capa. Suelen venir en spray, de modo que su aplicación es sencilla y rápida. Previamente, habremos puesto en el suelo unos periódicos para evitar ensuciarlo.

Un truco que suelo usar es colocar en un eslabón de la cadena un alambre fino y maleable con el fin de saber si le he aplicado el producto a toda la cadena: empiezo a pulverizar cerca del alambre y voy girando la rueda hasta volver a llegar al mismo punto.



Dejamos actuar el producto (el tiempo requerido suele depender de la marca, mirad las instrucciones). Nos ponemos unos guantes para evitar ponernos las manos perdidas de grasa y suciedad y comenzamos a frotar la cadena con un trapo. También puede servir el papel absorbente. Hemos de dejar la cadena resplandeciente. Si vemos que no sale toda la suciedad, debemos volver a aplicar quita grasa.



Este proceso lo hacemos al mismo tiempo en los piñones y platos y demás engranajes, como los variadores y engranajes de los cambios. Para lugares poco accesibles, usaremos el cepillo especial o el alambre fuerte (al que podemos hacerle un bucle en la punta para que no arañe) para cubrirlo con el trapo o papel y llegar a las zonas más inaccesibles. Es muy importante que seamos muy escrupulosos y que evitemos dejar suciedad. Sobre todo si llevamos mucho sin realizarle la limpieza. La diferencia va a ser tardar cinco minutos más, pero nos garantiza un funcionamiento silencioso y una mayor duración de todos los elementos.

Finalmente, aplicamos una ligerísima capa de grasa o aceite a todos los elementos.

Para engrasar los piñones, bastará aplicar aceite en su eje, ya que los dientes ya quedarán engrasados con la cadena. Lo mismo haremos con los platos: lo que interesa es engrasar el eje, no los dientes ni los platos en sí, ya que, de lo contrario, lo que lograremos es que se nos pegue la suciedad y al desprenderse, caiga sobre los ejes de platos y piñones.

Han de quedar ligeramente humedecidos, pero sin chorrear. Si ponemos demasiada grasa, el polvo empezará a adherirse enseguida y el resultado será contraproducente. Con un poco es suficiente.

Retiramos el alambre que habíamos puesto en la cadena a modo de guía visual, y ya tenemos la bici lista para pedalear.



Si podemos dar un paseo en ese momento para que el aceite se distribuya homogéneamente, mejor. De lo contrario, le daremos al menos varias vueltas a la rueda trasera y haremos girar la cadena y usar todos los cambios para lograr la distribución homogénea. Si nos hemos pasado con el aceite, mejor que retiremos el exceso ahora que está líquido y limpio. Después será una capa sólida de suciedad.

Éste es un momento muy bueno para hacer esta operación de mantenimiento, pues ahora comienza un tiempo fenomenal para pedalear. Merece la pena invertir un rato de nuestro tiempo en hacer una puesta a punto a nuestra bici.

Aprovechamos para eliminar el polvo de las ruedas y radios.

¡Y no os olvidéis revisar los frenos! Pero esto es tema para otro post.

Más información aqui

y aqui

Qué herramientas debo llevar en la bici. Herramientas para la bici

HERRAMIENTAS DE LA BICICLETA



Los que ya tengan bici y suelan hacer recorridos de media o larga distancia, sabrán muy bien a lo que me refiero. Este post está dedicado a los que se han comprado una bici hace poco o piensan hacerlo.

Pongámonos en el caso que estamos pedaleando en un día maravilloso, disfrutando del paisaje, sintiendo el aire limpio en nuestra cara y…puffffffff. Notamos un ruido siniestro y la bici se desestabiliza… hemos pinchado.

Si vamos con alguien precavido que lleve un par de cosas, en un rato estaremos otra vez en marcha. De lo contrario… más vale que nuestro móvil tenga cobertura y hayamos tenido la precaución de haber cargado la batería...

Hay una serie de cosas que SIEMPRE debemos llevar en la bici. Pueden parecer muchas cosas… hasta que ocurra cualquier percance, un simple pinchazo, para que nos arrepintamos largamente de no haber tenido la precaución de llevarlas. Además, las herramientas para bicicleta suelen ser muy poco pesadas, pues están hechas precisamente para eso.

