REPARAR TACONES DE ZAPATOS GASTADOS 1
Amig@s, estamos por cambiar las piezas desgastadas: vimos cómo sustituir la cadena de la bici y ahora estamos con los zapatos…
Normalmente, los zapatos de calidad suelen tener en los tacones unas suelas llamadas tapas que se sustituyen cada cierto tiempo, ya que es la parte del calzado que más se gasta.
Sin embargo, tengo un par de zapatos que me gustan mucho porque son muy cómodos y elegantes, pero quizá por el abaratamiento de costos, el tacón está hecho de una pieza, no tiene tapas.
Yo tiendo a gastar más las suelas de los tacones por el lado externo y esto es mucho más acusado en la parte trasera, con lo que llega un momento que resulta bastante incómodo andar, el zapato queda totalmente ladeado.
Y sin embargo, están bastante nuevos, de hecho están en perfecto estado. Así que ha llegado el momento de hacer algo al respecto.
Hay dos soluciones: o llevarlos a un zapatero, o tratar de repararlos nosotros mismos.
Vamos a recurrir a la segunda alternativa, porque para llevarlos al zapatero siempre hay tiempo y es un reto que me he planteado ¡Si he logrado hacer cosas mucho más difíciles, por qué no ésta!
Sé de un sitio donde puedo comprar un par de tapas por menos de un euro, precisamente se dedican a arreglar zapatos. Y aunque me falta alguna que otra herramienta, el proceso es sencillo. Podéis ver las tapas junto con el pegamento y la cuchilla de zapatero que usaré, en la primera foto.
Se pueden adquirir de material sintético -como es mi caso- o de cuero.
Si el zapato tuviera tapas, bastaría retirar las tapas viejas haciendo palanca con un destornillador fuerte, por ejemplo. Limpiaríamos la superficie, pondríamos cola de contacto en ambas superficies –tapa y tacón- y las uniríamos. Sólo quedaría cortar el sobrante de tapa.
Pero en este caso concreto, si hiciésemos eso, sólo lograríamos subir un poco la altura del zapato, y seguiría torcido.
Lo suyo, que es lo que haría un zapatero, es meter el tacón en una máquina que desgastara la parte más ancha para dejar todo el tacón del mismo grueso. Podríamos hacerlo en casa con una lijadora de banda sujeta en un banco de trabajo, con la lija hacia arriba.
El problema es que no tengo de momento esa herramienta y una lijadora orbital no desgastaría lo suficiente.
Y es arriesgado tratar de hacerlo a mano porque quedaría irregular, no asentaría bien y después sería más complicado lograr que los dos zapatos queden exactamente igual, requisito imprescindible si queremos que después no tengamos dolores de espalda o rodillas….
Así que la solución que he encontrado es usar un pegamento de montaje de calidad que además de pegar, rellena.
Este pegamento queda muy sólido, como una goma dura y además de unir la tapa al tacón, podemos añadir un poco más por el lado más gastado para lograr que la tapa quede nivelada.
Empezaremos por hacer varias ranuras haciendo dos cortes con el cúter en cada una para dejar un desnivel en forma de V en ambas superficies a unir. Es para mejorar el agarre de la cola.
Esto es particularmente importante en la tapa, que es totalmente lisa. Haremos varias muescas distribuidas en toda la superficie.
Por supuesto, debemos dejar la suela del tacón totalmente limpia de polvo y suciedad, cosa que podremos hacer rápidamente con una lima. También conviene pasar la lima o una lija a la superficie de la tapa a pegar.
Una vez preparadas las superficies, ponemos una primera capa de pegamento en ambas partes.
Lo normal sería ponerlo en una, unir las dos piezas, separarlas de nuevo y esperar que el pegamento endurezca para volver a unirlas ya definitivamente. Pero vamos a simplificar haciéndolo así.
Una vez que ha empezado a endurecer, añadimos en las partes gastadas un poco más de pegamento, procurando añadir lo mismo en ambos zapatos y sin llegar al borde de la suela.
Pegamos las tapas procurando que la presión sea homogénea y tratando que quede la tapa en su posición correcta, o sea, que no quede ninguna zona de la suela del tacón sin cubrir con la tapa, ya que lo que sobre podremos retirarlo después, pero si falta, tiene mala solución….
Un sargento puede ayudarnos a lograr que el apriete sea el adecuado para una buena unión: metemos un taco de madera dentro del zapato, otro que cubra toda la suela del tacón y apretamos las dos maderas con el sargento.
Podemos retirar los sargentos una vez dado el apriete inicial para poner unas puntillas o clavos.
No olvidéis poner los calzos entre el sargento y el zapato, pues podría llegar a deformarlo por dentro irreparablemente y dejar la suela combada.
