Los baños de contraste. La recuperación tras
la lesión.
Amig@s: Ya os comenté la lesión que tuve en
la mano, que me obligó a llevar durante un mes férula y a mantener el brazo en
cabestrillo…
Como bien sabréis los que habéis sufrido un
esquince, fractura u otra lesión que os ha obligado a usar cabestrillo durante
bastante tiempo, la mano tiende a hincharse al retirar el cabestrillo, es como
si no fuese capaz el sistema circulatorio de hacer subir de nuevo la sangre
hacia el hombro y quedara ahí estancada, provocando la hinchazón, a no ser que
se procure mantener la mano elevada.
Desgraciadamente, al retirarme el
cabestrillo, no me lo dijeron y se me puso la mano como una bota –Más bien como
un globo, jejejeje-. Pero por suerte, un par de días después me atendió la amable
doctora de rehabilitación que me recomendó hacer baños de contraste. Y Ahí es a
dónde vamos a parar hoy en esta entrada…
¡Os aseguro que un mes de inmovilidad total
os deja la mano completamente tonta, o sea, sin fuerza y con movilidad bastante
reducida! Se os hinchará simplemente por dar un paseo con la mano hacia abajo y
se os descamará la piel de toda la zona… vamos, una alegría.
Los baños de contraste son muy buenos para
los problemas circulatorios e inflamatorios de las extremidades, como los
sabañones, cuyo mejor remedio o prevención es hacer este proceso antes de la
llegada del frío, para entrenar el sistema circulatorio.
Pero…¿Qué son los baños de contraste? Pues,
sencillamente alternar baños de agua caliente y fría, de modo que el calor
dilate las venas y el frío las estimule a contraerse.
Esto las flexibiliza y
hace que se reduzca o elimine la inflamación.
También facilita el aporte de nutrientes
en zonas con poco riego sanguíneo y la eliminación de sustancias de deshecho, favoreciendo
la regeneración de tejidos dañados… Y os aseguro que funciona (mirad el enlace de terapias naturales).
El problema es que no encontraba en mi casa
dos ollas lo suficientemente grandes para meter la mano hasta la mitad del
brazo, Y para calentar y enfriar esa cantidad de agua, precisaba tiempo y
bastante hielo, respectivamente…
Veréis, no hace falta que el agua caliente
esté hirviendo, ni la fría a 0ºC… Pero sí es necesario que haya diferencia de
temperatura y calentar y enfriar dos ollas grandes se lleva su rato y hace
que resulte muy pesado –en las dos acepciones: por el peso de las ollas y por
lo aburrido que resulta esperar-. Yo he encontrado un sistema sencillo y rápido que os
puede ser útil si os ha pasado algo similar.
En principio, busqué dos recipientes altos y
estrechos, para minimizar la cantidad de agua usada y que así ésta se enfriase
con unos pocos cubitos de hielo o se calentase rápidamente en un cacillo al
fuego.
Así que con mi Leatherman –en este caso he usado
la pequeña Juice- En un momento preparo dos recipientes a partir de dos
botellas de refresco de dos litros: retiro la etiqueta cortándola con la
cuchilla y separándola. (Como véis, el filo hacia afuera, jejejeje).
Con el punzón, perforo en la parte superior,
justo donde se estrecha hacia la boquilla de la botella.
Con la cuchilla de mi multiherramienta, corté
las partes superiores aprovechando el orificio realizado con el punzón para
introducir por ahí la hoja y así hacerlo más rápido y con mayor seguridad…
Incluso si os desviáis un poco, podemos usar
las tijeras para quitar algún pico que pueda molestarnos.
Vemos una vez más la versatilidad de esta
herramienta… Por supuesto, podéis usar un cúter, cuchillo y tijeras
convencionales si no disponéis de una Leatherman.
Pero
el problema es que el agua caliente se enfriaba muy deprisa al no haber mucho
volumen de agua en el recipiente ¡No existe la solución perfecta!... ¿O quizá
sí?
Pues sí, la solución que he encontrado es
poner el recipiente de agua caliente en un cacillo con un poco de agua… Vamos,
al baño maría de toda la vida.
Una vez alcanzada la temperatura, basta poner el
fuego al mínimo y se mantendrá.
Eso sí, como el calor viene de abajo, hay que
homogeneizar la temperatura del agua subiendo y bajando la mano dentro del agua
un par de centímetros para removerla.
Es mano de santo, pues tendremos el agua a la
misma temperatura todo el tiempo, amén de calentarse rápidamente simplemente
subiendo el fuego al principio.
Y como el fuego es pequeño y a la mínima
potencia durante el resto del proceso, el consumo es reducido.
Podemos incluso
apagar el fuego antes de terminar, pues con el agua del cacillo, que está a más
temperatura, la de la botella se conservará más tiempo caliente.
En vuestro
caso, deberéis ir probando, pues según la potencia de vuestra hornilla, la
temperatura ambiente y demás, deberéis apagar el fuego antes o después para
evitar que se caliente demasiado.
Respecto al agua fría… Prácticamente no es
necesario añadir hielo durante el proceso, aunque yo suelo añadir tres cubitos al
principio y después uno o dos a mitad del proceso, para lograr una temperatura
más uniforme a lo largo del baño.
