jueves, 30 de abril de 2009

Cómo soldar tubos de gas. Instalar hornilla de gas

CAMBIO DE HORNILLA: SOLDADURA DE TUBO DE GAS



Este post es complementario al anterior. Si vemos que no coincide el vástago que hace la conexión del tubo del gas a la hornilla, deberemos sustituirlo por el que ésta trae de fábrica.

Es cierto que es un tema delicado en cuanto que hay que realizar soldaduras en un tubo para gas que, teóricamente, debería hacerlo un instalador autorizado. Pero si habéis realizado alguna soldadura de tubos de cobre, veréis que es prácticamente igual y si seguís todos mis consejos, os saldrá bastante bien. Aparte que después podréis comprobar si hay alguna fuga e incluso cuando os hagan la revisión periódica de la instalación, os darán el visto bueno



En nuestro caso, no sólo no coincidía, sino que además, era otro sistema basado en cierres hermeto. Un sistema bastante antiguo –aunque aún se utiliza- en el que dos piezas se enroscaban deformando una arandela de bronce que garantizaba la estanqueidad


Asi que el primer problema que nos encontramos es justamente dicha arandela, que como está muy apretada, no podemos retirarla sin dañar el tubo. Si vemos que sobra tubo, podemos cortarlo por debajo de la arandela con una sierra de metal, limar los bordes y listo. Incluso si sobra todavía más, podemos usar un cortador de tubos de cobre de los usados en fontanería.



En nuestro caso, el tubo tiene la medida justa y no queremos meternos en sustituir todo el tubo. Así que recurro a mi minitaladro (también llamado herramienta multifunción, y de la que os hablé en un post anterior, cuando la reparé) con un disco de corte. Manipulándolo con cuidado de no rozar el tubo, logro cortar perfectamente la arandela en un instante y sacarla tras apalancar con la punta de un destornillador plano en ambos lados del corte para abrirla.



El tubo es demasiado grueso en el extremo y no entra bien la pieza. Pero no sobra mucho y de todos modos para soldarlo deberemos retirar la parte exterior plateada. Así que cogemos la lima y limamos ligeramente un par de centímetros del extremo del tubo.



No ha de quedar ningún rastro del recubrimiento plateado en esa zona. Para asegurarnos de cuánta longitud del tubo hemos de limar, podemos examinar el interior de la pieza para ver hasta dónde entra el tubo. Normalmente tiene un tope interior.

Una vez que logramos introducir en el tubo la pieza de empalme, la retiramos y procedemos a estañar el extremo que hemos limpiado del tubo.

Untamos la zona a estañar con pasta decapante para facilitar el estañado. Basta una pequeña cantidad.



Calentamos con el soplete la zona y cuando cambie de color aplicamos la punta del hilo de estaño. Vemos que éste se funde sobre el tubo y queda bastante extendido. Como podéis ver, he colocado una chapa para evitar que la llama del soplete pueda dañar el mueble o la pared de detrás.



De todos modos, podemos coger una brocha que no tenga pelos sintéticos y pasarla para retirar el exceso de estaño cuando éste está aún fundido, pues si se queda un poco más de la cuenta, no entrará la pieza en el tubo.



Una vez que comprobamos que la pieza entra (debería entrar ajustada), la sacamos y aplicamos un poco más de decapante sobre el extremo del tubo estañado. Introducimos la pieza hasta que haga tope y volvemos a calentar con el soplete. Calentamos las dos partes a la vez, la pieza y el tubo. Cuando veamos que cambian de color, vamos aplicando estaño en la unión del tubo con la pieza y vemos que el estaño penetra entre ambos. Para asegurarnos que no queda ningún hueco, podemos presionar ligeramente con la varilla de estaño por varios sitios, mientras seguimos calentando con el soplete ¡sin pasarse, o el estaño penetrará en el tubo dejándolo ciego! Aunque esto no suele ser preciso (pero tratándose de un tubo que llevará gas….¡cuidadín!).



A simple vista, no debe quedar ningún resquicio entre el tubo y la pieza. De todos modos, después comprobaremos la estanqueidad.

