lunes, 29 de marzo de 2010

Cómo arreglar rotulador seco. Rotulador indeleble seco. Reutilizar rotulador


ROTULADOR INDELEBLE SECO



Amig@s: ya vimos en otro post la forma de prolongar el uso de un rotulador indeleble que se había secado: vimos que se podía acceder al interior fácilmente quitando el tapón y añadiéndole unas gotas de alcohol…


Pero me he encontrado en casa, en una mañana de domingo, con todas las tiendas cerradas y el rotulador se ha secado.

De hecho, apenas le he dado uso, con lo que es evidente que no se ha gastado la tinta, sino que se ha evaporado su diluyente.


Sin embargo, me es imposible retirar el tapón. Debe estar pegado. Lo he intentado incluso con unos alicates, pero lo único que logro es deformar la parte externa del tapón superior.


Pero en elTallerdeCarlos todo tiene arreglo y en cinco minutos vamos a dejar el rotulador como nuevo.



Para acceder al interior, vamos a practicarle unos orificios con un alfiler o aguja caliente. Para ello, cogemos el alfiler con unos alicates, lo ponemos sobre una llama –en este caso de la hornilla de la cocina- y antes que la punta al rojo se enfríe, la aplicamos en la parte superior del tapón.



Eso sí, lo pasaremos varias veces para asegurarnos que el orificio no se ha vuelto a cerrar al sacar el alfiler y para agrandarlo un poco, ya que la aguja de jeringa que usaremos tiene un diámetro ligeramente superior al alfiler. También podríamos usar un alambre delgado que dé un orificio algo más grueso.


Hemos de hacer dos orificios: uno para meter el alcohol y el otro, justo al lado, para que salga el aire. Como solo vamos a añadir unas gotas de alcohol, con un orificio sería suficiente, pero mejor asegurarse.



Cargamos una jeringa de farmacia (yo siempre suelo tener alguna a mano para dosificar los abonos y tratamientos de los bonsáis y demás plantas) con unas gotas de alcohol de 96º. Introducimos la aguja de la jeringa por un orificio y metemos el alcohol.


El problema es el sellado de los agujeros. No nos interesa cerrarlos del todo porque así nos ahorramos volver a hacer más agujeros para volver a meter más alcohol en otra ocasión, pero debe quedar perfectamente sellado para evitar la rápida evaporación.


Así que recurro a la cera de una vela.



Basta encender la vela y dejar caer una gota que cubra los orificios. La cera sellará perfectamente los agujeros y es lo suficientemente blanda como para retirarla fácilmente para otra aplicación.


Y ya tenemos otra vez el rotulador en buen uso.


Y recordad que en el otro post sobre recargar rotulador indeleble, también os expliqué un truco para poder borrar la tinta indeleble si por ejemplo os habéis equivocado al rotular un Cd o DVd.


viernes, 26 de marzo de 2010

Paraguas roto. reparar mango de paraguas. Sustituir mango de paraguas.


Reponer el mango de un paraguas



Ya hemos visto algún post sobre reparaciones de paraguas: estos elementos que nos protegen de la lluvia son susceptibles de sufrir roturas por el viento, los enganchones, los golpes….


En el caso de hoy, tenemos un paraguas en perfecto estado al que se le rompió y perdió el mango.


Por otro lado, tenemos un paraguas inservible o que no merece la pena reparar, pero con el mango en perfecto estado.



Pues bien, vamos a tratar de acoplar el mango bueno al paraguas bueno para lograr sacar de los dos paraguas estropeados uno en perfecto uso.



Vemos que el mango está fijado con un tornillo, con lo que basta desatornillarlo para extraerlo.


Pero al ser modelos diferentes, vemos que el orificio que tiene el mango es mucho más estrecho que el requerido. Vamos a solucionarlo rápidamente.


Hay que medir bien con el calibre el grueso de la espiga del paraguas al que vamos a acoplarle el mango. Por cierto, el mango tendrá que ir atornillado, ya que la espiga tiene rosca.

