HORNO SOLAR: Reflectante-tapadera
Y una vez terminada y colocada la tapa, queda otra cuestión importante: para que el rendimiento sea óptimo, hay que poner al menos un reflector. Yo voy a ponerlo de modo que haga las veces de tapa cuando no usemos el horno. Así estará el cristal siempre limpio y listo para su uso, no se acumulará agua de lluvia en la zona del cristal y éste estará también más resguardado.
Para ello hemos de poner una sobre-tapa. Sería como los portones o contraventanas que suelen llevar las ventanas de madera.
Así que hacemos otro marco. Esta vez puede ser más fino y que encaje sobre el del horno o incluso quede algo sobresalido (al gusto del consumidor) a mayor tamaño del reflector, el horno rendirá más… pero será más vulnerable al viento y en lugar donde voy a colocarlo es, ocasionalmente, bastante ventoso.
Así que no voy a correr riesgos y voy a hacerlo justo del tamaño de la tapa del horno.
Siempre podemos poner más reflectores en los lados o en la parte opuesta al reflector-contraventana.
De hecho, más adelante construiré un panel extra opuesto al primero para mejorar el rendimiento.
Para hacer el marco, he cogido el sobrante del primer corte que le dimos al listón del que sacamos el marco para el cristal y le he hecho un rebaje con dos pasadas de la sierra circular. No es imprescindible, pero quería trabajarlo un poco.
Seguidamente, he cortado a inglete el listón obtenido. Tiene exactamente las mismas medidas que el marco del cristal. Ya le vamos cogiendo el tranquillo a la sierra de ingletear de mano y vemos que el acabado es bastante bueno.
Fijamos los laterales del marco entre sí del mismo modo que hicimos con el marco del cristal, con la salvedad que no va a aguantar tanto peso y es mucho más delgado, con lo que solo pondremos un tornillo en cada esquina.
Cortamos un chapón de las dimensiones del marco y lo encolamos y claveteamos a éste. El chapón dará al marco una gran resistencia.
Y para darle más fuerza aún y para que podamos sustituir fácilmente el mylar reflectante que le colocaremos cuando lo precise, vamos a recortar otro panel.
Esta vez es de tablé y lo haremos de las medidas del rebaje que le hemos hecho al marco. Así el tablé quedará por debajo del nivel del borde exterior del marco y estará más protegido.
Por otra parte, como decía, cuando queramos sustituir el reflectante, podremos sacar el tablé sin tener que desmontar todo el marco.
Lo fijaremos con unos tornillos pequeños que podremos retirar en pocos momentos cuando deseemos sustituirlo, pero antes, vamos con la pintura.
Ahora queda pintar con nuestra pintura de caucho el marco y el panel trasero. Como siempre, precisará al menos tres manos de pintura para garantizar la estanqueidad.
Mientras iba secando la pintura, hemos adelantado colocando las asas principales del horno.
Al final, el horno ha salido algo más voluminoso y pesado de lo que esperaba y es casi imprescindible tener por dónde agarrarlo, ya que inevitablemente, hemos de moverlo de vez en cuando, aunque sea para cambiarlo de posición al cambiar de estación.
Las asas garantizan que lo podamos coger cómodamente, con menos esfuerzo y con garantías de no dañar la pintura protectora que lo cubre.
He colocado las asas delante y detrás en vez de a los lados por tres motivos:
El primero es que los listones más fuertes son justamente los de estos lados: el frontal y la trasera, mientras que los laterales eran unos finos listones de 20X20mm, el frontal y la trasera tienen listones de madera sólida de 30X70, que aguantarán perfectamente todo el peso que tenga el horno.
En segundo lugar, el horno es más largo que ancho. Si ponemos las asas en los laterales, aumentaremos la longitud total y nos costará bastante pasarlo por las puertas para su transporte. De este modo, no tendremos problemas.
En tercer lugar, vemos que nos quedan el asa del horno y el asa de la tapa una sobre otra y bastante cerca. Eso es muy, muy interesante, pues nos permitirá mejorar el cierre hermético del horno simplemente apretando una contra otra. Puede ser con una goma elástica, una pinza de las de bricolaje, etc.
Las asas se ponen igual que colocamos el asa de la tapa: marcamos el centro y medimos 5cm a cada lado, ya que el asa tiene 10cm de ancho entre los orificios. Con un punzón marcamos a fondo y podemos atornillar directamente, ya que son tornillos pequeños y con el punzón es suficiente para que el tornillo entre sin abrir la madera.
Ahora pondremos la parte reflectora, Usaremos mylar, que uno de los materiales más reflectantes que existen. Más incluso que los espejos.
