miércoles, 25 de julio de 2012

Reparar aspirador. Tubo de aspirador roto. Arreglar junta de aspirador.

Reparar Junta de tubo de aspirador doméstico

Amig@s: Quizá os haya pasado a vosotr@s alguna vez: Tenemos un aspirador que funciona perfectamente, pero se lo hemos prestado a un vecino…

Y se ve que no estaba muy ducho en el desmontaje de las piezas de la manguera… Total, que nos ha dejado fastidiado el empalme del tubo flexible con la parte del extremo, donde se acopla el tubo con los accesorios.


Se ve que ha tratado de solucionarlo con un poco de cinta transparente de embalar… Pero tiene el inconveniente que ha perdido el giro.


Antes, en efecto, podíamos girar el extremo y este giro no se transmitía a la zona flexible, más delicada a la torsión, con lo que nunca iba forzado y tenía más movilidad.


Pero en elTallerdeCarlos todo tiene arreglo… y si no lo tiene… lo reparamos también, je, je, je…


Examinando la junta, vemos que tiene una anilla en la parte del tubo flexible que tenía dos pestañas que eran las que sujetaban la parte rígida, de modo que esta anilla podía girar y así lograr la movilidad. Sin embargo, la anilla hacía de tope para que ambas partes no se salgan salvo accionando las pestañas.

Vemos que la zona en la que encajaban las pestañas, en la parte rígida, está perforada de parte a parte, de modo que vemos a su través el sitio exacto donde estaban originalmente las pestañas de fijación, que ya no está porque se han partido.


Pensando…. Ummmmmm si pusiéramos unos trocitos de madera con la forma exacta de los orificios y de modo que sobresaliesen por dentro, lograríamos un efecto similar… salvo que se saldrían por sí solos. Por otra parte, tampoco podemos fijar los trocitos de madera con adhesivo, porque si se nos atascase algún objeto dentro del tubo, el desmontaje de estas piezas nos facilitaría mucho su limpieza.

La solución sería fijar por fuera estos trocitos de madera con cinta adhesiva fuerte, como la americana.


Ya planificado, vamos a meterle mano… Tengo unos pequeños restos de madera en casa que siempre guardo tras algún trabajo, pues nunca se sabe cuándo pueden ser útiles.


Tomo mi multiherramienta Leatherman, que siempre tengo a mano y cada vez uso más.

Y con su sierra logro hacer un corte con suma facilidad. No hace falta tampoco aserrar un trozo enorme… solo un trocito suficiente para después rebajarlo un poco y sacar dos piezas.

Así que hacemos primero un corte longitudinal...


y después dos transversales. Ni siquiera me he tomado la molestia en medir… Lo he hecho a ojo y en un minuto ya tengo dos trocitos.



Vienen algo grandes...


Pero saco la cuchilla dentada –podría usar también la cuchilla lisa, pero quiero reservar su fino corte para cosas más finas- y enseguida saco el exceso.


Se trata de una madera de pino, ya seca y curada, con lo que es relativamente fuerte, pero la fibra se separa fácilmente, con lo que si trabajamos a favor de la fibra, logramos sacar una loncha tan fina como deseemos.


Eso sí, siempre, pero siempre, tened la madera bien apoyada sobre un mártir y los dedos alejados del filo cortante de la cuchilla.


A la primera, sacamos las dos piezas y vemos que encajan a la perfección en los huecos.


Sobresalen un poco, pero con la lima de madera de nuestra Leatherman, podemos rebajar un poco, pues ya se trata de un sobrante a contraveta y es demasiado poco como para usar la sierra. La lima nos saca perfectamente del apuro.


Cubrimos la zona –tanto del tubo flexible como del rígido- con cinta americana.


Pero, naturalmente, al unir las dos partes, perdemos nuevamente el giro independiente de ambas piezas, así que con la cuchilla lisa cortamos toda la cinta que sobresale de la parte rígida.

Podemos poner la hoja perpendicular al tubo y dejar la cacha de la multiherramienta opuesta a la que estamos usando abierta en un ángulo de 90º respecto a la cacha de la cuchilla. Así logramos tener una referencia y que no hagamos un feo corte en espiral.