De modo que debemos darle al agujero un poco menos de diámetro para que la rosca pueda agarrar en el mango.


El diámetro que necesito es de unos 12mm. Esto es un pequeño problema porque cualquier juego de brocas para madera o metal suele llegar hasta la medida de 10mm… Pero hago uso de un juego de brocas de pala que adquirí por muy poco dinero en un bazar de todo a 0.60€ (bueno, el juego me costó un poco más, jejejeje) Y fijamos el mango al tornillo de mesa.



Un detalle muy importante: las brocas de pala pueden ser muy peligrosas. Es importante al trabajar con ellas, que la punta centradora no esté al aire, sino que se apoye. Y tenemos el problema que el orificio ya está abierto….



La solución es muy sencilla: rellenamos el orificio con unos restos de madera obtenidos de trabajos anteriores (siempre me gusta guardar algunos restos para ocasiones como ésta).



Y ya podemos hacer el agujero manteniendo el taladro bien perpendicular para obtener un orificio derecho.


Y ya solo queda ir atornillando el mango en el paraguas en buen estado.

A veces es preciso destornillar y atornillar varias veces para que la espiga roscada vaya abriendo la rosca en el plástico. Puede ayudar el untarla con un poco de jabón.


Y si va realmente duro, es mejor darle un repaso al orificio con una lima de cola de ratón, por ejemplo, para evitar que al entrar muy forzado pueda romperse o rajarse el mango.


Queda muy sólido y hemos logrado recuperar este paraguas plegable. Que, aunque no me gusten los paraguas plegables, siempre puede sacarnos de algún apuro.


Si fuera el caso contrario: que el orificio del mango fuese mayor que el de la espiga, podríamos haberlo rellenado parcialmente con masilla epoxi.


La reparación ha durado realmente poco tiempo. En quince minutos hemos logrado recuperar el paraguas y sin costo alguno.


lunes, 22 de marzo de 2010

Cuñas. cómo hacer cuñas de madera. Cómo usar las cuñas. Empleo de las cuñas


Cuñas de madera



Amig@s: Ya hemos visto muchas herramientas en nuestro modesto Taller de bricolaje: unas son caras aunque se usan poco y otras son económicas, muy económicas, pero se pueden usar en un sinfín de trabajos.


Hoy le toca el turno a las cuñas de madera.

Una cuña no es otra cosa que un trozo de madera –generalmente dura- plana y afinada hacia un extremo.


Podemos hacerla del grosor que queramos y del ancho deseado, dependiendo del trabajo y del trozo de madera del que dispongamos. Incluso podemos encontrarlas de material plástico en ferreterías.


Su utilidad no tiene fin: sirve para encajar dos piezas, mantenerlas separadas, fijarlas….

Para colocar una ventana o puerta, por ejemplo, podemos usar las cuñas para mantener el marco fijo y que no se mueva mientras lo fijamos con yeso o mezcla.

En las obras, suele usarse en los alicatados unas cuñas diminutas para mantener los azulejos con una llaga uniforme, aunque actualmente son más usadas las crucetas para este fin.

He visto incluso, en una fábrica de moldes de escayola cómo fijaban las dos partes del molde con unas piezas de hierro en forma de herradura y para afianzar la unión, metían una cuña de madera entre el hierro y el molde y la golpeaban con un martillo.

También he visto usar cuñas de hierro para abrir los leños, duros y secos, y así poder trocearlos para hacer leña; basta insertar la cuña en un extremo, aprovechando alguna grieta natural y golpear con fuerza con un martillo pesado.

Y en el uso cotidiano pueden ser muy útiles para encajar ligeramente las puertas y evitar que den portazos o los niños pequeños puedan cerrarlas y pillarse los dedos… Realmente las uso tanto que la lista sería interminable.


Lo cierto es que hacen muchísima fuerza y sin embargo es algo que podemos fabricar fácilmente en casa con cualquier resto de madera.



