Amig@s:
Ya
sabéis que estoy restaurando mi moto.
Los años no pasan en balde y las piezas
van sufriendo pequeños arañazos y roces que con el tiempo se convierten en
zonas oxidadas.
Si no tratamos estas piezas de hierro, acabarán perdiendo su
funcionalidad.
Para pintar estas piezas he usado una pintura
de calidad que se puede aplicar incluso sobre el óxido. Aunque lo recomendable
es dar primero un convertidor de óxido y/o imprimación.
Lo cierto es que no lograba con la brocha un
buen acabado, ya que la pintura al ser espesa y tener un secado muy rápido, se
quedaba con las marcas de las cerdas.
Probé a diluir la pintura… Pero aún así
quedaban rayas y por mucho que peinase la pintura (dar con suavidad en sentido
transversal a la pasada anterior), el resultado era malo.
Recordé que, en alguna ocasión que tenía el
mismo problema con el barnizado de la madera, usaba muñequillas caseras en vez
de paletina.
Las hacía con un palito de los usados para elaborar los pinchitos
morunos o brochetas, cubría con una bolita de algodón el extremo y lo cubría
con tela. Finalmente, ataba con hilo la tela y cortaba el sobrante.
Daba muy
buen acabado, aunque en este caso necesitamos más precisión para entrar en las
esquinas y recovecos.
Así que he tirado de la imaginación y los recursos…
y he pensado que podría hacer algo similar con un material que ya he usado
otras veces para otros menesteres: espuma de las que se encuentran en los
embalajes. Tambien he usado un retal de tela de una camiseta vieja, alambre y
cinta de celofán.
Con la cuchilla de mi Leatherman Surge he
cortado un cuadrado de este material, he doblado un alambre por la mitad y lo
he retorcido un poco para darle forma.
He clavado las dos puntas del alambre en
la espuma… y ya está la muñequilla lista.
Problemas:
Que en cuanto empezamos a pintar el
alambre termina de atravesar la espuma y tenemos que estar continuamente
sujetando la espuma para evitarlo.
En segundo lugar, la espuma es ligeramente rugosa
y, aunque mejora el acabado respecto a la paletina, sigue dejando marcas.
Así que he dado con la solución perfecta:
hacer algo similar a lo anterior, pero haciendo un doblez extra al alambre con los alicates de mi Surge, que
sirva de tope para que no penetre más de la cuenta en la espuma… Y cubrir la
espuma con una tela de algodón suave (camiseta, sábana…).
Para esto, basta rodear la espuma dejando que
sobre un poco. Como en principio no es retutilizable, no vamos a esmerarnos
mucho en el acabado y con celofán he dado varias vueltas para que conserve la
forma. También podéis usar alambre, cuerda, hilo, goma elástica...
Seguidamente, cortamos la tela sobrante con
tijeras.
En mi caso, he vuelto a recurrir a mi Leatherman Surge.
Y para evitar
que el sobrante de tela quede tieso, podemos terminar de rematar con un poco
más de celofán.
Tras dar una ligera pasada de lija a las
piezas, he pasado el invento con pintura ligeramente diluida en disolvente… Una
maravilla.
Deja un acabado casi perfecto.
Además,
podemos acceder a los recovecos por la flexibilidad de la espuma; peinar (que
en este caso ya no quedan rayas); e incluso añadir en algún punto donde nos
hayamos pasado con la lija una capa algo más gruesa de pintura, ya que nos
permite aplicar la pintura en capas muy, muy finas o más gruesas, según lo
requiera la pieza.
Tanto la espuma como la tela, absorben algo
de pintura, con lo que permiten el acabado que deseemos.
Lo realmente importante es dejar inicialmente la pieza sin restos de grasa ni suciedad, y lo más lisa posible antes de pintar. Yo he limpiado con disolvente y dado una pasada de lija, tras la que he pasado un trapo para eliminar el polvo.
Espero os sirva... Voy a dar otra mano.
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