Amig@s:
Las
persianas con tambor superior son un gran invento.
Prueba de ello es la cantidad de años que lleva el sistema en uso sin apenas cambios.
Prueba de ello es la cantidad de años que lleva el sistema en uso sin apenas cambios.
Pero es algo que usamos a diario –incluso varias veces al día- para evitar luz y ruidos o justo para lo contrario, cuando deseamos que la luz entre a raudales.
Este uso continuado hace que terminen por
desgastarse algunas partes.
Tengo que cambiar la cinta –es el problema más frecuente-. Aunque sobre la marcha, han aparecido otros deterioros.
Aprovecharemos para hacerle una puesta a punto y dejarla como nueva.
Tengo que cambiar la cinta –es el problema más frecuente-. Aunque sobre la marcha, han aparecido otros deterioros.
Aprovecharemos para hacerle una puesta a punto y dejarla como nueva.
Veréis muchos vídeos y entradas sobre el
tema. Lo cierto que es en la mayoría de los casos que he visto –por no decir
todos-, son persianas antiguas.
Cuando abrí la mía me llevé la sorpresa. Pero no adelantemos acontecimientos. Lo que quiero deciros es que si vuestra persiana es más moderna que las que aparecen en Internet, os vendrá bien echar un vistazo a este post.
Cuando abrí la mía me llevé la sorpresa. Pero no adelantemos acontecimientos. Lo que quiero deciros es que si vuestra persiana es más moderna que las que aparecen en Internet, os vendrá bien echar un vistazo a este post.
Para empezar, hay que retirar las cosas que
estorban. Yo tengo unas cortinas. Retiro los rieles con las cortinas y ya
podemos empezar el trabajo.
En mi caso, tengo que trabajar en la litera
superior para acceder al tambucho o pieza donde se aloja el mecanismo superior
de la persiana. Algo incómodo. Pero si no estuviese la cama, podemos acceder
fácilmente con una escalera.
Lo primero es abrir la tapa del tambucho. La
tapa es de plástico y va a presión (ya os digo que es diferente a los sistemas
antiguos): se empieza tirando desde abajo y vamos sacándola con cuidado,
liberándola de la pieza con rodamientos situada en la esquina superior (derecha,
en mi caso).
Esta pieza se queda fija, pero la tapa tiene suficiente holgura para liberarse de ella, aunque no sin cierta dificultad. Queda encajada en una ranura superior.
Basta terminar de sacarla tirando hacia abajo.
Esta pieza se queda fija, pero la tapa tiene suficiente holgura para liberarse de ella, aunque no sin cierta dificultad. Queda encajada en una ranura superior.
Basta terminar de sacarla tirando hacia abajo.
Y ya vemos el tambor.
El tambor es un rodillo que va de lado a lado del tambucho. Es metálico y tiene sección octogonal.
En el lado donde va la cinta, hay un volante, que es donde se enrolla la cinta.
El volante está unido al tambor, de modo que cuando tiramos de la cinta, accionamos el volante, gira el tambor y sobre él se enrolla la persiana.
El tambor es un rodillo que va de lado a lado del tambucho. Es metálico y tiene sección octogonal.
En el lado donde va la cinta, hay un volante, que es donde se enrolla la cinta.
El volante está unido al tambor, de modo que cuando tiramos de la cinta, accionamos el volante, gira el tambor y sobre él se enrolla la persiana.
Pero en mi caso, el volante queda
misteriosamente oculto. En internet –o en otros casos que he visto
personalmente- la cinta se fija al volante pasándola por un orificio de éste y
haciéndole un nudo al extremo para que no se salga. O bien, atornillando el
extremo de la cinta al volante mediante un tornillo… Ya os digo, mi caso es
diferente, porque no hay manera de acceder al volante.
Así que voy a empezar retirando la chapa que
hay junto al volante. Va sujeta con cuatro tornillos rosca-chapa pequeños, pero
de difícil acceso al estar dentro del tambucho y muy pegados a las cuatro
esquinas.
Lo mejor, sin duda, es sacar la persiana para
tener más espacio. Yo lo hice después, pero si lo hacéis antes, os ahorraréis
tiempo y trabajo.
Como los destornilladores que tenía no tenían
juego para retirar los tornillos rosca-chapa, he hecho uso de mi Leatherman
Supertool 300.
Fue un trabajo laborioso, retirando los tornillos muy lentamente con su destornillador de estrella y ayudándome del alicate para terminar de retirar los tornillos sin que se cayesen.