Vemos que ha quedado perfecto: las dos partes del tubo quedan perfectamente unidas y con su giro.


Y como el color de la cinta americana es similar al del tubo flexible, queda hasta estético.


Y lo más sorprendente es que se tarda mucho más en leer esta entrada… que en hacerlo, que he realizado el trabajo en diez minutos. Hemos salvado de la basura este estupendo aspirador, y seguramente podremos seguir usándolo muchos años… Y no nos hemos gastado ni un euro en su arreglo.

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lunes, 23 de julio de 2012

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El CUIDADO DE VENCEJOS CAÍDOS DEL NIDO.


Ya hemos realizado el salvamento y rescate de bastantes vencejos, desde aquel que encontré un día cuando paseaba a mis perros. Fue, por cierto, uno de los post más visitados y comentados. Se ve que hay bastante desinformación… y muchas personas que se encuentran uno de estos pájaros caídos del nido y no saben qué hacer con ellos.

En este caso, no ha sido uno, ni dos… ¡Sino cuatro de una vez! Veréis, ya sabemos dónde anidan, o al menos en los sitios donde los pollos se encuentran más incómodos o sufren más el calor, de modo que en cuanto sopla el viento de terral seco y muy caluroso, los pollos saltan literalmente del nido de forma prematura, antes de estar capacitados para volar. Imagino que no soportan el fortísimo calor y tratan de buscar alivio fuera. Consecuencia: los pisotean, mueren de hambre y sed… En cualquier caso, es obvio que los padres se desentienden de ellos en cuanto están en el suelo, y más siendo un sitio relativamente transitado por personas. Prueba de su indefensión es que pese a los cuatro que logramos rescatar con vida, vimos otros cuatro que ya habían muerto… uno incluso estaba pisoteado.


Ya lo observamos en otra ocasión que nos juntamos con un par de pollos de vencejo: cada uno tiene su carácter y pueden ponérnoslo muy fácil, o terriblemente difícil a la hora de cebarlos.



En nuestro caso, hay uno bastante desarrollado al que le falta poco para volar. Hemos logrado que coma, aunque se muestra muy tímido o receloso.



Otro es intermedio y tiene un apetito realmente voraz… Ha llegado hasta meterse en la boca la cabeza de uno de sus compañeros, jejejeje. No hace ascos y no hubo ni que abrirle el pico ni una vez. Enseguida comprendió que lo que le mostrábamos era comida ¡Y creo que si no lo hubiera sido, se lo habría comido igualmente! Je, je, je.


Otro es muy pequeño, pero se encontraba en buen estado y se mostraba vivaz, despierto. Se desplazaba normalmente y se alzaba bien sobre las patas, pero estaba muy delgado, demasiado. Se nota mucho más ligero que los otros con diferencia. Pensamos que uno o los dos padres dejaron de cebarlo y ya tenía cierta desnutrición antes de enfrentarse al sofocante calor que lo obligó a abandonar el nido


El cuarto es el que nos mantiene más preocupados, pues por el plumaje parece el más pequeño, lo cierto es que estaba casi siempre con los ojos cerrados y aplastado contra el suelo, casi sin moverse. No obstante, a los pocos días se fue recuperando.


Para comer, empezamos por darles carne picada de cerdo mezclada con un poco de foei-gras o paté de hígado de cerdo y un poco de cáscara de huevo molido. Pero dejamos enseguida de mezclarle el fográs porque no les gustaba y resultaba más difícil cebarlos por su textura pegajosa.

En realidad, los primeros días no teníamos carne picada, pero sí unos filetes de lomo de cerdo congelados. Como les gusta la carne muy fresca, corté –aún congelado- un trocito antes de cada toma y la picaba con un cuchillo. Tras esperar un poco que se pusiera a temperatura ambiente y mezclarla con un poco de cáscara de huevo molida muy fina, no le hacían ascos.

Unos días después, añadimos a la carne de cerdo con cáscara de huevo un preparado para insectívoros que venden al peso en tiendas de animales y que consiste en insectos secos triturados…

Si, ya sé que suena asqueroso, pero lo cierto es que ni huele mal… ¡huele hasta apetitoso!, jejejjeje.


