Amig@s:
¡¡Nos
quedamos sin sitio!! Ya sabéis que tuve que recortar la litera del cuarto de
mis hijos porque no cabía tal cual… Mi casa no es ningún palacio, aunque sea
acogedora y agradable y el cuarto de los niños no iba a ser menos...
Pero todavía nos quedan un par de cartuchos
por quemar para lograr que el espacio se pueda aprovechar un poco más.
Entre
otras medidas, está la de hacer una repisa para poder poner en la pared
juguetes, libros… o lo que se tercie.
Podemos recurrir a algún gran almacén donde
podremos encontrar alguna que nos satisfaga… pero voy a hacerla yo mismo. Así
puedo hacerla a la medida y con los materiales que quiero ¡Al menos si después
se rompe, no podré echarle la culpa a nadie! Je, je, je.
El diseño va a ser muy sencillo: dos maderas
–las baldas de la repisa- que irán horizontales una sobre otra y fijadas entre
sí por otras dos maderas verticales.
La estructura estará reforzada por dos
ménsulas en la parte inferior que darán fuerza a todo el conjunto. Quedará muy
sólido. Mucho más que si estuvieran separadas.
Y para fijarla a la pared, pondremos unas
pletinas metálicas atornilladas a la parte trasera de la repisa que se
acoplarán a unas alcayatas fijadas con tacos a la pared. No podría ser más
sencillo.
Pues bien, vamos a empezar escogiendo las
maderas. Tengo un par de tablones de pino alistonado que son perfectos para las
baldas. Y otro algo más estrecho que usaremos para las ménsulas y las piezas
que unirán las dos baldas.
Tras tomar medidas, empezamos por cortar
justamente estas dos piezas. Yo he usado mi mesa de
trabajo con la sierra circular incorporada. Un trabajo rápido y limpio. Pero
podéis usar lo que tengáis a mano: una sierra de calar, un serrucho…
Ya
puestos, también corto la pieza de donde voy a sacar las ménsulas en dos, aunque
bien podría haberlo dejado para más tarde.
Ahora hay que decidir qué forma van a tener
las ménsulas. En la foto vemos que no acababa de decidirme… Pero teniendo en
cuenta la sencilla forma de los muebles del cuarto de mis hijos, opté por algo
también sencillo. Además de ahorrarnos trabajo y quedar mejor estéticamente,
evitamos complicaciones: una curva, un trozo recto y acabado en una pequeña
curva de remate.
Cortamos con la sierra de calar.
Pasamos el dibujo colocando esta pieza sobre la otra madera y repetimos.
Es
importante que el patín apoye muy bien para que el corte salga bien derecho e
igualado por arriba y por abajo, pues después vamos a fresar y tiene que quedar
medianamente bien.
Como no me preocupa que la madera se arañe… he retirado el
protector de plástico del patín. Así se tiene más “tacto”. El cubre-patín de
plástico es más útil en superficies muy blandas o en aluminio, donde las mismas
virutas procedentes del corte pueden marcarlo.
También es importante ir avanzando y
retrocediendo ligeramente con frecuencia para que la sierra se vaya adaptando a
las curvas sin estar forzada, pues no he empleado una hoja especial para cortes
curvos.
Además he usado una hoja con dientes grandes. Normalmente, siempre
uso una de dientes pequeños para cortes
delicados… Pero como vamos a fresar, no me importaba que se astillase un poco
el borde. Sorprendentemente, el corte ha salido muy limpio (habrá que tomar
nota para futuras ocasiones).
Podemos dar un repaso con una lima para
rematar el principio y final del corte y alguna rebaba o imperfección que haya
quedado.
Y ya lo tenemos listo para fresar. He usado
una fresa de media caña que aún tenía montada en la fresadora para realizar el
ábaco infantil.
Fijamos bien la pieza
de modo que el sargento no estorbe al movimiento del patín de la fresadora y
vamos pasando ésta, sin apretar, y a una velocidad uniforme.
Damos la vuelta y
repetimos. Un trabajo rápido y agradecido.
Si no tenéis fresadora, podéis
hacerlo con cepillo, lima, escofina y lija, pero es mucho más lento, pesado y
menos estético. No obstante, podéis mirar cómo redondeé las vallas deprotección infantil que hice hace algún tiempo.
Ahora prepararemos las baldas... Pero primero vamos a saborerar unos churritos caseros para reponer fuerzas, jejejeje.
