Amig@s:
Ya
sabéis que ando restaurando mi moto.
Uno de los problemas es que tengo por ahí
algún que otro manillar torcido.
Al ser un manillar muy alto, basta que la moto
caiga en parado con su propio peso, para que el manillar quede de pena.
Lo malo…
que es un manillar de acero. Duro de narices.
A lo largo de mis años de motero,
he ido haciéndome con una colección de manillares torcidos…
Desde el típico
fallo de principiante de no abrir del todo el caballete lateral; dejar la moto
aparcada sobre éste con una pendiente hacia abajo sin haber metido una marcha…
O tratar de subir una rampa resbaladiza (eso me pasó en el mismo taller donde empecé
a llevar la moto).
Caídas tontas, muy tontas… pero que te cuestan un manillar.
Y como da pena tirarlo estando nuevo y reluciente… terminas con una pequeña
colección. Ha llegado la hora de solucionarlo.
Le he dado muchas vueltas: usar gatos de
coche, Sargentos grandes, Sofisticadas piezas de madera con articulación para
adaptar el manillar…
Al final es sencillo, mucho más sencillo: basta un montón
de metros de cuerda, un buen trozo de madera grueso de 1m o más de largo, y una
barra de hierro de sección cuadrada y todo lo larga que podáis manejar en
vuestro espacio de trabajo (en mi caso, unos 2,5m).
He empezado con el manillar de la moto que
compré para restaurar, porque ese manillar sí que estaba oxidado, muy torcido y
era perfecto para practicar… Basta colocarlo en una superficie plana con los extremos
apoyados en ella, para ver que basculan: si se apoya uno, se levanta el otro.
Además, a simple vista se aprecia el extremo doblado.
Realmente, es lo más difícil, apreciar
pequeñas diferencias a simple vista.
Yo me he ayudado de una escuadra con regla
y tomado como referencia el suelo con las rayas de la solería.
Lo ideal es
tener un manillar igual, pero derecho o nuevo.
Yo también he usado uno que enderecé
en el taller de un amigo. No quedó perfecto… Pero usar otro manillar es, con
diferencia lo más práctico, pues basta colocar uno sobre el otro y ver dónde
está el daño.
Antes que nada, decir que se trata de una
Yamaha Sr 250 Special. Lo digo por dos razones:
Primero. Es un manillar de ACERO. Si tratáis
de hacer lo mismo con otro manillar de aluminio, sin duda lo enderezaréis, pero
quedará debilitado y en tales circunstancias es muy peligroso usarlo. Si es de
aluminio, mejor tirarlo y comprar otro.
Segundo. Es del modelo Special, el alto, o
cuelgamonos. Enderezar un manillar bajo debe ser muy, muy difícil (aunque también
debe ser más difícil de doblar, todo hay que decirlo).
Dicho esto, pasemos a la acción. Una vez localizado
el lado que está mal, debemos colocar el manillar de modo que si queremos abrir
de ángulo un brazo, por ejemplo, debemos fijar uno de los lados del angulo, el
más cercano al manillar, a la madera. Es
cuestión de atarlo.
Si queremos abrir el ángulo, debemos atar el
manillar en un extremo del madero para que el mismo madero haga palanca contra
el suelo… Lo entenderéis mejor con las fotos. De hecho, yo he usado un madero
de un metro… Si lo tenéis más largo, mucho mejor.
Para atar el manillar, he empezado usando
cinta de persiana usada. He comenzado rodeando el manillar en la zona donde iba
a estar en contacto con la madera para evitar roces y marcas.
Seguidamente, es cuestión de dar vueltas y
vueltas, haciendo hincapié en los extremos, procurando no cubrir demasiado el
que queremos enderezar y sí el contrario, ya que debe hacerse una pieza con la
madera.
He ido empalmando cuerdas a medida que se me
acababan. Ni idea de cuántos metros… Además, empecé usando menos cuerda y una
madera más delgada y corta… (veréis que en las primeras fotos, el madero es más
delgado).
Y cuando pasé al madero definitivo, las
vueltas de cuerda volaban, por tener la madera mucho más diámetro. Por eso tampoco
me he puesto a contar la longitud de la cuerda… Pero cuanta más, mejor.
Finalmente, ponemos la madera en el suelo y
cubrimos el extremo de manillar que queremos enderezar con un trapo, para no
marcarlo con el hierro.
Metemos el tubo y apalancamos.
Al principio, se os moverá la madera y os
costará encontrar la postura…
Puede incluso que veáis que debéis empezar a atar
otra vez porque el manillar se desliza por la madera…
Pero, con la práctica,
notaréis claramente cómo el manillar cede.
No es complicado… Yo lo logré al
segundo intento.
Es díficíl, muy difícil, que quede perfecto.
Además, fijado a la madera, es complicado medir y tomar referencias, por lo que
puede que haya que repetir varias veces, desatando, midiendo y volviendo a atar
y corregir.
Una opción sería calentar el manillar para
hacerlo más maleable… pero tendríamos que usar unas cuerdas que soportaran el
calor.
En mi caso, ha quedado bastante bien a la primera.
Aún se podría
corregir 1cm, pero apoyado sobre la mesa, ya no bascula y comparado con la
deformación inicial… ha sido un éxito.
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