jueves, 29 de diciembre de 2011

Cuñas de madera. Hacer cuñas con sierra circular. Banco de trabajo Wolfcraft Mastercut. Accesorio de banco de sierra circular



Fabricar cuñas en un instante. Cajón de corte para mesa de sierra circular



Ami@s: Todavía no he tenido ocasión de hablaros del banco de trabajo que me he comprado: un wolfcraft Mastercut. Que tiene la posibilidad de incorporarle la sierra circular, o una sierra de calar e incluso una fresadora para lograr hacer trabajos como si dispusiésemos de una estación de serrado y fresado.


Al principio me decepcionó bastante por muchos motivos que ahora no vienen al caso. Ya os hablaré en otro post de un modo más detallado de este banco de trabajo, sus ventajas y sus inconvenientes.



Lo cierto es que le he fabricado un interesante accesorio: un cajón de corte. Este invento sirve para poder cortar piezas pequeñas a inglete o escuadra sin que nuestras manos corran serio peligro. Es totalmente seguro y rápido.


Os explico brevemente en qué consiste, aunque si queréis más datos, os lo explicaré más detalladamente en otra entrada.


Básicamente es una tabla de aglomerado de 16mm de grosor a la que le he incorporado en la cara frontal y trasera unos travesaños del a misma madera bien alineados. He añadido unos listones de refuerzo y he incorporado una fijación con tuerca de palometa, que permite sujetar las piezas con bastante firmeza.


Como podéis ver, al principio monté una fijación más pequeña y después hice la que he usado en esta entrada, que es más larga y permite fijar piezas mayores.



Finalmente, he hecho una caja en la parte delantera para poder insertar por ahí los listones que vayamos a cortar en ángulo distinto de 90º.


También la hice con posterioridad a las fotos iniciales, con lo que podéis verla a lo largo del post.





El cajón va siempre deslizándose perpendicular a la hoja de la sierra circular (por cierto, es la misma que ya habreis visto en otros post) gracias a unos rieles que he puesto en los bordes y que van ajustados a la parte metálica de la superficie del banco de trabajo. Y que no son otra cosa que unos perfiles en ángulo metálicos.


Pues bien, he decidido probar a cortar unas cuñas aprovechando un trocito de madera tropical –muy dura y de grano fino- que me he encontrado.




El resultado no podía ser mejor: fijamos la madera con la fijación



y en una pasada, tenemos un corte perfecto.



Sólo queda hacer el corte transversal que nos dará la longitud de la cuña ...






Y otro corte de repaso en la parte más fina, para evitar justamente que quede por ahí demasiado fina la madera y se astille enseguida.




En el siguiente corte, ya sacamos de un tirón dos cuñas.




A falta del corte transversal de la segunda y el repaso del filo, que podemos hacerlo en ambas de una sola pasada.



Y así sucesivamente. Podemos variar el ángulo ligeramente de una a otra para que puedan servir para múltiples usos, así como su longitud.


Ya están a falta de frotarlas un poco con cera para que queden protegidas y duren más. Y si queréis un acabado aún mejor, darles antes de la cera una pasada en los cantos con una lija fina para matar un poco los bordes afilados.



Un trabajo que podríamos haber hecho a mano, pero que en la mitad del tiempo que hubiésemos empleado en sacar una cuña…¡hemos obtenido siete de una vez!


Un saludo a tod@s y desearos un año 2012 pleno de alegrías. ¡¡¡FELICIDADES!!!

z

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Restaurar pargaguas. Reparar paraguas. Reconstruir extremo de paraguas. Paraguas roto.


Reparar paraguas


Amig@s: Hoy vamos a trabajar un poco con un viejo conocido: el paraguas de mi mujer. Ya os hablé de este paraguas en otra ocasión que le hicimos una reparación. El arreglo funciona de maravilla y ha aguantado perfectamente…


Pero ahora nos ha surgido otro problema: el agua ha entrado por el extremo del palo cuya punta se había roto hace algún tiempo, la parte del palo que sobresale hacia fuera por la parte central, y ha acabado por pudrir la madera por este extremo, con lo que las varillas no tienen fijación y el paraguas no se puede abrir.


Aprovechando un domingo frío y desapacible, hemos sacado un ratito para repararlo ¡Pronto volverán las lluvias y hay que estar preparad@s!


No tengo fotos del inicio del proceso porque ni pensaba que pudiese tener arreglo. Pero os explicaré lo que he hecho y lo entenderéis perfectamente: hemos sacado la varilla de madera tirando del mango del paraguas.