Nos bastará, efectivamente, un trocito de madera de una longitud algo superior al de la cuña, para poder manipular cómodamente la madera.

Cuanto más dura sea la madera, mejor.

Si usamos pino, que es la madera más frecuente por mi zona, escogeremos una madera bien seca. Son ideales las maderas de las ventanas antiguas porque son muy, muy viejas y duras.

Las maderas como el roble o el haya, o las tropicales de grano fino –de gran dureza- también son perfectas.


Respecto al grosor, hay que considerar que cuanto menor sea el ángulo de la cuña, hará mas fuerza al ser golpeada y/o tendrá un encaje más fino. Pero corremos el riesgo que al ser muy delgada, se rompa; o que no dé el ancho suficiente.


Por eso yo suelo tener cuñas de muchos tamaños y ángulos ¡Y se hacen en un momento! Las que veis en la foto inicial, son solo algunas que he cogido en un momento para mostraros un ejemplo.



Para hacer las cuñas, suelo usar el tornillo de mesa: fijo la madera –siempre con un sobrante que después cortaremos- en ángulo.



Vamos pasando el cepillo de carpintero horizontalmente hasta que nos quede por ese lado una arista delgada. Ya os hablaré en otro post del cepillo de carpintero.



Hemos de comer uniformemente para que los dos lados sean del mismo grosor y también evitaremos que la parte central quede elevada sobre los bordes. Para entendernos: que quede todo el desnivel plano y con el mismo ángulo.


Una vez realizado el ángulo, podemos pasar una lija para terminar de emparejar y que la superficie quede más lisa y suave.

También es importante redondear todas las aristas, que es por donde la madera puede astillarse al ser golpeada con un martillo.



Con una escuadra y un lápiz señalamos el sobrante y lo cortamos con una sierra de dientes pequeños para evitar desportillar mucho la madera.



Un repaso final de lija en el corte y Ya tenemos la cuña terminada… ¡En menos de cinco minutos!


Si la cuña es de madera buena y deseo conservarla mucho tiempo, suelo darle cera para impermeabilizar el poro de la madera y que haga la función de protección. Si tenéis cera para abrillantar muebles, mejor que mejor. Si no la tenéis, frotadla con una vela.

Eso sí, dad la cantidad justa para evitar que quede la madera demasiado resbaladiza.


Este accesorio del taller es tan funcional que dedicaré otro post a cómo usarlas y os daré ejemplos de su empleo.


Más información: Wikipedia

viernes, 19 de marzo de 2010

Arañazos y rozaduras en el cuadro de la bici. rozaduras de los cables en el cuadro


Arañazos de las fundas de los cables en el cuadro



Amig@s, hemos estado manipulando la bici desmontando el manillar del cuadro para hacer el mantenimiento de la dirección y la horquilla con suspensión de la bici… y eso implica que es posible que los cables no vayan exactamente por el mismo sitio por donde estaban antes de estas operaciones…


El caso es que es algo que debéis tener muy presente: ninguna funda de los cables debe rozar el cuadro o, en general, ninguna parte metálica de la bici porque literalmente se comerá la pintura y hasta el metal, haciendo en poco tiempo una fea marca.


Esto es algo que a mí me ha pasado: compré la bici, estuve un tiempo usándola sin prestar mayor atención que la limpieza general y el engrase de la transmisión, y cuando fui a darle una limpieza más a fondo, me encontré que el cable del freno delantero había hecho una marca en la pipa del cuadro, por rozar en esa zona.

Por suerte, lo detecté a tiempo y con un poco de pintura negra y un pincel podemos corregirlo en un momento, pero si hubiera estado pendiente, me habría ahorrado el trabajo.


Por esto es muy importante la colocación correcta de los cables.


Evidentemente, la zona que corre más peligro de roces es justamente la parte delantera, pues es donde están todas las fundas sueltas y tienen más movimiento por el giro del manillar.


