miércoles, 17 de febrero de 2016

Elevar mesilla de noche, colchón nuevo, mesilla baja,



SOLUCIÓN PARA NUEVO COLCHÓN MÁS GRUESO:  MESILLAS DE NOCHE

 
Amig@s: ¡Toca cambiar de colchón! Y, ya puestos, también hemos sustituido el clásico somier de lamas por un canapé que nos permitirá guardar la ropa de cama liberando espacio en los armarios… Una gozada… ¿O no?

Veréis, el conjunto canapé-colchón queda a mucha mayor altura que el conjunto del cabecero: mesillas de noche e interruptores y enchufes (que en su día los puse a la altura de las mesillas de noche)… Y resulta realmente incómodo acceder a la mesilla de noche estando bajo el nivel de la cama.

De modo que tenemos que ponernos manos a la obra y solucionar el problema. O sea: subir de altura los interruptores y enchufes y, por supuesto, también elevar las mesillas de noche.


Hoy vamos a abordar el tema de carpintería y subir las mesillas. Aunque hice primero la parte de obra, la publicaré después.
Tras darle muchas vueltas a las mesillas, he pensado que lo mejor sería hacer un añadido por debajo. Podría haberme limitado a colocar un cajón  -para subirlas- del mismo material que las mesillas o incluso del color del canapé y no quedaría mal. Pero prefiero hacer un trabajo que parezca más integrado y no un añadido que rompa la imagen de las mesillas de noche (hechas por mi cuñado Miguel, algo inexperto en el tema de carpintería, pero que las dota de cierto carácter sentimental).


Así que retiramos los cajones y examinamos el armazón… en la parte frontal inferior hay un travesaño que queda visible bajo los cajones. Si pudiese retirarlo y poner en su lugar una pieza entera y más alta, y añadir también tres piezas más para la trasera y lados (los tres prácticamente ocultos a la vista) ya podría lograr elevar suficientemente la altura sin romper el diseño o estética.
Así que ponemos en el banco de trabajo la mesita y la examino para ver cómo está colocado el travesaño. No se aprecian signos de tornillos, de modo que seguramente estará cogido con tubillones o espigas.
Con una maza de madera, golpeo con suavidad el lateral de la mesilla mientras sujeto el travesaño y enseguida queda visible el tubillón. Perfecto.
Con la sierra de mi Leatherman Sidekick –que ya tenía ganas de estrenarla-,  corto el tubillón rápidamente. 
Tirando sale el otro lado y también cortamos el tubillón. 

En la segunda mesilla pequé de confianza y al tratar de separar las dos partes, quedó un trozo del lateral interno de la pared pegado al tubillón. Se ve que en ésta mesilla le habían puesto más cola… No pasa nada, esta zona quedará oculta. Además, siempre podemos rellenar y reforzar con masilla.


Como la mesilla está construida con aglomerado de 16mm revestido de melanina blanca, Busco una pieza similar en el taller para hacer los suplementos. Es una madera que con frecuencia se usa para muebles de cocina y es fácil encontrarla en cubas de muebles usados. Si no, tampoco cuesta mucho dinero comprar un trozo nuevo. Y en cualquier centro de bricolaje os la cortarán a las medidas que les digáis.

Pues bien, Calculo la altura que ha de subir la mesilla –unos 12 cm- y corto tres tiras iguales. Con mi mesa de corte con la sierra circular incorporada y el truco que os mostré para que no se varíe el ángulo de la hoja, es coser y cantar. 
 
Le he dado a la hoja de la sierra una profundidad tal que sobresalga la punta de los dientes sobre la madera cortada. El corte, como veréis, sale perfecto por esa cara, sin desportillar la melanina.
Para la parte frontal, corto una tira con un ancho igual a las otras tres, más la pieza del frontal que hemos retirado.

Una aclaración. De cada tira saco dos piezas, dadas las dimensiones de mi tablero… De ahí que corte la mitad de tiras que de piezas finales. Para no liarnos: para las dos mesillas, serían seis piezas del mismo ancho y dos más anchas para el frontal.

La pieza frontal, va a tener un poco más de largo que la que he retirado, porque quiero que ocupe el sitio de lado a lado, para evitar que se vean empalmes. O sea, que por la parte de abajo, monta sobre los cantos de los laterales.

Pues bien, una vez cortadas las tiras, procedo a sacar de cada tira o tabla dos piezas. 

Mi cajón de corte me resulta muy práctico para hacer cortes perpendiculares y precisos. 

Es importante medir bien para que después no nos queden las piezas cortas. Hay que tener en cuenta qué piezas montan sobre las otras con vistas a sumar o restar el grueso de la madera.

Las piezas frontales llevan una caja o vaciado a cada lado, ya que por la parte superior va entre las paredes de la mesilla, pero por la parte inferior, lo que sería la altura añadida, va ocupando todo el frontal.

Yo he hecho estas cajas o vaciados con la misma mesa de corte, colocando la parte vista de la madera hacia arriba. Quedará un surco por la parte inferior, pero como no se va a ver... Si lo preferís, podéis usar la sierra de calar o un serrucho de mano, o incluso la Leatherman, que tampoco hay que cortar mucho.
Queda el montaje.

