lunes, 8 de octubre de 2012

Hacer tubillón o espiga casera. Reparar valla. valla desencolada. reparar muebles.


Fabricar tubillón o pasador de madera improvisado

 

Ami@s: Tenemos una valla de protección infantil a la que se le ha desencolado un lateral… 

Podríamos limitarnos a poner un poco de cola y dejarlo así, pero vamos a aprovechar un orificio que ya tiene la madera para insertarle un tubillón o espiga que ancle las dos piezas de un modo eficaz y duradero… Pero tenemos un problema:
No tengo ningún tubillón de ese diámetro a mano.

No pasa nada, vamos a hacer en un momento uno a la medida con nuestra Leatherman.

Vamos a usar un palito de madera obtenido de un palé. Este palito me sobró de fabricar una valla de protección infantil –otra que no aparece en esta entrada- y al ser una madera blanda podremos trabajarla cómoda y rápidamente. Sin embargo, dará una enorme resistencia a la reja de madera.


A todo esto… Si esto mismo os pasa a vosotr@s y no tenéis el orificio hecho, podéis abrirlo en un momento con un taladro, eso sí, manteniendo las dos piezas unidas en su posición correcta mientras perforáis para que después se mantengan en su sitio.

 
 
Ni me he molestado en tomar ninguna medida… He sacado mi multiherramienta y he marcado una sección con la hoja de sierra a modo de referencia y con la hoja de corte he ido retirando madera de las aristas y de las partes más anchas para lograr una superficie más o menos cilíndrica. 


Ojo, siempre hay que manejar la hoja alejándola de nuestro cuerpo y sin tener la otra mano detrás… Es una hoja afiladísima y podemos llevarnos un disgusto si no tomamos estas precauciones y se nos escapara accidentalmente.

 

Pruebo en la valla para ver si debo desbastar más. 

 

Y cuando ya he alcanzado un grueso algo superior pero uniforme, procedo con la lima que también trae la Leatherman. 


Dando pasadas por toda la superficie y girando el palito, en unos instantes logro dejar la madera bastante lisa y uniforme.

 

 Basta insertarla en el orificio para marcar la profundidad que ha de tener. 

 
 

Cortamos el exceso con la sierra y sólo queda embutirlo por el orificio. 

 

Entra con la presión justa y deja las dos maderas perfectamente unidas. También podemos, por supuesto, humedecer el improvisado tubillón con cola blanca. Quedará una unión definitiva.


He tardado en hacer esta pieza unos cinco minutos máximo… Nadie puede negar la utilidad de mi Leatherman.


Igualmente os puede interesar redondear un palito para otros fines, como hacer un pasador de madera. Aquí tenéis la forma de hacerlo en muy poco tiempo y con una sola herramienta… que sustituye a muchas.

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Valla de protección infantill 2 segunda parte. Hacer espigas. ensamblar listones. seguridad infantil en el hogar



Valla provisional para puerta 2. Parte segunda

 



En el post anterior os enseñé cómo hacer las cajas en los largueros de una valla de protección infantil que hice para evitar que el niño se colase en el cuarto de baño cuando no estuviese vigilado y así impedir un desagradable accidente en esta pieza de la casa potencialmente peligrosa.


Pues bien, ya tenemos también los listones que harán de travesaños preparados, pero queda cortarlos en longitud y hacerle las espigas en los extremos. Os recuerdo que para el ensamble usaremos el sistema de caja y espiga.

No quería usar la sierra circular, pues tampoco son muchos palos y la madera es blanda y se corta rápidamente. Eso sí, quiero hacer unos cortes limpios y derechos. 

Hay varias formas de hacer el corte derecho: 

 

usar un taco de madera bien escuadrado en el que apoyaremos el listón a cortar. Basta apoyar en el taco la hoja de la sierra, de modo que el taco sirve para guiarnos. 

Una caja de ingletes es una opción muy práctica… aunque tiene el inconveniente que si no tenéis un poco de cuidado, se irá agrandando poco a poco el surco que hace de guía y acabará haciendo una porquería de cortes. 

