miércoles, 12 de marzo de 2014

Azulejos sueltos. azulejos desprendidos de pared. azulejos abombados. azulejos rotos. Poner azulejos. Enfoscar pared. Loose tiles. detached from wall tiles. curved tiles. broken tiles. Put tiles. Plastering wall. Les carreaux décollés. détaché de carreaux de mur. tuiles courbes. tuiles cassées. Mettre des tuiles. Plâtrerie mur.



Azulejos sueltos 1. Enfoscar o enlucir pared con mortero o mezcla.


Amig@s: Ya hemos realizado algunos trabajos de albañilería y de bricolaje en cocina y baño… pero este tema –que se me ha presentado en varias ocasiones, por cierto- Nunca se me había ocurrido exponerlo en un post. Y he pensado que posiblemente a vosotr@s os sea de utilidad.

Veréis se trata de una cocina en la que los azulejos de una zona de la pared se han quedado sueltos. Vamos, que se toca y suena hueco. 

Están prácticamente unidos por el lecheado que los mantiene pegados unos a otros. Se ven claramente levantados en una zona. De hecho, había colocado un mueble, y lo retiraron por estar a punto de caerse, de ahí las marcas y orificios que se aprecian.


Puede ocurrir que los azulejos se hayan soltado del mezclón que pusieron en su día para fijarlos a la pared; o puede que el mezclón se haya despegado de la pared.


La mejor forma de saberlo es justamente retirar algunos azulejos y ver cuál es el problema. 

Esta forma de colocar los azulejos era muy usada antes de ponerse de moda el cemento cola. Sin embargo, se hacía imprescindible mojar la pared y también el azulejo. 


De lo contrario, la mezcla no se pega bien y termina por ocurrir justamente lo que nos pasa en esta ocasión, que acaba por desprenderse. 


Por prisas o desgana, en muchas ocasiones se ignoraba esto y aquí tenemos el resultado: un alicatado que podría permanecer puesto toda la vida y que sin embargo hay que sustituirlo.


La solución si vemos que se ha desprendido solamente el azulejo, pero el mezclón está bien fijado a la pared, sería pegar el azulejo al mezclón con un poco de cemento cola o incluso algún adhesivo que podemos encontrar en cualquier ferretería o centro de bricolaje. 

Eso sí, no uséis silicona o adhesivo tipo cola blanca. Usad uno específico, preferentemente de consistencia elástica que garantice una unión firme y que no se desprenderá con la humedad o cambios de temperatura. Ya veremos un caso de esta índole en un futuro post.



A todo esto, para retirar los azulejos, hay que empezar por el primero: podemos empezar rompiendo alguno que ya esté deteriorado por estar partido o por estar agujereado, como es el caso –marcado en rojo en la foto-. 

A partir de éste, ya podremos ir retirando los demás.

Pero en este caso, no sólo están sueltos los azulejos del mezclón, sino que también la mezcla está desprendida de la pared de ladrillo.


Lo mejor es sin duda, sanear todo lo que está suelto y volverlo a hacer.


Para evitar que todos los azulejos se caigan a la vez, rompiéndose; lo mejor es unirlos entre sí con cinta tipo “ojo al precinto” o similar, ya sabéis la típica que se usa para los embalajes de cartón. 


Es muy económica y nos garantiza que si alguno se suelta y nos faltan manos para sujetarlos, que permanezca unido a los otros y no se caiga y rompa. 


Es crucial conservar el mayor número de azulejos originales porque igual no podemos encontrar azulejos del mismo tipo.
Ponemos los azulejos bien ordenados en un lugar donde no se estropeen y pasamos a lo siguiente.

Retiramos también los mezclones de debajo y ya nos encontramos con la pared de ladrillo.


Es importante buscar un lugar para cada cosa. En este caso, he apilado los azulejos sobre la encimera y los mezclones y escombros, los he puesto en un cartón en un rincón, en espera de su ensacado y eliminado en un lugar adecuado.

Lo primero es enfoscar o enlucir la pared.

Yo voy a emplear mortero seco, que ya viene preparado en sacos de 25kg y está listo para mezclar con agua y aplicar. De lo contrario, habría que preparar la mezcla poniendo unas 3 ó 4 partes de arena por una de cemento portland. 