Veamos algunas:



INFLADOR

Los hay de aluminio, muy ligeros, y que sin embargo, nos pueden sacar perfectamente de un apuro. Aunque sea simplemente para inflar un poco las ruedas antes de salir a pedalear. También los podemos encontrar de infinidad de precios. Eso si, aseguraros que la boquilla sirve para la válvula de vuestras cámaras, pues las hay de varios tipos.




LLAVES

Las hay de muchos tipos, pero se caracterizan por servir para varios tamaños de tuercas. Es conveniente también que examinéis las tuercas de vuestra bici que habría que aflojar para alguna reparación para no quedaros sin poder retirar alguna. Sobre todo las tuercas de los ejes de las ruedas, si no disponéis de sistema rápido (palanquines).

También debemos llevar llaves tipo Allen, muy comunes en muchas partes de nuestra bici. Tienen forma de L y su sección es hexagonal.

Como a veces una llave determinada no da juego para quitar una tuerca, suelo llevar varios modelos ¡Pesan y abultan tan poco!



DESTORNILLADOR

Muchas veces van integrados en las llaves. Basta que tenga dos puntas: una plana y otra de estrella.



TRONCHACADENAS

Es una pequeña herramienta que nos permitirá abrir y cerrar la cadena. Es muy práctico si se nos rompe la cadena, pues podremos retirar el eslabón roto y hacer un empalme provisional



ESLABONES

Es un complemento al tronchacadenas. Son unos eslabones especiales que se montan en la cadena y, aparte de sustituir al roto, nos permitirá abrir y cerrar la cadena posteriormente.



PARCHES Y DISOLUCIÓN

Indispensable, junto con el inflador: abultan muy poco y nos garantizará una perfecta reparación de nuestra cámara en caso de pinchazo


CÁMARA DE REPUESTO

Es una opción o alternativa a los parches. Si no queremos entretenerlos en buscar y reparar el pinchazo in situ, podemos ponerle una cámara de repuesto y ya en casa, podemos reparar la cámara estropeada fácilmente.



DESMONTABLES

Son unas piezas de plástico o metal que nos sirven para abrir la cubierta y poder acceder a la cámara.


TOALLITAS HÚMEDAS

No abultará mucho llevar dos o tres y si surgiera un imprevisto, nos permitirá asearnos, aunque sea retirar la grasa de las manos. Es algo prescindible, pero si tenemos sitio para ello…



ALICATE

Aunque no es imprescindible, siempre llevo uno plegable, ya que puede venirnos bien para sujetar alguna pieza con un alambre (siempre llevo un trocito)




No debemos asustarnos ante tal cantidad de herramientas y objetos. Salvo la cámara y el inflador, todo se puede meter en un espacio mínimo. Venden pequeñas bolsas o estuches que se pueden acoplar bajo el sillín y ni nos enteramos que están ahí… hasta que los necesitemos. Y respecto al inflador, suelen llevar soportes para llevarlos en el cuadro, normalmente se colocan entre el soporte del botellín y el cuadro.



Y, como los fabricantes han pensado en todo, nos encontramos herramientas diminutas y que llevan incluidas las llaves necesarias, los destornilladores y a veces hasta el tronchacadenas.


Se me olvidaba recomendaros la última herramienta: llevad siempre un par de euros junto a las herramientas. Nunca se sabe: igual no llevais el móvil y tenéis al lado una cabina desde la que podéis llamar a algún amigo o familiar que os recoja o ayude si no podéis vosotros.

Sugerencia: si nunca habéis reparado un pinchazo o reparado una cadena rota, podéis pasaros por alguna tienda de reparaciones y/o repuestos para bicicletas (podéis aprovechar si compráis algunas herramientas) y pedir un trozo de cadena y una cámara vieja o rota para practicar. Eso si, una vez abierto el tubo de disolución para pegar los parches, se seca. No olvidéis si lo usáis, reponerlo enseguida..


Y aunque no seáis muy diestros en la mecánica, conviene que llevéis las herramientas… igual alguien os puede echar una mano.

Más información aqui

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jueves, 26 de marzo de 2009

Cómo regar un bonsái

Los bonsáis: riego



En el capítulo anterior que dediqué al bonsái, vimos cómo transplantarlo. Ahora vamos a ver cómo regarlo adecuadamente para que se conserve sano y fuerte por muchos años.