Esta dieta, a falta de insectos, que sería la dieta natural que le aportarían sus padres, creo que es la más completa, aunque rechazan más la mezcla de carne picada con insectos que la de carne con cáscara de huevo. Así que procuramos alternar, pues creemos que la carne de cerdo no tiene todos los nutrientes necesarios y no queremos que nos pase como con el primero que acogimos, que empezó a perder las plumas de las alas y nos obligó a retrasar su liberación más de un mes.


Para alimentarlos, hay que procurar forzarlos lo menos posible. Hay que empezar acariciándoles la comisura de los labios mientras con la otra mano le ofrecemos un pedacito pequeño de carne.


Si no funciona, podemos abrirles el pico con suavidad e introducirles un poco de comida.


Eso sí, normalmente requieren que se les meta hasta la garganta. De hecho, los que suelen comer por sí solos suelen introducirse ellos mismos el dedo con el alimento hasta bastante dentro. Imagino que los padres lo harán así y no se limitarán a dejarles su comida en el pico.


Voy a daros algunas normas que he ido aprendiendo por mí mismo y que os pueden ser útiles si os encontráis un vencejo.


Lo primero… Nada de ponerles nombre como si se tratase de mascotas o animales de compañía; hablándoles, acariciándolos y mimándolos como bebés… Son animales salvajes que han de regresar a su medio en cuanto estén lo suficientemente desarrollados. Encariñarnos con ellos sólo servirá para que suframos su pérdida, ya sea por su liberación o por no haber logrado sacarlos adelante –no olvidemos que muchas veces están enfermos o han sufrido algún trauma y no logran sobrevivir-. Y lo principal, que ellos se acostumbren lo menos posible a nosotros. No deben olvidar que son vencejos.


En segundo lugar: nada de aires acondicionados y luces artificiales: hemos de ponerlos en un lugar tranquilo y si vemos que están muy nerviosos o estresados, podemos incluso colocarlos en un sitio algo más oscuro hasta que se tranquilicen. Si pueden estar en un lugar iluminado, frente a una ventana, pues mejor. Pero no les conviene estar en un sitio donde estemos de noche encendiendo y apagando las luces, ni la música o la televisión y menos con mucho volumen. Es importante evitarles el estrés.


No debemos olvidar que están acostumbrados a ver volar y a escuchar a otros vencejos. Es muy importante que al atardecer o por la mañana, cuando veamos vencejos volando, que nos aseguremos que los puedan ver y oir. Eso los anima mucho y hará que tengan ganas de unirse a ellos.



Respecto al “nido” Nosotros hemos empleado una cuna para perros que ya no usamos. Basta cubrirla con papel de periódicos para su sustituición periódica y poco más. A veces beben si se les pone un recipiente con agua, pero normalmente aceptan mejor que el agua se les dé con una jeringa sin aguja: basta dejarles caer un poco de agua por la comisura del pico y ello buscan enseguida el pitorro por donde sale el agua.


Y las cebas, como dije antes, cuanto menos bruscas mejor. Y respecto a la cantidad, todo lo que ellos pidan. Hay que darles de comer hasta que ya no quieran más.


Nosotros le damos una vez por la mañana temprano, que es cuando vemos que hay movimiento de vencejos. Otra vez a media mañana, Otra a media tarde y otra al atardecer, que es cuando se ven los vencejos en mayor número cazado bichos y es lógicamente cuando los padres les aportarán más alimento, aparte que es cuando salen más insectos.


Pero si no podéis darles tantas veces, no importa, siempre y cuando se queden saciados.


Con el tiempo, veréis que baten las alas cada vez más, las entrenan.

Se empezaran a salir del nido que les habéis facilitado e incluso llegará un momento en que despegarán del suelo por sí mismos y hasta revolotearán por la casa haciendo vuelos rasantes.

Esto es peligroso porque pueden romperse fácilmente alguna de sus plumas principales de las alas… pero es signo que están fuertes y preparados para volar.


Entonces hay que buscar una hora en la que haya muchos vencejos volando –mejor por la mañana, pues así tienen todo el día para adaptarse y ver lo que hacen los demás vencejos- y soltarlos en un sitio abierto donde puedan remontar bien el vuelo.