Pero el mortero, aparte de ahorrar tiempo al venir preparado, resulta más económico que comprar los ingredientes por separado.


No vamos a hacer un trabajo fino y delicado… se trata solo de poner una capa de mezcla uniforme dejando un acabado rústico para que el cemento cola se adhiera bien.


Lo que sí es importante es colocar la mezcla o mortero dejando una capa más o menos lisa o, al menos, que no sobresalga del nivel de la base de los azulejos.


Un truco que yo suelo usar en estos casos y que me funciona muy bien es usar unas guías que me permiten rellenar en poco tiempo bastante superficie y deja todo el enfoscado al mismo nivel, sin resaltes indeseados –ya lo adelanté cuando realizamos el trabajo de enfoscar un trozo de pared-.


Como elemento para las guías uso algo muy común y económico: gavillas de construcción.

Si, sí, me diréis que estos hierros precisamente son bastantes irregulares como para ser usados como reglas…

Pero si os fijáis, tienen en dos caras opuestas dos líneas rectas. Son éstas las que nos permitirán usarlas de este modo… Sé que  no me estoy expresando muy bien… seguid leyendo y lo comprenderéis todo.

Para los que no entendáis mucho de albañilería: se trata de poner dos reglas o guías paralelas sobre la pared, rellenar con mezcla entre ellas y después pasar una regla apoyada en las guías de modo que se retire toda la mezcla sobrante y quede todo al nivel de las guías.


Lo normal es usar una gavilla del grosor de mezcla que queramos poner. O sea, si queremos poner 15mm de mezcla en la pared, deberíamos usar gavillas de 15mm. Pero yo tengo unas que son un poco más finas, de 0.8mm, creo. 

Esto tiene la ventaja que si hay algún resalte en la pared justo donde vamos a poner la gavilla, no tendremos que retirarlo. El inconveniente es que tendremos que hacer más soportes para la guía. En vez de dos, en la parte superior e inferior, tendremos que colocar también en zonas intermedias… Enseguida lo vemos:
 
Para colocar la primera regla, ponemos dos o tres pegotes de mezcla en la zona donde la vamos a poner.

 
Seguidamente, colocamos la guía –la gavilla-  asegurándonos que una de las caras lisas quede hacia afuera, y le damos suaves golpes con el mango del palustre hasta lograr que quede a la profundidad deseada. 

Normalmente hemos de dejarla dos o tres milímetros por debajo del nivel de la base del azulejo, para rellenar después este espacio con cemento cola. Yo la he dejado un poco más hundida para no pillarme los dedos y trabajar un poco más rápido. Y como referencia he tomado los propios azulejos que he dejado sin retirar, en la parte inferior.

Con el nivel, comprobamos que la regla está bien vertical. Mal asunto si la ponemos con inclinación hacia adelante o hacia detrás… Ya que nos vamos a ahorrar tiempo y trabajo con este sistema, qué menos que comprobar que la regla esté bien puesta ¿No os parece?
Repetimos el proceso con otra regla que colocaremos paralela a la primera. La distancia entre una y otra depende de lo que uséis para enrasar. Si usáis la llana de acero –como yo mismo he hecho en alguna ocasión- Debéis dejar un espacio entre las dos reglas inferior al ancho de la llana, para poder pasarla cómodamente sobre las dos reglas.

Yo, en este caso, he usado para enrasar una regla de aluminio y puedo permitirme dejar más espacio. Eso si, también tened en cuenta que si ponéis las reglas muy separadas, tardaréis más en rellenar toda la zona y la mezcla se puede poner demasiado dura. En esto la experiencia os dictará lo mejor. 

Tampoco es lo mismo que tengáis ayuda y alguien os vaya haciendo la mezcla o el mortero mientras lo vais gastando que si tenéis que parar a prepararlo vosotr@s mism@s cada vez que se acabe el del capazo. En este caso, es mejor no ser ambicios@s y poner las guías más juntas e ir trabajando por secciones.


Y, finalmente, la separación también depende de la longitud de las guías: si tenéis que enfoscar una pared entera y usáis reglas de dos metros y medio, deberíais ponerlas más juntas que si por el contrario es un trozo de pared de poca altura y bastante ancho, como es mi caso.
 