CUÁNDO REGAR

Una cosa básica en bonsái es saber si precisan riego y la cantidad de agua que demandan nuestros árboles. La tierra puede parecer totalmente reseca por encima, y sin embargo, por la parte inferior puede estar empapada. Y si regamos en estas condiciones, podemos tener serios problemas con nuestras plantas, pues las raíces no podrán respirar y se pudrirán, ocasionando enfermedades y hasta la muerte del ejemplar.

Por el contrario, podemos dejarlos secar demasiado y aunque si esto ocurre ocasionalmente no es probable que sea perjudicial, si es muy negativo si lo hacemos habitualmente.

Naturalmente, hay muchísimos tipos de bonsái diferentes y cada especie tiene unas particularidades: unos gustan de secano, otros más bien prefieren estar con el substrato húmedo…. Como no puedo dar una sugerencia para cada tipo de árbol, os voy a hablar de lo más normal: que la tierra se seque un poco entre riego y riego.

Jamás debemos fijarnos en la superficie como indicador definitivo: como ya he dicho, puede parecer muy seco y no estar igual por el fondo. Esto es particularmente notorio cuando está al exterior y hace viento. Se puede saber cuánta agua tiene la tierra por el peso del bonsái. Pero esto tiene un problema: los tiestos de bonsái suelen ser pesados, y si tenemos varios, cada uno pesará diferente y tampoco es fiable.



Existe un método muy sencillo, económico y fiable para saber el estado hídrico de nuestro árbol: insertar un palito en la tierra hasta el fondo. Debe ser delgado y podemos meterlo siempre en el mismo sitio para evitar dañar las raíces. Podemos introducirlo media hora antes de regar o, sencillamente, podemos dejarlo ahí para poder saber en cualquier momento si precisa riego sin esperas.



Bastará con sacar el palito, examinarlo y sobre todo, tocarlo. Si vemos que está húmedo por abajo, es que no precisa riego todavía. O bien podemos pulverizar ligeramente la superficie si está demasiado reseca la tierra por arriba. Pero nunca darle un riego a fondo si está mojado por abajo.

El musgo, que tanto embellece al bonsái solo es posible en determinadas condiciones. Podemos tenerlo si realmente lo deseamos, pero a costa de estar pulverizando superficialmente la tierra con frecuencia si el tiempo es seco, ventoso… porque lo normal es que la tierra tienda a estar seca por la superficie. Muchos bonsáis permanecen sin musgo hasta cierto tiempo previo a alguna exposición, que se les prepara para que salga dicho musgo de modo natural. Quiero decir con esto que el árbol no va a estar necesariamente más sano por tener musgo en la superficie de la tierra. Lo importante es el árbol en si.

Una vez que veamos que precisa riego, llega otra cuestión: cómo regar…

MODOS DE RIEGO.

Hay básicamente tres modos: por inmersión, por pulverización o mediante regadera.

El riego por inmersión es muy usado en bonsái. Consiste en sumergir el tiesto en una bandeja con agua en la que podremos haber añadido fertilizante si lo precisa. Si está muy seco, vemos que salen burbujas hacia arriba. Lo dejamos un rato y lo sacamos. Este riego es el más efectivo, pero tiene el inconveniente que es muy engorroso.

El método de pulverización no nos garantiza un riego a fondo. Es muy bueno en días secos en los que la superficie de la tierra se seca deprisa. Y si queremos mantener una capa de musgo, también es muy adecuado. Tiene la ventaja que es muy respetuoso con la superficie de la tierra, ya que no la arrastra. Los pulverizadores de los de presión previa, en los que se le mete primero presión con una manivela y después sólo hay que apretar el gatillo son muy adecuados. Desgraciadamente, no he encontrado ninguno duradero. Y los habituales, que hay que apretar el pulsador cada vez que queramos que salga el agua, son muy pesados de usar para varios bonsáis.

