martes, 7 de junio de 2011

Acabado del horno solar. Conceptos y trucos del horno solar. Patas de horno solar. Cierre de horno solar. Cocinando con el sol.


Terminación del horno solar: Asa trasera o de giro. Cierre de horno. Patas para horno. Conceptos y trucos del horno solar






En vista del éxito que han tenido mis post sobre el horno, y para evitar alargarlo más en el tiempo, he decidido publicar los últimos cuatro post sobre su construcción en una sola entrada. Pido disculpas por la extensión de esta publicación, pero los que estéis haciendo este artefacto, sé que lo agradeceréis. Os pido paciencia para leerlo y, como siempre, si tenéis cualquier duda, ponedla en la sección de comentarios.


Ya hemos visto todo el montaje del horno solar, desde su diseño hasta el acabado final….

Ya solo quedan unos pocos detalles para su completo acabado… Bueno, completo, completo no, porque sobre la marcha siempre hay cosas que se pueden mejorar…¡Eso lo dicta la experiencia y el uso! Pero lo básico sí que está.



Hoy os explicaré cómo incorporar el asa trasera para que se pueda manipular más fácilmente; colocarle unas patas que lo harán más duradero; Cómo lograr que se mantenga bien hermético evitando fugas de calor…Y algunos trucos y conceptos sobre el funcionamiento del horno, pues comprendiendo cómo funciona, sabréis mejor cómo perfeccionarlo.


Hemos colocado el horno en su sitio definitivo, sobre un estupendo soporte que hemos obtenido en parte reciclando una silla de oficina.
Puedo aseguraros que gira de maravilla y está realmente sólido.




Pero queda una cosa: para girar el horno para orientarlo al sol o simplemente para meter o sacar alimentos, hay que cogerlo entero y girarlo.

Así que vamos a seguir con los detalles finales y vamos a ponerle un asa trasera que nos permita girarlo sin tener que estar tocándolo y al mismo tiempo que podamos fijarlo por ese punto para que no gire con alguna racha de aire que nos los pueda desorientar.




Es extraordinariamente sencillo: aún tenía algunos elementos de la silla de la que extraje el soporte… entre ellos la barra que sirve para el respaldo de la silla.

Esta estructura tiene un tornillo con un mango para accionarlo fácilmente. Y además, iba acoplado originalmente en la misma chapa metálica del soporte.

Basta introducir la barra en su alojamiento del soporte y colocar el tornillo…


Pero vemos que el mango del tornillo, que es grueso, nos estorba para girar el horno, ya que lo hemos puesto para que esté lo más bajo posible y en tal caso, el mango del tornillo choca con el pasamanos de la barandilla al girarlo.

Nada más sencillo que buscar un perno del mismo grueso y rosca.

Miro en una caja de pernos, tuercas y arandelas surtidas que compré en una ocasión y vemos que nuevamente nos saca del apuro: tenemos un perno exactamente como necesitamos.

Si vosotros no tenéis la suerte de tener a mano un tornillo adecuado, bastará comprarlo en una ferretería o tornillería.

Se coloca en medio minuto y tenemos la ventaja añadida que podemos poner esta asa más o menos sobresalida, según nuestros gustos o necesidades.


Como este post ha resultado muy cortito, voy a añadir algunos conceptos que pueden ser interesantes y he adquirido a base de experimentar y hacer comidas en el horno.



Hasta ahora, he estado usando el horno sólo con el panel principal y en el mes de enero. Eso implica dos cosas: hay que controlar muy bien la cantidad de alimentos que ponemos y hay que orientar bastante el horno al sol.

Veréis, el horno funciona de la siguiente forma:

El sol penetra en el horno y su calor es absorbido por las chapas negras que hay puestas en el interior: en la trasera y en la base.

Estas chapas van calentándose cada vez más.

A su vez, la olla, también pintada de negro capta el calor que recibe directamente por la luz que recibe.

Siempre el calor va hacia la zona más fría. En este caso, los alimentos que están en el interior de la olla siempre estarán a menos temperatura que la chapa, que es la que va cogiendo calor.

De modo que se establece un flujo de energía calorífica: el sol calienta la chapa, y los alimentos van tomando este calor.

Por otra parte, al estar el horno aislado del exterior y con doble acristalamiento, el calor que se genera dentro, se conservará y se podrá aprovechar también para la cocción de los alimentos, ya que cuanto menos calor pierdan las chapas, más calor se transmitirá al interior de la olla.