Casi al final, me he encontrado con un tope que impedía que saliese por completo. Con unos alicates, he quitado el tope, que es una especie de clavo con la cabeza gruesa, y ha terminado de salir todo el palo.


Seguidamente, hemos saneado la punta de este palo para eliminar toda la parte podrida. Ha bastado cortar con una sierra de metal (es lo que tenía a mano) una rodaja eliminado un par de centímetros del extremo.


Ahora hay que sustituir la parte eliminada y la que ya estaba partida… Podemos preparar un palito con el mismo grueso y hacer un complicado ensamble… O simplemente hacer una reparación rápida, pero eficaz, más propia de nuestro taller de bricolaje.



Así que buscamos un tornillo fuerte y suficientemente largo, que sustituya la madera que falta. Hacemos un taladro fino en el centro de la varilla de madera, pasamos a una broca más gruesa, sólo ligeramente inferior a la rosca del tornillo, para evitar que la madera se abra.


Y atornillamos el tornillo de modo que sobresalga aproximadamente el trozo de madera que falta, incluido el remate de la punta que se le cayó. Como la madera ya estaba rota y encima le he quitado un trozo, es difícil saber exactamente cuánto tornillo debe sobresalir. Así que lo hago a ojo.


Una vez que vemos que el tornillo entra bien, lo retiramos y lo volvemos a poner pero añadiéndole a la rosca un poco de pegamento de cianocrilato. Así nos aseguramos que no se afloje accidentalmente, a la par que se hará una pieza con la madera, dándole robustez.




Preparamos un poco de masilla epoxi y la colocaremos en la unión del tornillo y la madera, para dar más solidez aún.



Con la masilla que nos ha sobrado, empezamos a colocarla en la cabeza del tornillo.




Esta es la parte que va a verse, así que nos esmeramos en que quede más o menos simétrico, aunque os recuerdo que la masilla se puede limar y lijar una vez seca.



Metemos la varilla en el paraguas y colocamos otra vez el tope.



Preparamos un poco de masilla más y terminamos de hacer el remate de la punta para que el agua no pueda entrar por la parte del orificio.


Antes de poner la masilla podríamos haber recortado una arandela de goma o tela de paraguas que entrase ajustada y mejorase la estanqueidad… pero cuando caí en ello ya estaba la masilla colocada y de todos modos, así ha quedado bastante bien terminado.


Solo queda poner un remate del extremo de una varilla que se le ha desprendido para que el paraguas quede otra vez en perfecto estado.


En unos veinte minutos hemos vuelto a reparar este paraguas y sólo hemos precisado de un poco de masilla epoxi y un tornillo. Como os dije, tiene ya sus años y un gran valor sentimental y ha quedado como nuevo… otra vez.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Reparar batidora. Batidora estropeada. Secador roto


Reparar batidora



Otra pequeña “tragedia doméstica”: Esta batidora, Turmix, Minipimer… o como la llaméis en vuestra zona, no es ninguna maravilla. No tiene muchas velocidades, ni accesorios… Pero lleva en la familia muchos años y nos ha prestado un fiel servicio.




Sigue funcionando, pero por el uso o algún golpe, se ha abierto un poco la parte de plástico del brazo, la que se atornilla al cuerpo y el tubo metálico inferior se sale de ella, aparte que por salirse, hay que estar sujetando el tubo si no queremos que salga despedido durante el batido.



Vamos a tratar de repararla, No ya solo por el reciclaje, o preservar el medio ambiente, sino porque las batidoras no brotan en las macetas, precisamente y la crisis nos tiene a todos un tanto “apretados de cinturón”.


Por otra parte, podemos apurar todavía esta batidora por unos años si logramos recomponer la parte rota.



La mayor dificultad es encontrar una anilla o tubo que tenga el diámetro interno justo del tamaño de la parte de plástico que abraza la varilla metálica de la batidora. Esta parte, se ha abierto por varias fisuras y de ahí que se separen fácilmente la parte de plástico de la metálica.


Si encontramos el tubo del tamaño adecuado, éste apretará de nuevo una pieza contra la otra y lograremos que quede otra vez en buen uso.




Sorprendentemente, tras realizar varias pruebas con mangueras, tubos de cobre y otros materiales, descubrí que lo mejor era un viejo palo de fregona que estaba roto esperando la ocasión para tirarlo a la basura.

Es tubo de acero muy fino, lo que garantiza que hará fuerza y a la vez no estorbará la rosca para que se puedan atornillar las dos partes de la batidora.



