COLOCACIÓN DE PERSIANAS: montaje y reglaje
Ya vimos los pasos previos a la colocación en sí de las persianas: retiramos los elementos que nos estorbaban, repasamos las grietas y boquetes de la superficie, y comprobamos si la superficie sobre la que vamos a montar los soportes y las persianas están debidamente derechas…
Y con esto ya podremos empezar a colocar los soportes.
Hemos de procurar que queden todos alineados para que las persianas también queden alineadas.
De todos modos, los soportes tienen agujeros alargados con el fin de dar un ajuste final para lograr este resultado.
Un truco es ponerlos todos a la misma distancia del cierre o marco. Podemos usar un trocito de madera que nos sirva de guía.
Y otro detalle a tener en consideración es que debemos evitar que los enganches coincidan con las zonas donde están las tiras verticales de tejido, pues por dentro tiene un dispositivo que nos puede estorbar para enganchar la persiana al soporte.
Cada tramo de persiana lleva dos anclajes. Asi que ponemos uno, con un lápiz marcamos el centro del agujero en el techo. Retiramos el soporte y con un punzón y un martillo, marcamos un poco más cada punto a perforar.
En este caso usaremos tacos de 6mm, pero empezaremos abriendo los boquetes con una broca de 5mm para que el trabajo sea más limpio.
Así que hacemos los boquetes. Yo suelo empezar a perforar sin percusión y cuando ya le cuesta entrar, ponemos el percutor. Asi evitamos iniciar el boquete de primera hora con percusión y logramos hacerlo justo en el sitio adecuado, al no tener vibraciones.
Después metemos la broca definitiva.
Y tras esto los tacos, por supuesto de 6mm.
Los enrasamos con un martillo...
y ya podemos poner el soporte y atornillarlo.
Nos hemos encontrado con dos dificultades:
La primera es que el techo tiene una ligera ondulación hacia arriba justo donde hemos puesto un soporte. Lo solucionamos enseguida aflojando los tornillos y metiéndole un calzo. Hemos hecho uno provisional doblando un trozo de papel. Después lo sustituiré por un trocito de madera fina o de chapón que se asiente bien en toda la superficie del soporte. Asi logramos que aunque el techo quede algo hundido, el soporte esté alineado con los otros y que quede bien.
El segundo problema ha sido que justamente el último tramo no hemos podido fijarlo al techo. Debe tratarse de una viga de hormigón armado y hemos pillado una gavilla hierro. De modo que la broca no entra y no merece la pena taladrar el hierro.
Vamos a solucionarlo en un momento atornillando los soportes al marco de aluminio. Para ello usamos unos tornillos autorroscantes.
Estos tornillos los hay de varios tipos: unos tienen una especie de cabeza de broca que taladran y después se atornillan. Otros terminan en una punta afilada y a medida que avanza la rosca hacia la cabeza, se ensanchan, fijándose con fuerza. Vamos a usar éstos últimos.
Para ello, marcamos con lápiz los puntos donde irán los tornillos y retiramos la pieza.
Ponemos los tornillos en sus lugares y damos un golpecito en la cabeza del tornillo con el martillo para marcar el punto exacto.
Si tenemos práctica, podemos atornillar directamente la pieza: la ponemos en su sitio, colocamos un tornillo de modo que coincida con la marca que hicimos con el mismo y con el destornillador eléctrico en posición de taladrar metemos el tornillo.
Al principio, veremos que gira sin entrar, pero después entra sorprendentemente fácil.
Tras hacer lo propio con el otro tornillo y con la otra pieza, el trabajo está casi terminado.
Es importante que le demos cierta velocidad al giro del tornillo para que abra el agujero y se atornille.
Si vuestro destornillador eléctrico es de una sola velocidad demasiado lenta, podéis usar un taladro, teniendo cuidado de pararlo en cuanto empiece a entrar el tornillo, pues la girar muy deprisa, podría llegar a pasarse de rosca o deteriorarse la cabeza del tornillo e incluso estropear la punta de atornillar.
Otra forma de solucionar el problema de que no hayamos podido profundizar lo suficiente en el techo o pared, sería cortar ligeramente los tacos de plástico y usar unos tornillos algo más cortos. Esto sería válido si le faltase poco para lograr la profundidad deseada.
Ya quedaría corregir los pequeños desniveles entre los distintos tramos de persiana jugando con la holgura de los boquetes de los soportes o incluso con pequeños calzos y el trabajo queda así listo. Para hacer este ajuste, podemos colocar las persianas, sin abrir, y ver cuál queda más hacia fuera o hacia dentro. Si hemos taladrado bien, sin desviarnos, bastaría aflojar ligeramente los soportes y dejarlos alineados. Volvemos a apretar y listo.
En el caso de los soportes que van atornillados directamente al marco de la ventana, podemos separarlos ligeramente para que queden alineados con los demás metiéndole unas arandelas. No es preciso que sean arandelas de calidad, bastaría unos calzos. Unos trocitos de madera delgada serían perfectos y lograríamos la separación deseada.
Para que queden bien juntas las persianas entre sí, bastaría aflojar la palanca que fija la persiana a los soportes y desplazar las persianas hasta que se toquen.
Ahora podemos bajar las persianas y ver si están paralelas entre sí. A veces hay pequeños desniveles que hace que tengan mayor o menor separación por arriba o por abajo e incluso que se monten. Bastará volver a jugar ligeramente con los tornillos de los soportes, poniendo si es preciso algún calzo, y lograremos así emparejarlas bien.
Ya solo queda colocar las varillas que permiten que las lamas giren sobre sí mismas para dejar pasar más o menos luz, que va por simple presión y ya tenemos el trabajo terminado.
Vemos que no tiene ninguna complicación y si la encontramos, siempre podemos encontrar una solución sencilla y rápida.
Este trabajo lo he realizado en un par de horas, incluyendo la retirada de las piezas que nos estorbaban, el enmasillado… y hemos superado varias dificultades…. De modo que no se trata de pasarse todo el fin de semana para colocar las persianas. Y, repito, no es nada difícil.
¡Animaos a hacer estos pequeños arreglos domésticos!