Si entra en el horno solo la luz que penetra en el marco, o sea sin reflectores, evidentemente, calentará menos y podríamos cocinar, pero para ello precisaríamos meter muy poca cantidad de alimentos o el horno se convertiría en un “calienta platos”.

Pero a medida que añadimos reflectores, multiplicamos su eficacia, de modo que es frecuente que estos hornos tengan un reflector múltiple en forma de embudo.

Según mi experiencia, con un solo reflector y en el mes de enero, el horno sirve para hacer alguna guarnición para la comida: unas verduras cocidas, patatas cocidas (por supuesto, cortadas en rodajas no muy gruesas) y similares.

Podemos meternos en un postre o en plato completo como unas lentejas, pero tiene que ser un día muy bien soleado, orientar frecuentemente el horno y dejarlo actuar bastante tiempo.

Una guarnición de verduras para tres personas puede tardar en hacerse unas tres horas y media, prácticamente toda la mañana, al igual que unas lentejas.


El problema es que va cogiendo calor muy despacio para poder calentar cierta cantidad de comida… el funcionamiento de un horno solar sería como un horno convencional puesto en baja potencia… pero tardará muchísimo más que éste en coger temperatura.

Le lleva su tiempo y es por eso que tarde tanto en la cocción.


A medida que el sol va incidiendo con más fuerza, al avanzar la primavera, el horno también rendirá mejor, pero os sugiero si queréis cocinar de verdad en los meses invernales, que pongáis al menos un reflector más.

Por lo demás, la comida sale deliciosa.
He leído comentarios de los que han experimentado con hornos solares y todos dicen lo mismo: la comida sale mucho más rica que en la cocina tradicional.

Esto tiene su explicación porque se cocina con el agua mínima y los sabores no se desperdician diluyéndose en el agua al calentarse despacio. Y al no alcanzar los alimentos mucha temperatura, se cocinan muy lentamente y conservan más propiedades alimenticias. Es una cocina mucho más sana.

Seguiré, por cierto, añadiendo recetas para el horno solar en futuras entradas del blog.

Bueno, añadir que uno de los trucos para cocinar bien con el horno solar es justamente el agua:
El agua también se calienta junto con los alimentos y consume energía. De modo que es importante que nuestra olla esté bien cerrada para evitar escapes de vapor que empañarían por otro lado el cristal del horno. Y al evaporarse poca agua, los alimentos no precisan tampoco mucha cantidad de ella.

Es importante tener en cuenta que algunos alimentos desprenden agua o líquido la cocinarse y otros en cambio los absorben.

Por ejemplo: si hacemos verduras, éstas tienden a soltar líquido al cocinarse. Bastaría poner un poco de agua y aceite en el fondo de la olla para evitar que les falte líquido.

Para hacer unas patatas, tampoco se precisa gran cantidad de agua. En este caso, la patata tiende más bien a absorber un poco de agua, pero como el interior de la olla va a estar completamente inmerso en un baño de vapor, con un poco de agua que cree este vapor, será suficiente.


Otra cuestión es el tamaño de los alimentos.
Mi primera experiencia en el horno solar fue tratar de cocer unas patatas enormes enteras. Y con la olla llena de agua hasta cubrirlas.

La experiencia fue tan frustrante como que tras una mañana entera las patatas estaban casi más duras que al introducirlas.

Bueno, y para más INRI, recuerdo que para terminar de llenar la olla le sugerí a mi mujer que aprovechase para meter los ingredientes necesarios para una ensaladilla rusa: más patatas, zanahorias, huevos para cocer…

Total, un desastre. Como dijo alguien una vez –Bueno, yo lo escuché de boca de Homer Simpson, jejejeje-: “El conocimiento nos da la sabiduría…” Y yo añadiría: “ Y el desconocimiento… nos hace cometer barbaridades…. Como la de mi primera experiencia culinaria en el horno, jejejeje”.

Los alimentos, para hacerlos en el horno solar, conviene que estén bien troceados. Así el calor se aprovecha mejor y se distribuye por cada trozo, haciendo una cocción uniforme y correcta.

Si queremos hacer alimentos que son de distinta dureza o tiempo de cocción, como un guiso de carne con patatas, deberíamos trocear más los que precisen de más cocción, como lo sería la carne y dejar las patatas algo más gruesas. Así todo se cocina uniformemente.


Otro factor importante es el buen cierre de la tapa.
Yo estaba convencido que mi cierre era perfecto con el burlette.