Tras poner las guías, hay que rellenar toda la zona que hay entre ellas, sin olvidar colocar también un poco en las zonas externas de las guías y, por supuesto, bajo ellas, caso que hayan quedado separadas de la pared. 

Y, olvidaba decirlo, si podéis humedecer la pared de ladrillo antes de poner la mezcla, ésta quedará mucho mejor ¡No comentamos el mismo error que quien puso los azulejos la vez anterior!


A todo esto, la mezcla suele ponerse de dos modos: el más lento es colocar una pella en la llana con el palustre de mezclar y con el palustre de enlucir se va colocando en porciones sobre la pared, aplastándola a la vez que la extendemos –vamos, como poner mantequilla en el pan-. La forma rápida es colocar la pella en la llana y aplicar con ella directamente la mezcla en la pared a la vez que apretamos, avanzamos hacia arriba y hacemos algunos movimientos zigzagueantes. Al gusto del consumidor. Yo suelo emplear los dos modos según la zona de la que se trate. 


Lo de ir lanzando pegotes de mezcla con el palustre se lo dejo a los más expertos… Yo prefiero evitar en lo posible desperdiciar mezcla y tiempo. Y aprovechar al máximo al material.
Una vez puesto el mortero, podemos pasar en movimientos zigzagueantes y ascendentes la regla apoyándola sin hacer fuerza en las dos gavillas y en posición horizontal. No hay que procurar retirar todo el exceso en una sola pasada. La regla eliminará las zonas que sobresalen. 


Yo he aprovechado un resalte o filo que tiene la regla –un perfil de aluminio, en realidad- para ir “cortando” con él la mezcla sobrante. 
Es buena cosa poner un plástico por debajo –para no ensuciar- . 

Podéis recoger esa mezcla caída, ponerla en el capazo y volver a mezclarla con unas gotas de agua. Es perfectamente aprovechable si no se ha secado demasiado.


Si alguna zona ha quedado por debajo del nivel de las guías, vamos que ha quedado hundida, podemos añadir un poco de mezcla con el palustre y volver a pasar la regla para eliminar el exceso. Esto se puede repetir cuantas veces sea necesario, aunque para este trabajo tampoco hay que ser muy exigentes, ya que el cemento cola rellenará alguna zona que haya quedado un poco hundida.

Una vez rellenada y enrasada una zona, podemos retirar una regla o gavilla para ponerla al lado y seguir rellenado. 

Para quitarla, con la punta del palustre hacemos dos surcos longitudinales sobre la mezcla a lo largo de toda la gavilla, uno a cada lado de ella. 

Sacamos con cuidado la gavilla... 

Y rellenamos el hueco que ésta ha dejado poniendo porciones con la punta del palustre. 

Se hace en un momento y como la mezcla de los lados ya está más dura, nos sirve como guía.
Pasamos a poner otra guía del mismo modo y seguimos el proceso.

Yo suelo pasar la llana bien apoyada en la pared y trazando círculos para asegurarme que no haya nada que sobresalga.
Dejamos secar y ya podemos pasar a la colocación de los azulejos.

Si lo que queremos no es poner azulejos, sino dejar la pared revestida de mortero, el proceso es idéntico, sólo que hay que esmerarse en tapar todas las zonas hundidas y terminar pasando una esponja humedecida y/o la talocha, que eliminará los resaltes.

El sistema descrito en este post me lo comentó mi cuñado Pepe, albañil de profesión y al que le dedico esta entrada.

Como lo ideal es que las gavillas estén cortadas a la medida, yo suelo tener guardadas de varias medidas y así puedo conservarlas. Duran muchísimo tiempo, porque la misma capa de mezcla que las cubre, las protege del óxido y si tenemos la precaución de limpiarlas someramente con el borde del palustre tras su uso, las zonas lisas permanecerán en perfecto estado para futuros usos. Si alguna gavilla es un poco corta, podéis terminar de enrasar los centímetros que falten a mano… No es lo mismo preparar una pared entera a ojo que sólo unos centímetros y teniendo ya el resto colocado para servirnos de referencia.
En la próxima entrada seguiremos el proceso preparando y colocando los azulejos.

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