Restaurar caja de herramientas de chapa.
Os presento mi caja de herramientas favorita. Es relativamente amplia, tiene algunos compartimentos pequeños para herramientas y accesorios de pequeño tamaño… y no me ha costado nada….
Una mañana de domingo temprano, paseando por la calle con mis perrillos, la vi en el suelo. Estaba literalmente destrozada: un asa desprendida, totalmente abollada por todas partes... nada encajaba en su sitio. No obstante, vi que no presentaba deterioros de óxido graves que la hubieran inutilizado. Simplemente, alguien no la necesitaba, o tenía algún pequeño desperfecto que no le agradaba y la tiró… otro, quizá con un par de copas de más, se divirtió usándola como balón de fútbol durante un rato.
Como amante del bricolaje, me descompuso esa actitud, y me dije que bien podría tratar de arreglarla aunque fuese para meter alguna herramienta poco usada.
HERRAMIENTAS Y MATERIALES EMPLEADOS
Alicate tipo pico de loro, martillo y taco de madera, remachadora y remaches de aluminio, trozo de fleje de los usados para embalar palés.
A la hora de abordar una tarea de este tipo, lo mejor es estudiar la caja a fondo. Y recomponerla parte a parte, empezando por lo que parece más complicado o difícil. Caso que esto no pudiésemos arreglarlo, no tiene sentido seguir con el proceso.
En mi caso, el principal problema era los enormes bollos que deformaban la chapa. Y en segundo lugar, los remaches que se habían soltado.
Empecé a reparar los bollos más grandes. La resistencia de la caja de herramientas se debe a que los bordes tienen una rababa o saliente pequeño a 90º que les confiere mucha fuerza. También tienen en los lados planos y grandes unos dibujos a modo de salientes o entrantes que también le dan resistencia. Ya que la chapa de acero en sí, es muy fina y se abombaría con facilidad.
Pues bien, considerando esto, procedí a enderezar los laterales más abollados. Para evitar que el martillo dejara marcas en la chapa, puse un taco de madera entre el martillo y la chapa.
Para devolverle el ribete a 90º, usé un alicate tipo Pico de loro. Estos alicates son muy versátiles, pues se puede graduar la separación de las puntas, pudiendo asir objetos de diferentes tamaños con facilidad. Por otra parte, al tener los brazos largos, hace mucha fuerza y puede actuar incluso como palanca. Con un poco de paciencia, logré en poco tiempo enderezar los desperfectos mayores. Si no tenéis un alicate de este tipo, podéis usar unos universales, aunque os costará un poco más. Hay que ir gradualmente: primero enderezamos un poco la abolladura de la chapa y después retocamos el reborde de ésta. Seguimos con el bollo, y seguidamente volvemos a enderezar el borde. Tras un rato de realizar este proceso en toda la caja, nos sorprenderemos del cambio de aspecto.
Para enderezar las compuertas superiores, me permití retirar el pasador que hace de eje de bisagra en cada lado. Así logré separar estas piezas para darles un mejor acabado, ya que es casi la parte más visible de la caja y conviene que encajen bien para evitar que puedan salirse las pequeñas cosas que hay en los compartimentos que cubren.
Tras esto, monté de nuevo las tapas y retoqué un poco más los cajones de debajo de éstas para lograr mejorar el encaje entre ambos.
Seguidamente, le metí mano al tema de los remaches, pues tenía un asa suelta de un lado. Yal lado del sitio donde iba cogida esa asa, también debería ir remachada una chapita que une el cajón a la parte inferior. Solución: fabricarle una chapa similar y fijarla con remaches. Os sugiero que leais el post que dediqué a la remachadora.
Tomé un trozo de fleje de acero. No es más que una cinta de acero muy delgada. Éstos se pueden encontrar fácilmente en las obras de construcción de casas y edificios, pues se usan para sujetar materiales pesados a los palés, o estructuras de madera que los soportan.
Es un material de deshecho y recomiendo que si veis alguno, lo recojáis sin dudarlo, pues es un material único, de amplio espectro de uso y, sin embargo, difícil de encontrar en ferreterías. Eso si, cuidado con los cortes, es una lámina delgada de metal duro y flexible y puede cortarnos las manos.
Pues bien, recorté un trozo de fleje. Para cortarlo, basta sujetarlo con firmeza con unos alicates y hacer un movimiento de vaivén repetidas veces.
Marqué con un punzón los sitios donde precisaba los orificios, y los taladré. Así dicho parece complicado fabricar esta pieza. Pero basta fijarnos en alguna otra chapita de la caja y tomar las medidas. El fleje, a pesar de ser de acero, es delgado, con lo que se perfora muy fácilmente. Eso si, sujetadlo bien para evitar que pueda girar con la broca y causaros una herida. Como el fleje me pareció bastante más delgado que las chapitas análogas, lo puse doble. Esto es, hice otro igual para ponerlos juntos y que el trabajo quedase bien sólido.
Busqué unos remaches del diámetro de los agujeros y en un instante quedó el asa y el cajón fijados.
Busqué más remaches deteriorados en el resto de la caja de herramientas. Siempre es mejor ponerlos nuevos ahora que estamos en ello a que esté la caja de herramientas endeble y con posibilidad de una próxima rotura de un remache deteriorado. Para sustituir un remache, basta quitar el viejo. Para ello usaremos el taladro con una broca para metal de grosor similar a la cabeza del remache. Veremos que la broca al girar se come la cabeza del remache y éste queda fácilmente liberado. Bastará poner uno nuevo en el agujero del viejo.
Como vemos, en un par de horas, a lo sumo, hemos dejado la caja de herramientas con otro aspecto. La pintura no presenta graves deterioros, y la chapa no presenta óxido, así que de momento, no precisa pintura. Aunque es cierto que si le damos un par de manos, la caja quedaría mucho más sólida. Pero eso lo dejo para un trabajo futuro. En cualquier caso, a mi me gusta así, tiene un sabor añejo, robusto, que recién pintada perdería por completo. Eso ya lo dejo a vuestra elección… en diez minutos podemos dejarla nueva simplemente con un tubo de pintura en spray.
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