El método de regadera (foto primera) es el más común sin duda. Se trata de una regadera que pulveriza el agua en chorros finísimos de modo que es respetuosa con la tierra superficial del bonsái. También podemos regar las hojas para limpiarlas y refrescarlas. Para usar correctamente la regadera, debemos mojar ligeramente la superficie. Esperamos un tiempo a que la tierra empiece a empaparse, y terminamos con un riego más abundante. Esto es así porque la tierra al secarse, se vuelve impermeable y si hiciésemos sólo una pasada, el agua no mojaría bien la tierra, se iría directamente a la bandeja por los agujeros de drenaje. De este modo, le damos tiempo a que la tierra se humedezca y vuelva a estar en disposición de admitir más agua…

Pensemos que un bonsái tiene poca tierra de por sí… Si ésta no queda bien mojada, se secará enseguida y el bonsái se deshidratará.

Y, hablando de tierra: el riego está directamente relacionado con el tipo de substrato usado. Si el substrato es ligero y poroso, se secará antes que si es más arenoso y compacto. Ya hablaré en otro post sobre tipos de substratos.

TIPO DE AGUA

Es muy importante que demos a nuestros bonsáis agua de calidad. Son árboles que están en un contenedor muy pequeño y no podemos permitirnos que se acumulen sales tóxicas. Lo mejor es regar con agua pobre en sales minerales para evitar que éstas se acumulen y que al mismo tiempo, eliminen el exceso de sales del abonado. Hay quien riega solo con agua destilada, que es lo más parecido al agua de lluvia. Otros recomiendan regar con agua mineral o de fuente que sea de buena calidad…

Yo suelo regar con agua del grifo mezclada con agua destilada para desmineralizarla un poco. Es una solución económica (al menos mejor que comprar agua embotellada) y da buenos resultados.

Debe tener un ph lo más cercano a 7, que es el ph del agua pura, un ph neutro.

Respecto al cloro, si usamos el agua del grifo, éste es muy perjudicial. Debemos dejar el agua en reposo de 12 a 24 horas. Hay quien introduce una moneda de cobre (céntimos de euro) en el agua para que se elimine mejor el cloro. La verdad es que no sé si ésta práctica es efectiva, pero os lo comento por si queréis probar.

MOMENTO DEL RIEGO

El momento del riego depende básicamente de la temperatura de la tierra y la del agua.

Debemos regar siempre cuando hace fresco en tiempo caluroso: por la mañana temprano o al atardecer. Si es necesario regar al mediodía en verano, deberemos poner el bonsái a la sombra un buen rato antes y evitar usar agua fría. El agua fría en la tierra caliente daña mucho las raíces.

Al contario, en invierno, con tiempo frío, es mejor regar a media mañana o mediodía y debemos usar agua tibia o no demasiado fría. Así para cuando llegue la noche, el árbol habrá usado la mayor parte del agua y no se congelará el cepellón, cosa que podría ocurrir en tiempo muy frío si regamos demasiado tarde.

Espero que estos consejos os ayuden a tener vuestro/s bonsái/s siempre en perfectas condiciones de riego.

podéis encontrar más información pinchando los números de abajo:

1

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4


miércoles, 25 de marzo de 2009

Cómo limpiar chiclés de hornilla a gas

Limpieza de chiclé de hornilla a gas



Los que tengáis hornillas de cocinar de gas, seguramente os habréis encontrado con el problema de que la llama no sale azul y limpia. Esto es particularmente frecuente si se os ha derramado algo de líquido y éste ha entrado bajo el quemador.

Lo que ha sucedido es sencillamente que el chiclé está parcialmente obstruido

El chiclé es una pieza metálica que va enroscada como un tornillo y que tiene un fino orificio en el centro que permite salir una pequeña cantidad de gas. El grosor está muy bien calculado para que el gas se mezcle con aire en la proporción justa para que la llama sea limpia y efectiva. Por eso cuando se obstruye, aunque sea mínimamente, la llama sale anaranjada y/o débil.

Sin, embargo, limpiarlo es una operación muy sencilla. Si no os veis capaces, recurrid al Servicio Técnico. Pero teniendo algunas precauciones, no tendréis problema alguno.

Lo primero es cortar el gas. No sea que en mitad del proceso alguien quiera prepararse un té y no se fije que el fuego está parcialmente desmontado…

Sacamos el quemador. Como es una pieza que hay que limpiarla regular y constantemente, para evitar acumulaciones de grasa, no costará nada quitarla, pues está hecha para eso. En este caso, basta tirar hacia arriba para lograrlo.