En el mercado existen unos kits especiales para proteger las zonas más susceptibles de recibir arañazos y no solo por los cables, sino también por el roce con las suelas de las zapatillas, como ocurre con las vainas traseras del cuadro –para entendernos, las varillas más delgadas del cuadro que se unen en el eje de la rueda trasera-. Y también protegen la horquilla, y las partes más visibles del cuadro, que aunque no incidamos en ellas, basta apoyar la bici en un poste o tronco de árbol para que se pueda arañar…


Este kit consiste en unas pegatinas con la forma aproximada de la zona a la que cada una está destinada, de plástico transparente; con lo que apenas se verán una vez puestas, al contrario, aportarán brillo.


Pero si no encontráis este kit en vuestra tienda o si no tenéis tiempo para acercaros y veis que alguna funda de un cable puede comerse la pintura por alguna zona, podéis hacer el siguiente truco:



Coged un rollo de cinta tipo “ojo al precinto”. Al menos así es como la he llamado yo desde siempre, quizá porque la de color marrón es usada en embalajes para cerrar las cajas. Pero también la hay en su versión transparente y ésta es la que nos interesa.



Bastará coger un trocito de esta cinta y pegarla sobre la zona que está siendo rozada por el cable.



Podemos incluso poner otra capa sobre la primera para garantizar que dure más.


Esto nos permitirá seguir andando tranquilamente con la bici mientras encontramos un hueco para comprar y colocar el kit y para mover el cable para evitar que roce el cuadro.


Y antes de poner la protección definitiva, daremos un poco de pintura en la zona rozada para que no se note.


Y aprovechad para ir poniendo a punto vuestra bici, que ya se acerca el buen tiempo

lunes, 15 de marzo de 2010

Cómo cambiar cuerda de cortina. Cuerda de riel gastada. Reparar cuerda de cortina


CAMBIAR CUERDA DE RIEL DE CORTINA



Un post sencillo e interesante… el sistema más común de colocar unas cortinas es con un riel que se ocupe de abrirlas y cerrarlas al tirar de una cuerda… o éste o simplemente unas anillas que se desplazan por un listón o barra, en cuyo caso se abren de forma manual tirando directamente de las cortinas…


Ya hemos visto, de hecho varios temas relacionados con cortinas: reparamos un riel que se había doblado y cambiamos de lado la cuerda de unas cortinas. Ahora veremos cómo sustituir dicha cuerda.



Pues es normal que con el uso, el resistente cordel acabe por tener algún roce en un punto y termine por partirse.


Como siempre, habrá quien tire el riel y lo sustituya por otro; quien piense que el sistema es una porquería porque se le ha roto y opte por el otro sistema más sencillo, sin cuerdas… y habrá quien quiera buscarle arreglo.


Y para eso estamos aquí, en el TallerdeCarlos para repararlo. Veréis que es muy sencillo, rápido y económico y la cuerda nos durará muchísimo tiempo.

De hecho, si la cuerda es buena y la ponemos bien, puede durar muchos, muchos años.


En este caso, se trata de una cortina de dos patas, como se suele decir. Viene fenomenal para explicároslo porque el sistema es un poco más complicado, ya que tiene que recoger o extender los dos lados de la cortina a la vez de forma sincronizada y cerrar en el centro. Así dominaréis también las de una sola pata.


Comprad una buena cuerda de Nylon que sea maciza, pues a veces tienen un alma central de hilos sin trenzar para darle más cuerpo y grosor, pero que si se roza por fuera un poco, enseguida se va por ahí, mientras que si está trenzada hasta el centro, resistirá mucho más, incluso aunque sea más delgada.


Una vez comprada la cuerda, debéis haceros con un trocito de alambre, tal y como os expliqué en el post que dedicamos a recuperar un riel torcido. Basta un alambre delgado doblado por la mitad y en cuyo centro, a modo de ojo de aguja, insertaremos el cordel. Es en verdad una aguja rudimentaria. Pero en vez de servirnos para agujerear y pasar un hilo, la usaremos para guiar y pasar el cordel por todos los recovecos.