También conviene, igual que hicimos con el
agua caliente, hacer algunos movimientos con la mano dentro del recipiente para
homogeneizar la temperatura.
Por supuesto, si en vuestra zona el agua del grifo
está muy fría, no es necesario añadir hielo… pero en mi zona sale más bien
tibia y es preciso enfriarla
Siguiendo las recomendaciones de mi
fisioterapeuta –Miriam-, debo alternar tres minutos de agua caliente y uno de
fría y se deben hacer tres repeticiones,
terminando siempre en agua fría.
Haciendo estos baños de contraste de dos a
tres veces al día, veréis cómo mejora la circulación y se reduce la inflamación
rápidamente.
Por supuesto, y esto es muy importante,
asesoraos primero por un profesional.
En algunos casos conviene terminar con
agua fría y en otros, con caliente. También varía el tiempo y las repeticiones…
No pretendo que este post sea una guía para hacer baños de contraste, sólo os
expongo mi experiencia y la solución que he encontrado personalmente a los
problemas que me han surgido –y esto sí que os puede venir bien-.
Aprovecho la ocasión para animar y felicitar
al equipo de fisioterapeutas del Hospital Clínico de Málaga. Un pedazo de
equipo de profesionales, que deberían ser más valorados.
En especial quiero felicitar a Miriam –mi
fisioterapeuta-, que me hace ver las estrellas cada vez que la veo… ¡De
dolorrrr! Pero en fin, es algo por lo que hay que pasar y gracias a su labor,
poco a poco, voy recuperando movilidad en la mano y el dedo afectado por el
accidente.
Le estoy profundamente agradecido por su dedicación y
profesionalidad.
Se merecen un 10.
Igualmente, felicito al equipo de enfermería
que me trató durante todo el proceso de cambios de vendaje, retirada de puntos…
Sin duda su trabajo –casi desde el anonimato- es el que realmente consolida la
intervención, evitando infecciones y llevando el control de la cicatrización.
Aprovecho para mencionar a mi mujer, Carmen, que
tanto apoyo y ayuda me ha dado en esos difíciles momentos en los que tenía que
ir al trabajo sí o sí, con cabestrillo o sin él. Y gracias a su ayuda podía
vestirme, asearme, y hasta disfrutar de una pieza de fruta tras la comida…
¡Eres un ángel, Carmen! Tú sí que mereces Matrícula de Honor.
En fin, una experiencia que hará que a partir
de ahora, extreme las precauciones en el taller. Y, asimismo, os aconsejo –nuevamente-
que también lo hagáis vosotr@s y uséis protecciones (gafas, guantes, ropas
adecuadas..), las herramientas que os garanticen un trabajo seguro (sargentos,
gatos, tornillos de mesa…). Y la mente puesta en lo que estéis haciendo,
concentrad@s y relajad@s. Y así nunca tendréis que preocuparos por tener que
reponeros de lesiones, como me ha ocurrido a mí.
Yo llevo ya casi tres meses liado con el
problema: cabestrillo, espera para rehabilitación, rehabilitación… Después
tendré que seguir, casi con toda probabilidad, ejercitando la mano por mi
cuenta, haciendo autorehabilitación en casa…
Tiempo, dolor y trabajo que me
habría ahorrado si hubiese sujetado aquella tabla con un simple gato o
sargento. ¡Que no os pase lo mismo!
Y ni que decir tiene que… ¡Mucho cuidadín al
cortar el jamón serrano!
Es cierto que se pueden producir lesiones muy serias
abriendo una nuez con la punta de un cuchillo (esto es real), Picando verduras
sobre una tabla…
Pero los típicos cortes serios se suelen producir por
manipular mal el jamón serrano al cortarlo, justamente porque estamos en casa
relajados, con la boca hecha agua esperando el delicioso manjar, con la guardia
bajada, y lo último que esperamos es que el cuchillo se resbale y… Si lo
tenemos cogido como os dije en el otro post, no os pasará nada… Pero si el filo
se encuentra con la otra mano o nuestro propio cuerpo… Nunca hay que bajar la
guardia. ¡¡Mejor prevenir que curar, os lo aseguro!!
Aprovecho también para agradeceros a tod@s
los que os habéis preocupado e interesado por mi recuperación a lo largo de
todo este tiempo… ElTallerdeCarlos seguirá en activo –por muchos años, espero-
y está a vuestra entera disposición para resolver cualquier duda que tengáis
sobre mis entradas o cualquier reparación que tengáis que hacer en casa.
.
me alegro
ResponderEliminarHola heridooo!
ResponderEliminarEsta técnica utilizada por ti me ha gustado mucho; son ideas para cuando se necesiten; mejor no tener que utilizarlas jejjeje
Un diez también le doy yo a Carmen, que la quiero mucho y ya lo sabes.
Un besiiito, que a ti también te quiero muchoooo.
Muakyyys
Buenos días Carlos!
ResponderEliminarHe venido a leerlo de nuevo porque está pero que muy bien. Se lo he enseñado a mi Jorge y me dice que vaya idea más buena.
Hoy pude publicarlo en Facebook.
Muak y a pasar buen día y buena vida.
Carmen