Reparación de microondas de convección:
Amig@s: Hoy vamos a enfrentarnos a un
problema realmente serio: se nos ha estropeado el horno… En realidad, es un
microondas con convección, de modo que puede usarse como un horno eléctrico, como
microondas y ambos a la vez de modo combinado.
Un aparato realmente interesante
para los que no tengáis demasiado espacio en vuestra cocina para tener horno y
microondas por separado.
Además, permite combinar las funciones del horno con o
sin gratinador, con las del microondas, pudiendo hacer platos en un tiempo
récord.
Una pizza de unos 800gr está lista en unos diez o doce minutos… Y si la
cortamos en porciones y la congelamos, puede descongelar un par de porciones en
dos o tres minutos y dejarla como recién hecha… una delicia.
Pues bien, llevábamos con este aparato más de
diez años y jamás nos dio problema alguno… hasta que nuestro hijo pequeño entró
en acción con su incansable curiosidad y sus ansias de manipularlo todo.
Al principio, notábamos que a veces estábamos
calentando algo en la función de microondas y de repente se cambiaba solo al
gratinador superior o inferior… Pero llegó un momento en que ya era imposible
seleccionar la función. Ha llegado la hora de reparar el aparato… si es que se
puede.
Antes de empezar, pido disculpas por la
extensión de esta entrada… Imagino que si os ocurre algo similar a vosotr@s,
agradeceréis las explicaciones con fotos y todo lujo de detalles.
Lo primero es retirar el aparato del su
lugar, retirando los embellecedores que ocultan los tirafondos que sujetan el
marco.
Una vez desatornillados éstos, ya queda el marco libre y basta
desenchufar el aparato de la pared y sacarlo.
Lo colocamos sobre una mesa donde
podamos manipularlo cómodamente.
Empezamos por acceder al panel delantero. Es
un trabajo arduo –para hacerlo por vez primera- y más sin haber abierto nunca
este aparato:
Hay que desmontar la carcasa trasera que protege el ventilador.
Y
la carcasa que recubre los laterales del horno… que se resiste pese a haber
retirado todos los tornillos.
Y es que cuenta con un sistema de pestañas
similar a las tapas de un Pc, que hay que desplazar un poco hacia atrás para
poder liberar la chapa.
Finalmente, nos encontramos ya con la parte
trasera del panel de mandos frontal, llena de cables y conexiones de todas clases y colores…
No nos desanimemos:
nos armamos de papel y lápiz y vamos anotando todas las conexiones con los
cables correspondientes, sus colores y el orden en que están puestos.
Vamos
retirando poco a poco los cables.
Las conexiones en bloque se suelen retirar
fácilmente presionando una pestaña lateral que tiene la pieza plástica del mismo.
Las conexiones metálicas individuales no se resisten con el alicate de nuestra
fiel Leatherman.
Finalmente, retiramos un tornillo que
permitirá que el frontal salga desplazándolo ligeramente hacia arriba.
Si no os
resulta accesible vuestro destornillador, siempre podéis usar el truco de coger
la punta de destornillador adecuada al tornillo con unos alicates grip, como
los de mi Leatherman Crunch.
Nos encontramos por la trasera un circuito
integrado que debemos retirar.
Son unos tornillos puñeter… bastante trabajosos,
pues son de estrella, pero los destornilladores Phillips convencionales son
grandes y los de precisión resultan pequeños y no hacen suficiente fuerza…
Mi nuevo destornillador (un regalo de los
Reyes Magos) Tiene la punta adecuada, pero os mostraré un truco que ya me ha servido
en varias ocasiones:
tomo un destornillador de precisión plano que encaje lo
suficiente y para poder hacer fuerza sin forzar la pieza, lo sujeto con un
alicate grip. En este caso nuevamente el de mi Leatherman Crunch.
De este modo,
puedo presionar ligeramente para que la punta del destornillador no resbale y
puedo girar haciendo buena palanca gracias al alicate. Al quedar éste fijo al
mango del destornillador, no tengo que preocuparme de estar apretando más o
menos. Queda fijo hasta que lo retiremos.
Tras quitar los tornillos de este primer
circuito integrado, lo levantamos con cuidado, pues todavía está sujeto por
varios cables al panel frontal.
Y nos encontramos con otro circuito, que es adonde
van los botones y mandos del panel.
Retiramos los tornillos del circuito del
mismo modo que el anterior y lo sacamos.
Ya queda por un lado el panel frontal
con los botones y la trasera del circuito integrado a la vista… con la pieza
estropeada perfectamente visible: es un potenciómetro.
Se aprecia claramente
que la patilla tiene bastante holgura lateral.
Es casi seguro que si
sustituimos esta pieza, lograremos repararlo.
Lo primero es contactar con el Servicio
Técnico para ver si podemos comprar esa pieza…
No todos suelen vender repuestos
a particulares… Pero en este caso, he tenido suerte.
Me han mareado un poco,
pero por fin he conseguido la pieza por unos 13€.
Para este trabajo, a diferencia de lo que hemos realizado anteriormente, que bastaba con nuestra Leatherman y poco más; precisamos un soldador que
no dé demasiada temperatura, Flux (puede ser en pasta, pero yo prefiero el
líquido), malla para desoldar fina (la mía era demasiado ancha y me dio
problemas), una cuchilla estrecha para raspar, alcohol y paño, lupa…, y
paciencia.
Lo primero que he hecho es limpiar bien las
terminales del potenciómetro nuevo, que tiene las patillas recubiertas de
pintura roja, imagino que para evitar que el aire pueda oxidar la capa de
estaño que las recubre. Si no limpiamos bien, la soldadura no agarrará y la
reparación no resultará.
