martes, 2 de junio de 2009

Reparar mesa de cocina ll. Cómo pintar metales oxidados

RESTAURAR MESA DE COCINA ll



Y continuamos con la restauración de la mesa que empezamos en un post anterior. Vimos cómo desmontábamos todas las piezas, las preparamos para la pintura con lija y ahora…

PINTAMOS

Si realmente va a estar a la intemperie, deberíamos pintar los hierros primero con pintura de minio. También hay pinturas de minio que son de color, con lo que nos ahorramos el paso de dar una mano de antiestética pintura naranja para después cubrirla con la del color que queramos darle.

En mi caso, mi terraza está cubierta por una Uralita, con lo que el agua no le va a caer directamente y no veo necesario dar esta mano inicial de minio. Así que procedemos a pintar.




Para ello, pondremos en el suelo un plástico o cartones que impedirán que después de pintar nos tiremos varias horas limpiando el suelo.

Debemos preparar la pintura para que no esté demasiado espesa. Si está espesa, la primera mano quedará fatal y todas las demás manos que demos sobre ella irán fijándose sobre los fallos y aumentándolos.



La clave es dar manos de pintura muy delgadas. Secará antes, endurecerá más y se quedará más fijada al hierro. Debemos mojar sólo la punta de la paletina, escurrirla por el borde interno de la lata para retirar el exceso y aplicarla rápidamente sobre una zona. Después daremos rápidas pasadas superficiales en sentido transversal a la primera pasada para peinar. Esto hará que no se vean rayas y se cubran zonas que inicialmente no se habían tapado.



Podemos pasar, una vez bien seco, una lija fina para retirar la capa brillante que cubre la pintura y que la siguiente capa se fije mejor. Tambien así eliminaremos posibles imperfecciones.

De todos modos, si es una zona que no va a estar a la vista, podemos dar directamente la segunda mano del mismo modo que hicimos la primera. Conviene respetar el tiempo de secado indicado por el fabricante de la pintura o incluso un poco más para asegurarnos. Veremos que la segunda mano es mucho más fácil de dar y terminaremos sorprendentemente rápido.



También es importante, una vez dadas las manos que le queramos dar, darle un tiempo de endurecimiento a la pintura: si pintamos y la montamos en cuanto ésta seque, aún estará tierna y al menor roce se levantará. Pasado un tiempo adecuado, estará mucho más resistente.



Y ya solo queda montar las distintas partes, en orden inverso al de desmontaje. La mesa parece otra. No hay más que ver las fotos antes y después.



Con un poco de pintura y paciencia, hemos logrado darle muchos años de vida a nuestra querida mesa. De un trasto que estaba para tirarlo a la basura, nos ha quedado un mueble práctico y bonito que no desmerecerá cuando venga alguna visita a casa. Y, lo más importante, hemos hecho un trabajo de reciclado: nos hemos ahorrado unos eurillos (una mesa así ya es difícil de encontrar y no es barata) y hemos contribuido a mejorar el medio ambiente.


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