No hace falta lanzarlos hacia arriba. Los ponemos en la palma de la mano, a la altura de las rodillas y eso es más que suficiente si están listos.


En realidad, no debemos esperar a que ya vuelen dentro de la casa para saber que ha llegado el momento de soltarlos… se aprecia a simple vista porque el pájaro tiene las alas suficientemente desarrolladas, con las puntas largas y cruzadas cuando están plegadas.



Además, vemos que hace por salirse del nido, bate las alas...


y si lo ponemos en el suelo, vemos que dobla el cuerpo y la cola de un modo extraño. Es simplemente el movimiento que hacen para tomar impulso al despegar desde el suelo.



A la hora de redactar esta entrada, echamos al vuelo el más desarrollado. Un domingo a primera hora de la mañana, con muchos vencejos volando y con viento de levante, húmedo y fresco.

El pájaro no dudó en lanzarse desde las manos de mi hijo mayor, aterrizando en el pequeño… al que usó como pista de despegue.

Tras un vuelo rasante de varios metros, remontó y giró perfectamente; sorteó un puente bajo el que estábamos y enseguida voló a bastante altura.


Al rato, pareció descubrir que no precisaba batir las alas tan deprisa y se acomodó al grácil y rápido vuelo de sus congéneres. Prueba superada.


En algún comentario de esta entrada os diré cómo les ha ido a los otros tres cuando se hayan desarrollado lo suficiente como para volar.

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lunes, 16 de julio de 2012

Valla infantil para puertas. Protección infantil. Niños traviesos. Prevenir accidentes domésticos


Valla infantil para puerta



Amig@s: ¿Habéis visto la película “Este chico es un demonio?” Pues quien hizo la peli ésa no conocía sin duda a mi hijo pequeño… De lo contrario haría otra parte de esta simpática película…(“Este chico es un demonio: los inicios”) Je, je ,je



En serio, este niño nos vuelve locos: se mete en la cocina y abre todos los cajones, la basura (la saca, tira cosas dentro…), las puertas de los armarios… pese a que hace mucho les quitamos los tiradores y hasta las unimos con alambres y cuerdas… Del cuarto de baño tampoco hablemos demasiado…Total, un verdadero terremoto de dos añitos.


Y tiene la costumbre de hacer de todas, todas las opciones… la más mala o la más peligrosa: si le ponemos en un cajón un juguete, un cuchillo romo, un cuchillo afilado y un caramelo…. Se irá derecho a por el cuchillo afilado. Je, je, je.


Ahora ya va haciendo más calor y no podemos poner la puerta como barrera a su insaciable necesidad de experimentar con cosas peligrosas porque necesitamos que corra el aire para que se ventile la casa… y se acerca el verano, donde habrá que tener todas las ventanas y puertas abiertas.

La solución…

Una valla que impida el acceso a las habitaciones más peligrosas, pues si tuviésemos que ir poniendo medidas de seguridad a cada elemento de la cocina o baño que entraña peligro para él o para el mobiliario… menos nos costaría reponer los muebles rotos. Aunque todavía estaría el peligro que el niño se pudiese lesionar.

Así que, definitivamente, vamos a hacer una valla provisional para que el niño no pueda acceder a estas estancias cuando no esté vigilado, que no se trata de que no coja cosas ni de impedir que explore su entorno, sino de que no lo haga justo cuando nos ve ocupados en algo.

Voy a hacerla, además, con madera reciclada, unas maderas que tenía de haber desmontado unos palés y que había desechado por estar ligeramente alabeadas, con los laterales cortados en bisel… y que no había tirado aún porque quería aprovecharlas practicando con la sierra circular.

Si el resultado del trabajo os gusta… imaginad cómo quedaría si usáramos maderas de más calidad, aún siendo listones sacados de palés.


Lo primero es diseñar lo que queremos. Yo no he querido complicarme la vida con ensambles laboriosos. Quería algo que pudiese hacer rápido para ponerlo cuanto antes y con vistas a quitarlo en unos meses. Aunque, como suele ocurrir, estas cosas provisionales pueden durar años.


