SOPORTE PARA HORNO SOLAR
Amig@s: Ya tenemos nuestro estupendo horno solar terminado y en uso. Pero tenemos un problema: está colocado provisionalmente en la terraza sobre un taburete giratorio, de los que tienen un tornillo que sirve para regular su altura.
Esto permite poder girarlo para orientarlo al sol… pero es muy inestable y cualquier día podemos encontrarnos que el viento ha tirado el horno al suelo estropeando todo nuestro trabajo.
En segundo lugar, cuando se aproxime el verano, el sol apenas entrará en la terraza, pues la tengo cubierta con Uralita, lo que me obliga a colocar el horno prácticamente fuera de la sombra que da ésta.
Finalmente, el horno es bastante aparatoso para tenerlo todo el día en mitad de la terraza. Para mí es casi una obra de arte y me resulta hasta bonito… Pero ciertamente es un poco engorroso tenerlo todo el día ahí en medio.
Así que he decidido hacerle un soporte sólido y definitivo de modo que pueda colocar el horno sobre la barandilla de la terraza.
Por supuesto ha de ser giratorio para poder orientarlo al sol y para poder meter y sacar los alimentos.
Y muy robusto para que pueda soportar el peso del horno y las rachas de viento.
Necesitamos hacer un soporte doble: por un lado ha de apoyar el horno sobre el bordillo o poyete de obra.
Esto aguantará la mayor parte del peso.
Por otra parte, ha de tener algo que sujete el horno a la parte superior de la barandilla de hierro para evitar que un golpe de aire pueda volcarlo… Y además ha de girar todo fácilmente para poder orientar el horno y que podamos darle la vuelta para abrirlo. Todo un reto para eltallerdecarlos.com
Para la primera parte del problema, o sea, el soporte que hará que el peso del horno descanse en el poyete, empecé a darle vueltas al tema… ummmmm… algo que gire fácilmente, que pueda aguantar bastante peso y que sea sólido…. ¡Una silla de oficina!
En efecto estas sillas giratorias están diseñadas para soportar el peso de una persona gruesa, que se mueve, y hacerlo durante mucho tiempo. Tienen un giro muy suave. Y lo que es el mecanismo de giro, situado en la barra central, abulta muy poco.
Así que decidí esperar un poco a encontrarme una de esas sillas tiradas en la basura.
Una vez que encontré la silla -que, por cierto, estaba totalmente nueva y podría haberse reparado colocándole unas arandelas en los tornillos inferiores del asiento, ya que se le había despegado la tapa inferior-; procedí a desguazarla para obtener la estructura interna.
El proceso fue mucho más simple de lo que imaginaba: el respaldo se extrae simplemente aflojando y retirado el tornillo de regulación que lo fija al asiento y así ya podemos trabajar más cómodos.
De momento, no vamos a tirar nada, pues como veremos, también aprovecharemos el respaldo.
Se retiran las ruedas por simple tracción y vemos que las patas están revestidas por unas piezas de plástico.
Con un destornillador liberamos estas piezas de la estructura de hierro, ya que están fijadas por unas pestañas que tiene el hierro. Basta apalancar un poco y sacarlas al mismo tiempo.
El asiento simplemente lo destornillamos: primero la base inferior de plástico (la que estaba “rota”) y después el asiento en sí que está atornillado a la estructura de hierro.
Ya solo queda retirar los cilindros embellecedores de plástico que revisten el tubo central: accedemos a la parte inferior y vemos que tiene una pestaña, un clip.
Es como un circlip que vemos con frecuenta en motores y aparatos domésticos. Introducimos un destornillador para separar ligeramente la lengüeta superior y basta sacarlo deslizándolo para liberar la estructura de las patas del eje central y por ahí ya podemos extraer todos los embellecedores.
Aprovechamos para ver que el suave giro de la silla se debe a un rodamiento de bolas. Volvemos a montar el eje y a colocar el clip.
Respecto a las patas, podemos liberarlas del eje dando un golpe seco con el martillo de puntas de nylon, pues van a presión.
Ahora hemos de estudiar las medidas: el soporte ha de tener una altura de 52 ó 53cm para que descanse completamente en el poyete y que la parte superior quede sobre el borde de la barandilla…. Pero el soporte obtenido tiene una longitud menor.
Por suerte, la silla tiene un mecanismo elevador que nos permitirá regular la altura. Pero aún así resulta insuficiente para superar la barandilla.
Tengo también un problema para poder retirar la pieza donde se atornillaba el asiento porque no va fijada con tornillos. Parece como remachada con machihembrados realizados en el propio metal…. Así que he pensado que bien podría aprovecharme de esta sólida unión.
