REPARAR GRIETAS EN TECHOS 5: Enmasillar con masilla acrílica lista al uso
Una vez que hayamos retirado la pintura y “masilla” viejas, podremos empezar a enmasillar.
Colocaremos un buen foco halógeno lo más pegado al techo que podamos. Yo tengo un soporte extensible que se apoya en techo y suelo y al que le he acoplado un foco de 300W. Os hablé de él en post anteriores. Como es verano y el foco da mucho calor, le he acoplado un regulador para poder aflojar la intensidad y el calor de la luz, ya que no siempre necesitamos tanta iluminación y más en esta primera fase.
De momento, he dejado de lado el yeso de pintor, que es mi masilla favorita. La extensión de los desperfectos es tal que no acabaríamos nunca preparando la masilla poco a poco. No es lo mismo reparar dos grietas que todo el techo lleno de ellas.
Así que he recurrido a un bote de masilla acrílica preparada. No da un acabado tan fino como el yeso, pero en cualquier caso, habremos de dar un repaso final de lija.
Hemos de procurar que antes de enmasillar una grieta, no haya ningún trozo de pintura o saliente en el borde, pues eso haría que quedara mal el enmasillado. Así que pasaremos la espátula estrecha varias veces a lo largo para raspar algún resto que haya quedado en los bordes de la grieta.
Lo ideal es que hayamos retirado cualquier saliente de todo el techo antes de empezar a emplastecer. Pero podemos ganar algo de tiempo si lo hacemos así: sanear por fuera las grietas y rellenarlas. Así mientras seca la masilla, podemos seguir trabajando. Es muy importante sanear bien los bordes, porque muchas veces los labios de la grieta quedan sobresaliendo. De modo que si enmasilláramos tal cual, la grieta quedará también sobresaliendo de la superficie del techo.
La regla de oro para enmasillar grietas así de profundas es no tratar de dejarlas perfectas a la primera. Por el contrario, cuanto más despacio las vayamos rellenando, mejor agarrará la masilla y nos dará mejor resultado. Pensemos que ha de tener un agarre perfecto en el fondo y no ha de tener ninguna burbuja de aire. Para ello, hemos de poner una capa delgada de masilla para que “no tire” o sea no se descuelgue al tener poco peso. Aparte que al ser una capa delgada, secará antes.
Si la grieta es muy estrecha, deberíamos ensancharla primero con la punta de la espátula, con objeto de que la masilla penetre a fondo.
Para enmasillar, hemos de tomar un poco de masilla con la espátula y apretarla bien contra el fondo de la grieta. Incluso podemos meter un poco el filo de la espátula para garantizar que ha entrado bien. Si es preciso, tomaremos un poco más de masilla para volver a ponerla en el mismo sitio y que presione a la anterior. Finalmente, pasamos la espátula para retirar el sobrante en los bordes de la grieta. Es deseable que no quede perfecto, sino que podamos apreciar perfectamente la grieta. Así después nos será más fácil localizarla para volver a enmasillar.
Una vez aplicada la masilla en un trozo, continuaremos enmasillando justo al lado, continuando con la misma grieta. Al presionar con la masilla hemos de procurar que entre bien en contacto la nueva masilla con la anterior para que quede toda la masilla de la grieta hecha una pieza, así que en vez de pasar la espátula hacia la zona de la grieta aún abierta, la pasaremos hacia la zona ya tapada. Evitando en lo posible tocar la masilla que pusimos antes, que ha de estar en reposo hasta su total secado.
Eso sí, insisto, tras enmasillar cada parte de la grieta, sugiero hacer lo mismo que hicimos antes de enmasillar: raspar ligeramente con la espátula los bordes de la misma para que no sobresalga ningún resto. Al final será cuando demos el repaso definitivo y si queda el borde sobresalido, nos quedará toda la masilla abultada.
Tras unas horas, veremos que aunque habíamos dejado casi rellenas por completo las grietas, ahora son más visibles. Es lo que os dije antes: prácticamente todas las masillas tienden a mermar, sobre todo en la primera aplicación por efecto del rechupado del material poroso sobre el que la hemos aplicado.
Una vez tapadas las grietas más grandes y profundas, podemos dar un repaso al techo: hay que eliminar cualquier resto de masilla vieja o pintura. Gracias al foco, veremos fácilmente todo lo que sobresale. Si algún resto se nos resiste, podemos probar a mojar un poco con una brocha y agua.
Una cosa que suelo hacer es una vez que está todo saneado es aplicar una capa de pintura muy diluida. Esto tiene dos funciones:
En primer lugar, la pintura blanqueará ligeramente el techo, con lo que nos será más fácil localizar ondulaciones y entrantes que habrá que reparar.
En segundo lugar, evitará el rechupado excesivo de la masilla, con lo que ésta mermará menos y lograremos más fácilmente un buen resultado. Aparte que al no rechupar tanto, podremos aplicar capas finas de masilla con la espátula más ancha o incluso la llana con vistas a dar una capa uniforme por las zonas que lo precisen.
Si no pusiésemos la pintura primero, al tratar de dar una capa fina nos costaría bastante, pues empezaría a endurecer la masilla en cuanto entrase en contacto directo con el yeso. Obviamente, hay que dejar que la pintura seque bien.
Al día siguiente, podemos repetir el proceso. Podemos volver a hacerlo exactamente igual que en la primera mano de masilla, o sea, rellenar sólo la grieta, o bien, si vemos que la grieta ha quedado bien rellena y solo le falta un poco, podemos coger la espátula ancha y dar el acabado definitivo.
Para ello, colocamos en el centro de la espátula grande un pegote de masilla y deslizamos la espátula a lo largo de la grieta, dejando siempre que la parte central, donde está el pegote de masilla, quede justo sobre la grieta.
Vemos que la masilla se ha distribuido uniformemente dejando un poco más de material justo sobre la grieta, con lo que es difícil que ésta se abra. Si al secar vemos que se nota todavía, podemos dar un lijado o bien volver a repetir el proceso.
Procedemos a recoger la masilla sobrante del borde de la espátula ancha con otra espátula más estrecha y volvemos a colocar la masilla en el centro para darle a la siguiente grieta.
Personalmente, me gusta dejar la grieta prácticamente enrasada con el resto antes de proceder a pasar la espátula ancha. Así queda más liso y por muy cerca que esté la bombilla del techo, no se notarán ondulaciones. Los pintores que van con cierta prisa, se limitan a usar una espátula muy ancha y a tapar directamente la grieta y alisarla por fuera de una pasada. Es muy rápido, en efecto, pero así se corre el riesgo de no meter la masilla hasta el fondo de la grieta, que la masilla se quede muy sobresalida por la zona de la grieta con respecto al resto del techo y gastaremos mucha más masilla. Si tenéis tiempo para hacerlo, os sugiero que lo hagáis despacio. capa a capa.
Y enmasillando las grietas, os dejo por hoy. Seguiremos con el techo.
Me encanta,todo-todo muy clarito! Tal cual me lo explicaba mi padre, él también sabe de esas cosas.
ResponderEliminarMuy buen blog! Felicitaciones!!!
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Damos de comer a los jóvenes que viven en la calle y el premio redundaría en beneficio de ellos.
Gracias por tu valioso tiempo!!!
Paula y Manuel
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