En cualquier caso, queremos una reja ligera, con la altura justa para que el niño no pueda acceder, pero que nos permita pasar por encima para no tener que estar abriéndola y cerrándola –por cierto, nos vamos a poner en forma practicando “el salto de la valla” Je, je, je-. Ligera y lo suficientemente robusta como para que aguante los trasteos del niño.


Otra opción más sencilla hubiera sido una simple tabla de aglomerado de las dimensiones adecuadas: unos 60cm de alto por el ancho del quicio de la puerta. Pero me apetece hacer un poco de bricolaje y practicar la carpintería, que la tengo un poco abandonada desde que hice el horno solar. Además, ahora tengo el banco de trabajo con la sierra circular incorporada.


Pues bien, Los barrotes voy a hacerlos con madera de 15mm de grosor y le voy a dar de ancho un poco más, unos 18mm. Y para la parte superior e inferior, usaré un listón más grueso, obtenido de las “patas” de un palé pequeño. Vendrá a tener 25X40mm de grosor.


Respecto a los barrotes: empezamos por cortar tiras longitudinales de los listones. Usaremos para ello la guía paralela de mi sierra circular acoplada al banco de trabajo. Es importante que si el listón está alabeado, pongamos “la panza” hacia la hoja de sierra, para eliminarla. Aprovechamos para retirar toda la zona biselada y dejar el canto recto. Seguidamente, le damos la vuelta y apoyamos en la guía la parte derecha que acabamos de cortar y así dejamos el listón derecho. Tras hacer esta operación con todos los que vamos a usar, procedemos graduar la separación de la guía a la distancia que queremos cortar los travesaños.



Si no tenéis sierra circular acoplada a un banco de trabajo… Siempre podéis comprar unos listones en vuestra tienda de bricolaje.



Tras dejar cortados los travesaños, vamos también a preparar los largueros. Para ello, repasamos los cuatro cantos del listón, comiéndole lo mínimo posible, incluso en algunos casos, menos de 1mm. Así retiramos cualquier pequeño alabeo que pueda tener, y queda la madera limpia, como nueva.


Seguidamente, cortamos el listón en dos dejando una parte más gruesa que la otra, pues irá arriba y deberá estar más redondeada.


Seguidamente, hacemos unos canales para insertar en ellos los travesaños.

Lo suyo sería hacer un cajeado para cada travesaño. Sería una unión mucho más sólida… pero muchísimo más laboriosa. Así que yo me voy a limitar a hacer unas ranuras donde entren ajustados los travesaños. Incluso podemos estrechar los extremos de los travesaños para no tener que hacer unas ranuras demasiado grandes en los largueros que los debiliten.



Para hacer las ranuras, basta regular la sierra circular para que sobresalga la hoja de 10 a 15mm y regulamos la guía lateral para que corte ligeramente desplazada del centro de los largueros. Pasamos el larguero en un sentido y en otro y repetimos con el otro. Seguidamente, desplazamos un par de milímetros la guía y volvemos a dar las cuatro pasadas. Y así hasta lograr una ranura –que quedará perfectamente centrada- y donde podremos insertar los travesaños.


Ahora debemos rebajar un poco las testas de los travesaños, así como dejarlos de la longitud deseada.


Para reducirlos de longitud, usamos el cajón de corte que hicimos en su día y para lograr la medida exacta, fijamos al cajón un listón con un sargento a la medida deseada. Basta meter el listón, enrasarlo por el extremo opuesto al corte con el listón-guía y cortar. Sacamos el listón cortado, insertamos el siguiente y así hasta cortar todos los barrotes.

Repito: si no tenéis sierra circular acoplada a un banco de trabajo, podéis emplear la sierra de calar o incluso un serrucho de mano. Basta tener un listón a la medida que usaremos como escantillón, o sea como plantilla para que salgan todos iguales.


Para rebajar los extremos, podemos hacerlo también con el cajón de corte… pero casi que no compensa: podemos hacerlo rápidamente, con menos polvo y ruido con el formón: nos hacemos una plantilla con la profundidad que deseamos que tenga el extremo rebajado, que puede ser la misma que la profundidad de la ranura de los largueros o ligerísimamente inferior, para evitar que después una rebaba pueda impedir que entre del todo.