 

Y, finalmente otra opción es hacer algo similar a lo primero, un taco de madera, al que le hemos puesto dos listones paralelos y bien perpendiculares al borde-guía clavados con unas puntillas, 

 

de modo que queda entre los dos listones el espacio justo para que los travesaños entren ajustados. 
Basta tener cuidado al clavar los listones para que queden bien perpendiculares al borde y así no tenemos que preocuparnos de los cortes. 

 

Si apoyamos ligeramente la hoja de la sierra en el taco, y procuramos evitar el penduleo lateral al usar la sierra, el corte saldrá perfecto siempre. Sólo tenemos que medir bien una vez y ya todos los cortes saldrán perfectos.

Para que salgan todos los travesaños de la misma longitud, basta usar uno como escantillón y se van cortando los demás tomando ése como guía.

Para hacer las espigas también usamos este artilugio que hemos fabricado. Poco he tardado en hacerlo… pero nos ahorra muchísimo tiempo y trabajo. Como veréis, prácticamente nos ahorramos tener que tomar ninguna medida, ya que la sierra siempre hará el corte perpendicular si la mantenemos pegada al taco, y el corte saldrá también perpendicular porque los listones clavados al taco mantienen los palos perpendiculares a la superficie de corte.

Este sistema es tan bueno que hasta me estoy planteando hacer una guía con uno de los listones móviles mediante tornillos. Así se podría adaptar rápidamente a cualquier medida.

 

Sigamos: ponemos el primer travesaño en la guía, dejando que sobresalga 10mm, o sea el ancho del formón de 10mm, con lo que podemos usar la hoja del formón para graduar rápidamente lo que ha de sobresalir. No tenemos ni que medir.

 


Seguidamente, damos tres o cuatro pasadas suaves con la sierra sujetando al mismo tiempo el travesaño para que no se mueva con respecto a la guía. 
Se trata de hacer un surco de unos 3 ó 4 mm de profundidad. 

Sacamos el travesaño y lo giramos 120º, o sea el corte recién hecho ahora queda hacia abajo y repetimos en esa cara.

Podemos adelantar haciendo esto en los dos extremos del travesaño y en todos los demás. Al ser un trabajo repetitivo en el que no tenemos que medir, se hace muy deprisa.

 

Ya sólo queda retirar el sobrante con el formón. Como siempre, con el bisel hacia la zona que queremos desprender. 

Con un poco de práctica, veréis que sale a la primera. De lo contrario, mejor que os quede la espiga ligeramente ancha con vistas a darle un repaso con lija o lima, o bien sacarle una fina lámina con el mismo formón. Se hace realmente rápido.

Para retirar  el sobrante, colocamos el travesaño vertical, con el extremo trabajado hacia arriba y con un formón –siempre con el bisel hacia la parte que queremos retirar- sacamos de un golpe seco los sobrantes, dejando sólo la parte central, que es la espiga propiamente dicha. 

Si hubiésemos hecho las cajas un poco más cortas, también podríamos recortar las espigas de largo y quedarían totalmente invisibles una vez puestas. 

 

De todos modos, el resultado final es bastante bueno.

 

Con el cepillo de mano repasamos todos los cantos de los travesaños como hicimos con la otra valla. Esta vez, voy a comerles menos, lo mínimo para que no quede un borde peligroso.


Me urgía tanto terminar la valla, que por asuntos personales se me había quedado más de mes y medio “aparcada” en el taller; que no la he lijado. De modo que el acabado es incluso más rústico que la anterior.

Así que queda el montaje, que se hace rápidamente, pues las cajas ya determinan la posición de cada travesaño y sólo queda encolar, encajar con un mazo de madera ligero cada travesaño en su caja, poner el otro larguero de modo que casen las cajas con las espigas, ya impregnadas éstas en cola blanca, y ajustarlas con la maza.

 

Una comprobación final con la escuadra para que quede todo más o menos alineado y a esperar que seque la cola.


