Amig@s:
¡¡¡Esto es una emergencia!!! La “seño” de mi hijo mayor dijo en la última
reunión para todos los padres de sus alumnos que “sería conveniente” tener en
casa un ábaco para practicar…
Todos los padres de pusieron a buscar como locos,
se mandaban mensajes diciendo dónde los habían visto y a qué precio, alguno
hasta dijo de comprarlos todos en cierto sitio, que le hacían descuento…
Nosotros
nos vamos a tomar la vida con tranquilidad, que el mundo no se acaba por
esperar un par de días y vamos a hacer en nuestro modesto taller de bricolaje
un estupendo ábaco que no va a tener nada que envidiar al que la misma “seño”
tiene en su clase.
Lo
primero, saber qué modelo es mejor. Buscando en internet, se ven los clásicos
ábacos en los que las bolas están en posición horizontal… Pero para los niños
resulta más fácil los que están en posición vertical, pues las bolas usadas se
pasan a la parte trasera donde quedan ocultas a la vista y es menos complicado
para ellos.
Hay otros verticales en los que las bolas se meten desde arriba,
pues las varillas son abiertas. El problema es, obviamente, que en dos días se
habrán perdido la mitad de las cuentas (en el mejor de los casos, Je, je, je).
Así
que vamos a hacer un ábaco de este tipo. Con las varillas cerradas. Lo
imprescindible es que tenga tres tiras de bolas…
Nosotros vamos a hacerlo con
cuatro, para que no se nos quede pequeño cuando el niño llegue a cifras
mayores.
En cualquier caso, las columnas de bolas que no se usen, basta con
pasar sus correspondientes bolas a la parte trasera y asunto solucionado.
¿Materiales?
Vamos a recurrir a materiales reciclados, con lo que no nos costará ni un
céntimo… salvo la electricidad que empleemos en las herramientas, naturalmente.
La satisfacción de hacerlo con nuestras propias manos compensará con creces
cualquier gasto. En cualquier caso, el gasto será muy inferior a cualquier
ábaco que podamos comprar.
Para
las bolas, voy a usar una vieja esterilla de asiento de coche que me donó un
familiar hace tiempo.
Sabía que podría servirme para algo… y he aquí su uso.
Son bolitas del tamaño de olivas y de forma similar, muy apropiadas para este
fin. Además, son de madera natural.
Si no os gusta el color, siempre podemos
pintarlas. Incluso vienen con el taladro central ya hecho… trabajo que nos
ahorramos.
Sí, sí, ya sé que no tod@s tenéis guardada una de estas esterillas…
Os daré después una solución económica para solventarlo.
También os daré soluciones para facilitaros el trabajo... Yo soy consciente que a veces realizo trabajos algo complejos, impulsado por el afán de perfeccionismo y las herramientas adecuadas... Pero también sé que much@s no disponéis ni de experiencia ni de herramientas para hacerlo así... No importa, a lo largo de esta entrada os iré dando sugerencias para que cualquiera que lo desee pueda hacer un ábaco. No tendrá el acabado del mío, pero será perfectamente funcional, que es de lo que se trata.
La
estructura voy a hacerla con un trozo de listón sacado de un pale y una tablita
sacada de una caja para botellas de vino, de madera.
Y
para las varillas, un resto de varillas aceradas que tengo de 3mm de grosor.
Son relativamente fáciles de manipular, pero tienen la dureza necesaria para
este uso.
Un alambre del grosor adecuado os sacará del apuro si no disponéis de varillas como las mías.
Empecemos
haciendo un diseño: medimos las bolas para hacernos una idea de las dimensiones
y ya podemos empezar a cortar las dos maderas.
Con
la madera de palé he metido la pata, pues ya cortada a su medida, me fijé en
unas estrías que traía de la hoja de sierra con el que se había cortado el
listón.
Pensaba que con la lijadora desaparecerían enseguida… pero tuve que
acabar repasando con el cepillo de mano, después lijar de nuevo…
Un trabajo
tonto que me hubiese ahorrado usando algún resto de tabla de pino, que de
hecho, tengo.
En cualquier caso, os lo comento por si os pasa lo mismo.
Yo he
hecho los cortes con la sierra circular montada en el banco de trabajo y con la
caja de corte sobre él. Salen unos cortes rápidos y perfectos. En su defecto,
podéis usar una sierra de calar, un serrucho de mano, o comprar las maderas cortadas a medida…
También
hemos cortado, ya que tenemos el banco de trabajo abierto, la otra pieza de
madera, sacada de una caja de madera para vinos.