La tapa es pesada y por su propio peso debería hacer que el marco presionase lo suficiente el borde del horno como para que el cierre fuese hermético.

Obviamente, si hay salida de aire caliente o entrada de aire frío, el rendimiento se irá al garete, pues de poco nos sirve haber hecho un horno tan bien aislado si parte del calor se va por una rendija.

Un día, tras varios guisos más o menos exitosos, descubrí que al quitar la tapa de una olla con patatas ya hechas para que dorasen un poco, el vapor salía fuera del horno a raudales. Fijándome, vi una rendija por toda la parte inferior, entre el burlete y el horno que quedaba abierta.

Bastaba una ligera presión para lograr cerrarla, pero lo cierto es que todas las comidas realizadas hasta entonces se hubieran hecho más rápido si no hubiese tenido esta pérdida de calor. Aun así había cocinado bastantes platos en el horno.

La solución fue poner una pinza de las usadas en bricolaje para apretar el asa de la tapa contra el asa del horno. El problema se solucionó y el rendimiento mejoró considerablemente.

Luego os explicaré cómo fabriqué una pinza con unos retales de madera y unos trozos de cámara de neumático. Resultó muy práctica, con regulación de la fuerza. De todos modos es algo provisional, ya que quiero poner un cierre que ejerza presión de la tapa contra el horno.

Este ejemplo puede serviros para comprender la importancia de estos pequeños detalles.

Por otra parte, es muy difícil dictaminar en un horno solar el tiempo de cocción, pues dependerá mucho de:
Tipo de horno: orientación al sol, acristalamiento doble o sencillo…
Tamaño
Estación del año y latitud
Temperatura ambiente
Tipo de olla: tamaño, forma y material.
Cantidad de alimentos
Tamaño de los alimentos introducidos
Cantidad de agua que incorporemos a la olla
Tamaño de la superficie reflectora y adecuada orientación de los reflectores.

Como vemos, es difícil dictaminar que una determinada comida se va a hacer en una hora o en tres.




Cierre para horno solar

Cuando empecé a cocinar en el horno solar, me parecía que tardaba demasiado en cocinar los alimentos. Es cierto que esta forma de cocción es lenta y eso aporta sus ventajas en el sabor y calidad de los alimentos… pero era desesperante.

Como os dije antes, tenía una pequeña rendija. Y es que la potencia del horno solar es relativamente pobre, de ahí que le hayamos puesto doble cristal. Y si tiene cualquier defecto como éste, se puede reducir la efectividad en un porcentaje relativamente alto.

Quiero ponerle un cierre como los que llevan algunos estuches de herramientas, que consiste en un marco de metal que se ajusta mediante una palanca, de modo que sujeta y tensa al mismo tiempo. Pero como no he encontrado de momento ninguno en las ferreterías, he optado por hacer algo casero que me permitirá seguir usando el horno mientras encuentro el cierre adecuado.



Empecé poniendo una goma sacada de una cámara de bici. Era efectivo, pero un poco engorroso a la hora de tener que estar abriendo y cerrando el horno.

También podría haber usado una pinza de las de bricolaje, pero va a estar todo el tiempo al sol y en tensión, con lo que ya no podría usarla para otro fin, pues se ablandaría.




Asi que he cogido un retal de madera y en un ratito he hecho una pinza de madera accionada con una goma de cámara de bici.

Diréis que es un trabajo tonto, pero lo cierto es que he disfrutado mucho haciéndola y es muy efectiva.
Simplemente os lo comento porque puede que a vosotros os pase lo mismo, que el horno no cocine bien y penséis que no funciona… puede ser algo tan simple como una pequeña rendija por la que se escape el calor.

Para hacerla, hemos cortado el palito por la mitad y, en uno de los extremos de ambos palos, hemos hecho dos rayas paralelas y equidistantes. En un extremo de uno vamos a dejar un saliente central cortando las secciones externas y en el otro recortamos la sección central, dejando dos lengüetas.

Vendría a ser como una unión machihembrada. Solo que en este caso está articulada, pues vamos a perforar la zona de la unión y vamos a introducir un clavo del ancho del orificio.

He afinado el resto de las maderas salvo por el extremo, donde he dejado unos salientes que harán la función de pinzas que impedirán que este invento se resbale y salga despedido al fijar las asas del horno.

Para dar la tensión, he recurrido a un trozo de cámara de rueda.