Y ¡OJO! Antes de realizar la soldadura, aseguraros de haber introducido la tuerca de fijación y que esté en la posición correcta: con la rosca hacia arriba. De lo contrario, tendréis que desoldar la pieza del tubo para meterla y volver a soldar.



Lo demás es igual que vimos en el post anterior: mover ligeramente el tubo para que case bien con la toma de gas de la hornilla, meter la junta y apretar con firmeza.


La prueba del jabón es imprescindible (ver el post anterior) y más tratándose de gas. Debemos consultar con un instalador que compruebe que todo está en orden.


Para soldar la pieza que va al extremo opuesto del tubo, para conectar la goma del butano al tubo, si no la teníais colocada (ahora es obligatorio, al menos en España). Procederemos de igual modo: limar ligeramente el tubo para quitar la cobertura plateada, estañarlo y soldarlo a la pieza.


Si no habéis hecho nunca una soldadura de este tipo, os recomiendo comprar un trozo de tubo para gas, varias piezas de acople, e ir practicando. En realidad es muy sencillo.



miércoles, 29 de abril de 2009

Cómo hacer carrito o base con ruedas

CARRITO MULTIUSOS



Os voy a enseñar un trabajo que hice hace algún tiempo y que me ha sido de gran utilidad: se trata de una base con ruedas que puede servir igual para llevar de un lado a otro una bombona de butano, un mueble pesado o colocar nuestra atiborrada caja de herramientas para desplazarla por la casa o el taller.

Hay dos versiones: la cara que es comprar todo el material, y la económica, que es mi caso, en que no me ha costado nada. Pues he usado material reciclado.

Materiales:

Un trozo de tabla de albañil, ruedas de un carrito de la compra roto tipo supermercado, una anilla roscada con dos tuercas y como herramientas: sierra de calar o serrucho de mano, taladro con su correspondiente broca, escofina y/o lija para madera, llave Allen y llave de pipa o acodada.

Para empezar, necesitamos lo básico: unas ruedas y una tabla de madera.

Las ruedas las he conseguido de un viejo carrito de la compra totalmente roto e inutilizable y la tabla me la encontré justamente en una cuba con escombros y ya cortada en trozos. Podéis pedir en alguna obra un trozo de tabla o comprar en un almacén de madera una del tamaño que queráis según el uso que le deis al carrito. Y si no tenéis ruedas, también podréis comprarlas en cualquier ferretería - Que a nadie se le ocurra coger un carrito de un supermercado para sustraerle las ruedas, ni mangarse una tabla de una obra- La tabla es, en efecto de las usadas en construcción para múltiples usos: colocar como base en andamios, encofrados, rampa para tirar escombros a las cubas…. Si pasáis por alguna obra, seguramente hasta os darán un trozo si lo pedís.

Ahora tenemos que decidir exactamente el tamaño que necesitamos. Las ruedas son sobradamente sólidas como para soportar pesos elevados, pero si elegimos una base demasiado amplia, tendremos problemas para guardarla o quedará muy grande para llevar un objeto de base pequeña como una bombona de butano o para la caja de herramientas.

Yo he escogido como medida un cuadrado de 37.5cm de lado. Lo he recortado con la sierra de calar dándole forma redondeada a las esquinas para evitar que pueda rozarnos los tobillos y hacernos una lesión y también para que sea más duradera, ya que las esquinas tienden a desportillarse más fácilmente. Para lograr marcar la forma redondeada, he usado un bote de pintura. Si queréis una esquina más redondeada (menos aguda), podéis usar incluso un plato. Si la queréis menos redondeada, podéis usar un trozo de tubo de PVC, por ejemplo.

Una vez cortada, con una lima he terminado de perfilar los bordes matándole los filos y aristas.



Y he procedido a taladrar los orificios pasantes para introducir los pernos de las ruedas.

Una sugerencia: cuando marquemos la tabla para cortarla (da igual si la queréis cuadrada o rectangular), trazad una diagonal que una las esquinas opuestas. Como después las esquinas se pierden al cortarlas redondeadas, ya tenéis la marca sobre la que podréis marcar donde tenéis que taladrar. Incluso antes de cortar, también podéis hacer una marca en todas las diagonales a la misma distancia, pongamos a 2.5cm de las aristas. Eso nos servirá de referencia para que nos queden después todas las ruedas a la misma distancia y quede un trabajo bien hecho.

