RIEGO EN VACACIONES
Amig@s mí@s, ya se acercan las vacaciones. Asoman peligrosamente a la vuelta de la esquina. Al menos peligrosamente para nuestras queridas plantas: las hemos cuidado durante todo el año y justo ahora, que hace más calor y precisan más cuidados, debemos dejarlas poco menos que abandonadas… ¿qué podemos hacer?
Yo, no suelo coger vacaciones, pero en alguna ocasión he tenido que ausentarme de casa durante una semana y lo he pasado francamente mal pensando en las plantas, los bonsáis… abandonados a merced de la climatología: un par de días de viento de terral y a la vuelta me lo podría encontrar todo irreversiblemente seco.
Hay en el mercado varios sistemas de riego que nos pueden venir bien. Naturalmente, depende de la cantidad de macetas que tengamos y de su tamaño. Normalmente, las más pequeñas sufren más, pues con un golpe de calor se quedan secas, mientras que si tienen más fondo, suelen tener más reservas de agua.
Un sistema muy bueno, aunque relativamente caro y sofisticado es el sistema de riego automático: enchufamos al grifo un programador y de éste salen varios tubos, que pueden dividirse en otros más finos para llevar el agua a cada maceta. Sin duda sería lo mejor, aunque supone tener que tenerlo montado todo el año, mantenerlo –tendríamos que limpiar periódicamente las salidas de agua para que la cal del agua no las atore-. Si le instalamos un sensor de humedad, se adaptará perfectamente a las necesidades de riego.
Otro sistema consiste en el riego por capilaridad. Es el que suelen usar los contenedores de auto riego: un depósito de agua con una mecha introducida en ella y que se conecta con el cepellón de la planta. La planta va succionando el agua por la mecha y va tomando el agua que precisa. Lo que ocurre es que en exterior, este sistema difícilmente logrará mantener todo el substrato húmedo, sobre todo si sopla aire caliente y seco que aumente la transpiración de la planta. No obstante es interesante para plantas de interior.
El sistema de riego semiautomático que mencioné en post anteriores, tiene el inconveniente que habría que regular muy bien el goteo, y éste se produciría día y noche, con lo que probablemente encharcaría la tierra. Es un sistema más bien para el riego ordinario.
Otro sistema casero consiste en poner un depósito de agua del que se sacan mechas que podemos hacer con tiras de toalla viejas. Se colocan las macetas bajo el depósito y, teóricamente, el agua debería ir bajando por la mecha y mojando la tierra. El problema de este sistema es el mismo que el del riego semiautomático: podemos dejar el sustrato demasiado empapado y a nuestro regreso, encontrarnos las macetas podridas. O bien que se seque la mecha y al volver nos encontremos el depósito de agua lleno y las macetas secas.
También existen unos geles que se mezclan con la tierra y se hinchan de agua y la van liberando lentamente. Pero suelen ser caros.
No obstante, hoy nos vamos a centrar en otro sistema:
Es el de los conos de arcilla. Son unos conos de arcilla cocida huecos por dentro.
Los hay de dos tipos: unos se conectan directamente a una botella de las usadas normalmente para el agua. Se le practica un fino orificio a la parte inferior de la botella para que pueda entrar el aire por ahí. La llenamos y colocamos ajustado en la boca de la botella el cono de arcilla. Éste se clava en la tierra y el agua irá bajando poco a poco mojando la tierra.
El otro sistema es un poco más sofisticado: el cono se conecta con un tubo hueco a un depósito que hay que colocar más elevado que el cono y así el agua irá pasando del depósito al cono.
Respecto a este sistema de conos de arcilla, tienen el inconveniente principal que necesitamos un cono por maceta como mínimo, pues si la maceta es grande precisará dos, tres o cuatro conos para mantener la humedad necesaria.
El sistema de botella es muy fiable, pero es antiestético y corremos el riesgo de que si sopla viento o un pájaro trata de posarse (si dejamos las macetas en un patio, balcón o terraza), podría volcar la pesada botella que sólo está fijada por el cono introducido en la tierra. Aunque siempre podemos fijarla mejor con una sujeción extra.
Respecto al otro sistema de cono, puede coger el tubo una burbuja de aire, cortarse el suministro de agua y ni nos enteramos. Es conveniente colocar este sistema algún tiempo antes para poder montar correctamente el cono y así evitarnos problemas ulteriores. Por lo demás, este sistema va regando por capilaridad desde la superficie, con lo que va mojando todo el substrato lenta y uniformemente sin empapar la tierra. Es un buen invento. Al menos para un número limitado de macetas y de un tamaño pequeño o mediano.
Es importante, sobre todo si usamos el sistema de tubos, que al instalarlo cebemos el cono, o sea, lo dejemos totalmente lleno de agua, e incluso deberíamos mojarlo previamente para que al llenarlo no absorba enseguida el agua y se forme una burbuja de aire. También el tubo debe estar totalmente lleno y deberíamos ponerle el tapón al cono sumergido en agua para evitar que se quede aire dentro. No obstante, la parte que hay sobre la arcilla es ligeramente flexible con el objeto de poder eliminar cualquier burbuja de aire. Para ello, mantendremos el cono vertical con el tubo hacia arriba y presionaremos la zona flexible manteniendo el otro extremo del tubo sumergido en su depósito de agua. Si sale alguna burbuja es que tenía el circuito algo de aire. Tomando estas precauciones, es bastante fiable y relativamente discreto, ya que el depósito podemos ponerlo en un sitio más o menos oculto, siempre que lleguen los tubos.
Os sugiero para las vacaciones que lo mejor es dejar las llaves de vuestra casa a alguien de confianza que se pase cada tres o cuatro días –o antes si el tiempo es muy caluroso- y las riegue manualmente o al menos las revise si habéis dejado algún sistema de riego automático. Aparte del riego, revisará que todo esté en orden: luces y aparatos desconectados, gas cortado, ventanas cerradas… e incluso puede subir un poco o bajar persianas para que a nadie le parezca que la casa está vacía, al haber pequeños cambios visibles desde el exterior.
Respecto al riego, si queréis montar un sistema como alguno de los que os he citado, hacedlo con tiempo para comprobar su funcionamiento y evitaros sorpresas desagradables.
En mi caso, aunque no suelo viajar, cuando he tenido que ausentarme varios días de casa, especialmente en verano, he metido dentro de la casa las macetas más pequeñas y que pueden aguantar mejor la falta de sol. Dentro de la casa se mantiene mejor la humedad si ponemos junto a las macetas recipientes con agua. Evitamos subidas puntuales de temperatura y el viento, que reseca mucho las macetas en verano. Colocándolas sobre un recipiente con una toalla y algo de agua y dejándolas bien regadas, aguantan bien.
Las macetas mayores, que hay que dejarlas en exterior, se pueden colocar en un sitio algo más sombreado para evitar evaporación excesiva e instalarles unos conos de riego.
Por suerte, nunca he tenido ninguna baja. Los bonsáis tenían el substrato algo seco, pero por lo demás, todas sobrevivieron.
Pues ya sólo os queda decidiros por un sistema de riego, buscar alguien de confianza… ¡Y a disfrutar de las vacaciones!