Tras el secado, cortamos los largueros a su medida y colocamos los pestillos del  mismo modo que hicimos con la otra valla, pues ha resultado ser un sistema eficaz y muy rápido de hacer.

 

 
Os recuerdo que basta atornillar con dos tirafondos un taco de madera en el extremo de cada larguero y a éste atornillamos un palito con un solo tornillo, de modo que tenga giro. Para evitar que gire libremente o que el niño pueda manipularlo, hacemos un orificio ciego que atraviese el palito y parte del taco sobre el que se apoya éste e introducimos el pasador que al unir las dos maderas, impedirá que gire.
El pasador que bloquea el pestillo superior, lo he hecho con una varilla de aluminio sobrante de un remache usado. Ha bastado doblar con dos alicates un extremo a 90º y cortar el sobrante del lado opuesto. Pero igualmente, podéis usar un trozo de alambre, una alcayata o un clavo.


 

El lado opuesto de la valla no precisa pestillo, pues al igual que en la valla anterior, los largueros van metidos entre el marco y la puerta, con lo que para retirar la valla primero hay que liberar los pestillos del lado opuesto. Con un poco de práctica se pone y quita en un instante. Para cuando el niño descubra cómo poner y quitar los pestillos… Ya habrá llegado el invierno y podremos dejar la puerta del cuarto de aseo cerrada, jejejeje.



























Espero que os animéis a hacer estas pequeñas tareas de bricolaje. Siempre podemos comprar una valla hecha por poco dinero, pero la satisfacción de poder hacerla uno mismo no tiene precio.

lunes, 1 de octubre de 2012

Valla para puerta de protección infantil 2. Hacer valla para niños. Ensambles de caja y espiga.


Valla provisional para puerta 2. Parte primera

 

Amig@s: Ya os mostré una forma sencilla de fabricar una valla para que el niño no se nos cuele en una habitación potencialmente peligrosa cuando no estamos pendientes de él… El resultado ha sido más satisfactorio aún de lo que pensaba: podemos tener el niño más vigilado y protegido de su incansable curiosidad. 

La valla ha aguantado perfectamente los primeros embates de la criatura… e incluso nuestras primeras patadas hasta que nos hemos acostumbrado a saltar por encima limpiamente… y el sistema es, como digo, 100% eficaz. 

Cuando estamos pendientes, se puede retirar en un instante retirando el bloqueo del pestillo superior, que tuve que instalar de emergencia, también ha sido muy práctico y eficaz, aunque mejorable.


Ahora quiero hacer otra valla para otra habitación de riesgo potencial: el cuarto de baño. No tiene cuchillos, ni basura… Pero sí champús, cremas, las piezas del baño son muy duras; y el niño podría resbalar y darse un buen golpe…. Y el grifo del bidé, que gusta de abrir y ponerlo todo perdido de agua –incrementando el riesgo de un resbalón-. 

Podríamos poner un armario para los productos de aseo, idear un protector para las duras piezas de porcelana, para bloquear el grifo del bidé… 


Pero, como pasaba con la cocina, va a ser más complicado hacer todo esto, que sencillamente colocar una valla en la puerta que podremos retirar cuando estemos pendientes y así el niño pueda acceder a todos estos objetos y poder enseñarle cómo utilizarlos cuando tenga edad suficiente…

Pero esta vez quiero ir un poco más allá y usar otro método para hacer la valla. Seguramente os pareció muy curioso cómo hice la primera valla… aunque much@s pensaríais que con la sierra circular incorporada al banco de trabajo estaría chupado… pero que vosotr@s no disponéis de estas cosas. Así que ahora usaremos herramientas sencillas: gramil, martillo, formón, sierra de mano, cepillo de carpintero de mano… Al alcance de cualquiera, vamos.

También os mostré que podíamos hacer una ranura en los largueros para insertar los travesaños. Ahora voy a ponerlos mediante una unión muy usada en carpintería: caja y espiga.