 
Yo he empezado colocando la pieza frontal. Esta pieza va fijada por dos tirafondos a cada lado. Ya os he dicho que los laterales quedan prácticamente ocultos. Así que es mucho más sencillo poner un poco de cola blanca y unos tirafondos que andar marcando y poniendo tubillones.
 


 

Para poner todos los tirafondos he hecho un agujero guía con una broca de grosor similar al tornillo sin el hilo de rosca y después he avellanado con una broca del grosor de la cabeza del tirafondo. Así atornilla con fuerza, no abre la madera. Y la cabeza queda embutida en la madera. Esto es especialmente interesante si queremos enmasillar después, como en el caso del añadido frontal. Finalmente, he atornillado usando el destornillador de estrella de mi Leatherman Sidekick, que va perfecto para este trabajo.

Para fijar la parte trasera he puesto la misma madera que estaba en el frontal –la que retiramos al principio-, a mitad de la unión de la parte trasera vieja y la nueva, a modo de refuerzo, por la parte interna. 
 
He añadido en el canto de las maderas cola blanca y unido el refuerzo con cuatro tirafondos, dos a cada lado. Con esto, queda también unido a la mesilla el añadido trasero.

 
Ya sólo queda poner cola blanca en los cantos de los añadidos laterales y atornillar éstos al añadido trasero con dos tirafondos en cada unión. Queda realmente sólido. 
 

Para unir el frontal a los laterales, he puesto un tirafondo en el frontal. Queda visible el tornillo, pero enmasillaré y ni se notará.
 Al día siguiente, ya con la cola seca y, por tanto el añadido sólidamente fijado a la mesilla, enmasillamos. En mi caso, la zona inferior de las mesillas están algo deterioradas, con la madera algo hinchada e incluso con el canteado algo estropeado… Así que antes de dar masilla, repaso con el formón el canteado para eliminar rebabas, zonas despegadas o sobresalientes para dar un mejor acabado con la masilla. La otra opción sería quitar todos los canteados y volver a hacerlos… 
 
Con el tiempo habrá que hacerlo quizá, pero de momento, con este apaño quedará muy bien y ahorramos trabajo, tiempo y dinero. En la foto he comenzado el proceso de enmasillar... Pero hay que dar al menos otra mano. No penséis que se queda así.

Me he dado cuenta que queda un buen espacio bajo el cajón inferior, ya que hemos añadido un trozo… 
Podemos aprovecharlo para meter objetos de poco uso, como los guantes y bufandas durante el verano… Simplemente retiramos por completo el cajón inferior para tener acceso al hueco. Pero deberíamos añadir una base para que los objetos que metamos no estén en contacto con el suelo.
Para eso voy a hacer una base interior. 

 
Tengo por el taller un trozo de trasera de armario. Es relativamente grueso y resistente. Aunque de todos modos, dada la dimensión que va a tener, aunque fuese tablé delgado, aguantaría perfectamente.


Para cortarlo a la medida, coloco la mesilla sobre la chapa de madera (la llamaremos así), y marco el contorno interior de la mesilla con un lápiz en la chapa. Procuro colocar la mesilla de modo que dos lados ya queden enrasados por dentro… Así sólo tengo que hacer dos cortes y no cuatro. 

También he hecho una marca señalando un lado de la chapa y el mismo de la pared interna de la mesilla. Así después no tendremos que marearnos en buscar la posición, caso que haya algún pequeño descuadre.

He realizado los cortes en la mesa de corte, a pulso. Es la primera vez que lo he hecho así y los resultados han sido buenos… 
La chapa de madera encaja como un guante. Repito: si no tenéis mesa de corte, con la sierra de calar, serrucho o incluso la sierra de una Leatherman, podéis hacerlo perfectamente, aunque os llevará algo más de tiempo con una herramienta manual que con una eléctrica.
Para sujetar la chapa y que no se cuele hacia el suelo, voy a usar las mismas patas que pensaba poner, pero ligeramente sobresalidas hacia dentro… 

De este modo, la chapa se apoya en la parte superior de las patas o tacos. Eso sí, como las patas hacen menos fuerza estando desplazadas hacia dentro, colocaré algunas más.

Si tenéis, por cierto, una mesilla de aglomerado u otro tipo de madera, es muy recomendable poner estos tacos o patas, pues evitarán que la madera se hinche y se estropee.

De hecho, no ha quedado el acabado mucho mejor justamente porque la madera estaba ligeramente hinchada por abajo y no coincidía en grueso con la madera nueva…
 
En cualquier caso, no ha costado demasiado tiempo ni esfuerzo y el resultado es bastante bueno, para no ser carpintero profesional.

Aunque, repito, si os parece complicado, bastaría con haber hecho un cajón en melanina blanca –o de otro color que le vaya bien- y haber puesto la mesilla encima.

Para finalizar el acabado, he colocado una tira de pegamento termofusible o silicona caliente a lo largo de toda la unión del fondo con las paredes, logrando así mayor solidez. Y, sobre todo, estanqueidad en la zona inferior, ya que tapa cualquier pequeña rendija que hubiera podido quedar.

La verdad es que ha quedado bastante bien. Hay que fijarse mucho para notar las uniones, aunque siempre podemos lijar y pintar para homogeneizar.


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