Vamos a
redondear las esquinas que quedan hacia afuera. Procedemos como con las
ménsulas: con un bote de pintura marcamos las dos esquinas externas,
cortamos
y
repasamos con la lima o la lija,
para después pasar la fresadora por los tres cantos de las baldas que quedarán al
aire. El lado de la pared no precisa ser fresado.
Como las piezas que unen ambas baldas ya
tenían un canto redondeado, nos ahorramos realizar el fresado… Pero si no lo
tuviesen, los fresaríamos de igual modo.
Y ya tenemos todas las piezas. Así que ahora
tenemos que lijarlas. Seguidamente las uniremos y barnizaremos… quedará el
mueble listo para colocarlo.
La lija no tiene ningún misterio: para los
cantos, tomamos un trozo de lija, lo doblamos sobre sí mismo y vamos repasando
con la lija curvada, para que respete los bordes curvos que dejó la fresa y no
los deje planos.
Y para las zonas planas, podemos usar una lijadora orbital,
que nos facilitará mucho la tarea. No es preciso matarnos lijando… las maderas
están en buen estado y sólo precisamos dar unas pasadas para eliminar alguna
rebaba, algún resto de suciedad y lograr un acabado más fino.
Para el ensamble, vamos a empezar por fijar
los dos travesaños o piezas verticales que unen entre sí las dos baldas a la
balda superior. Empezamos por plantearlos en la balda, según las medidas del
plano inicial.
Tras ver que realmente queda bien, hacemos una señal con lápiz
en el canto trasero de la balda, para marcar dónde van a ir puestos los
travesaños y con la escuadra, trazamos una línea.
Esta línea quedará tapada por
el mismo travesaño, pero hemos de tener la precaución de tener en cuenta que el
travesaño no llega –en mi caso- hasta el borde exterior de la balda, por ello
sólo hay que marcar hasta donde llegue éste. Así nos ahorramos tener que estar
lijando las marcas de lápiz que se vean tras el montaje.
Con la línea marcada, ya sabemos dónde irá el
centro del travesaño, así que podemos hacer tres orificios guía distribuidos
por la marca de lápiz. El diámetro de los orificios debe ser tal que los
tornillos entren ajustados pero sin atornillarse. Yo he escogido unos tornillos
que no tiene rosca en la parte cercana a la cabeza.
Para taladrar bien derecho, que es esencial,
podemos usar como guía un taco de madera bien escuadrado y ponerlo junto a la
broca para que ésta quede bien perpendicular.
Hacemos los taladros y pasamos a colocar el
primer travesaño, para lo cual ponemos la balda de canto y planteamos en su
sitio el travesaño.
Con la escuadra comprobamos que el travesaño está
perpendicular y alineado con la balda y pasamos a hacerle también unos
orificios guía. En este caso, he usado una broca con avellanador, de modo que
dejará el orificio listo para alojar definitivamente el tirafondo. Podemos
poner el primero, sin terminar de apretar, y así los otros se colocaran más
fácilmente, al estar ya el travesaño fijado.
Es muy importante hacer los
orificios guía porque de lo contrario la madera podría abrirse con la presión
del tornillo, incluso cierto tiempo después del montaje.
Antes de apretar, y comprobado que queda
bien, podemos poner un poco de cola blanca, que dará una enorme resistencia al
conjunto, al convertirlo en una sola pieza. Importante: hay que poner sólo un
cordoncito fino de cola blanca en el centro, pues al apretarse las piezas, ésta
se distribuirá por todas partes e incluso rebosará por los lados de la unión.
Hay que retirar este sobrante con un trapo humedecido si no queremos que
después se note al barnizar.
Hacemos lo mismo para fijar el otro travesaño a la primera balda y pasamos a
la segunda balda.
Yo he unido las dos baldas entre sí mediante
los travesaños, aunque después he caído en la cuenta que quizá hubiera quedado
más sólido uniendo la balda inferior a la ménsula con tirafondos
y después ésta a la superior con tubillones.
Es elección vuestra si queréis
hacer vuestra propia repisa… Pero sigamos colocando la otra balda.
En este caso, como ya tenemos los travesaños
fijos y derechos, podemos ahorrarnos el paso de hacer los orificios guía en dos
pasos y perforar la balda y el travesaño al mismo tiempo, dejándolo ya listo
para poner un poco de cola –que también podríamos haber puesto antes de hacer
los orificios, pues ya está en su posición definitiva.
Tras colocar los tirafondos, quedan las dos
baldas unidas entre sí mediante los travesaños. Comprobamos que está todo
alineado y dejamos secar la cola.