 

Esta unión consiste en hacer una caja u orificio en el que entre encajado el listón con un rebaje en el extremo que se introduce en el orificio anterior. Un poco de cola hará que quede realmente fuerte.

Es más laborioso. Pero personalmente, he disfrutado mucho haciéndolo. Os digo desde ya que es la primera vez que lo hago. Así que no sé si seré un buen maestro ni si dominaré la técnica… pero sí que os puede servir de orientación y, como siempre, os comentaré algunos trucos que he descubierto.

Empezamos, como en la valla anterior, cortando los largueros y travesaños de unas tablas de palés mediante la sierra circular fijada al banco de trabajo. Os podéis ahorrar trabajo si compráis listones ya cortados. Yo he preferido usar madera reciclada.

Ahora vamos a empezar a trabajar en los largueros.
Ya los tenemos cortados al grueso y ancho deseado y sólo faltaría cortarlos de largo. Pero eso lo dejaremos para el final. 

De momento, vamos a hacer dos líneas paralelas que delimitarán el ancho de las cajas.

 


Usaremos una herramienta que ya vimos en otro post cuando la restauré y que no os he mostrado en demasiadas entradas: el gramil.


 


Como vamos a usar un formón de 8mm para abrir las cajas, tenemos que señalar una zona de 8mm lo más centrada posible en los largueros, que también he sacado de un palé.


 


He cometido un primer fallo al querer hacer las marcas deprisa y el resultado es que hay varias líneas. Como se suele decir: mide dos veces, corta una. Yo he hecho varias marcas y eso repercute en el resultado. No obstante, me apremia terminar la valla y no quiero lijar la madera para borrar las marcas o preparar otra madera. Es muy importante, y por eso lo recalco, que midáis lo mejor posible.


Tras pasar un buen rato con el pie de rey y la lupa para medir con la mayor exactitud posible, he llegado a la conclusión que lo más rápido y efectivo es situar el borde del formón centrado en la madera, a ojo, y tomar como referencia para graduar el gramil el espacio que queda entre el formón y el borde. 

Demasiado tarde para mí… pero como os decía, quiero mostraros mis errores y mis aciertos para que aprendáis conmigo. Si no estáis seguros de que el gramil esté bien graduado, podéis iniciar la marca sólo en el extremo, por la zona que sobra y que después hemos de cortar.


 


Ahora, justamente, vamos a hacer eso: ver cuánto hay que retirar de los extremos.
Los ponemos paralelos y trazamos una línea transversal en ambos, con ayuda de la escuadra, para que las marcas coincidan en ambos y podamos usarlas de referencia más adelante.


Como tengo los escantillones de la otra valla, que usé para darle la misma separación a los travesaños, voy a usarlos, junto con uno de los palos que tomaré como referencia para ir planteando los travesaños y los separadores con vistas a que queden los travesaños bien centrados y quede el mismo espacio libre entre los travesaños de los extremos y el borde del larguero. 

Un par de pruebas bastan para saber que debemos dejar un espacio de 38mm a cada lado.


Ahora Pasamos a marcar todos los cajeados. 

 

Dejamos libres los primeros 38mm de larguero y ahí hacemos una pequeña marca con el formón o el pie de rey, si lo habéis usado para medir. Ponemos la escuadra para hacer de guía y con el formón hacemos una marca. No es preciso marcar mucho, basta un ligero apretón que nos permitirá ver dónde empezaremos a hacer la caja. 

Eso sí, es muy importante tener el formón bien vertical y siempre, siempre con el bisel del mismo hacia la zona donde queremos retirar la madera, o sea el cajeado. 

Marcamos también el lado opuesto de la caja y pasamos a la siguiente…

Una vez marcados todas las cajas de un larguero, vamos a proceder a hacerlas.


Si no tenéis demasiada experiencia, os aconsejo empezar haciendo una en un extremo que vayáis a desechar, como he hecho yo. Así os familiarizáis con la madera y os saldrán mejor sin estropear ninguna caja.