Tiene el inconveniente que al ser plástico (al menos el que yo he encontrado está revestido de plástico) es difícil de pegar.
Por experiencia, recomiendo usar cinta de doble cara de la usada para pegar moquetas.
Podemos poner por todo el borde y por el centro, sin escatimar producto y teniendo en cuenta que al poner el mylar, probablemente se note la marca donde hemos puesto la cinta de doble cara (podemos aprovechar para que quede estético. Ya puestos…)
También pondremos un poco de cinta de doble cara (podemos cortar una tira fina para aprovecharla mejor) en el borde por la parte trasera, con el objeto de que el sobrante de mylar quede bien rematado por detrás
Finalmente, atornillamos este panel al marco que hicimos antes con unos tornillos pequeños.
Y ponemos las bisagras de modo que podamos bajar el reflector para que cubra la tapa del horno.
Para ello, las fijo primero en el marco, colocándolas de modo que una parte se apoye en el lugar donde vamos a atornillarla y la otra parte en el canto del marco. Manteniéndola así, bien pegada, quedará perfecta. Una vez puestas las bisagras en el marco, planteamos éste sobre la tapa del horno.
También podemos poner una bisagra sobre la tapa del horno para tomar la medida y trazar una línea, que será sobre la que hagamos los taladros para los tornillos. Asi no nos quedará desalineado y sólo tendremos que fijarnos en que el lateral de la tapa-reflectora esté alineado con el lateral de la tapa de cristal.
Yo me he limitado a plantear la tapa sobre el horno y estudiar la posición de las bisagras: el borde interno de la bisagra ha de quedar alineado con el borde del marco.
Pongo los dos tornillos de los extremos y si es preciso, corrijo los siguientes hasta lograr una buena alineación.
Como hice un rebaje con la fresadora, no he podido poner las bisagras justo en el borde del marco de cristal. Por otra parte así nos va mejor para mejorar el rendimiento, ya que queda la base reflectora más cerca del cristal.
Aunque voy a hacer este post demasiado extenso (¡¡¡Perdón!!!), os voy a comentar cómo regular fácilmente la orientación del reflector:
Necesitamos un sistema que mantenga el panel reflector abierto en un ángulo fácilmente regulable y que también permita su cierre cuando no vayamos a usar el horno.
No me he complicado la vida y he buscado algo sencillo y al alcance de cualquiera:
Para lograr que quede el reflector en el ángulo adecuado he puesto una varilla roscada gruesa con dos cáncamos.
Las tuercas giran muy fácilmente. En el cáncamo inferior he puesto dos tuercas, una a cada lado de éste y así la varilla queda sujeta, sin riesgo de que pueda caerse al suelo. En el lado opuesto, casi en el extremo, he puesto otra tuerca.
Para poner este invento en funcionamiento se hace así: abrimos la tapa e introducimos la hembrilla de la tapa en el extremo de la varilla roscada.
Movemos el reflector ligeramente para ver que el sol se refleje en la olla y damos unas vueltas a la tuerca hasta que el cáncamo quede asentado en ella.
Para hacer alguna corrección a lo largo del día, basta repetir el proceso: movemos la tapa viendo donde incide el sol y giramos un poco la tuerca. Es un sistema muy sencillo, rápido y fiable.
Eso sí, es importante tener en cuenta dos cosas: cuanto más corta sea la varilla, hará falta menos vueltas de tuerca para variar el ángulo…Pero al mismo tiempo la tapa hará de palanca sobre ésta y las hembrillas que la soportan.
Hemos de buscar el equilibrio entre rapidez de regulación y resistencia. En cualquier caso, como os dije antes, la tuerca gira sorprendentemente bien y en un momento se logra el ajuste.
Para cerrar la tapa, basta alzarla un poco más hasta que la hembrilla supere el límite de la varilla y así queda liberada de ésta. De modo que la varilla queda fijada al cáncamo de la tapa y se mantiene en su posición gracias a las dos tuercas que pusimos en ese extremo, una a cada lado de la hembrilla.
Cuando variemos la posición del horno, en verano, basta recolocar las tuercas, de modo que la tapa en vez de empujar la varilla, tire de ella y en este caso la varilla se queda siempre metida en los dos cáncamos.
Ahora queda todavía poner la bisagra de compás, a la que dedicaré un post entero. Y puede decirse que con eso ya hemos terminado con el horno.
Aunque en mi caso, he fabricado un curioso y sólido soporte para poder colocar el horno en la barandilla de mi terraza y también le he colocado un panel reflector extra, unas patas de fijación… Lo iremos viendo poco a poco.
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