Pero logré quitarlos y dejar la chapa suelta. Desde luego, con un destornillador de puntas intercambiables (que es lo que tenía a mano en esos momentos) es imposible de hacer.
Fue un trabajo laborioso, retirando los tornillos muy lentamente con su destornillador de estrella y ayudándome del alicate para terminar de retirar los tornillos sin que se cayesen.
Pero logré quitarlos y dejar la chapa suelta. Desde luego, con un destornillador de puntas intercambiables (que es lo que tenía a mano en esos momentos) es imposible de hacer.
Ahora voy a sacar la persiana. De todos
modos, no cuesta trabajo y así podremos tener mejor acceso y darle una buena
limpieza. Basta liberarla del tambor y sacarla tirando hacia arriba. Vamos a
verlo con más detalle.
Empezamos por liberar la persiana del tambor.
En mi caso –como siempre distinto de todo lo visto antes-, hay que apretar la
cinta de plástico, donde ésta se inserta en el tambor, para juntar los extremos
y que se pueda liberar del orificio del tambor. Al menos el sistema es sencillo
y rápido. De este modo, soltamos los tirantes que fijan la persiana al tambor,
quedando ambos separados.
Seguidamente hay que retirar los topes que
hay en la parte inferior de la persiana, los que impiden justamente que entre
el final de la persiana dentro del tambucho al subirla.
Los tornillos son planos y mi multiherramienta Leatherman me permite retirarlos rápida y fácilmente.
Eso sí, no olvidéis atornillar el tornillo al tope una vez retirado, incluyendo la arandela de plástico, para que no se os pierda nada.
Los tornillos son planos y mi multiherramienta Leatherman me permite retirarlos rápida y fácilmente.
Eso sí, no olvidéis atornillar el tornillo al tope una vez retirado, incluyendo la arandela de plástico, para que no se os pierda nada.
Y ya podemos extraer la persiana por la parte
superior.
Hay que tener cuidado, porque la persiana
está formada por lamas que se deslizan entre sí con suma facilidad, con lo que
si la inclináis, se saldrán. No pasa nada, se ponen otra vez y listo, pero hay
que ahorrarnos un trabajo innecesario.
Seguidamente, voy a retirar el tambor. Parece totalmente encajado por los extremos... Tanteando y dejándome llevar por la intuición de bricolador, pruebo a desplazar el tambor hacia el lado contrario al volante, presionando lateralmente.
El extremo del tambor tiene una zona con un muelle interno que permita que ceda y podamos sacarlo por la parte del volante y después por la opuesta, quedando ya todo el tambor y el volante fuera del tambucho.
Vemos, por cierto, que el volante está roto.
La chapa metálica que estaba atornillada era la que impedía que la cinta se
saliese del volante… pero ya puestos, vamos a sustituir esta pieza rota.
También vemos que ahora sí que podemos acceder a la cinta, y
que va introducida por un orificio y con un nudo por dentro para que no se
salga (al menos, esto no ha cambiado).
Deshacemos fácilmente el nudo y ya podemos
sacar el volante del tambor para ir a la tienda a comprar uno igual o mejor que
sirva a este modelo.
El motivo por el que se ha roto el volante es
porque la cinta va demasiado justa, con lo que ha acabado presionando los
laterales del volante hasta romperlo.
De todos modos, es una pieza económica, pero hay que tener cuidado al comprar la cinta nueva para que entre con desahogo dentro del volante. No queremos tener que cambiar éste cada vez que se gaste la cinta.
De todos modos, es una pieza económica, pero hay que tener cuidado al comprar la cinta nueva para que entre con desahogo dentro del volante. No queremos tener que cambiar éste cada vez que se gaste la cinta.
Mientras tanto, aprovecho para poner la
persiana y la tapa del tambucho en la terraza para darle una limpieza con
manguera y esponja. Es un material agradecido que se lava muy fácilmente.
Asimismo, paso una esponja humedecida por el
interior del tambucho, en el que se había acumulado una gruesa capa de polvo
(la persiana lleva más de diez años de uso y nunca había abierto el tambucho).
Y queda listo para el montaje, que lo veremos en la siguiente entrada del blog. Al ser una entrada muy extensa y con muchas fotos, he decidido dividirla en dos. Como veis, una vez descubierta la forma de acceso, es relativamente sencillo acceder a las zonas para el desmontaje.