Amig@s:
Quizá os haya pasado a vosotr@s alguna vez: vais a regar las
macetas de la terraza o el jardín, lavar el coche… y necesitáis una manguera
muy larga para poder conectarla en un grifo del interior, quizá del baño o
cocina… Un grifo colocado más cerca de donde lo precisamos haría menos
engorrosa la labor de coger agua.
En mi caso, se trata de un pequeño patio
donde nos interesa una toma de agua para poder baldearlo, ya que en él se
acumula suciedad, como polvo, excrementos de aves… y un manguerazo de vez en
cuando lo deja otra vez impecable.
En mi caso lo tengo muy fácil… tengo unos
tubos de acometida de agua a la vista… Si no es vuestro caso y tenéis las
tuberías ocultas, habría que detectar su ubicación exacta con un detector de
metales, abrir con cuidado la pared hasta dejar un palmo de tubo a la vista y
ya podríais proceder como en el post. Después un poco de mezcla y pintura
dejarán el desaguisado solucionado.
Vamos a empezar decidiendo el lugar donde
vamos a montar el grifo. Da igual si la tubería va vertical u horizontal. En mi
caso, queda muy a mano en un tramo horizontal y por eso instalaré ahí el grifo.
Con la radial y un disco de corte para metal
delgado, procedemos a hacer el primer corte ¡Ojo, antes hay que cortar el agua!
El cobre es delgado y fino y se hace en un instante. Solo hay que tener cuidado
de hacerlo lo más perpendicular que podamos y de no rozar la pared para no
dañarla innecesariamente.
Planteamos la pieza que vamos a soldar, que
no es más que una pieza en forma de T que unirá las dos partes del tubo que
acabamos de cortar y en la toma libre tiene una rosca para atornillar el grifo -en la foto, por cierto, está atornillado-.
Hay que tener en cuenta, a la hora de hacer
el segundo corte, que la separación que hemos de dejar no es la de los extremos
de la pieza, sino que sólo hay que descontar la parte central, ya que los tubos
entrarán dentro de la T un poco.
Pues bien, ya con la medida tomada, hacemos
el segundo corte procurando que el trozo que va a quedar libre salga despedido
hacia abajo, manteniendo la radial por la parte superior. Asi evitamos
incidentes.
El tubo de cobre, en mi caso, está pintado…
Es imperativo que estén libres de suciedad e impurezas y la pintura tampoco es
lo más idóneo para soldarlos. Así que hemos de retirar en los extremos toda la pintura. Lo normal es
usar lija o lima…
A mí me pilló por sorpresa y no tenía estos accesorios, pero
sí me acompañaba mi fiel compañera de bricolador: mi multiherramienta
Leatherman Surge.
Usando su estupenda lima de metal logro en un par de minutos
dejar los dos tubos sin restos de pintura en sus extremos.
Por supuesto,
también hay que retirar la que quede en la parte posterior. Si al cortar ha
quedado alguna rebaba, podemos también repasarla fácilmente con la lima.
Como los tubos tenían agua antes de
cortarlos, es posible que todavía quede algo, sobre todo si tienen un poco de
pendiente.
El agua en el interior puede complicarnos
extraordinariamente la soldadura, pues impide que el cobre alcance la
temperatura necesaria para derretir el estaño, con lo que si no retiramos esta
agua, tendremos que calentar hasta evaporarla toda. Es mucho más práctico usar
un tubito de plástico. Lo introducimos un buen trozo y soplamos y después
aspiramos para dejar todo ese tramo vacío.
Ya os comenté en otra ocasión que
otra forma sería abrir un grifo de la instalación que esté bajo,como el bidet,
y soplar por el tubo para que el agua salga por el grifo… Pero este método
también funciona.
Ya libres de goteos, podemos rematar la tarea
de limpiar los extremos del tubo de cobre. Lo mejor que he empleado para ello
es la lana de acero, que deja el tubo reluciente. Es conveniente usarla incluso
para soldar tubos nuevos que aparentemente están limpios.
No olvidemos pasar la
lana de acero también por la parte de detrás. Con frecuencia las soldaduras fallan
por no tener cuidado al limpiar bien las superficies.
Y ya solo queda un paso antes de soldar:
poner decapante. Yo sólo suelo ponerlo en los extremos del tubo de cobre, pues
al insertar la pieza en ellos, ésta también se pringará de decapante.
