Vimos en post anteriores cómo reducir de largo una cama litera. Cortamos los largueros y vimos que las testas de dichas maderas se han quedado sin los orificios originales. Para rehacerlos, voy a explicaros primero en qué consiste la unión mediante tubillones, cómo ponerlos y algunos trucos.
Los tubillones o espigas no son otra cosa que unos cilindros de madera. Pueden estar ranurados longitudinalmente o estar totalmente lisos.
Su función es reforzar la unión entre dos maderas, para lo cual está insertado en ambas, un trozo a cada lado, y encolado a ellas. Esto le da una fuerza extraordinaria.
Además, los hay de diferentes grosores para poder unir maderas de diferentes anchos. Los más usados son de 8mm, pero los hay de 6mm, 10mm… siempre debemos usar el máximo que permita el grueso de la madera sin que ésta quede debilitada.
Debido a la facilidad de colocación y lo económicos que son, sin duda es la unión más empleada en carpintería: basta hacer un orificio en cada parte, meter el tubillón con un poco de cola blanca y ensamblar las maderas.
Pese a lo sencillo que parece, también tiene su truco, pues los orificios han de hacerse en el lugar exacto, a la profundidad precisa y totalmente alineados.
Para esto existen herramientas específicas, como lo son las guías de espigar. Que permiten por una parte hacer los boquetes de modo que las dos maderas casen perfectamente y también permiten que al taladrar, la broca o mecha entre totalmente perpendicular.
En cuanto a la profundidad, podemos ponerle a la broca un trozo de cinta de carrocero para que nos indique hasta donde podemos profundizar o bien usar un tope de profundidad, que es un anillo metálico que se fija en la broca mediante un tornillo.
Aquí vemos una guía de espigar bastante buena que nos permite unir maderas en varias posiciones: ensambles en ángulo, rectos…
Otra solución para el bricolador aficionado que sólo tiene que hacer un ensamble ocasional son los centradores o marcadores.
Estas piezas son unos cilindros metálicos con una cara un poco más ancha que hace de tope y en la cual hay un pequeño saliente puntiagudo perfectamente centrado.
Para usarlos, hay que hacer el primer orificio bien derecho y a una profundidad adecuada en la primera madera. Por supuesto, el orificio será del mismo grueso que la espiga que vamos a emplear.
Seguidamente, metemos en el agujero un centrador. Si la pieza de madera ha de llevar varios tubillones, podemos realizarlos todos simultáneamente.
Tras meter un centrador en cada orificio, colocamos cuidadosamente la pieza que debemos ensamblar con la acabamos de taladrar, de modo que queden perfectamente alineadas en la posición que han de tener una vez montadas.
Damos unos suaves golpes para que la punta del centrador haga una marca en la madera que aún está sin perforar y retiramos la madera del centrador. Ya solo queda perforar en las marcas que han hecho los centradores y ya podemos realizar el ensamble.
Si no tenéis demasiada práctica con el taladro y tendéis a hacer los agujeros inclinados, y no tenéis guía de espigar; podéis haceros una plantilla usando una madera dura, de haya, por ejemplo, a la que le haréis un orificio totalmente derecho.
También hay en el mercado guías para taladrar para lograr este mismo objetivo.
Así no hay más que meter la guía en la broca, colocar ésta en el lugar exacto, bajar la guía para que se asiente bien en la pieza a taladrar y perforar.
La broca que uséis ha de ser de calidad, o al menos, debe estar bien afilada y no estar alabeada.
Muchas veces ocurre que la broca tiene una ligera –o no tan ligera- oscilación en la punta y en esas condiciones es difícil poder hacer un orificio derecho y menos con una guía. Y es mucho mejor si es una broca específica para madera, pues éstas tienen una punta central que evitará que se mueva y así hacer el orificio en el sitio exacto.
Una broca de calidad, se “atornilla” en la madera al mismo tiempo que va cortando y sacando las virutas, de modo que no precisamos una velocidad muy elevada, la broca se calentara menos y ni se destemplará ni desafilará en mucho tiempo.
Un truco si os equivocáis a la hora de hacer el orificio y las piezas no casa perfectamente, es agrandar un poco el boquete que hayáis hecho mal. Obviamente, el tubillón entrará muy holgado. Pero en vez de encolar con cola blanca, usaremos un pegamento de montaje que además de pegar, rellenará el espacio que queda entre el tubillón y el hueco y así lograremos dejar las piezas en la posición correcta.
Y no olvidéis usar una ropa adecuada para vuestros trabajos de bricolaje.
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muy buenos consejo he isto, gracias
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