CEPILLO DE CARPINTERO ELÉCTRICO: uso y mantenimiento
Aprovechando un trabajillo de mantenimiento que tengo que hacer en la vieja puerta del trastero de mi azotea, he sacado mi viejo cepillo de carpintero eléctrico.
Es cierto que esta herramienta no la vamos a usar a diario precisamente, pero no es menos cierto que cuando la necesitemos, nos vendrá muy bien tenerla a mano.
Su uso es obvio: cepillar o desbastar la madera para afinar un listón o el canto de una puerta o ventana.
Es muy usado para rebajar el borde inferior de las puertas cuando éstas rozan con el suelo, siempre y cuando no se pueda recurrir a otras medidas como calzar las bisagras con arandelas.
Personalmente, prefiero el cepillo manual para las tareas “cotidianas”, pues el eléctrico come demasiado y el mío no es precisamente una maravilla: lo compré en una oferta y, aunque potencia no le falta, lo cierto es que para trabajos finos no es lo más indicado. Además, le he tomado el gustillo a afinar los listones con el cepillo de mano y me sale con bastante precisión.
El funcionamiento de esta herramienta es muy simple: un rodillo dotado de dos cuchillas afiladas que sobresalen ligeramente de un patín que se desliza sobre la madera.
Las cuchillas al girar a gran velocidad, rebajan la madera sobre la que pasa el patín.
Para regular la profundidad del rebaje tiene en la parte delantera un patín móvil que se regula en altura mediante un tornillo.
Pero vamos al caso: he sacado el cepillo de su caja y observo en primer lugar que las cuchillas están bastante romas.
Ciertamente, podría usarse así, pero eso hará que se recalienten más y pueden terminar de perder el filo rápidamente e incluso destemplarse, con lo que ya se desafilarán enseguida.
El otro problema es que para regular correctamente la profundidad del corte, tiene una pieza de gomaespuma para que se mantenga la tensión y así la parte móvil del patín, la delantera, se mantenga firme a la altura deseada.
Vamos a empezar por las cuchillas, que es algo que hay que revisar periódicamente, sea cual sea la marca o calidad de vuestro cepillo. Las cuchillas van muy deprisa y acaban por perder el filo.
Vemos que en el rodillo donde van montadas las cuchillas hay dos pares de tornillos. Son los que sujetan las cuchillas.
Un truco importante: no desmontéis las dos cuchillas. Trabajad primero desmontando y afilando una y cuando ya esté montada de nuevo, proceded con la otra. Así no habrá errores al montarla, pues podemos fijarnos en la otra.
Pues bien, retiramos los tornillos con la llave que traía la máquina al comprarla y vemos que simplemente queda suelta una pieza bajo la cual está la cuchilla.
Para afilarla, podemos usar la piedra de afilar de mano poniéndola previamente en remojo. Fijamos la cuchilla bien derecha en el tornillo de mesa y procurando sujetarla lo más alejada del filo que podamos.
Solo queda, con paciencia y manteniendo siempre el ángulo, ir dando pasadas suaves con la piedra.
Si el desgaste de la cuchilla es muy grande podríamos usar también una lima, pero con cuidado porque podemos pasarnos fácilmente y hay que procurar desgastar lo menos posible la cuchilla.
El método rápido: la esmeriladora o afiladora eléctrica.
Esta máquina la he usado muy poco, al igual que el cepillo. Sin embargo, últimamente le estoy encontrando muchas posibilidades.
Para usarla para afilar hay que tener mucha precaución, pues come muchísimo. La ventaja es que podemos regular las placas sobre las que apoyamos la herramienta a afilar –en este caso la cuchilla- para que coma en el ángulo deseado.
Yo suelo dar una pasada rápida sin apretar o hacer fuerza contra el disco esmerilador para evitar comer demasiado y para que la cuchilla no se destemple.
Otra interesante opción es apagar la esmeriladora y aprovechar el giro de inercia que mantiene durante unos instantes para afilar la cuchilla. Al girar más despacio, comerá menos y calentará menos la hoja de acero.
En realidad con un par de pasadas suaves tiene de sobra.
Y ya queda montar la pieza. Es interesante antes de proceder a la colocación de la cuchilla que limpiemos bien el asiento de la cuchilla. Ya que pueden haber entrado restos de serrín fino y evitar que la cuchilla asiente bien. Como es una pieza de aluminio, hemos de hacerlo con cuidado para no deteriorarla.
Lo más complicado es la calibración, pues ha de quedar el borde de la cuchilla bien derecho respecto al patín fijo.
Yo suelo pasar un listón bien apoyado en el patín fijo (la parte trasera del patín, la que no se regula en altura) y lo desplazo hacia atrás.
Debería mover el cilindro al apoyarse en la cuchilla y debe hacer el mismo contacto en ambos lados de la misma.
Si está algo hundida la cuchilla por un lado, aflojamos ligeramente el tornillo del lado contrario y también aflojamos del todo el tornillo del lado que vamos a mover la cuchilla.
Con cuidado y un destornillador plano podemos sacar un poco la cuchilla. Apretamos los dos tornillos ligeramente y comprobamos.
Una vez que veamos que ya hemos logrado un buen equilibrado de la cuchilla, podemos apretar con firmeza.
Un detalle que he olvidado: siempre al empezar a atornillar los tornillos que sujetan la cuchilla, hacedlo con los dedos. Si empezáis a girarlo con la llave, puede que entre torcido y os estropee la rosca. Cuando ya veáis que gira bien y ha agarrado en la rosca, ya podéis usar la llave.
Hacemos exactamente lo mismo con la otra cuchilla. La dificultad está en dejar esta segunda cuchilla exactamente igual que la primera. Es cuestión de armarse de paciencia y hacer muchas comprobaciones.
Ahora vamos con la segunda parte: como os dije la goma espuma que mantiene la separación entre la parte móvil del patín y la máquina está hundida, pasada. La sacamos fácilmente aflojando el tornillo de regulación hasta que el patín móvil se suelte.
Podría usar otro trozo de goma espuma, pero voy a recurrir al material de embalaje que usé para los remates del soporte del horno solar.
No hay más que usar la goma espuma vieja como plantilla para recortar la pieza nueva.
Le hacemos el orificio central y lo montamos.
En mi caso, he escogido una pieza demasiado gruesa y el tornillo de regulación va algo duro, pero funciona bien y es una garantía que el patín permanecerá fijo en la posición que escojamos.
Y ya queda empezar a usar el cepillo eléctrico.
Espero publicar el trabajo de restauración de la puerta en breve.