Valla
provisional para puerta 2. Parte primera
Amig@s: Ya os mostré una forma sencilla de
fabricar una valla para que el niño no se nos cuele en una habitación
potencialmente peligrosa cuando no estamos pendientes de él… El resultado ha
sido más satisfactorio aún de lo que pensaba: podemos tener el niño más vigilado
y protegido de su incansable curiosidad.
La valla ha aguantado perfectamente
los primeros embates de la criatura… e incluso nuestras primeras patadas hasta
que nos hemos acostumbrado a saltar por encima limpiamente… y el sistema es,
como digo, 100% eficaz.
Cuando estamos pendientes, se puede retirar en un
instante retirando el bloqueo del pestillo superior, que tuve que instalar de
emergencia, también ha sido muy práctico y eficaz, aunque mejorable.
Ahora quiero hacer otra valla para otra
habitación de riesgo potencial: el cuarto de baño. No tiene cuchillos, ni
basura… Pero sí champús, cremas, las piezas del baño son muy duras; y el niño
podría resbalar y darse un buen golpe…. Y el grifo del bidé, que gusta de abrir
y ponerlo todo perdido de agua –incrementando el riesgo de un resbalón-.
Podríamos
poner un armario para los productos de aseo, idear un protector para las duras
piezas de porcelana, para bloquear el grifo del bidé…
Pero, como pasaba con la
cocina, va a ser más complicado hacer todo esto, que sencillamente colocar una
valla en la puerta que podremos retirar cuando estemos pendientes y así el niño
pueda acceder a todos estos objetos y poder enseñarle cómo utilizarlos cuando
tenga edad suficiente…
Pero esta vez quiero ir un poco más allá y
usar otro método para hacer la valla. Seguramente os pareció muy curioso cómo
hice la primera valla… aunque much@s pensaríais que con la sierra circular
incorporada al banco de trabajo estaría chupado… pero que vosotr@s no disponéis
de estas cosas. Así que ahora usaremos herramientas sencillas: gramil,
martillo, formón, sierra de mano, cepillo de carpintero de mano… Al alcance de
cualquiera, vamos.
También os mostré que podíamos hacer una
ranura en los largueros para insertar los travesaños. Ahora voy a ponerlos
mediante una unión muy usada en carpintería: caja y espiga.
Esta unión consiste en hacer una caja u
orificio en el que entre encajado el listón con un rebaje en el extremo que se
introduce en el orificio anterior. Un poco de cola hará que quede realmente
fuerte.
Es más laborioso. Pero personalmente, he
disfrutado mucho haciéndolo. Os digo desde ya que es la primera vez que lo
hago. Así que no sé si seré un buen maestro ni si dominaré la técnica… pero sí
que os puede servir de orientación y, como siempre, os comentaré algunos trucos
que he descubierto.
Empezamos, como en la valla anterior,
cortando los largueros y travesaños de unas tablas de palés mediante la sierra
circular fijada al banco de trabajo. Os podéis ahorrar trabajo si compráis
listones ya cortados. Yo he preferido usar madera reciclada.
Ahora vamos a empezar a trabajar en los
largueros.
Ya los tenemos cortados al grueso y ancho
deseado y sólo faltaría cortarlos de largo. Pero eso lo dejaremos para el
final.
De momento, vamos a hacer dos líneas
paralelas que delimitarán el ancho de las cajas.
Usaremos una herramienta que ya vimos en otro
post cuando la restauré y que no os he mostrado en demasiadas entradas: el
gramil.
Como vamos a usar un formón de 8mm para abrir
las cajas, tenemos que señalar una zona de 8mm lo más centrada posible en los
largueros, que también he sacado de un palé.
He cometido un primer fallo al querer hacer
las marcas deprisa y el resultado es que hay varias líneas. Como se suele
decir: mide dos veces, corta una. Yo he hecho varias marcas y eso repercute en
el resultado. No obstante, me apremia terminar la valla y no quiero lijar la
madera para borrar las marcas o preparar otra madera. Es muy importante, y por
eso lo recalco, que midáis lo mejor posible.
Tras pasar un buen rato con el pie de rey y
la lupa para medir con la mayor exactitud posible, he llegado a la conclusión
que lo más rápido y efectivo es situar el borde del formón centrado en la
madera, a ojo, y tomar como referencia para graduar el gramil el espacio que
queda entre el formón y el borde.
Demasiado tarde para mí… pero como os decía,
quiero mostraros mis errores y mis aciertos para que aprendáis conmigo. Si no
estáis seguros de que el gramil esté bien graduado, podéis iniciar la marca
sólo en el extremo, por la zona que sobra y que después hemos de cortar.
Ahora, justamente, vamos a hacer eso: ver
cuánto hay que retirar de los extremos.
Los ponemos paralelos y trazamos una línea
transversal en ambos, con ayuda de la escuadra, para que las marcas coincidan
en ambos y podamos usarlas de referencia más adelante.
Como tengo los escantillones de la otra
valla, que usé para darle la misma separación a los travesaños, voy a usarlos,
junto con uno de los palos que tomaré como referencia para ir planteando los
travesaños y los separadores con vistas a que queden los travesaños bien
centrados y quede el mismo espacio libre entre los travesaños de los extremos y
el borde del larguero.
Un par de pruebas bastan para saber que debemos dejar un
espacio de 38mm a cada lado.
Ahora Pasamos a marcar todos los cajeados.
Dejamos libres los primeros 38mm de larguero
y ahí hacemos una pequeña marca con el formón o el pie de rey, si lo habéis
usado para medir. Ponemos la escuadra para hacer de guía y con el formón
hacemos una marca. No es preciso marcar mucho, basta un ligero apretón que nos
permitirá ver dónde empezaremos a hacer la caja.
