MONTAJE DE LOS ELEMENTOS DEL CUADRO.
Ya hemos desguazado la bici para limpiar sus piezas y para pintar el cuadro. Ahora vamos a realizar el proceso inverso: montaremos los distintos elementos… y la ensuciaremos… ¡Con el uso! Je, je ,je,
Así que, vamos a montar las piezas que podamos y llevar la bici al taller. Ya os comenté que podría haberle puesto yo mismo las fundas y cables, pero el coste de la mano de obra no es elevado y ya tengo ganas de disfrutar de mi bici “nueva”.
No está de más limpiar a fondo el cambio trasero, roldanas incluídas: ya que hemos retirado este elemento, no cuesta quitar uno de los tornillos-pasadores, sacar, limpiar y engrasar la roldana correspondiente y separar los brazos para su limpieza en las zonas internas. Podemos montar esta roldana y proceder con la otra.
El desviador trasero, por cierto, va sujeto a una pieza atornillada al cuadro mediante un circlip. Es un detalle que no mencioné antes y que puede ser interesante, ya que los cambios actuales van atornillados directamente al cuadro.
Vamos a dar un repaso a todas las piezas para dejarlas relucientes. Basta usar detergente de lavar los platos y un estropajo viejo, de desecho
Montamos la tija, la potencia, desviador trasero y el delantero (sólo apuntado, pues hay que ajustarlo a su medida)...¡Y al taller!
RESULTADO DEL PROCESO: ANÁLISIS DE LA BICI
Amig@s: ya hemos vuelto del taller, que nos han montado los cables y sus fundas. Ahora nos subimos por primera vez en esta “nueva” bici. La verdad es que da gusto verla.
El cuadro está algo soso: unas simples listas en un color que combine o unas letras, la realzarían mucho… Pero el aspecto es impresionante. Hasta el mismo mecánico parecía sorprendido del resultado.
Veo que le ha cambiado los dos frenos y son de un bonito color morado metalizado que contrasta con el azul del cuadro.
Los pedales –algo más caros de los que había escogido en principio- combinan con el manillar de aluminio y éste da una sensación de robustez… sólo el haber sustituido el manillar da a la bici un aspecto totalmente diferente.
La bici se nota realmente ligera y robusta. La cadena está algo corta porque le puse una usada de mi otra bici y se ve que ésta precisa un par de eslabones más. Esto hace que la patilla del cambio esté algo forzada… nada que no se pueda arreglar poniendo una cadena nueva con un par de eslabones más, que es lo próximo que pienso hacer –de hecho, es lo siguiente que hice: ponerle una cadena nueva-.
Me subo en ella y lo primero que noto es que el cambio va perfecto, aunque estoy acostumbrado a ver la numeración del piñón que está en uso en mi otra bici, cuyo cambio Shimano Deore permite verlo en cada momento…
Pero tras una primera dificultad inicial en la que meto el piñón más pequeño… logro cogerle el tranquillo.
Es un cambio sorprendentemente preciso para ser tan antiguo. Hace un poco de ruido frente a la silenciosa transmisión de mi otra bici… Pero bastó cambiar la cadena y poner una nueva de la longitud adecuada, para recuperar “el sonido del silencio” del rodar de la bici.
No comprendo cómo el anterior propietario tenía fijados los cambios mediante alambres en las palancas, cuando con un poco de aceite podría haber mantenido a punto estos elementos tan necesarios para una marcha cómoda, suave y eficaz.
Los frenos me han decepcionado un poco: tienen la mitad de potencia –o menos, incluso- que mis frenos de disco mecánicos. Tengo que apretar con bastante fuerza para lograr una frenada medio decente.
Supongo que tendré que acostumbrarme a apretar más las manetas. También tengo que ajustarlos un poco para que empiecen a apretar antes. Como sabéis, me gusta que el freno empiece a actuar en cuanto toco la maneta.
De todos modos, los frenos cantilever son unos frenos sencillos y fiables que han sido usados durante mucho, mucho tiempo y aún siguen en uso, aunque ya se instalen los V brake –más potentes- en las bicis nuevas. Y cuando las zapatas empiecen a adaptarse a la llanta, estoy seguro que mejorará su eficacia. En cualquier caso, siempre podemos sustituirlos por unos mejores en un momento.
Por unos 75€ hemos logrado poner esta bici rota y abandonada en una bici perfecta, que me resulta hasta más cómoda que mi otra bici, “la buena”, pues el manillar de doble altura permite una conducción mucho más cómoda para circular por ciudad.
Quedan algunos detalles: podemos instalarle el transportín original. Como está en buen estado, bastaría retirarle ligeramente el óxido con un cepillo en un par de sitios; una lijada suave por toda la superficie para que agarre bien la pintura; y podemos pintarla con una pintura plateada que hará que combine con el manillar y los pedales.
Basta atornillarlo a las vainas por la parte inferior
Y me las he ingeniado para fijarla por la parte superior mediante un perno con tres tuercas.
También podemos montarle, por qué no, un cuentakilómetros. A fin de cuentas, cuando aparquemos para comprar algo podemos retirarlo de su soporte.
Finalmente, una luz delantera y otra trasera, darán la seguridad necesaria para que seamos vistos… ¡Y evitar las multas!
Tras varias sesiones de bici, descubro que es realmente cómoda, con un cambio bastante fácil de usar (a diferencia de los cambios zone o de puño de la bici plegable), aunque no tan precisos y cómodos como los Shimano Deore de mi otra bici. También hecho en falta los ocho piñones de dicha bici… Pero nos apañamos bastante bien con seis ¡a fin de cuentas no voy a dedicarme a subir montañas! Solo a pasear e ir a comprar ocasionalmente. Y se nota la diferencia también respecto a la bici plegable en ese aspecto, ya que ésta solo tiene cinco piñones y sólo un plato, frente a los tres de la bici restaurada.
Y resulta una bici manejable, desenfadada y útil al 100% para estos menesteres.
El proceso de restaurado de esta bici ha sido relativamente breve: en un par de semanas la he tenido lista… Sin embargo, no os voy a engañar: ha sido un trabajo duro, tedioso y desmoralizante. No obstante, mi gran satisfacción es poder haber realizado este trabajo. Es bueno sentirse capaz de hacer cosas y poder afrontar un reto y superarlo...
Hemos rescatado una estupenda bici de la chatarra y hemos conseguido una “bici de batalla”, que ya teniendo una buena bici, no me hubiera comprado otra para este fin.
Puede que en vuestro caso tengáis una bici como esta… pero que precise muchos menos recambios, o que tan sólo requiera un poco de pintura. Aquí podéis ver cómo afrontarlo.
Estoy realmente satisfecho de haber puesto a punto esta bici ¡Hasta me gustaría volver a pintarla con un mejor acabado! Je, je, je.
Os animo a realizar estas tareas de bricolaje. Os entretendréis, relajaréis y disfrutaréis.
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