Si no tenéis mucha experiencia, os recomiendo que simplemente vayáis colocando la cuerda nueva a medida que vayáis retirando la vieja.


No debemos fijarnos en el sitio por donde se ha roto la cuerda para empezar a pasar la nueva, sino en el lugar donde esté anudada, que es el verdadero comienzo. Desatamos el nudo, retiramos el extremo del cordel viejo y por ahí vamos metiendo el nuevo (foto inicial).


Para las zonas curvas, daremos también una forma curva a nuestra improvisada “aguja” de alambre, para los lugares rectos, como para pasar bajo las piezas móviles, pondremos el alambre recto.


Es muy, muy importante, que no vayan los cordeles retorcidos. De lo contrario, notaremos que está duro al abrir y cerrar la cortina porque las cuerdas rozan entre sí.


Hemos de fijarnos en cómo pasan por las poleas superiores y procurar que la cuerda que va por la parte de arriba de la polea superior, vaya siempre por la parte interna superior del riel y la que vaya por la parte inferior de la polea superior, la grande, que vaya por la parte de abajo del riel. Puede parecer que no tiene importancia, pero ya os digo: de eso depende que vaya suave como la seda o dura e incómoda de manejar. Y que nos dure mucho o poco tiempo la cuerda nueva.



Una vez metido todo el cordel, hemos de regular la longitud de la cuerda para que el tirador quede a la altura que más nos guste.



Para eso, abrimos las dos piezas móviles del riel a tope, y hacemos un nudo en el lado más próximo al extremo.



Hacemos lo propio con el otro extremo del cordel.



Y el cordel sobrante podemos recogerlo en un ovillo por si después queremos darle más longitud o incluso si se nos rozase la cuerda en el futuro -siempre podríamos tratar de cortar el trozo más pequeño y tomar esa longitud del ovillo-.



Por supuesto, si retiramos las pestañas a las que se enganchan los ganchos de las cortinas, podemos meterlas fácilmente por una zona del riel que tiene un ensanchamiento.

Está destinado a ese fin: metemos parte de la base de la pestaña en el ensanche, giramos media vuelta y entrará toda la base del gancho en el riel.


Así, si queremos que nuestra cortina tenga más o menos sujeciones, no tendremos más que meter o sacar enganches.



Ya solo nos queda regular la otra pieza móvil de la cortina: vemos que tiene en el centro un ganchito.



Basta levantar un poco el cordel, llevar la pieza al extremo y pasar la cuerda por el ganchito, de modo que ya se queda en esa posición.



En mi caso, le he cambiado también la cabeza del riel, pues tenía uno que no uso y como la cuerda se había rozado varias veces por el mismo sitio, puede deberse a que la cabeza o extremo del riel tenga algún defecto que hace que la cuerda roce más de lo debido –normalmente el rozamiento debería ser nulo, pues va deslizándose por rodillos móviles-



Para hacer este cambio, basta levantar una pestaña que tiene la cabeza vieja y que la fija al riel. Sacamos la cabeza y metemos la nueva…. Así de sencillo.



Ya solo queda enganchar el tirador, que puede ser de varias formas. Ya vimos un tipo en los otros post dedicados a los rieles. En este caso, basta abrir el tirador, meter el cordel y volver a cerrarlo.


Probamos si el mecanismo funciona bien… ¡Y ya tenemos el riel listo para colocarlo y ponerle la cortina!



Y aqui os presento al nuevo miembro de elTallerdeCarlos.