Al fondo, ya vemos el chiclé. Aprovecharemos que está todavía montado para dar una limpieza al hueco, aunque evitando que entre agua y detergente en el chiclé.



Lo más complicado del proceso: buscar una llave que encaje perfectamente con el tamaño del chiclé. Si es mayor que éste, puede llegar a estropearlo, pues los chiclés suelen ser de bronce y se pueden deformar con facilidad. En mi caso, he encontrado un destornillador con puntas intercambiables que también tiene unas llaves de tubo que se le pueden acoplar.

Vamos probándolas hasta encontrar la medida justa. Entonces, giramos en el sentido contrario a las agujas del reloj hasta sacar el chiclé.



Miramos a través del agujero central para ver si está limpio. Podemos soplar con fuerza acercando a los labios el chiclé para que salga cualquier resto de líquido. Si lo vemos limpio, podemos montarlo. Si no, podemos coger un alambre blando, de cobre, por ejemplo, y cuyo grosor sea más fino que el chiclé. Es importante que el alambre sea muy fino para que antes que arañar el chiclé, se deforme. Lo metemos varias veces por el orificio y soplamos de vez en cuando para eliminar cualquier resto que el alambre haya despegado.



Y solo queda montarlo, para lo cual colocaremos el chiclé con dos dedos y lo iremos atornillándolo bien derecho. Cuando veamos que la rosca ha cogido y gira con facilidad, podemos proceder a apretarlo con la llave, con la precaución de apretarlo sólo ligeramente para lograr ajustarlo, pero sin forzar la rosca, pues como dije antes, se pueden deformar fácilmente y podemos estropear la rosca si apretamos en exceso.



Volvemos a colocar el quemador y damos al gas. Ya deberíamos tener una llama azul y limpia.

Si no tenéis práctica, también os recomiendo que mientras estéis manipulando el chiclé, estéis sentados ante una mesa y con el chiclé sobre una bandeja, pues es muy pequeño y si se os cae al suelo podéis perderlo fácilmente.

Y una última recomendación: podéis guardar el alambre metiéndolo en la llave de vaso que hemos usado para destornillar el chiclé... asi no se os perderá el alambre para otra ocasión y sabréis de primera hora la llave usada sin tener que estar tanteando cada vez...

veréis que en muy poco tiempo tendréis la hornilla de la cocina a punto.

Carlos

martes, 24 de marzo de 2009

Cómo transplantar un bonsái. Transplante de bonsái

Los Bonsáis- cambio de tierra



Os voy a poner un ejemplo de cómo debemos hacer un cambio de tierra con uno de mis bonsáis. Lo compré en un vivero hace dos años y se ve que las hojas no tienen suficiente verdor, apenas crece y le falta vitalidad.

Sin duda, necesita más nutrientes y el inevitable cambio de suelo. En ésta época, el inicio de la primavera, podemos hacer esta operación perfectamente. Hubiera sido deseable quizá, hacerla un poco antes, cuando la savia estaba más parada por el frío y le hubiera permitido recuperarse un poco mejor. Pero es un árbol fuerte y muy bien adaptado.

Pensaba hacer un par de capítulos sobre bonsáis antes que éste, pero como ha encartado hacer este transplante, he pensado que quizá a algún lector que tenga un bonsái en las mismas circunstancias que el mío, le interese el tema y he decidido publicarlo ya.

Quiero también pedir disculpas por la extensión de este post. Espero que no se os haga pesado. Pero no quería quedarme corto de fotos en tan delicado e interesante tema.

Como debemos podar las raíces, aprovecharemos para hacer lo propio con las ramas, para que el árbol esté equilibrado y no sufra más de lo imprescindible.

Lo primero es proveernos de una bandeja amplia que impida que la tierra y raíces sueltas se desparramen por toda la casa. También cogeremos todas las herramientas precisas para el transplante: cuchillo de modelar de madera, tijeras fuertes para bonsái, pala pequeña, tierra para la sustitución, vitaminas para el transplante con vaso medidor y agua destilada.

Vemos que el cepellón está firmemente encajado en el tiesto, de modo que con cuidado de no dañar las raíces más de lo preciso, vamos metiendo el cuchillo de modelar entre ambos. Hay herramientas específicas para hacer este proceso de separación del cepellón, pero a mi me viene muy bien este cuchillo de madera que es respetuoso con las raíces y el tiesto (foto inicial).