Y empezamos: tomamos como referencia las marcas que hicimos. Podemos empezar a hacer las cajas un poco más pequeñas, o sea, por dentro de las marcas. Pues al ser una madera muy blanda, el formón tiende a desplazarse un poco y salen las cajas ligeramente mayores, más largas. Así siempre podremos recortar para agrandar un poco el cajeado cuando ya esté terminado. Si queda grande, el resultado será más feo, tendremos que enmasillar y también quedará más debilitado.



Pues bien, como digo: volvemos a poner el formón con el bisel hacia la caja y esta vez profundizamos más. Yo he usado para golpear el martillo de puntas de nylon. También puede serviros una simple maza de madera ligera, como una que yo suelo usar y que servía, originalmente, para ablandar la carne. Es perfecta porque no golpea muy fuerte, ya que el formón es fino y la madera blanda.

 


Una vez hechas las dos marcas que delimitan el largo de la caja, ponemos el formón a dos o tres milímetros de la marca del lado izquierdo, inclinado unos 35º hacia la derecha y con el bisel hacia arriba y damos un par de golpes, a dos o tres milímetros a la derecha de esta marca, repetimos… y así hasta llegar a unos 3mm de la marca de la derecha.
 
Es muy importante, obviamente respetar las marcas del gramil, que delimitan el ancho del cajeado y, también evidentemente, mantener el formón lo más perpendicular que podamos, en el sentido lateral, naturalmente. La inclinación se la damos sólo en el sentido de la caja.

 
 

Y no tiene más secreto: colocamos el formón donde hemos hecho la última incisión y colocado con bastante inclinación, casi horizontal, vamos dando golpecitos y toda la madera va saliendo limpiamente. 


 

Volvemos a profundizar en los extremos y repetimos el proceso hacia el lado contrario... Sale una caja perfecta.


Siempre conviene dejar sin tocar las líneas que marcamos, de modo que la caja quede ligeramente dentro de sus límites, cosa que podemos hacer al final. Así no estropearemos accidentalmente los extremos.

Una vez hecha la caja, podemos comprobar la profundidad y el tamaño. 

Es muy sencillo agrandarla un poco o repasar alguna zona que haya quedado más gruesa o con alguna astilla, usando el filo del formón como una cuchilla, sin tener que usar la maza o el martillo.


Una vez terminado el cajeado de un larguero, marcamos el otro. Para ello, los ponemos paralelos haciendo coincidir las marcas que hicimos al principio y con la ayuda de la escuadra, vamos pasando las marcas del formón del primer larguero al segundo.

Este proceso, que parece muy laborioso, se hace en un par de horas. Y eso que es la primera vez que lo hago. Con experiencia se puede hacer en mucho menos. 
Eso sí, es muy gratificante ver cómo podemos hacer estas perforaciones que siempre me habían inspirado un gran respeto por considerarlas muy complicadas de realizar.


Por supuesto, los carpinteros profesionales usan herramientas más especializadas para realizar el trabajo en unos instantes: unas fresas especiales que hacen el trabajo rápidamente. Pero el método que os he dicho, es el tradicional, el que se empleaba antes de inventarse la electricidad. Y no precisa costosas herramientas.

 

Vamos a proceder ahora a pasar el cepillo de carpintero por los cantos para dejarlos bien redondeados. En el larguero superior redondeamos las cuatro aristas. En el inferior, basta con las aristas superiores. El proceso es idéntico al que seguimos en la otra valla.


Ahora tenemos que cortar los travesaños para dejarlos a su longitud definitiva. Hay que tener en cuenta que las espigas, o sea las zonas rebajadas que entrarán en las cajas, van dentro de los largueros y es un espacio que hay que descontar para que la altura de la valla no sea menor del deseado.


 

Pero esto es tema de otro post. 

Os mostraré algunos trucos para que los listones salgan bien derechos al cortarlos con la sierra de mano y también os mostraré cómo realizar fácilmente las espigas que entrarán en las cajas que hemos realizado. 

Será un trabajo sencillo, rápido y nos dejaremos la valla montada en un santiamén…

¡Os espero!

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