Así que colocamos en nuestro banco de trabajo –nuevo, por cierto, ya os hablaré de él en otro post- y con la sierra para metal cortamos una rodaja de tubo.



Lo repasamos con una lima –tanto los bordes como el interior- y pasamos a la siguiente etapa.



Vamos a reforzar la unión con pegamento epoxi de dos componentes. Así que empezamos por limpiar con un trapo y alcohol todas las zonas que van a recibir pegamento: el interior del tubo cortado, el vástago abierto de la pieza de plástico; el extremo del tubo de la batidora que se insertará en la pieza de plástico… y mezclamos a partes iguales los dos componentes del pegamento.



Aplicamos en el interior de tubo y lo introducimos en su sitio.



Vemos que entra perfectamente con una ligera presión, pues el pegamento hace de lubricante.


Retiramos el exceso de pegamento, pues no nos interesa que sobresalga o se llene de pegamento la rosca de la pieza de plástico.




Procedemos a poner el producto en el extremo de la varilla y la insertamos en la pieza de plástico.


Entra con cierta presión, pues el trozo de tubo ya hace su función y mantiene cerrada la pieza de plástico.



Podemos, finalmente, añadir un poco de pegamento en las pequeñas grietas que hay por la parte exterior para evitar que restos de alimentos puedan entrar por ahí, lo que sería antihigiénico y provocaría molestos olores, aparte que el pegamento que entre en las grietas reforzará el conjunto.




Montamos la batidora, para asegurarnos que la rosca está intacta y permite unir las dos partes, y seguidamente volvemos a desmontarla, a la espera que seque completamente el pegamento.



Estas reparaciones, que parecen un tanto chapuceras, con frecuencia dan tan buen resultado que nos permite seguir usando el aparato mucho más de lo que pensábamos.


Hace algún tiempo, por ejemplo, reparé un secador de pelo –también con muchos años de servicio- y que ni yo mismo pensaba que fuese a durar más que un fin de semana, pues tuve que recomponerle la resistencia, empalmándola; que por un contacto entre los alambres de la misma, se había roto y el secador no funcionaba. Pues bien, el secador lleva ya varios meses de uso y está como el primer día. Desgraciadamente, no saqué fotos de la reparación, pero si os interesa, os lo explicaré más detalladamente.



Animaos a realizar estas pequeñas reparaciones, por otra parte tan sencillas, y a no tirar los electrodomésticos a la primera de cambio. Nos ahorraremos un dinerillo y a mejorar la economía familiar.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Soldadura al arco. Precauciones para soldar. Protecciones. Guantes para soldar. Petos de soldador

Protecciones para soldar: Guantes y peto de soldador



Amig@s: Ya vimos en otra ocasión una protección fundamental para soldar al arco: la careta de soldador. Vimos los distintos tipos y sus ventajas e inconvenientes.


Ahora vamos a ver otras protecciones que pocas personas usan, pero que podemos conseguir por muy poco dinero y, como veremos, nos supondrá un ahorro más o menos considerable.

Se trata de los guantes y el peto de soldador.



Respecto a los guantes, tengo que decir que yo he soldado muchas veces sin ellos… en realidad son muy pocas las chispas que se nos van hacia las manos, pues tienden a caer hacia el suelo.


Pero si vamos a realizar muchas soldaduras, recibiremos las radiaciones directamente en las manos y eso no es nada recomendable.

En el mejor de los casos se nos enrojecerá la piel como si se nos hubiera quemado por el sol.


Los guantes evitarán este problema y nos darán confianza porque no tendremos que parar en mitad de un cordón para retirarnos un trocito de escoria candente de una mano.


Los guantes son especialmente recomendables si soldamos en posiciones “aparatosas”, como lo sería soldando sobrecabeza, o sea, hacia arriba.

Es, ciertamente, una soldadura poco usual y que debemos evitar dando la vuelta a la pieza para soldar con la pieza debajo del electrodo o en pared… Pero a veces es inevitable.


Y, amig@s, si no estamos acostumbrados a soldar con guantes, nos encontraremos con un doble problema: la soldadura en sí, y la falta de tacto producida por los guantes.


Por eso, conviene que estemos acostumbrados a usarlos siempre que podamos. Así cuando realmente nos sea imprescindible su uso, estaremos tan acostumbrados a ellos que no supondrán un obstáculo.


En los noveles o principiantes, los guantes pueden ser un poderoso aliado, pues a veces cuesta mantener el pulso necesario para hacer un buen cordón, sobre todo cuando el electrodo es nuevo -y largo-.