He tenido un soplo de inspiración y se me ha ocurrido una muy buena idea: para lograr aumentar la altura, puedo cortar las patas y soldarlas de modo que hagan de trípode (en este caso, quínpode, pues son cinco patas, no tres, jejejeje).
Para aprovechar al máximo el material y lograr la máxima altura, no podemos permitirnos dar más de un corte. Así que con la radial practicamos un corte en cada pata en ángulo, de modo que dejamos un trozo sin cortar que es donde soldaremos nuevamente la pata.
Es importante tener bien calculado el corte y las medidas, considerando que la radial, aparte de cortar, consumirá parte de la longitud de la pata.
Emparejamos las cinco patas uniéndolas entre sí y dándoles un repaso con la radial. Es importante que midan lo mismo y tengan el mismo ángulo.
Procedemos a soldarlas con nuestro soldador al arco. Es tubo fino y quizá hubiera sido más aconsejable la soldadura oxiacetilénica, pero como no dispongo de ese aparato, recurro al soldador por arco.
Para soldar cada pata, la ponemos bajo el muñón que hemos dejado. Vemos que el ángulo de éste y el de la pata quedan alineados.
Para que todas queden lo más parejas posible, he tomado una como guía y le he dado ese ángulo a un trozo de alambre de cobre, de los usados en instalaciones eléctricas, de un solo filamento.
Tiene la suficiente rigidez como para poder usarse para este fin. Basta darle éste ángulo a cada pieza. Como la soldadura rellenará el pequeño hueco entre los dos hierros nos da un poco de juego.
Aunque el resultado de la soldadura no es demasiado estético, ha quedado muy fuerte y procedemos a retirar la escoria y dar un par de manos de pintura antióxido.
Ya la conocéis de sobra, la empleamos para restaurar nuestra vieja caja de herramientas.
Es un pintura, además, muy resistente a los roces y golpes.
Si queréis tapar los orificios de los “muñones”, podéis colocar unas piezas de madera y pintar encima.
Yo he usado un material usado en embalajes, de textura más flexible que el corcho blanco y que encaja perfectamente.
Podemos mejorar el soporte retirando los tacos de plástico que hay en los extremos de las patas, por la parte interna y dejándolos un poco sobresalidos. Podemos lograr mantener esta posición atravesándolos con un clavo que haga de tope, por ejemplo. Pero yo he decidido obviar este paso.
Finalmente, haremos lo que sería la base donde colocaremos el horno.
Empezamos por reforzar la unión de la pieza superior de metal con la pieza que está unida al eje. No me fío de esta unión.
Basta realizar dos o tres taladros y poner en cada orificio un perno con su tuerca y una arandela a cada lado. Esto nos garantiza que los remaches mecanizados no fallarán con el tiempo.
Y ahora colocamos dos tablas de aglomerado de 19mm, la pequeña debajo y la grande encima. Las unimos entre sí con tirafondos.
Si podéis poner aglomerado marino, mucho mejor, pues ha de resistir la intemperie.
Planteamos el soporte metálico para que quede bien centrado y realizamos los cuatro puntos principales de fijación mediante pernos y tuercas.
Para evitar que sobresalgan las cabezas de los pernos y arañen el horno, he hecho un cajeado.
Lo he realizado combinando una sierra de corona, para profundizar un poco, y para vaciar el círculo he usado una sierra de pala.
Después coloqué en el horno unos listones en los bordes que hacen de patas y que hubieran hecho innecesario este cajeado… pero os lo comento por si os viene bien y para que veáis cómo lo he hecho.
Antes de colocar los pernos, conviene dar al menos tres manos de pintura antigoteras a las maderas, para dejarlas lo más protegidas que sea posible.
Una vez seca la pintura, ponemos los pernos con tuercas que unirán las maderas al soporte metálico.
Finalmente, ponemos un tirafondo en cada orificio libre que nos queda en la pieza de metal de modo que también anclen las dos maderas.
La plataforma de madera ha quedado ligeramente inclinada, pues la base metálica también lo estaba.
Pero en este caso, es casi una ventaja, pues he observado que el horno debería estar un poco más elevado por la parte del cristal para un mejor rendimiento y así se consigue.
Basta meter un calzo en el interior del horno para que la bandeja inferior quede horizontal.
Ahora queda la segunda parte del soporte: la que anclará el horno al pasamanos de la barandilla impidiendo que pueda volcarse, pero al mismo tiempo permitirá el giro del horno. Lo veremos en el siguiente post.