Una vez cortada la tabla, limados los cantos y bordes y marcados los orificios, los haremos con el taladro. Es conveniente empezar por una broca más fina para que salga más preciso y cueste menos trabajo. Si hemos de hacerlo con una broca del número 10, podemos empezar con una del 4 ó del 5, después con una del 6, otra del nº8 y terminaremos con la del número 10. También conviene colocar un mártir por la parte opuesta al orificio para evitar que al salir la broca astille la madera.

Como a mi me gusta que las cabezas de los pernos no sobresalgan por encima de la base, cuando ya tenía los orificios a medio hacer, he usado una broca de corona para marcar un círculo que después he vaciado con un formón. Así queda la cabeza embutida en la madera.



Seguidamente introducimos los pernos y atornillamos. Como la tuerca queda por la parte de la rueda, la llave más recomendable es una acodada, que por su forma nos permite esquivar la rueda y tener perfecto acceso para bloquear la tuerca mientras con la llave Allen giramos el perno hasta que quede bien apretado.



Y sólo queda el detalle de ponerle la anilla, que nos permitirá atarle una cuerda para poder arrastrar algún objeto cómodamente.



Os sorprenderéis de la facilidad con que se desliza esta plataforma. Incluso podréis subiros encima perfectamente. Y puede llevar grandes pesos.

Los detalles los dejo al gusto y necesidades de cada uno: podemos incorporarle un mango de madera en vez de la cuerda, podemos hacerlo mayor y ponerle unas paredes para llevar objetos pequeños sin que se caigan… Incluso si lo hacemos de las medidas adecuadas, podemos usarlo para colocarlo tras el cochecito de bebé para llevar otro niño subido en él o las compras cómodamente. Sólo hay que hacerle el soporte adecuado para fijarlo al cochecito.

Y, obviamente, podemos pintarla o barnizarla. En mi caso, como la uso normalmente para colocar encima la pesada caja de herramientas en mi pequeño taller de bricolaje, no lo he hecho. Pero eso os garantizaría mayor durabilidad y estética.


alex.es

martes, 28 de abril de 2009

Alicates de pico de loro o de pinza

Alicates de pico de loro



Voy a dedicar este post a un tipo muy particular de alicates: los alicates de pinza o de pico de loro.

Estos alicates tienen dos peculiaridades: la primera es que tienen un mango muy largo, y unas mordazas cortas, lo que garantiza una acción de palanca muy acentuada: dicho de otro modo: con poco esfuerzo hacemos mucha fuerza sobre la pieza que estamos sujetando.

La segunda particularidad es que la mordaza se puede regular, pudiendo servir para diferentes medidas. Igual podemos coger un clavo que un objeto de varios centímetros de grosor.



Para variar el ancho de la mordaza, normalmente se abre el mango a tope y se hace desplazar una sobre otra sobre la ranura que hace de eje. Al volver a apretar el alicate, se quedará en esa posición.

Los hay de varios tamaños. En la foto vemos dos.

Es una herramienta que conviene tener, porque hacen tanta fuerza que hasta podemos usarla en ocasiones como una llave para aflojar tuercas si no disponemos de la llave de la medida adecuada.

También permitirá hacer acciones como enderezar chapas o fijar alguna pieza sobre la que queramos trabajar.

Y es indispensable en fontanería para aflojar las tuercas de PVC engarrotadas o incluso para darles un pequeño apriete si no podemos hacerlo a mano.

Una herramienta, en definitiva, muy útil y recomendable.


Y no es nada cara, podemos encontrarla fácilmente en grandes superficies, ferreterías e incluso bazares de todo a 0.60€. La única pega que puede tener si la compráis económica es que a la hora de dar un buen apretón con estos alicates, ceda o resbalen las dos pinzas entre sí. Con lo que no darían un buen apriete. Pero basta comprobar si van bien en ese aspecto y listo.

Los alicates de mango azul que vemos en la foto, me costaron 2€ hace varios años y me han sido de una utilidad inmensa en gran cantidad de trabajos. El de mango amarillo y negro, lo adquirí recientemente en un supermercado en el que suelen incluir ofertas de herramientas, ropa y accesorios y también me costaron menos de 2€. No es preciso que os compréis el más caro que veáis por ahí.