Con los guantes, podemos sujetar el electrodo por la mitad con la mano que no sujeta la pinza porta electrodos y así manejarlo con precisión hasta que se haya consumido un trozo y ya sea más sencillo atinar.


Por otro lado, estos guantes son gruesos y rígidos, así que cuanto más los usemos, más los ablandaremos ¡No los dejéis de usar, pues cuando os resulten imprescindibles, os será casi imposible manejaros con ellos!



Respecto al peto, es otro implemento que no se suele usar. Son frecuentes las partículas candentes que caen en brazos, zapatos, en incluso en la cabeza. Pero el pecho, abdomen y piernas reciben menos impactos y por eso se suelen dejar sin protección especial.


Insisto: la soldadura desprende radiación que podemos evitar o mitigar con un peto de soldador… pero lo que es mucho más obvio: cuando preparemos los hierros para soldar, tendremos que hacer uso de la radial.


Yo he llegado a hacer agujeros en delantales de tela, monos de trabajo (100% algodón), y hasta vaqueros gruesos… Algunas prendas hasta han salido ardiendo… sí, sí, como lo oís: con llamas y todo.


Y las zonas más propicias a chamuscarse –dependiendo, naturalmente, de la posición en que cortemos los hierros- son el bajo vientre y parte superior de los muslos… Zonas que quedan perfectamente protegidas de las chispas con un peto de soldador.


Solo con poneros el peto de serraje a la hora de hacer estos trabajos, os permitirá ahorrar un montón de dinero, porque la ropa que uséis sin protección, acabará para tirarla.


Y no os costará una fortuna conseguir estas dos protecciones que, además, os durarán muchos años. Los guantes y el peto salen por unos 10€: unos 7€ el peto y unos 3€ los guantes. (aprovechando alguna oferta, como he hecho yo, naturalmente).



Podéis conseguir un peto más reforzado y de mayor tamaño, o unos guantes más flexibles y largos… Pero el equipo básico os sacará de más de un apuro… ¡Nunca costó tan poco estar protegidos!

viernes, 7 de octubre de 2011

Montar bici tras la pintura. Análisis de la bici restaurada. Restaurar bici.


MONTAJE DE LOS ELEMENTOS DEL CUADRO.



Ya hemos desguazado la bici para limpiar sus piezas y para pintar el cuadro. Ahora vamos a realizar el proceso inverso: montaremos los distintos elementos… y la ensuciaremos… ¡Con el uso! Je, je ,je,


Así que, vamos a montar las piezas que podamos y llevar la bici al taller. Ya os comenté que podría haberle puesto yo mismo las fundas y cables, pero el coste de la mano de obra no es elevado y ya tengo ganas de disfrutar de mi bici “nueva”.



No está de más limpiar a fondo el cambio trasero, roldanas incluídas: ya que hemos retirado este elemento, no cuesta quitar uno de los tornillos-pasadores, sacar, limpiar y engrasar la roldana correspondiente y separar los brazos para su limpieza en las zonas internas. Podemos montar esta roldana y proceder con la otra.


El desviador trasero, por cierto, va sujeto a una pieza atornillada al cuadro mediante un circlip. Es un detalle que no mencioné antes y que puede ser interesante, ya que los cambios actuales van atornillados directamente al cuadro.


Vamos a dar un repaso a todas las piezas para dejarlas relucientes. Basta usar detergente de lavar los platos y un estropajo viejo, de desecho

Montamos la tija, la potencia, desviador trasero y el delantero (sólo apuntado, pues hay que ajustarlo a su medida)...¡Y al taller!


RESULTADO DEL PROCESO: ANÁLISIS DE LA BICI

Amig@s: ya hemos vuelto del taller, que nos han montado los cables y sus fundas. Ahora nos subimos por primera vez en esta “nueva” bici. La verdad es que da gusto verla.


El cuadro está algo soso: unas simples listas en un color que combine o unas letras, la realzarían mucho… Pero el aspecto es impresionante. Hasta el mismo mecánico parecía sorprendido del resultado.


Veo que le ha cambiado los dos frenos y son de un bonito color morado metalizado que contrasta con el azul del cuadro.




Los pedales –algo más caros de los que había escogido en principio- combinan con el manillar de aluminio y éste da una sensación de robustez… sólo el haber sustituido el manillar da a la bici un aspecto totalmente diferente.



La bici se nota realmente ligera y robusta. La cadena está algo corta porque le puse una usada de mi otra bici y se ve que ésta precisa un par de eslabones más. Esto hace que la patilla del cambio esté algo forzada… nada que no se pueda arreglar poniendo una cadena nueva con un par de eslabones más, que es lo próximo que pienso hacer –de hecho, es lo siguiente que hice: ponerle una cadena nueva-.