Seguidamente,
vamos a hacer una ranura longitudinal en el centro del listón para insertar en
él la tabla vertical. Se puede hacer de varias formas: con formón y maza, con
la sierra de calar y unos orificios iniciales para introducir la hoja…
Yo he
optado por la fresadora, que hace bastante que no la uso y deja unos acabados
muy buenos. Además, después también la usaremos, como veremos.
Si
no tenéis fresadora… Siempre podéis unir la pieza vertical a la horizontal con
un par de ángulos metálicos colocados en la parte trasera.
Tened en cuenta la
longitud de los tornillos y el grosor de la madera para que no sobresalgan por
delante.
Escogiendo una tabla vertical algo más gruesa, también podéis usar
tubillones o espigas.
O bien atornillar desde abajo con tirafondos.
Pero
sigamos con la fresadora: basta medir con el calibre la distancia del borde del
patín a la fresa que vamos a usar.
Ponemos la pieza bien sujeta en el banco de
trabajo y ponemos un listón bien derecho a la medida deseada.
Tengo que hacer
dos pasadas, pues quiero hacer una ranura de 10mm, pero tengo fresas de 6mm, de
8mm y de 12mm.
Usaré la de 6mm, pero tengo que dar dos pasadas para lograr el
ancho deseado.
Por supuesto, no trataremos de hacer la ranura directamente con
la profundidad deseada. Daremos varias pasadas profundizando cada vez más. Para
eso la fresadora tiene una pieza que nos da tres profundidades. Empezamos por
hacer un surco ligero, después uno más profundo y finalmente el definitivo. Así
la fresa no sufre tanto. Podría llegar a recalentarse excesivamente, e incluso
romperse si tratamos de forzarla haciendo todo el surco de una sola pasada.
Por
supuesto, todas las medidas las realizo con el calibre y una lupa que suelo
usar para estos menesteres. Así es muy difícil que después nos llevemos una
sorpresa.
Tras
variar la distancia del listón-guía, y dar las correspondientes pasadas con la fresadora, ya podemos dar por concluida esta fase.
Vemos que la tablita encaja a la perfección en la ranura y, además, queda
perfectamente perpendicular a ella. Un trabajo profesional. Bueno… Shhhhh ahora
que nadie nos escucha… no apreté correctamente el tope de profundidad y al final
la ranura traspasó la tabla… no tiene importancia porque no se verá la parte
inferior. Además, me resultó muy útil la ranura inferior para fijar por ahí el
invento para barnizarlo, jejjeje.
Ahora
vamos a darle un mejor acabado al listón que hace de base.
Así realmente no
dice nada. Podemos, si no disponéis de herramientas, lijar los cantos o bien
pasarles el cepillo –manual o eléctrico- para hacerle un bisel que le dé un
poco de gracia.
Como yo tengo la fresadora y estoy deseando usarla, voy a coger
una fresa para redondear los bordes.
La
dificultad es que se trata de una madera pequeña. Necesitamos cierta superficie
libre para poder desplazar libremente la fresadora por el borde, pero al mismo tiempo ah de estar bien sujeta.
La solución es
coger la pieza por un extremo con las mordazas del banco de trabajo y mejorar
la fijación con un listón apretado con dos sargentos contra el banco de
trabajo, que sujete este extremo por encima y así evite que la pieza se incline
al presionar por el lado opuesto. Otra solución sería atornillar por abajo esta madera a otra mayor que sí que podríamos sujetar a la perfección.
Con la primera opción evitamos agujerear la madera.
Pues
bien, calculamos la profundidad de la fresa y vamos pasando la fresa por los
cantos procurando que la parte de la base que toca la pieza, esté bien pegada a
ella para que la herramienta esté perfectamente vertical. Si en algún momento
la fresa se ha separado un poco y no ha hecho bien su trabajo, podemos volver a
pasar sin problema. Eso sí, pasadas ligeras y rápidas o la madera se quemará y
quedará ennegrecida, pues la fresa va a muchísima velocidad.
Vemos,
nuevamente, que ha quedado muy bien.
La diferencia es notable y el acabado
profesional, pese a que no es una fresadora cara ni de marca y ya tiene su uso.
Si no tenéis fresadora y queréis redondear los cantos, podéis usar una escofina, lima, lija... Incluso podéis adelantar bastante si primeros achaflanáis los bordes con un cepillo de mano, como hice con la valla infantil.
Ahora
ya podemos hacernos una idea más clara de cómo va a quedar.
Pero
queda algo muy importante: señalar los sitios donde tenemos que insertar las
varillas. Éstas van a ir introducidas por los extremos en unos orificios que
vamos a realizar en la base.
Es crucial jugar un poco con la geometría y la
estética para lograr que quede bonito.
Yo
he puesto las bolas planteadas y veo que quedaría bien dejando unos 3.3mm en
los extremos y después poner las filas a una separación de unos 3.7mm entre ellas.