También las podremos encontrar en multitud de versiones: fabricadas en acero al cromo-vanadio, empuñadura aislante… Ya depende de vuestro presupuesto y expectativas.


Más información:

Consumer-erosky

Twenga.es


lunes, 27 de abril de 2009

cómo restaurar caja de herramientas de chapa

Restaurar caja de herramientas de chapa.



Os presento mi caja de herramientas favorita. Es relativamente amplia, tiene algunos compartimentos pequeños para herramientas y accesorios de pequeño tamaño… y no me ha costado nada….

Una mañana de domingo temprano, paseando por la calle con mis perrillos, la vi en el suelo. Estaba literalmente destrozada: un asa desprendida, totalmente abollada por todas partes... nada encajaba en su sitio. No obstante, vi que no presentaba deterioros de óxido graves que la hubieran inutilizado. Simplemente, alguien no la necesitaba, o tenía algún pequeño desperfecto que no le agradaba y la tiró… otro, quizá con un par de copas de más, se divirtió usándola como balón de fútbol durante un rato.

Como amante del bricolaje, me descompuso esa actitud, y me dije que bien podría tratar de arreglarla aunque fuese para meter alguna herramienta poco usada.

HERRAMIENTAS Y MATERIALES EMPLEADOS



Alicate tipo pico de loro, martillo y taco de madera, remachadora y remaches de aluminio, trozo de fleje de los usados para embalar palés.

A la hora de abordar una tarea de este tipo, lo mejor es estudiar la caja a fondo. Y recomponerla parte a parte, empezando por lo que parece más complicado o difícil. Caso que esto no pudiésemos arreglarlo, no tiene sentido seguir con el proceso.

En mi caso, el principal problema era los enormes bollos que deformaban la chapa. Y en segundo lugar, los remaches que se habían soltado.

Empecé a reparar los bollos más grandes. La resistencia de la caja de herramientas se debe a que los bordes tienen una rababa o saliente pequeño a 90º que les confiere mucha fuerza. También tienen en los lados planos y grandes unos dibujos a modo de salientes o entrantes que también le dan resistencia. Ya que la chapa de acero en sí, es muy fina y se abombaría con facilidad.



Pues bien, considerando esto, procedí a enderezar los laterales más abollados. Para evitar que el martillo dejara marcas en la chapa, puse un taco de madera entre el martillo y la chapa.



Para devolverle el ribete a 90º, usé un alicate tipo Pico de loro. Estos alicates son muy versátiles, pues se puede graduar la separación de las puntas, pudiendo asir objetos de diferentes tamaños con facilidad. Por otra parte, al tener los brazos largos, hace mucha fuerza y puede actuar incluso como palanca. Con un poco de paciencia, logré en poco tiempo enderezar los desperfectos mayores. Si no tenéis un alicate de este tipo, podéis usar unos universales, aunque os costará un poco más. Hay que ir gradualmente: primero enderezamos un poco la abolladura de la chapa y después retocamos el reborde de ésta. Seguimos con el bollo, y seguidamente volvemos a enderezar el borde. Tras un rato de realizar este proceso en toda la caja, nos sorprenderemos del cambio de aspecto.

Para enderezar las compuertas superiores, me permití retirar el pasador que hace de eje de bisagra en cada lado. Así logré separar estas piezas para darles un mejor acabado, ya que es casi la parte más visible de la caja y conviene que encajen bien para evitar que puedan salirse las pequeñas cosas que hay en los compartimentos que cubren.

Tras esto, monté de nuevo las tapas y retoqué un poco más los cajones de debajo de éstas para lograr mejorar el encaje entre ambos.



Seguidamente, le metí mano al tema de los remaches, pues tenía un asa suelta de un lado. Yal lado del sitio donde iba cogida esa asa, también debería ir remachada una chapita que une el cajón a la parte inferior. Solución: fabricarle una chapa similar y fijarla con remaches. Os sugiero que leais el post que dediqué a la remachadora.