Para colocar las ménsulas, tenemos un
problema: quiero ponerlas alineadas con los travesaños, como si fuesen una
misma pieza… pero no podemos atornillarlas del mismo modo porque sencillamente,
los travesaños lo impiden. Tampoco podemos poner los tornillos a través de las
ménsulas, porque habría que hacer una larga perforación y no entraría ni el
destornillador. Unos ángulos metálicos quedarían antiestéticos. Es más práctico
usar tubillones.
Pues bien, empezamos por marcar el sitio
exacto donde queremos ponerlos. Hacemos un par de orificios en la balda
–teniendo en cuenta dónde están colocados los tornillos que unen la balda inferior
con el travesaño- usando una broca del mismo diámetro que los tubillones que
vamos a colocar. En mi caso con espigas de 8mm vamos sobrados. Es importante perforar
a una profundidad determinada. Lo ideal es que entre aproximadamente la mitad
del tubillón. Basta poner un poco de cinta en la broca para marcar el tope.
Seguidamente, ponemos unos marcadores en los
orificios. Estas piezas encajan perfectamente en los orificios y dejan hacia
afuera un pequeño y puntiagudo saliente que marcará el sitio que se corresponde
en la otra pieza. De modo que acercamos la ménsula y la planteamos para que
quede bien alineada.
Una hoja de papel colocada entre la repisa y la superficie
de trabajo, puede marcarnos muy bien si están alineadas. Y la escuadra nos
indicará si está bien perpendicular.
Con un ligero apriete, las marcas quedan
echas indicando dónde debemos perforar.
Ya solo queda realizar los taladros,
poner un poco de cola en los agujeros y en las superficies a unir y dar un poco
de presión con unos sargentos, con cuidado de no marcar las piezas.
El siguiente paso, es colocar las fijaciones.
Pero antes de eso, me he permitido dar un par
de manos de barniz transparente. Dejando secar bien entre mano y mano y dando
una suave lijada previa al siguiente barnizado.
Antes de dar el barniz tinte, sí que vamos a
proceder a hacer los cajeados donde entrarán las alcayatas.
Iba a emplear la fresadora, pero no acababa
de ver la forma de poder usar la guía… Al final, he usado el taladro con una
broca de 8mm.
Eso sí, empleando una guía que me he fabricado a tal efecto, pues
realizar un taladro bien vertical y derecho no siempre es sencillo. Y ahora
tenemos que hacer varios taladros alineados.
Así que utilizo un taco de madera grueso, de
unos 30mm, y nos esmeramos en realizar un orificio lo más vertical que podamos y
a la distancia adecuada del canto para que el taco esté al borde de la madera
de la estantería, para que quede centrado el orificio. Así nos esmeramos en medir bien una sola vez y ya todos los orificios saldrán perfectos y muy rápido.
Ponemos un par de palitos que hagan de tope y
los fijamos con un par de puntillas cada uno. No es preciso clavarlas enteras,
pues tras terminar el trabajo, podremos sacarlas fácilmente y reutilizarlas.
Uno de los topes también marca la distancia
del orificio superior, el más importante, para que todos queden alineados.
Vamos moviendo la guía hacia abajo y taladramos hasta hacer unos cuatro orificios
lo más próximos que podamos.
Finalmente, podemos usar el formón para
unirlos y así hacer una caja… Yo he acelerado el proceso usando el mismo
taladro poniéndolo muy inclinado para perforar los tabiques que separan los
orificios.
Hemos empleado cierto tiempo haciendo la guía… pero el trabajo ha
quedado muy bien, ha sido rápido y sin sorpresas.
Seguidamente vamos a colocar las chapas de
las fijaciones. El calibre nos ayudará a poner las cuatro exactamente a la misma distancia de la balda.
No he encontrado, por cierto, en la ferretería unas chapas de mayor tamaño –dentro
del ancho que marcan las maderas que he empleado, naturalmente- Y eso nos
creará algún problemilla que tendremos que resolver más adelante…
Por lo
pronto, a las fijaciones superiores, que son las principales, voy a colocarles
unos tirafondos extra, para lo cual tengo que taladrar las dos chapas en zonas
intermedias.
Las fijaciones sólo traían dos orificios cerca de los bordes, con
lo que quedará más sólido si ponemos un par de tornillos extra en la zona media,
aunque sin estar alineados entre sí para no debilitar la madera al abrirla.