La ventaja de este mecanismo o “pinza de presión” es que si acercamos la goma al eje de la pinza, hará menos presión y si lo acercamos a los extremos, presionará más. Con lo que podemos regular la fuerza que aplica sobre las asas al mantenerlas unidas.

Este sistema me ha resultado tan efectivo que casi no me he molestado en buscar el otro tipo de cierre del que os hablé antes. De todos modos no deja de ser algo provisional.


Y ya puestos a hablar del sistema de cierre de la tapa, decir finalmente, que es muy interesante que la bisagra de compás sea tipo neumático. Para entendernos: como las puertas traseras de los coches sin maletero, o coches de cinco puertas.

Son puertas bastante pesadas, pero con estos mecanismos se acciona suavemente y sin esfuerzo y nunca da portazos.

Solo tenéis que calcular el peso de vuestra tapa y decírselo a vuestro ferretero.

En este caso podríais poner dos, una a cada lado. Si no encontráis o no os animáis a poner estas bisagras, siempre podéis usar las bisagras de compás, pero es una tapa bastante pesada, pues incluye las maderas del marco, los cristales, los reflectores…. Y sobre todo en la posición de verano, el peso a levantar es considerable.

La bisagra de compás ayuda mucho porque deja la puerta abierta, fija, mientras manipulamos dentro del horno, pero hemos de ejercer cierta fuerza para llevarla hasta ese punto.

Es otra cosa que tengo pendiente de hacer y sin la cual mi mujer se niega en redondo a usar el horno… ¡Habrá que instalar el mecanismo! Je, je, je.



Finalmente, os explicaré cómo he puesto las patas y para qué sirven:



Amig@s: ya tenemos el horno listo, pero como siempre, podemos hacer mejoras para que sea más funcional o práctico.

En este caso, vamos a hacerle unas patas adicionales.

Ventajas:

Podemos colocar tranquilamente el horno en el suelo sin temor que se arañen las paredes o estropee la pintura que lo protege de la humedad.

La fijación del horno al soporte es mucho más efectiva porque en vez de atornillar directamente el horno al soporte haciéndole feos agujeros por los que puede entrar el agua o perder calor, podremos fijar el horno por las patas. Al estar las patas aisla-das del cuerpo del horno por pintura de caucho, no tendremos que preocuparnos que la humedad pase al horno.

En tercer lugar, mantiene separado el horno de la base, con lo que ambas superficies se mantendrán más secas, ya que puede circular el aire.

No obstante, debemos cubrir el horno con un plástico para preservarlo del agua.

En mi caso, el horno está justo bajo el borde de una uralita y le cae mucha, mucha agua, pero si en vuestra zona llueve mucho, es casi preferible que aunque le hayáis puesto varias manos de pintura de caucho y extreméis las precauciones, como hemos hecho con las patas, que lo cubráis ¡De todos modos mientras esté lloviendo no podremos usarlo! Así nos curamos en salud y el horno nos durará muchos años.


Pero vamos al grano:


Para hacerle estas patas basta hacernos con unos listones de madera de pino. Si es madera de mayor calidad, mejor.

Por supuesto, pondremos patas en las dos bases, o sea, en el lado que hará de base en la posición de verano y el en el lado que haga esta función en la posición invernal.

Vamos a hacer que el extremo de cada listón tenga la misma inclinación del lado del horno correspondiente. Así queda todo más integrado y estético.

Para hacerlo, basta colocar el listón en su posición y con una regla colocada en el lado del horno, marcamos el listón.
Se corta con la sierra de calar.

Finalmente, cuando veamos que el corte ha sido bueno, podemos recortar el listón de largo, que se trata de un simple corte en ángulo recto.



Damos una mano de pintura a las maderas. Por la zona donde van a quedar los palos unidos al horno, podemos dar tres o cuatro manos. Ya que en adelante, no volverá a recibir pintura en esa zona.

También podemos aprovechar para dar otra mano de pintura en el horno por la zona donde irán los palos.



Para fijarlos, podemos empezar por colocarlos en su posición. Marcamos con un lápiz dónde queremos que vayan los orificios y podemos hacer un orificio-guía en uno de ellos. Colocamos un tornillo delgado que sujete la pieza en su sitio para que no se mueva mientras preparamos los demás anclajes.



Yo lo he hecho practicando un agujero guía del diámetro del cuerpo del tornillo descontando la rosca.