Tomé un trozo de fleje de acero. No es más que una cinta de acero muy delgada. Éstos se pueden encontrar fácilmente en las obras de construcción de casas y edificios, pues se usan para sujetar materiales pesados a los palés, o estructuras de madera que los soportan.

Es un material de deshecho y recomiendo que si veis alguno, lo recojáis sin dudarlo, pues es un material único, de amplio espectro de uso y, sin embargo, difícil de encontrar en ferreterías. Eso si, cuidado con los cortes, es una lámina delgada de metal duro y flexible y puede cortarnos las manos.

Pues bien, recorté un trozo de fleje. Para cortarlo, basta sujetarlo con firmeza con unos alicates y hacer un movimiento de vaivén repetidas veces.

Marqué con un punzón los sitios donde precisaba los orificios, y los taladré. Así dicho parece complicado fabricar esta pieza. Pero basta fijarnos en alguna otra chapita de la caja y tomar las medidas. El fleje, a pesar de ser de acero, es delgado, con lo que se perfora muy fácilmente. Eso si, sujetadlo bien para evitar que pueda girar con la broca y causaros una herida. Como el fleje me pareció bastante más delgado que las chapitas análogas, lo puse doble. Esto es, hice otro igual para ponerlos juntos y que el trabajo quedase bien sólido.

Busqué unos remaches del diámetro de los agujeros y en un instante quedó el asa y el cajón fijados.

Busqué más remaches deteriorados en el resto de la caja de herramientas. Siempre es mejor ponerlos nuevos ahora que estamos en ello a que esté la caja de herramientas endeble y con posibilidad de una próxima rotura de un remache deteriorado. Para sustituir un remache, basta quitar el viejo. Para ello usaremos el taladro con una broca para metal de grosor similar a la cabeza del remache. Veremos que la broca al girar se come la cabeza del remache y éste queda fácilmente liberado. Bastará poner uno nuevo en el agujero del viejo.

Como vemos, en un par de horas, a lo sumo, hemos dejado la caja de herramientas con otro aspecto. La pintura no presenta graves deterioros, y la chapa no presenta óxido, así que de momento, no precisa pintura. Aunque es cierto que si le damos un par de manos, la caja quedaría mucho más sólida. Pero eso lo dejo para un trabajo futuro. En cualquier caso, a mi me gusta así, tiene un sabor añejo, robusto, que recién pintada perdería por completo. Eso ya lo dejo a vuestra elección… en diez minutos podemos dejarla nueva simplemente con un tubo de pintura en spray.

viernes, 24 de abril de 2009

Cómo cambiar una hornilla de gas

CAMBIO HORNILLA DE COCINA



Hoy vamos a abordar un tema no apto para cardíacos. Nuestra vieja hornilla se ha quedado antigua, no podemos limpiarle los chiclés porque es un modelo antiguo que no los tiene accesibles y debemos sustituirla. O bien que teníamos una de vitrocerámica y estamos cansados de los impresionantes recibos de la luz a fin de mes y queremos optar por una de gas.

Hoy voy a centrarme en el primer caso, pues podemos aprovechar la conexión de gas antigua. En otro post os comentaré cómo habría que realizar la instalación de gas nueva.

En cualquier caso, si la toma antigua es igual que la nueva, sólo habrá que poner la junta de estanqueidad nueva y listo.

Por supuesto, hemos de empezar por retirar la hornilla vieja. Antes las fijaban casi exclusivamente con silicona. Después se puso de moda una banda de goma con adhesivo por las dos caras para adherirse a la hornilla y a la encimera. También tenemos que mirarla por abajo para ver si está sujeta con tornillos a la encimera por la parte inferior. Suele ser conveniente retirar el horno, que suele estar montado bajo la encimera, para tener mejor acceso.



También habrá que separar la hornilla del tubo de la toma del gas. Normalmente, va roscado a un tubo que sale hacia abajo perpendicular a la hornilla. Suele estar bastante apretado y más por llevar una junta de estanqueidad. Este proceso podremos realizarlo bien con una llave inglesa grande.

Ahora ya tenemos todo desmontado y listo para empezar a colocar la hornilla nueva.

Colocamos la hornilla nueva en el hueco para ver si las medidas son las correctas.