Eso sí, es muy importante
tener el formón bien vertical y siempre, siempre con el bisel del mismo hacia
la zona donde queremos retirar la madera, o sea el cajeado.
Marcamos también el
lado opuesto de la caja y pasamos a la siguiente…
Una vez marcados todas las cajas de un
larguero, vamos a proceder a hacerlas.
Si no tenéis demasiada experiencia, os
aconsejo empezar haciendo una en un extremo que vayáis a desechar, como he
hecho yo. Así os familiarizáis con la madera y os saldrán mejor sin estropear
ninguna caja.
Y empezamos: tomamos como referencia las
marcas que hicimos. Podemos empezar a hacer las cajas un poco más pequeñas, o
sea, por dentro de las marcas. Pues al ser una madera muy blanda, el formón
tiende a desplazarse un poco y salen las cajas ligeramente mayores, más largas.
Así siempre podremos recortar para agrandar un poco el cajeado cuando ya esté
terminado. Si queda grande, el resultado será más feo, tendremos que enmasillar
y también quedará más debilitado.
Pues bien, como digo: volvemos a poner el
formón con el bisel hacia la caja y esta vez profundizamos más. Yo he usado
para golpear el martillo de puntas de nylon. También puede serviros una simple
maza de madera ligera, como una que yo suelo usar y que servía, originalmente,
para ablandar la carne. Es perfecta porque no golpea muy fuerte, ya que el
formón es fino y la madera blanda.
Una vez hechas las dos marcas que delimitan
el largo de la caja, ponemos el formón a dos o tres milímetros de la marca del
lado izquierdo, inclinado unos 35º hacia la derecha y con el bisel hacia arriba
y damos un par de golpes, a dos o tres milímetros a la derecha de esta marca,
repetimos… y así hasta llegar a unos 3mm de la marca de la derecha.
Es muy importante, obviamente respetar las
marcas del gramil, que delimitan el ancho del cajeado y, también evidentemente,
mantener el formón lo más perpendicular que podamos, en el sentido lateral, naturalmente.
La inclinación se la damos sólo en el sentido de la caja.
Y no tiene más secreto: colocamos el formón
donde hemos hecho la última incisión y colocado con bastante inclinación, casi
horizontal, vamos dando golpecitos y toda la madera va saliendo limpiamente.
Volvemos a profundizar en los extremos y
repetimos el proceso hacia el lado contrario... Sale una caja perfecta.
Siempre
conviene dejar sin tocar las líneas que marcamos, de modo que la caja quede
ligeramente dentro de sus límites, cosa que podemos hacer al final. Así no estropearemos
accidentalmente los extremos.
Una vez hecha la caja, podemos comprobar la
profundidad y el tamaño.
Es muy sencillo agrandarla un poco o repasar alguna
zona que haya quedado más gruesa o con alguna astilla, usando el filo del
formón como una cuchilla, sin tener que usar la maza o el martillo.
Una vez terminado el cajeado de un larguero,
marcamos el otro. Para ello, los ponemos paralelos haciendo coincidir las
marcas que hicimos al principio y con la ayuda de la escuadra, vamos pasando
las marcas del formón del primer larguero al segundo.
Este proceso, que parece muy laborioso, se
hace en un par de horas. Y eso que es la primera vez que lo hago. Con
experiencia se puede hacer en mucho menos.
Eso sí, es muy gratificante ver cómo
podemos hacer estas perforaciones que siempre me habían inspirado un gran
respeto por considerarlas muy complicadas de realizar.
Por supuesto, los carpinteros profesionales
usan herramientas más especializadas para realizar el trabajo en unos
instantes: unas fresas especiales que hacen el trabajo rápidamente. Pero el
método que os he dicho, es el tradicional, el que se empleaba antes de
inventarse la electricidad. Y no precisa costosas herramientas.
Vamos a proceder ahora a pasar el cepillo de
carpintero por los cantos para dejarlos bien redondeados. En el larguero
superior redondeamos las cuatro aristas. En el inferior, basta con las aristas
superiores. El proceso es idéntico al que seguimos en la otra valla.
Ahora tenemos que cortar los travesaños para
dejarlos a su longitud definitiva. Hay que tener en cuenta que las espigas, o
sea las zonas rebajadas que entrarán en las cajas, van dentro de los largueros
y es un espacio que hay que descontar para que la altura de la valla no sea
menor del deseado.
Pero esto es tema de otro post.
Os mostraré
algunos trucos para que los listones salgan bien derechos al cortarlos con la
sierra de mano y también os mostraré cómo realizar fácilmente las espigas que
entrarán en las cajas que hemos realizado.
Será un trabajo sencillo, rápido y
nos dejaremos la valla montada en un santiamén…
¡Os espero!
.
Hola Carlos!
ResponderEliminarYa andamos de nuevo por aquí!
Te tenía que haber conocido cuando mi Rake era pequeñita,que era imposible con ella,tenía una gran curiosidad y vitalidad y las vallas me hubieran ido de maravilla para mi pequeña duendecilla.
Un gran post que muchos y muchas te agradecerán.
Te paso a face,twitter y todo a donde pueda,que siempre es un orgullo seguir tus post.
Saludinos
Carmen
Hola Carmen: Me alegra que el post te parezca útil. Es un placer tener una seguidora como tú... Y muchísimas gracias por divulgar el post. Las cosas buenas hay que darlas a conocer, jejejeje.
EliminarBesos