Ahora reforzaremos con unos clavos o puntillas. Para clavarlas, podéis poner un taco de madera dentro del zapato y apoyar éste en una mesa en posición invertida, o sea con la suela hacia arriba… no suele costar demasiado clavar, ya que es un material relativamente blando.
Podéis poner dos o tres en la parte central para fijar el tacón y la tapa y que ésta no se deslice.
Seguidamente, podéis poner algunos más cerca del borde, ya que hará más fuerza en esta zona al no ser el tacón hueco por ahí.
Eso sí, tened en cuenta que la tapa sobresale un poco del tacón y procurar clavar las puntillas ligeramente hacia dentro para que no asomen por fuera del tacón.
Es muy importante que las tapas queden exactamente a la misma altura por todas partes y los dos zapatos entre sí, o sea que el tacón con la suela tenga el mismo grosor por todos los lados.
Yo he usado el calibre para lograr este resultado.
Ahora estamos a tiempo de apretar un poco más por un lado u otro para lograr que estén iguales, puesto que la cola está fresca y cede un poco. Simplemente clavamos un poco más las puntillas por el lado donde haya más separación.
En cualquier caso, no importa que pongáis más puntillas porque eso es un refuerzo, no va a perjudicar en nada.
Antes que endurezca del todo el pegamento, podéis dar un repaso por si precisara apretar con un sargento para lograr ajustar la medida.
Es importante dejar que seque muy bien el pegamento de montaje porque hemos puesto una capa de pegamento bien gruesa y tardará en endurecer bastante.
Conviene, eso sí, dejar los zapatos en sitio bien ventilado: terraza, alféizar de una ventana… porque el olor del pegamento es bastante intenso e incluso puede ser tóxico.
Cuando deje de oler, es que el disolvente se ha evaporado del todo y ya podremos seguir con el proceso.
Tras un par de días, habrá secado. Después deberemos realizar el perfilado de la tapa, el enmasillado y el acabado final… Todo esto lo veremos en el siguiente post.
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Normalmente, los zapatos de calidad suelen tener en los tacones unas suelas llamadas tapas que se sustituyen cada cierto tiempo, ya que es la parte del calzado que más se gasta.
Sin embargo, tengo un par de zapatos que me gustan mucho porque son muy cómodos y elegantes, pero quizá por el abaratamiento de costos, el tacón está hecho de una pieza, no tiene tapas.
Yo tiendo a gastar más las suelas de los tacones por el lado externo y esto es mucho más acusado en la parte trasera, con lo que llega un momento que resulta bastante incómodo andar, el zapato queda totalmente ladeado.
Y sin embargo, están bastante nuevos, de hecho están en perfecto estado. Así que ha llegado el momento de hacer algo al respecto.
Hay dos soluciones: o llevarlos a un zapatero, o tratar de repararlos nosotros mismos.
Vamos a recurrir a la segunda alternativa, porque para llevarlos al zapatero siempre hay tiempo y es un reto que me he planteado ¡Si he logrado hacer cosas mucho más difíciles, por qué no ésta!
Sé de un sitio donde puedo comprar un par de tapas por menos de un euro, precisamente se dedican a arreglar zapatos. Y aunque me falta alguna que otra herramienta, el proceso es sencillo. Podéis ver las tapas junto con el pegamento y la cuchilla de zapatero que usaré, en la primera foto.
Se pueden adquirir de material sintético -como es mi caso- o de cuero.
Si el zapato tuviera tapas, bastaría retirar las tapas viejas haciendo palanca con un destornillador fuerte, por ejemplo. Limpiaríamos la superficie, pondríamos cola de contacto en ambas superficies –tapa y tacón- y las uniríamos. Sólo quedaría cortar el sobrante de tapa.
Pero en este caso concreto, si hiciésemos eso, sólo lograríamos subir un poco la altura del zapato, y seguiría torcido.
Lo suyo, que es lo que haría un zapatero, es meter el tacón en una máquina que desgastara la parte más ancha para dejar todo el tacón del mismo grueso. Podríamos hacerlo en casa con una lijadora de banda sujeta en un banco de trabajo, con la lija hacia arriba.
El problema es que no tengo de momento esa herramienta y una lijadora orbital no desgastaría lo suficiente.
Y es arriesgado tratar de hacerlo a mano porque quedaría irregular, no asentaría bien y después sería más complicado lograr que los dos zapatos queden exactamente igual, requisito imprescindible si queremos que después no tengamos dolores de espalda o rodillas….
Así que la solución que he encontrado es usar un pegamento de montaje de calidad que además de pegar, rellena.
Este pegamento queda muy sólido, como una goma dura y además de unir la tapa al tacón, podemos añadir un poco más por el lado más gastado para lograr que la tapa quede nivelada.