Si es así, pasamos a comprobar que la toma del gas coincide con la antigua y está en buen estado. Nos ahorraremos trabajo si es así. De lo contrario, tendremos que sustituir la toma, pero eso lo dejo para un futuro post, donde trataré sobre estas soldaduras. De momento damos por sentado que no es preciso sustituir esa pieza.

Limpiamos bien todo el borde de la encimera, donde se va a acoplar la hornilla para que el adhesivo de la junta de goma y la silicona agarren perfectamente. Podemos hacerlo con alcohol. Si vemos que hay mucha suciedad acumulada, le daremos primero con algún producto quita grasa.



Ponemos un buen cordón de silicona en la zona que queda bajo el borde de la hornilla donde ésta hace contacto con la encimera. Si tiene la junta de goma, podemos respetar esta zona sin darle silicona. Podemos ponerla un poco más hacia el borde.



Colocamos la hornilla en su hueco. Va sujeta a presión mediante unas pestañas. Así que con unos suaves golpes quedará embutida en su hueco. Si ha sobresalido silicona por algún punto. Podemos extenderla por todo el borde con un dedo mojado en agua jabonosa. También así podremos retirar el sobrante. Si no ha sobresalido la silicona, podemos ponerle un fino cordón justo donde la encimera se une a la hornilla. Extendemos con el dedo humedecido en agua jabonosa y quedará perfecto. Mucho cuidado con dejar restos de silicona en la hornilla o la encimera, pues una vez seca, cuesta mucho retirarla.



Y, finalmente, conectamos el tubo del gas. Para ello vemos que la junta del tubo encaja perfectamente contra la toma del gas de la hornilla. Deben estar lo más alineados posible. Como el tubo del gas es maleable, podemos doblarlo ligeramente para lograrlo.



Entonces solo queda meter la junta de estanqueidad (es una especie de arandela de goma) en la pieza del tubo. Introducir éste en la toma de gas de la hornilla y apretar la tuerca con firmeza.

Finalmente, hemos de conectar el gas y mojar toda la zona con agua jabonosa. Si vemos que hace burbujas o incluso huele a gas, y ya no se puede apretar más. Deberíamos sustituir la junta de estanqueidad y procurar alinear mejor las dos partes de la conexión del gas.

En cualquier caso, no olvidéis consultar con un instalador de gas para que compruebe que la instalación ha sido correcta.

Como en muchos casos, la conexión vieja del gas no coincide con la conexión que trae la hornilla, os enseñaré cómo solucionarlo en otro post. Si tenéis la suerte de que coincide la pieza vieja con la nueva hornilla, ya sabéis cómo hacerlo.

jueves, 23 de abril de 2009

Cómo pintar paredes difíciles

Cómo pintar paredes



Hace unos días, Mari, una lectora de mi blog, me hizo unas interesantes preguntas acerca de la pintura que quería realizar en su piso comprado recientemente. Esto me ha dado la idea de hacer un post sobre este tema, el cual lo dedico a ella.

En el caso de Mari, estaba retirando un gotelé con el que estaba pintada la casa cuando la compró. También tenía problemas de humedad en una pared y tenía dudas respecto a la imprimación…

Vamos por partes: en primer lugar, debemos examinar detenidamente todas las paredes. En su caso, tenía una manchada de humedad (cuyo tratamiento veremos después), pero podéis encontraros grietas de movimiento, por ejemplo. Sabiendo de primera hora a qué enfrentarnos, podremos abordar el tema correctamente.



Hay masillas especiales para tapar el gotelé. Es cierto también que se precisa cierta práctica o experiencia para aplicarlas. La técnica consiste en lijar con una lija gruesa (preferentemente con lijadora) para quitar los bultos mas salientes. Seguidamente, aplicamos un poco de masilla sobre una llana de plástico o una espátula muy ancha (la espátula normal haría el trabajo interminable y dejaría más imperfecciones) y aplicaríamos de abajo hacia arriba en movimientos semicirculares. Con la primera mano, empezaremos a tapar las irregularidades del gotelé. Con una segunda mano, quedará totalmente tapado y podremos darle uniformidad. Si es preciso, daremos un tercer repaso para evitar que queden zonas hundidas o salientes pronunciados debidos a irregularidades a la hora de aplicar la masilla. Tras una buena lijada, debería de quedar la pared impoluta. Es un trabajo laborioso y, como digo, requiere cierta práctica previa. Por otra parte, en el caso de Mari han decidido retirarlo por completo (imagino que rascando con espátulas). Y como es el caso concreto al que me refiero, vamos a continuar.