Es el que ha ocasionado tantas tareas de bricolaje: reducir la litera, cambiar de lado las cuerdas de la persiana, restaurar el mueble del lavabo y poner silicona en las juntas, poner silicona en la encimera de la cocina.... Jorge nació el diez de marzo a las 6:05h. Y es el seguidor más joven de mi blog... Je, je, je ¡Seguid su ejemplo y apuntaros como seguidores!

martes, 9 de marzo de 2010

Restaurar mueble de lavabo. Como reparar mueble de lavabo. Madera de mueble hinchada



RESTAURAR MUEBLE DE LAVABO ll



En el post anterior dejamos un mueble de lavabo preparado para la pintura, porque se nos había hinchado la madera por la parte de abajo. Así que lo saneamos con una espátula, rellenamos las zonas hundidas o rugosas con masilla y lo dejamos todo bien liso…


Porque vamos a proceder a pintar la superficie enmasillada para que tenga mayor resistencia.


El problema es que la melamina ha amarilleado un poco. Aunque el resto del mueble sigue de color blanco. Así que aprovecharemos para pintar toda la madera afectada y hasta mejorará el aspecto del mueble.


Así que encintamos con cinta de carrocero o pintor todos los bordes del lateral para no salirnos, ya que usaremos un rodillo.


En todos los programas de bricolaje, suelen usar rodillos de espuma. Están hechos justamente de goma-espuma y son rápidamente atacados por los disolventes de la pintura. También suelen dejar la superficie algo granulada por la textura del material.



Por eso yo prefiero usar los rodillos de pelo. No son desechables -aunque tampoco son caros- y si los tratamos con cuidado, limpiándolos a fondo tras cada uso, nos pueden durar muchísimo tiempo. Dejan un aspecto más liso y sedoso que los rodillos de espuma y la pintura puede tener todo el disolvente que queramos añadirle, que no se estropearán.



Aplicaremos el rodillo en pasadas largas, en principio en el mismo sentido y evitando que esté demasiado cargado para evitar goterones.

Una vez aplicada la pintura por toda la superficie, podemos pasar el rodillo transversalmente para “peinar” la superficie y eliminar posibles rastros de la primera pasada.


Si lo hacemos con la suficiente delicadeza, quedará perfecto, prácticamente como un lacado profesional.



Es normal que en la primera mano apenas se note diferencia, pues la melamina es muy poco absorbente y tendremos que aplicar una mano muy delgada de pintura.

No importa, lo importante es eso: dejar una ligera capa que servirá de base para las demás.


Tras dar esta primera mano, retiramos la cinta con la pintura aún fresca. Así la cinta no arrancará la pintura de los bordes.



Y cuando seque bien, y esto no quiere decir que se note la pintura seca al tacto, sino que haya secado a fondo –leámonos las instrucciones del fabricante- damos una lija fina que eliminará cualquier resto que sobresalga y dejará la superficie mate para que agarre mejor la siguiente capa.


Tras repetir con una segunda mano, vemos que el mueble presenta un aspecto impecable. Podemos incluso dar una tercera mano para asegurarnos la impermeabilidad de la madera y la masilla. Basta repetir el proceso: lijado fino y pintado.


Con el rodillo, dejamos la superficie prácticamente tan lisa como si se tratase de la melamina original. Un acabado estupendo.


Solo queda poner un poco más de silicona en la junta del lavabo para impedir que el agua resbale y acabe otra vez hinchando la madera ¡y tenemos un arreglo provisional… que durará muchos años!


Vemos que con un poco de paciencia y habilidad, podemos resolver problemas que parecían sin solución.


No hemos tardado mucho –de hecho, sólo cambiar el mueble ya hubiera llevado más tiempo- y el coste ha sido mínimo: un poco de masilla, un poco de pintura y un trocito de lija.


Si alguien piensa que exagero, puedo dar fe que lo he hecho en cuatro ratos: diez minutos para enmasillar, y un tiempo similar para aplicar cada capa de pintura -incluída la limpieza del rodillo-.

Y nos hemos ahorrado el problema de ir corriendo a la tienda más próxima a comprar un mueble con o sin lavabo, esperar que lo traigan, y montarlo.


Y por supuesto, si no queréis un acabado tan perfecto, basta enmasillar y dar un par de manos de pintura, sin lijar demasiado.