No es
preciso poner mucho,
pero si no tenéis experiencia, mejor que sobre que no que
falte. Untad bien todo el tubo alrededor del extremo.
Insertamos la pieza en forma de T y nos
aseguramos que el tubo de cobre entra a tope en cada lado de la pieza. Si el
tubo no da juego para que entre del todo, tampoco pasa nada si hacéis una buena
soldadura, pero es lo ideal.
Y, por supuesto, nos aseguramos que la boca libre
de la T, donde vamos a poner el grifo, quede bien derecha. De lo contrario, nos
encontrarmos al poner el grifo que éste queda hacia arriba o hacia abajo (o
hacia un lado si lo ponemos en una tubería vertical).
Y, aunque yo no lo he hecho en este caso, lo
conveniente es poner una chapa en la parte trasera para preservar la pared del
calor de la soldadura. En mi caso he usado el soplete con precaución evitando
darle a la pared y ésta ha de ser pintada en breve… Pero aún así se ha ensuciado.
Podéis evitarlo fácilmente de esta manera.
Pues bien, ya con la posición tomada, pasamos
a soldar.
Nos hacemos con el soplete y el estaño y
calentamos bien la pieza y el lado del tubo que vayamos a soldar primero. Lo
más normal es que aún quede humedad dentro del tubo y por eso tarde un poco…
Pero pronto veremos que se derrite el decapante y el cobre cambia de color.
Es
el momento para retirar un momento la llama del soplete y derretir un poco de
estaño en la unión del tubo y la pieza. Tras comprobar que el estaño se funde
bien, podemos calentar un poco más y añadir un poco de estaño.
No es necesario,
pues el estaño entra por capilaridad entre las dos piezas soldándolas, pero a
mí me gusta asegurarme y ver que el estaño rebosa.
Eso sí, tampoco os paséis
con el estaño o éste se introducirá dentro del tubo o la pieza y disminuirá la
sección interna, dificultando el paso del agua.
Repetimos en el otro extremo de la T, que
como ya está caliente tardará mucho menos en coger la temperatura necesaria.
Mientras se enfría todo, podemos ir poniendo
cinta de Teflón en la rosca del grifo. Esto garantizará la estanqueidar de la
junta.
Para hacerlo, vamos dando vueltas lo más
apretadas que la cinta de teflón resista y en el sentido de roscado del grifo,
para que al atornillar éste, la cinta se apriete.
Dicho de otro modo: ponemos
la cinta en sentido antihorario o giramos el grifo en sentido horario para
ponerle la cinta. Espero que quede claro.
Hay que dar bastante vueltas… Cada uno tiene
su truco, o un número concreto de vueltas.
Yo simplemente, me fijo en la rosca
del grifo sobre la que estamos poniendo la cinta. Cuando ya dejemos de ver las
estrías de la rosca, es que hay suficiente cinta.
Colocamos el grifo en su posición y
atornillamos a la T. cuidado que el tubo puede estar muy caliente aún. Si no se
ha enfríado aún, mejor esperar un poco.
Lo atornillamos. Debe entrar muy justo. A
veces incluso es preciso usar una llave o alicate para ponerlo. No es preciso
enroscarlo hasta el fondo.
De hecho, lo ideal es dejar sin dar la última vuelta
para que podamos dejar el grifo con el caño bien orientado hacia abajo.
Si os
habéis pasado y os falta un poco para llegar a esa posición, podéis tratar de
apretar con una llave… pero lo que jamás hay que hacer es desenroscar el grifo
un poco, pues se estropearía la junta de Teflón y habría que repetir el proceso
de volver a colocarla retirando previamente la vieja.
Abrimos la llave de paso para comprobar que
las soldaduras no tienen fugas de agua, que tampoco las hay en la unión de la T
y el grifo y que éste funciona bien.
Finalmente, aprieto las dos bridas que
fijaban el tubo a la pared y que había soltado para poder separar ligeramente
los tubos y así tener mejor acceso.
Estas bridas por cierto, es muy importante
colocarlas si no las tenéis. Darán una gran firmeza al grifo y evitarán
deterioros en los tubos.
En mi caso, tengo una a cada lado del grifo y basta
con aflojarlas antes del trabajo y apretarlas después.
Este trabajo lo he realizado en menos de una
hora y podéis verlo en Youtube, donde he subido el vídeo con las explicaciones.