Tenemos un problema de humedad en una pared y esto es lo siguiente a tratar. Es cierto que hay pinturas porosas que permiten que la pared transpire. Pero también es cierto que ciertas manchas de humedad persisten y acaban por traspasar la pintura dejando la mancha visible. Es mala cosa que tras un trabajo concienzudo para pintar nuestra casa, al final nos quede una fea mancha. Por ello debemos examinarla.

Es de suponer que la mancha es de condensación. O sea, algún mueble estaba demasiado pegado a la pared y la humedad se ha ido acumulando. Si se trata de la humedad de una fuga de agua de algún vecino o la lluvia, obviamente, lo primero es reparar lo que provoca esa humedad. Seguidamente, procederemos igual que con la mancha de condensación.

Si la mancha de humedad presenta moho, debemos aplicar una esponja con lejía pura. También hay productos que eliminan el moho. Pero normalmente con este proceso, tendremos buenos resultados, pues la lejía matará al moho y quedará impregnando el yeso de la pared.

Seguidamente, daremos una mano de pintura antihumedad, que evitará que la mancha atraviese la pintura. Si la mancha era severa, daremos al menos dos manos en toda la zona afectada y alrededores.

Conviene que las paredes no tengan restos de polvo ni suciedad. Para ello cogeremos un trapo humedecido, lo sujetaremos a una escoba y repasaremos las paredes. No hace falta que sea una limpieza muy exhaustiva. Con dar un par de pasadas, quedará perfecto.

Ahora tenemos que decidir, si vamos a usar una imprimación comercial o una imprimación casera.

Si optamos por la segunda opción, mas económica, podemos empezar por dar una mano de la misma pintura que vayamos a aplicar después, o bien de otra de buena calidad, pero muy diluida, casi aguada. Esto hará que el yeso se fije y al mismo tiempo se cree una primera película de pintura que quedará muy sujeta, actuando como imprimación. Sobre esta imprimación podremos enmasillar.



Con frecuencia, el gotelé se aplica en las paredes para disimular gran cantidad de fallos en éstas. Es más cómodo echar una gruesa capa de gotelé, que con su característico granulado grueso impedirá que se vea cualquier irregularidad. Lo digo porque seguramente estos fallos aparecerán tras retirar el gotelé, aparte de las lógicas imperfecciones creadas por la propia espátula al retirar el gotelé. Así que deberemos enmasillar a fondo.

Podemos usar una espátula bastante ancha, o la llana o plana de plástico que mencioné antes, para aplicar la masilla con rapidez y lo más uniformemente posible.

Tras enmasillar bien todos los desperfectos, daremos una lijada con una lija de grano medio o grueso que eliminará posibles irregularidades. Es buena cosa poner una bombilla pegada a la pared para examinar bien las irregularidades. Si se crean sombras, es que hay salientes o entrantes, que deberemos corregir si no queremos que después aparezcan cuando esté todo pintado definitivamente. Un pequeño foco halógeno resulta muy útil en estos casos.

Una vez lijados los desperfectos, daremos otra mano de pintura diluida. Podemos hacerlo sólo en las zonas enmasilladas. Podemos aplicar primero la pintura diluida con brocha sobre las zonas enmasilladas. A veces, las masillas se reblandecen con la humedad de la primera pintura y la brocha actúa con más delicadeza sobre ellas en esta primera capa que el rodillo. Una vez seca, podemos dar una mano general de pintura diluida con el rodillo.

Si optamos por la imprimación comercial, es el momento de aplicarla.

Un consejo que os doy a la hora de aplicar la pintura con rodillo, es usar cartones, plásticos, lonas… lo que sea para cubrir el suelo. Basta que cubra la zona sobre la que estemos trabajando. Parece más engorrosa esta práctica que limpiar después las manchas… pero lo cierto es que nos ahorraremos tiempo y disgustos, pues las pinturas actuales secan bastante deprisa y tardaremos más si elegimos la segunda opción.