Para ello recurro a una varilla de las que
suelen verse en la calle tras caerse de los vehículos de limpieza.
Son de acero
flexible y con un buen afilado en bisel nos permiten trabajos precisos como
éste.
También podéis usar unas cuchillas de modelismo, por ejemplo.
Es imprescindible
usar la lupa y poner la patilla con la que estemos trabajando bien apoyada, o
se doblará.
Seguidamente, hemos de retirar la pieza
estropeada del circuito al que está soldada.
Para ello, se suele recomendar
poner un poco de flux en la parte trasera de la pieza, por donde sobresalen las
puntas de las patillas, y añadir un poco más de estaño, que permitirá después
que el calor se distribuya mejor y se pueda retirar todo de una vez.
Pasamos a poner bastante flux en la malla de
desoldar por el extremo que vayamos a usar.
Esta malla absorberá el estaño
dejando la pieza suelta del circuito integrado donde está soldada.
Para ello,
vamos poniendo la malla sobre las zonas con estaño y con cuidado ponemos el
soldador sobre ella, de modo que el calor atraviese la malla, funda el estaño y
éste pase del circuito a la malla.
Se facilita la tarea si vamos desplazando la
malla y el soldador por toda la soldadura.
Como os decía, mi malla es demasiado ancha,
realmente excesiva para este delicado trabajo.
Hasta he tenido que cortarla longitudinalmente
en dos con unas tijeras para hacerla más manejable…
Pero por fin logro eliminar
todo el estaño aplicando sucesivamente en todas las zonas donde se ve que la
patilla está unida al circuito…
Hasta que vemos que moviendo suavemente la
pieza, ésta se libera.
No os preocupéis si ha quedado el circuito impreso muy
sucio… Aplicamos un paño suave con alcohol –de farmacia, de 96º- que retirará
todos los restos de flux quemado y seco rápidamente. Es muy importante esta
limpieza.
Seguidamente, metemos la pieza nueva ¡Ojo, en
el mismo sentido de la otra, no al revés! Je, je, je. Y ponemos un calzo por detrás que
mantenga la pieza bien apoyada en el circuito. No queremos que se quede torcida
y después no encaje bien en el mando del horno.
Retocamos ligeramente alguna
patilla que se haya movido con la limpieza que le dimos inicialmente si es preciso
para que encaje en los orificios.
Aplicamos nuevamente flux en las patillas,
con moderación, que el circuito está limpio y las patillas también… ponemos con
mucho cuidado un poco de estaño en cada unión de la patilla con el circuito
mientras calentamos con el soldador.
Esto es muy delicado, pues si nos pasamos
con el estaño se pueden unir dos pistas o dos patillas entre sí.
No obstante,
si esto ocurre, siempre podemos recurrir nuevamente a la malla desoldadora para
retirar el exceso.
Un apunte: también hay unos lápices para
desoldar, que son una especie de jeringa metálica cuyo émbolo se abre
bruscamente succionando el estaño fundido… Es otra opción, aparte de las
estaciones de soldadura profesionales, que ya tienen un sistema de succión
accionado por motor… pero ya es otra historia y, sobre todo, otro precio. No
interesa para quien hace una reparación ocasional en casa.
Finalmente, volvemos a limpiar con un paño y
alcohol. Podemos ayudarnos de un pincel con cerdas duras que facilite la
limpieza en zonas estrechas donde las soldaduras estén muy juntas y no permitan
que el paño pueda entrar.
Y solo queda realizar el montaje siguiendo
los pasos en orden inverso.
El horno ha quedado como el primer día
–bueno, menos los dibujos que traía en el frontal, que hace mucho se borraron-.
Al menos funciona bien y nos permite seguir haciendo deliciosos platos…
La
reparación ha salido por 13€ de la pieza y 3€ de la malla de desoldar, que es
la primera vez que la usaba y no disponía de ella…
No está mal teniendo en
cuenta el precio de estos aparatos en el mercado, ya que son la gama más alta
de microondas.
Eso sí, os recomiendo si os decidís por uno
de estos aparatos… que lo compréis de buena marca. Obviamente, será más caro
que uno de “la marca de la patata”. Y seguramente funcionarán exactamente igual
el caro que el barato… Pero cuando os surja cualquier problema…Haber quién
encuentra una pieza para el aparato sin marca conocida. Y este electrodoméstico
es una verdadera inversión por el tiempo y energía que ahorra.
Puedo deciros que ésta es una de las
reparaciones que más satisfacción me ha proporcionado, casi más incluso que las
muchas que he realizado en mi lavadora.
He aprendido a desoldar y soldar en
circuitos impresos y os brindo este conocimiento para que también vosotr@s
podáis realizar vuestras pequeñas reparaciones.
No pretendo quitar trabajo a
los talleres de los Servicios Técnicos… Hay muchas reparaciones en las que sí
es preciso su diagnóstico y su trabajo especializado… pero no es menos cierto
que hay otras –como ésta en que conocíamos el problema y la solución- en las
que sí que podemos ahorrarnos unos eurillos.
Finalmente… un truco para evitar que nos
vuelva a ocurrir este problema: Para evitar que el niño pueda tener fácil
acceso a los mandos, he recortado y doblado un trozo de cartón.
En realidad es una
bandeja de las que se pueden obtener en pastelerías cuando compramos algún dulce
para llevar.
Le he dejado un lateral liso recortando con la tijera y le he
practicado con las mismas unas incisiones perpendiculares a este lateral.
De
este modo, queda perfectamente encajado en la rejilla embellecedora y cubre
perfectamente los botones. Al menos, en un descuido ocasional el niño no
atinará a darle a los mandos. Y para cuando pase un poco de tiempo, ya será más
mayor y podrá manipularlo con más delicadeza.
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