Empezaremos por hacer varias ranuras haciendo dos cortes con el cúter en cada una para dejar un desnivel en forma de V en ambas superficies a unir. Es para mejorar el agarre de la cola.
Esto es particularmente importante en la tapa, que es totalmente lisa. Haremos varias muescas distribuidas en toda la superficie.
Por supuesto, debemos dejar la suela del tacón totalmente limpia de polvo y suciedad, cosa que podremos hacer rápidamente con una lima. También conviene pasar la lima o una lija a la superficie de la tapa a pegar.
Una vez preparadas las superficies, ponemos una primera capa de pegamento en ambas partes.
Lo normal sería ponerlo en una, unir las dos piezas, separarlas de nuevo y esperar que el pegamento endurezca para volver a unirlas ya definitivamente. Pero vamos a simplificar haciéndolo así.
Una vez que ha empezado a endurecer, añadimos en las partes gastadas un poco más de pegamento, procurando añadir lo mismo en ambos zapatos y sin llegar al borde de la suela.
Pegamos las tapas procurando que la presión sea homogénea y tratando que quede la tapa en su posición correcta, o sea, que no quede ninguna zona de la suela del tacón sin cubrir con la tapa, ya que lo que sobre podremos retirarlo después, pero si falta, tiene mala solución….
Un sargento puede ayudarnos a lograr que el apriete sea el adecuado para una buena unión: metemos un taco de madera dentro del zapato, otro que cubra toda la suela del tacón y apretamos las dos maderas con el sargento.
Podemos retirar los sargentos una vez dado el apriete inicial para poner unas puntillas o clavos.
No olvidéis poner los calzos entre el sargento y el zapato, pues podría llegar a deformarlo por dentro irreparablemente y dejar la suela combada.
Ahora reforzaremos con unos clavos o puntillas. Para clavarlas, podéis poner un taco de madera dentro del zapato y apoyar éste en una mesa en posición invertida, o sea con la suela hacia arriba… no suele costar demasiado clavar, ya que es un material relativamente blando.
Podéis poner dos o tres en la parte central para fijar el tacón y la tapa y que ésta no se deslice.
Seguidamente, podéis poner algunos más cerca del borde, ya que hará más fuerza en esta zona al no ser el tacón hueco por ahí.
Eso sí, tened en cuenta que la tapa sobresale un poco del tacón y procurar clavar las puntillas ligeramente hacia dentro para que no asomen por fuera del tacón.
Es muy importante que las tapas queden exactamente a la misma altura por todas partes y los dos zapatos entre sí, o sea que el tacón con la suela tenga el mismo grosor por todos los lados.
Yo he usado el calibre para lograr este resultado.
Ahora estamos a tiempo de apretar un poco más por un lado u otro para lograr que estén iguales, puesto que la cola está fresca y cede un poco. Simplemente clavamos un poco más las puntillas por el lado donde haya más separación.
En cualquier caso, no importa que pongáis más puntillas porque eso es un refuerzo, no va a perjudicar en nada.
Antes que endurezca del todo el pegamento, podéis dar un repaso por si precisara apretar con un sargento para lograr ajustar la medida.
Es importante dejar que seque muy bien el pegamento de montaje porque hemos puesto una capa de pegamento bien gruesa y tardará en endurecer bastante.
Conviene, eso sí, dejar los zapatos en sitio bien ventilado: terraza, alféizar de una ventana… porque el olor del pegamento es bastante intenso e incluso puede ser tóxico.
Cuando deje de oler, es que el disolvente se ha evaporado del todo y ya podremos seguir con el proceso.
Tras un par de días, habrá secado. Después deberemos realizar el perfilado de la tapa, el enmasillado y el acabado final… Todo esto lo veremos en el siguiente post.
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Confecciones Mora Gran gama de Uniformes laborales para los profesionales y el bricolaje casero ¡Precios sin competencia!
Me ha gustado mucho tuexplicación del proceso, yo tengo ganas de aprender a reparar calzado es un jobby interesante y estoy dispuesto a aprender, gracias un saludo
ResponderEliminarHola me podrias ayudar, tengounas botas con el taco abultado como lo puedo nivelar
ResponderEliminarHola
Eliminar¿Qué es el taco? ¿Está abultado dentro de zapato o fuera?¿Te ocurre en los dos zapatos o en uno?
Buenas tardes
ResponderEliminarCuando la tapa cieja se ha desgastado tanto que se ha comido parte del talon , con que material se rellena? y para tapar las imprefeciones de la tapa pegadase le pone algun producto?
gracia por anticipado
Se rellena tal y como he hecho en el post. He utilizado pegamento de montaje. Por favor, lee el post y después pregunta si te queda alguna duda.
EliminarGracias