Amigos…. Esto se acaba. En efecto, ha sido un largo recorrido desde el día que recogimos la litera hasta que ha llegado el momento de montarla. Hemos practicado con la sierra circular, la fresadora, el taladro…¡Estamos hechos unos buenos bricolador@s!
Ya hemos acortado todas las maderas que la componían, de la mayor a la más pequeña. Salvo la escalera, naturalmente, ya que sigue igual en altura. También hemos reconstruido los orificios de ensamble que se perdieron al cortar los listones. Y hemos aprendido sobre los tubillones o espigas.
Ahora llegó el dichoso momento de hacer los ensambles.
Para hacerlo, necesitamos un espacio bastante amplio para que quepa la cama cómodamente. Asimismo, debemos asegurarnos que, si la montamos en otra habitación, después podremos meterla en el cuarto. Sobre todo si pensamos encolar los tubillones, que sería lo propio.
Debemos empezar montando los cabeceros y pieceros. Es sencillo distinguir la litera superior de la inferior porque la inferior tiene en la parte superior de los listones verticales o patas unos agujeros para ensamblar por ahí la litera superior. En cambio la litera superior, no tiene estos orificios arriba, sino por debajo.
Sobre una mesa sólida colocamos un paño grueso para evitar dañar la mesa y/o la madera de la litera y colocamos una pata con los orificios de los tubillones hacia arriba.
Con un martillo y golpeando con suavidad, vamos insertando todos los tubillones ligeramente mojados en cola blanca por la punta. Han de entrar todo lo que se pueda.
Después haremos lo mismo con los tubillones que van al otro lado de las patas hasta que estén todos puestos.
Nos será más fácil meterlos ahora que tenemos la pata cómodamente puesta en la mesa.
Seguidamente, colocamos un paño en el suelo. Sobre él colocamos la pata con el lado donde van las tablas del cabecero hacia arriba.
Y en estos tubillones, previamente humedecidos en cola blanca, vamos insertando las tablas del cabecero.
Debemos fijarnos bien en colocarlas para el lado correcto. A veces es una diferencia insignificante, pero una vez montada, ya no podremos volver a desmontarla debido a la cola blanca, que lo soldará todo.
Tras meter las tablas del cabecero o piecero, ponemos la pata correspondiente. Hacedlo con cierta prisa para evitar que seque la cola que ya habéis puesto, pero con la suficiente tranquilidad como para no meter la pata y colocar el palo al revés o incluso otro que no corresponda…
Hacemos coincidir todos los tubillones con sus orificios correspondientes y damos ligeros golpes para que vaya entrando.
Cuando no entren más golpeando con la mano, podemos poner un paño sobre la zona a golpear, un mártir de madera y sobre éste iremos dando golpes con un martillo o maza a todo lo largo de la zona de ensambles hasta que queden bien unidas todas las piezas.
A continuación, podemos poner los tornillos de refuerzo que en este caso sólo van a la pieza central del cabecero.
Basta insertarlos, y con el destornillador eléctrico los tendremos puestos en un segundo.
Dad un par de apriete potente para que quede todo firme.
Una vez unidas las piezas del cabecero y del piecero, hemos de ensamblar ambos.
El proceso es similar, aunque tiene la dificultad de la longitud de los largueros. Es conveniente que otra persona nos ayude a mantener el larguero horizontal mientras introducimos éste en los tubillones que ya pusimos en las patas.
Debemos evitar movimientos laterales de los largueros, ya que casi seguro que romperíamos los tubillones, al hacer mucha palanca.
No es preciso que entren hasta el fondo. Podemos introducir los tornillos y como estos son de rosca de metal y tienen su correspondiente tuerca, harán bastante fuerza y llevarán el larguero a su sitio.
De modo que ya tenemos el cabecero con los dos largueros puestos. Ahora debemos hacer lo propio con el piecero: mientras alguien sostiene los largueros horizontales, introducimos los largueros en los tubillones del piecero.
Es importante apoyar el cabecero contra una pared si tenemos que dar golpes con la mano, pues los largueros están al aire y con los movimientos bruscos se podrían partir.
Si alguien se pone en el lado opuesto para contrarestar el golpe, sería lo mejor.