A la hora de pintar, empezaremos siempre recortando, que es como se llama a pintar con una brocha las esquinas, ángulos, bordes de interruptores, marcos de puertas y ventanas, etc. Con el objeto de que después cuando pasemos el rodillo, no tengamos que entretenernos en pintar éstas zonas difíciles con el mismo. El recorte siempre es pesado, pero nos permitirá un trabajo mucho más perfecto. Para el recorte, podemos dar una pintura ligeramente más espesa que para aplicar después el rodillo.

La pintura en sí, también se puede hacer de varias formas: si usamos una pintura normal, lo idóneo es dar varias manos con la pintura algo diluida hasta lograr un tono uniforme. Esto permitirá que la pintura se agarre perfectamente y nos dure muchos años. Si damos una capa gruesa, acabaremos antes, pues no tendremos que esperar el tiempo de secado entre mano y mano, pero quedarán imperfecciones y la pintura no se agarrará igual de bien. Aparte que tarda más en secar y puede llegar a arrastrar y/o arrancar parte de la masilla que hemos dado anteriormente.

Si se trata de una pintura de una sola mano, la aplicaremos siguiendo las instrucciones del fabricante y listo.

MUY IMPORTANTE: guardad siempre pintura de las que os sobre, a poder ser sin diluir en agua (podéis reservarla antes de diluirla), en un envase hermético. Yo suelo usar botellas de refrescos de dos litros, aunque también sirven las de agua. Podemos aplastarlas un poco si no han quedado llenas del todo para que no tenga aire y así nos aguantará muchísimo tiempo en buen estado. Si algún día tenemos que dar algún retoque, no tendremos más que tirar de nuestra pintura de reserva y no tendremos que pintarlo todo o marearnos en buscar una pintura de color parecido.

Un consejo final: un juego de rodillo y brocha puede durarnos muchísimo tiempo. Pero para ello, es preciso que cada vez que terminéis de usarlo, lo lavéis bien. Si no podéis hacerlo en ese preciso momento, metedlo en un cubo con agua y en cuanto podías, lo frotáis bien para que se quede limpio. De lo contrario, la pintura se pegará a los pelos formando bolitas que serán prácticamente permanentes y nos impedirán futuros usos.

Para no extenderme mucho en este post, no hablo sobre las herramientas utilizadas. En un futuro post, os hablaré de rodillos, brochas de recortar, cubas, palos extensibles…etc. Tampoco he querido extenderme sobre la forma de enmasillar, recortar, usar el rodillo, etc. Si os parece interesante, también haré algún post sobre ello. Y no dudéis en hacerme cualquier consulta. Y no olvidéis vestiros adecuadamente para realizar estos trabajos.

Más información:

Terra.es

espanol.answers.yahoo.com
desconchones y grietas en techos y paredes

miércoles, 22 de abril de 2009

Cómo elegir bonsái lV: tamaño


De qué tamaño debemos escoger un bonsái



Tamaño: he de reconocer que los bonsáis mayores que encontramos en los centros especializados son verdaderas joyas. Por su tamaño, las hojas y el resto están perfectamente armónicos, proporcionados. Pero son muy costosos; complicados de manejar, pues pesan bastante, y va a ser difícil que encontremos un lugar adecuado en nuestra casa.



Los de menor tamaño tampoco son recomendables porque la miniaturización conlleva mayor dificultad. El árbol es más débil y es más complicado lograr un buen efecto estético. Así que, dependiendo también del espacio de que dispongamos, podemos elegir uno mediano tirando a pequeño. De unos 18 a 23cm de alto.

¡Ah! Algo importante: el bonsái trata de imitar un árbol maduro. Debemos buscar uno que tenga el tronco bastante grueso. No vayamos a caer en el error de pensar que con los años irá engrosando el tronco. Al estar su crecimiento reducido al mínimo, el tronco apenas engordará más.

En un próximo post, veremos algo realmente importarte: qué forma debe tener un bonsái. Es fundamental a la hora de escogerlo. ¡No os lo perdáis!

Más información:

Bonsaipepe.com