Me subo en ella y lo primero que noto es que el cambio va perfecto, aunque estoy acostumbrado a ver la numeración del piñón que está en uso en mi otra bici, cuyo cambio Shimano Deore permite verlo en cada momento…

Pero tras una primera dificultad inicial en la que meto el piñón más pequeño… logro cogerle el tranquillo.


Es un cambio sorprendentemente preciso para ser tan antiguo. Hace un poco de ruido frente a la silenciosa transmisión de mi otra bici… Pero bastó cambiar la cadena y poner una nueva de la longitud adecuada, para recuperar “el sonido del silencio” del rodar de la bici.


No comprendo cómo el anterior propietario tenía fijados los cambios mediante alambres en las palancas, cuando con un poco de aceite podría haber mantenido a punto estos elementos tan necesarios para una marcha cómoda, suave y eficaz.


Los frenos me han decepcionado un poco: tienen la mitad de potencia –o menos, incluso- que mis frenos de disco mecánicos. Tengo que apretar con bastante fuerza para lograr una frenada medio decente.


Supongo que tendré que acostumbrarme a apretar más las manetas. También tengo que ajustarlos un poco para que empiecen a apretar antes. Como sabéis, me gusta que el freno empiece a actuar en cuanto toco la maneta.


De todos modos, los frenos cantilever son unos frenos sencillos y fiables que han sido usados durante mucho, mucho tiempo y aún siguen en uso, aunque ya se instalen los V brake –más potentes- en las bicis nuevas. Y cuando las zapatas empiecen a adaptarse a la llanta, estoy seguro que mejorará su eficacia. En cualquier caso, siempre podemos sustituirlos por unos mejores en un momento.



Por unos 75€ hemos logrado poner esta bici rota y abandonada en una bici perfecta, que me resulta hasta más cómoda que mi otra bici, “la buena”, pues el manillar de doble altura permite una conducción mucho más cómoda para circular por ciudad.



Quedan algunos detalles: podemos instalarle el transportín original. Como está en buen estado, bastaría retirarle ligeramente el óxido con un cepillo en un par de sitios; una lijada suave por toda la superficie para que agarre bien la pintura; y podemos pintarla con una pintura plateada que hará que combine con el manillar y los pedales.



Basta atornillarlo a las vainas por la parte inferior



Y me las he ingeniado para fijarla por la parte superior mediante un perno con tres tuercas.


También podemos montarle, por qué no, un cuentakilómetros. A fin de cuentas, cuando aparquemos para comprar algo podemos retirarlo de su soporte.


Finalmente, una luz delantera y otra trasera, darán la seguridad necesaria para que seamos vistos… ¡Y evitar las multas!



Tras varias sesiones de bici, descubro que es realmente cómoda, con un cambio bastante fácil de usar (a diferencia de los cambios zone o de puño de la bici plegable), aunque no tan precisos y cómodos como los Shimano Deore de mi otra bici. También hecho en falta los ocho piñones de dicha bici… Pero nos apañamos bastante bien con seis ¡a fin de cuentas no voy a dedicarme a subir montañas! Solo a pasear e ir a comprar ocasionalmente. Y se nota la diferencia también respecto a la bici plegable en ese aspecto, ya que ésta solo tiene cinco piñones y sólo un plato, frente a los tres de la bici restaurada.

Y resulta una bici manejable, desenfadada y útil al 100% para estos menesteres.


El proceso de restaurado de esta bici ha sido relativamente breve: en un par de semanas la he tenido lista… Sin embargo, no os voy a engañar: ha sido un trabajo duro, tedioso y desmoralizante. No obstante, mi gran satisfacción es poder haber realizado este trabajo. Es bueno sentirse capaz de hacer cosas y poder afrontar un reto y superarlo...


Hemos rescatado una estupenda bici de la chatarra y hemos conseguido una “bici de batalla”, que ya teniendo una buena bici, no me hubiera comprado otra para este fin.


Puede que en vuestro caso tengáis una bici como esta… pero que precise muchos menos recambios, o que tan sólo requiera un poco de pintura. Aquí podéis ver cómo afrontarlo.


Estoy realmente satisfecho de haber puesto a punto esta bici ¡Hasta me gustaría volver a pintarla con un mejor acabado! Je, je, je.


Os animo a realizar estas tareas de bricolaje. Os entretendréis, relajaréis y disfrutaréis.


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