Una vez que hayan entrado lo suficiente en ambos lados del piecero, atornillamos. Y ya tenemos una parte lista.
La litera superior es algo más complicada, pues tiene la dificultad añadida que no tiene dos largueros, sino seis, debido a las barandillas.
Os recomiendo montar con cuidado primero un lado con sus largueros barandas y una vez fijado, y sin apretar demasiado los tornillos, montar el lado contrario, que debería ser el que tiene el hueco para pasar por la barandilla.
Como estas dos piezas, o sea, los largueros correspondientes a la barandilla por el lado de paso no van hasta el lado del cabecero -porque van fijados a la barandilla-, y se van a quedar sujetos solo por un lado, podemos sujetarlos entre sí y con el larguero inferior mediante una madera y unos sargentos para evitar que al mover las camas para ponerlas una sobre la otra, se puedan partir o coger holgura.
¡Recordad poner siempre un trapo para no marcar las maderas con los sargentos!
Ya solo queda eso: si montamos las literas en la misma habitación donde vamos a colocarlas, se colocan una sobre otra insertando previamente un tubillón en las parte de arriba de las patas de la litera inferior y se coloca la otra cama encima.
Y ya está hecho lo más complicado.
Queda fijar los listones que sostendrán el somier mediante unos tornillos a los largueros y atornillar sobre éstos los listones del somier.
Para colocar los listones que servirán de apoyo a las lamas o travesaños que soportarán el colchón, podemos coger el listón por el centro mediante un sargento.
Comprobamos que los largueros de la cama no estén alabeados.
Podemos poner así también el opuesto.
Los nivelamos bien con un nivel para que estén horizontales y atornillamos uno comprobando con el nivel su horizontalidad a lo largo del proceso.
Para hacer el lado contrario, hay que tener en cuenta, además, que los dos listones han de estar a la misma altura. Para ello, antes de atornillar el segundo, podemos poner un par de lamas que estén bien rectas entre ambos. Con el nivel comprobamos si están a la misma altura y atornillamos el segundo listón al larguero.
Para las lamas, el fabricante nos da la medida que hay que mantener entre ellas.
Pero al cortar la cama de largo, dichas medidas varían, lógicamente. Así que calculamos la distancia que han de tener restando al largo original lo que hemos cortado y dividiendo por el número de lamas.
Lo más sencillo sería tener dos trozos de madera con la medida exacta.
Como me parece más complicado preparar estas maderas que hacerlo directamente, paso la medida al calibre.
Es un poco más lento, pero seguro.
Una vez que estemos seguros que hemos puesto los dos extremos a la misma distancia que el anterior, le metemos sus tornillos y pasamos a la siguiente.
Es conveniente, cada tres o cuatro piezas, que comprobemos con la escuadra si están bien perpendiculares a los largueros.
Si no lo hacemos y nos equivocamos con una, el error puede acumularse y terminar las últimas totalmente torcidas.
Así estamos a tiempo de corregir el fallo acercando un poco las siguientes.
Un consejo: algunas lamas tienen nudos, están ligeramente alabeadas o su aspecto es más feo por un lado que por otro.
Pondremos las más rectas en la parte central, que ha de soportar más peso. También procuraremos poner la cara más bonita de la madera a la vista: o sea, en la superior, se verá más por abajo y en la inferior, por la cara de arriba. Así quedará más fuerte y más bonito.
Y queda montar y poner la escalera, que tampoco tiene gran dificultad. Eso sí, acordaos de meter siempre primero los tubillones en la pieza más sólida o con mayor fondo. Ya que si el tubillón no ha entrado a tope en estas piezas y ponemos otra más delgada encima, al presionar, el tubillón podría reventar la madera de la pieza fina, arruinándonos la litera.
Ya solo queda realizar algunas modificaciones en el cuarto: por ejemplo, los recogedores de la cinta de las persianas de las ventanas, han quedado justo tras la litera superior.
Por suerte es un recogedor abatible. Pero es bastante complicado subir y bajar la persiana. Así que vamos a bajar dicho recogedor para poder hacerlo accesible.
También tenemos que cambiar los cordeles de las cortinas, que estaban colocados en la esquina que justamente ahora queda tras la litera.
También os enseñaré a hacerlo.
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¡Muy ilustrarivo, me gusta!
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