Ya solo queda colocar la plantilla sobre el extremo del travesaño y marcamos con el formón. Retiramos la plantilla y apretamos un poco más, sin necesidad de usar el martillo de puntas de nylon, pues es una madera tierna.


Y seguidamente, aplicando el filo del formón en la testa del travesaño, sacamos una delgada loncha de madera. Repetimos por la otra cara y comprobamos cuánto le falta para entrar en la ranura.


Si no le cogemos el tranquillo, la lima es de inestimable ayuda, pues podemos dar varias pasadas hasta lograr que entre encajado en la ranura. Repetimos en el otro extremo del travesaño y pasamos al siguiente. Se hace muy rápido.

Ahora vamos a redondear todos los cantos. No olvidemos que es una barrera infantil y los cantos de largueros y travesaños pueden tener filos cortantes o desprender astillas. Así que vamos a eliminar las aristas.

Para ello usaremos el cepillo de mano.


Yo he abierto ligeramente las mordazas del banco de trabajo y he fijado en un extremo, entre las mordazas, un palito. De modo que podemos poner los palos con una arista hacia arriba y el palito de tope queda ligeramente por debajo de la arista.


Regulamos la profundidad de la cuchilla del cepillo para que coma muy poco y vamos haciendo pasadas por cada arista hasta dejarla homogénea. Como la madera está ligeramente alabeada en algunos casos, veremos que no quedar regular.


Un truco es pasar el cepillo ligeramente ladeado por la zona donde queremos que coma un poco más. Cuando llevéis varios palitos veréis que es muy sencillo. También es importante mantener siempre el ángulo del cepillo y la inclinación adecuada del listón.


Con el larguero superior, que tenemos que redondear, hacemos algo parecido. Sólo que al ser una madera mucho más gruesa, no es necesario ponerlo inclinado, sino que esta vez atacamos con el cepillo con una inclinación lateral de unos 45º.


Yo he fijado el larguero poniendo un palito insertado en la ranura central, que quedará hacia abajo, y podemos asir este palito entre las mordazas del banco de trabajo. De este modo, queda sujeto y trabajaremos mejor, sin apretar el larguero, que al tener la ranura queda debilitado y podría romperse.


Tras profundizar lo que creamos conveniente y procurando hacerlo lo más uniformemente que podamos, atacamos el otro lado para procurar dejarlo simétrico. Para redondear, sólo tenemos que atacar en ángulos intermedios eliminando todas las micro aristas que vayamos viendo.


Parece muy complicado, pero es sencillísimo y se hace en un momento. Siempre nos quedarán pequeñas imperfecciones, pero para ello vamos a dar una lijada posterior.


Para el lijado, he fijado la lijadora orbital al banco de trabajo. Así en vez de estar moviendo toda la lijadora, movemos sólo los palos.


Le damos un repaso a las cuatro caras y a los cantos para redondearlos un poco más. Este trabajo se haría mejor con una lijadora de banda, pues las vibraciones de la lijadora orbital obligan a parar frecuentemente, pero también se puede hacer así.


Ahora cortamos los extremos de los largueros para dejarlos a su medida. Como lo que sale peor al redondear los cantos es cada extremo, recortamos por ambos para dejarlo de la medida, que en este caso es 815mm.


El montaje es sin duda lo más complicado. La cola blanca nos da un cierto margen de trabajo antes de endurecer, pero tampoco demasiado, así que hay que tenerlo todo bien planificado.


Empezamos por montar los travesaños en el larguero superior. Yo, en el planteamiento previo que hice, vi que había que darles una separación entre barrotes de 8cm y en los extremos, dejamos 6cm libres de larguero antes de poner el primer barrote. Así que me he hecho dos escantillones, o sea, dos palitos de exactamente 8cm, que facilitarán y acelerarán el proceso.


Medimos los 6cm y ponemos el primer travesaño encolado en el extremo. Podemos poner la escuadra para dejarlo más o menos bien, pero no es imprescindible.


Creo que es mejor ponerlos rápido y ajustar después.


Seguidamente, ponemos el segundo travesaño poniendo el escantillón para dejarlo con la separación adecuada.

Sin sacar este escantillón, ponemos el segundo y metemos el tercer travesaño, también encolado. Y así hasta llegar al final.