Seguidamente, hago un avellanado profundo con una broca más gruesa para que la cabeza del tornillo quede totalmente metida bajo la madera.

Así podemos lograr que el tornillo entre más en el horno sin tener que usar un tornillo demasiado largo.

Finalmente, podemos colocar un tirafondo en cada agujero, cuidando el apriete para que no sea excesivo –creando demasiada tensión en las maderas- o que quede flojo.

Ahora podemos sacar el tornillo que pusimos inicialmente para sujetar en la posición el listón y colocamos otro tirafondo como los anteriores en su lugar.

Podemos poner tres o cuatro tornillos en cada lado. Quedará muy, muy firme y podremos anclar el horno a la base atornillando estos listones o patas a la madera de la base directamente o mediante ángulos metálicos.


El resultado ha sido sorprendentemente estético. De hecho, le da carácter al horno, transmite sensación de robustez. No le hemos aportado mucho peso extra y aportará todas las ventajas que os indiqué al principio del post.

Y no hemos tardado tanto en hacer estas patas, que –pintura aparte- se puede hacer en menos de una hora.



Con esto, salvo que se me haya quedado algo en el tintero, os he explicado todo el proceso de construcción del horno solar.

Ha sido una experiencia muy bonita y creativa, Ya que gran parte del horno, por no decir casi toda, ha sido planificada y realizada por mí mismo.
También os he ido explicando los posibles problemas y las soluciones que he encontrado para facilitaros el trabajo.

Así, una tarea que a mí me ha llevado meses, a vosotros os puede llevar sólo unas semanas, pues ya sabéis de antemano los materiales, herramientas y el modo de realizarlo.

Espero que os resulte de ayuda.

En cualquier caso, os repito lo que os dije en otra ocasión: es mejor que fabriquéis vuestro horno, aunque sea uno de cartones y que disfrutéis de esta experiencia, a que os quedéis con las ganas de hacerlo.

3 comentarios:

  1. genial el post,me han faltao las palomitas solares¡¡en mi horno quiero poner unos cierres tipo cartola que tengo, espero que eso presione bien, respecto a las planchas negras de aluminio que creo que lleva el horno el las bases (invierno,verano)son necesarias?he pensao ponerle papel de aluminio con latex y en los reflectores la manta termica esta que esta echa con myla, que me recomiendas?pongo myla en los dos lados?
    Muchas gracias por tus consejos compañero boqueron¡¡

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  2. Hola. Me alegro que hayas visto el post tan pronto ¡Está casi recién publicado! jejejjee.
    Bueno, para empezar, las planchas negras no son de aluminio, sino de chapa. POdrían ser de aluminio, que creo que es mejor transmisor del calor, pero es más complicado de pintar y bastante más caro...
    En mi caso, he observado qeu sí es conveniente poner dos: una abajo y otra en la pared del fondo. La de la base es la que se calentará y aportará calor a la olla o lo que pongamos sobre ella... La vertical cogerá temperatura para que el ambiente del interior del horno sea más caliente, pues es un horno de gran volumen interno y si ponemos reflectante en ese sitio, la luz se reflejará hacia todas partes perdiéndose gran parte del calor.
    Es muy importante que estas planchas metálicas sean de color negro mate para absorber la mayor parte de la luz, que se transformará en calor. Si pones papel de aluminio, la luz se dispersará y no se concentrará el calor en la olla.

    Respecto al mylar, Efectivamente es lo mejor. No sé si ése de las mantas térmicas será bueno... El mío lo compré en un Grow shop, que son especialistas en reflectantes por el tema de los armarios de cultivo... Pero el tuyo puede ser válido. Prueba y ya nos lo contarás. Si tienes que comprar una manta térmica, desde luego es preferible el mylar del Grow, que está destinado justamente a ser usado como reflector.
    Por lo que veo llevas el horno bastante avanzado... Ya nos contarás tus experiencias y qué tal te cocina.
    Un saludo

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  3. Hola Carlos!

    He leido tu horno solar;claro,para entenderlo bien se debería hacer el horno,al menos esto sería lo que tendría que hacer yo que tengo una mente puramente práctica.Aunque no sé cómo cocinaría en un clima como el de aquí,Asturias,casi siempre nublado;porque me pregunto que al ser solar si el clima
    será importante,mientras claro,no estemos en el Polo jejej que ahí dudo que sirva para algo jejej(es bromita)

    Como siempre te llevo para Face y Twitter,Buzz y Reader.

    Saludinos.

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