Podemos poner más o menos filas, es el momento de decidirse. Si las bolas son
más pequeñas, podemos poner sin problema una o dos filas más.
Con
un lápiz bien afilado, el calibre, la lupa y una regla, vamos pasando las
medidas, primero punteando hasta dar con las distancias adecuadas para que los
orificios de las columnas queden equidistantes.
Una vez hallada la medida, que
es de unos 3.77mm, Ya se pueden hacer unas rayas que unan las líneas delanteras
y traseras y otras dos rayas a la distancia del borde donde queramos colocar
las varillas.
Ahora
queda hacer los orificios bien derechos. Si somos capaces de hacerlos
perfectamente derechos, podríamos usar una broca del mismo diámetro que las
varillas, para que entren bien ajustadas y ni precise pegamento.
Así, si un día
nos cansamos del color de las bolas y queremos pintarlas, por ejemplo, nos
costará mucho menos esfuerzo desmontarlo. Si no os creéis capaces de hacer
derechos los agujeros, podéis usar una broca algo mayor y a la hora de colocar
las varillas, usar un pegamento con capacidad de relleno, como el epoxi, que
nos permitirá colocar las varillas en su posición correcta y definitiva
mientras endurece el adhesivo.
Y
respecto a las varillas, tenemos que calcular su longitud en recto. Pues hay
que sumar las partes que van a ir insertadas en la madera, los dos trozos
verticales y rectos y la parte curva superior. Para saber cuánto medirá este
trozo, basta medir la separación entre el orificio anterior y posterior de cada
varilla y multiplicar esta distancia por 3.14.
Para
hacer esta curva, podemos buscarnos una tapa, vaso, bote… que tenga el mismo
diámetro que la semicircunferencia que queremos hacer. En mi caso, un bote de "potitos" o comida infantil, viene perfecto.
Ponemos la varilla con
el centro justo en la mitad del molde y vamos tirando de los dos lados a la vez
procurando que se vaya doblando sólo la parte que queremos.
Yo he marcado con
rotulador azul el centro para evitar confusiones.
Podemos
hacer alguna corrección con el martillo sobre una superficie plana si se nos ha
doblado algún lado recto.
Para que queden totalmente simétricas, no sólo han de tener la misma curvatura, sino los brazos de la misma longitud.
Podemos hacernos una plantilla fijando un taco de madera al banco de trabajo a la distancia deseada del borde del mismo. Ponemos la varilla paralela al borde y con una lima marcamos justo por donde sobresale.
Repetimos con el otro lado y cortamos con una cizalla. También podéis usar una sierra para metal de mano.
Ahora viene el montaje: Ponemos
un poco de cola blanca en la tablita vertical, a la que previamente le habremos
hecho una rayita paralela al borde para saber a qué profundidad debe entrar y
para que lo haga uniformemente.
La insertamos y esperamos que la cola endurezca
un poco.
Es muy importante pasar un papel o trapo humedecido para retirar los
restos de cola, ya que vamos a barnizar posteriormente.
Podemos
realizar el acabado de las partes de madera con barniz o pintura.
Un barniz transparente
no dejará la madera con aspecto envejecido o triste. A fin de cuentas, es un
ábaco infantil. Y le dará una gran dureza, resistencia a las manchas y un
bonito acabado, que resaltará la veta de la madera.
Yo he dado tres manos muy bien estiradas de barniz transparente dando una lijera lijada entre mano y mano.
Y
terminamos el montaje: Metemos las bolitas en los alambres y los colocamos… Ya tenemos un estupendo ábaco que no tiene nada que envidiar a los que podemos
encontrar en cualquier tienda… ¡Y nos hemos ahorrado un dinerillo!
Podéis
colorear las bolas para que quede más atractivo para los niños… es más, sería
una bonita actividad coger pintura acrílica y que ellos participen en la
pintura.
Y
como os decía… la solución para los que no tengáis las bolas en cuestión… Hay
que buscarse la vida.
En comercios de todo a cien (bueno, de todo a 0.60€) y
preferentemente de los que suelen tener dependientes y trabajadores de nuestro
país (creo que queda claro a qué me refiero), podemos hacernos con un ábaco por
un par de euros.
Basta
retirarle las bolas haciendo un corte en un lateral.
Yo he cortado con la
sierra de la Leatherman justo al borde, en un solo lado.
En
otro post os mostraré cómo he logrado reconstruir el ábaco redistribuyendo las
bolas y retirando las varillas vacías… ¡Y tendremos dos ábacos!
Una actividad
entretenida, bonita y práctica ¡Sin duda nuestro ábaco no tiene nada que
envidiarle al de la “seño”¡
.