Ahora podemos ajustar un poco si alguno se ha movido, dejarlos lo más perpendiculares que podamos y corregir su posición con el martillo de puntas de nylon.


Procedemos con el otro larguero planteándolo paralelo al primero y ya vemos más o menos dónde irán los travesaños. Ponemos un poco de cola blanca donde vayan a insertarse los travesaños y también en la parte superior del extremo del travesaño. Así quedará bien encolado.


Aproximamos el larguero y metemos el primer travesaño midiendo los 6cm iniciales. Y ya vamos dando golpecitos y orientando los travesaños para que vayan entrando todos.


Rápidamente, ahora que la cola está fresca, podemos ir escuadrando y midiendo con los escantillones. Finalmente, podemos poner la estructura vertical para golpear hacia abajo el larguero que tengamos arriba y que todo se apriete.


Es importante mirar la escuadra del conjunto: medimos las diagonales y deben tener la misma medida. Todavía podemos escuadrarlo un poco y también revisar los travesaños. Finalmente, dejamos secar la cola. Mientras se seca, podemos hacer un poco de masilla con aserrín fino y cola blanca para tapar los orificios y desperfectos más visibles. Al menos por la cara que ha quedado hacia arriba. Como son maderas de palés, podemos encontrar orificios de clavos, pequeñas grietas, nudos… La masilla hecha con cola blanca y aserrín los dejará prácticamente invisibles.


Cuando seque la cola, podemos darle la vuelta a la estructura y enmasillar por el otro lado.


Una lijada general… y ya podemos barnizar, pintar, o poner directamente la valla.


A todo esto, para colocarla, voy a poner en un lado unos pestillos que haré con madera.



En el otro lado, no precisa fijación, pues va encajada entre el quicio de la puerta y el canto de la misma. Lo podemos ver en la foto.


Para los pestillos, he empezado por tapar la rendija de los extremos de los largueros, porque me parece que esto debilitará la estructura. Así los extremos quedarán más robustos.


Es tan sencillo como afinar con el cepillo de carpintero un palito, encolarlo, meterlo en la ranura del larguero, sujetarlo con un par de pinzas y cortar el sobrante con una sierra japonesa, por ejemplo.


Después preparamos los pestillos en sí. Hay que poner un palito que gire para que haga de tope e impida que se pueda sacar la valla. Pero hay que superar la distancia que separa el marco de la reja. Son unos 40mm aproximadamente.


Así que empezamos por preparar un taco de madera algo más estrecho que el larguero y lo atornillamos a éste con un par de tornillos, abriendo previamente unos orificios guía, por supuesto.


Antes de colocarlos, podemos rebajar la esquina que quedará más cerca del marco de la puerta para que entre más fácilmente. Para hacer este rebaje, he usado el cepillo de carpintero.


Seguidamente, atornillamos el palito que hará de pestillo a esta pieza. Es interesante que el orificio de la pieza giratoria sea un poco más ancho para que gire libremente. Para eso, pasamos otra broca de mayor diámetro. También podemos usar un tornillo que no tenga rosca en la parte cercana a la cabeza, así girará mejor.

Lo probamos… y queda perfecto. Es más No solo sirve para la puerta de la cocina, sino que también vale para otras dos puertas de mi casa.


Finalmente, como el niño se las sabe todas… he puesto un pasador para evitar que pueda girar fácilmente el pestillo: basta hacer un taladro y meter un clavo que impida que el palito pueda girar. 100% eficaz… siempre que el niño no vea cómo abrimos la reja, naturalmente.


Ya hace un par de meses que esta reja está en funcionamiento y ha dado un resultado excelente… Así que me he propuesto hacer otra para el baño, pero esta vez usaré unos ensambles de caja y espiga, un poco más laboriosos, aunque más al alcance de la mano si no tenéis sierra circular de banco.


Y un consejo final: lo mismo cuesta hacer ocho barrotes que diez… así que haced alguno de más y así podréis escoger los mejores, ya que la calidad de la madera no es muy buena. Además, si os sobra alguno, puede servir para reponer rápidamente alguno que se rompa. Aunque fijados al conjunto resulta ser bastante resistente a la par que ligero.



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