Una vez repasado todo el borde del cepellón, vemos que ya queda el tiesto liberado del pan de raíces.



Con sumo cuidado, lo levantamos y vamos retirando primero la tierra que está más suelta. Podemos usar el mismo cuchillo de madera, un palito… lo importante es que sea lo suficientemente delgado para penetrar en el cepellón, pero que no corte o arañe las raíces.

Vamos liberando poco a poco las raíces más externas. Y vemos que algunas son de cierto grosor y longitud.



En bonsái nos interesan las raíces más finas, que son las que proveen de agua y nutrientes al árbol. Las gruesas no nos sirven de nada. De modo que si vemos alguna raíz gruesa con pocos capilares o raíces finas, la cortaremos justo por debajo de algunos capilares, dejando éstos como futura raíz. Eliminando la mayor parte de la raíz larga y gruesa. Esto estimulará la formación de más capilares repercutiendo en la salud del árbol. Y al mismo tiempo, dejará más sitio para albergar más tierra, ya que el bonsái se caracteriza por tener un tiesto lo menor posible. Y esto sólo puede conseguirse a través de esta poda.



No debemos profundizar demasiado, en este caso, habremos saneado como una tercera parte del cepellón, o sea, quitamos la tercera parte del grosor del mismo por la parte inferior. Así dejamos intactas una buena cantidad de raíces unidas a su tierra original, evitando un shock a la planta.



Seguidamente, colocamos en el tiesto unas rejillas especiales para evitar que la tierra nueva y suelta se vaya por los agujeros de drenaje.

Es conveniente añadir una capa de drenaje para asegurarnos que las raíces no estén empapadas por la zona inferior del tiesto y sí se conserven suficientemente oxigenadas. Podemos usar arena más gruesa, que podemos obtenerla de cernir la tierra. También podemos usar grava volcánica menuda. Una fina capa bastará.

Ponemos tierra nueva procurando que ésta tenga la forma de cepellón, para que al colocar el cepellón sobre la tierra no queden huecos o bolsas de aire, que son muy perjudiciales.



Colocamos el bonsái sobre la tierra nueva y con un palito de madera vamos introduciendo a presión tierra por los bordes para que no queden huecos de aire tampoco por esta zona. Es habitual sujetar con alambre de cobre el cepellón al fondo del tiesto. Pero como éste bonsái no va a recibir apenas movimiento y no soporta mucho viento, podemos dejarlo así.




Finalizaremos el transplante con un riego abundante que una el cepellón con la tierra nueva y un riego con vitaminas especiales para bonsái que aumentarán la vitalidad del mismo y evitarán el shock del transplante.



Algo esencial es hacer una poda de hojas y ramas tras el transplante. Puesto que hemos suprimido algunas raíces, debemos suprimir también una cantidad proporcional de hojas, así el equilibrio entre ambos se mantiene.

De hecho, es conveniente hacer el cambio de tierra justo antes de que tengamos que hacer una poda más o menos intensa de ramas y hojas, así matamos dos pájaros de un tiro y la planta no sufre casi nada

En nuestro caso, el árbol está bastante escaso de hojas nuevas. De hecho, debería tener al menos el doble. Por eso, vamos a limitarnos a suprimir los brotes nuevos, en especial los que están orientados hacia arriba, que son los que van a chupar más energía de la planta. De este modo, mientras echa nuevas raíces, el árbol no precisará una demanda extra de nutrientes y podrá extender las raíces en el nuevo substrato sin problemas.

En la medida de lo posible, regaremos con agua baja en sales minerales. Yo suelo usar dos partes de agua del grifo (dejada en reposo para que se disipe el cloro) y una parte de agua destilada.

Otra sugerencia: no abonéis el bonsái una temporada antes del transplante, ni otra temporada tras el mismo.

finalmente, dejaremos el bonsái tranquilo por unos días en un lugar algo más sombreado (si estaba a pleno sol). No le haremos absolutamente nada, salvo ocuparnos de que esté convenientemente regado, sin excesos. cuando proceda, le añadiremos otra dosis de vitaminas con el riego.

más información aqui

en otro futuro post sobre bonsáis os haré algunas recomendaciones para los que aún no tenéis ninguno y queráis saber cómo escogerlo.