El proceso es muy sencillo: perforamos las
chapas en los lugares precisos y avellanamos con una broca de metal más gruesa.
Como veo que las cabezas de los tornillos quedan más enrasadas que en los
orificios originales, también avellano éstos con la misma broca.
Mucho cuidado…
sólo hay que dar un toque con la broca o ésta terminará de abrir el agujero y
la cabeza del tirafondo se colará a su través.
Colocamos también las fijaciones inferiores,
aunque en este caso no he puesto más que dos tornillos en cada una. Suficiente.
Seguimos con el barniz. He aplicado un barniz
tinte color castaño, que da un tono muy similar al armario ropero que está en
la habitación. Daremos un par de manos muy finas, estirando bien la pintura. El
barniz tinte tiene el inconveniente que si no lo aplicamos bien repartido
quedarán zonas más oscuras y otras más claras.
Entre mano y mano doy una lija
fina para matar el brillo del barniz y que la siguiente capa agarre mejor.
También dejo secar bien entre mano y mano.
COLOCACIÓN
Lo más complicado, sin duda, es la
colocación. Sería relativamente sencillo si pusiésemos sólo dos enganches en la
parte superior… Pero como no sé el peso que va a soportar la balda (igual acaba
atiborrada de libros en un futuro), y ésta está justo sobre la cabecera de la cama,
he decidido usar cuatro escarpias y de un tamaño sobredimensionado, para que no
se deformen y para que el taco donde se atornillen quede bien metido en el
muro, donde está más compacto.
Entre que las chapas de fijación no eran muy
grandes, y las escarpias sí, resulta que éstas no entran en aquéllos. Así que
marco con una lima elsobrante y con una segueta de mano tengo que cortarlo para lograr que entren
bien.
Respecto al lugar donde hacer los orificios
para introducir los tacos, planteo la repisa en su lugar definitivo, con el
nivel la dejo bien horizontal y hago un par de rayas en las uniones de las
baldas con los travesaños, en el lado donde menos se vea una vez montada la
repisa.
Marcamos las cuatro esquinas.
Con estas marcas como referencia, y la repisa
retirada, podemos ir tomando las distancias para ir pasándolas al la pared.
Yo he
usado un calibre y una escuadra con nivel para que las medidas queden bien. De
poco sirve que tomemos la medida exacta si luego ponemos la regla inclinada a
la hora de marcar en la pared.
Es muy importante, por cierto, tomar la
separación de las marcas donde hemos de perforar y las de la repisa, para ver
si coinciden… a veces un pequeño descuido puede hacer que hayamos marcado un
par de milímetros separado… y nos llevemos después el disgusto a la hora de
colocar la repisa.
También podemos ayudarnos de una plomada hecha con un hilo y
una arandela grande, por ejemplo, para ver si están alineados los orificios
superiores con los inferiores…
Todas las medidas que tomemos antes de perforar,
nos servirán para que el resultado sea el deseado.
Para hacer los agujeros, uso varias brocas en progresión de tamaño.
Es muy sencillo hacer un orificio limpio, derecho y en el
punto preciso si marcamos con un punzón y después usamos una broca de 4 ó 5mm,
sin percusión… Ya con este orificio abierto, podemos usar una broca de 6mm y
finalmente la de 8mm, que es la adecuada para el taco que vamos a emplear.
Si
tratamos de usar directamente la de 8mm, a toda velocidad y con el percutor
conectado… el orficio puede salir varios milímetros desplazado… y después no
coincidir con los enganches de la repisa.
Como las escarpias son muy largas y sólo
tienen rosca en la mitad del extremo, voy a embutir un poco los tacos para que
agarren en la zona del muro más compacta y para que la rosca de la alcayata
deje ésta bien sujeta al taco.
Para ello uso una de las mismas escarpias, las
coloco sobre el taco y con suaves golpes lo introduzco 10 a 15mm bajo la
superficie de la pared.
Tras atornillar las alcayatas, que entran tan
ajustadas que tengo que usar una llave inglesa para girarlas, sólo queda colocar
la repisa, que si hemos hecho todo como es debido, quedará fijada al primer
intento, como me ha pasado a mí.
El resultado salta a la vista… una repisa
bonita y funcional, donde los niños pueden poner libros y juguetes… e incluso
el de la litera superior puede usarla como mesilla de noche… ¡Ya estoy pensando
en hacer otra más pequeña para colocarla en la misma pared pero entre las dos
literas!
Un trabajo no muy complicado de realizar…
incluso sencillo si nos ahorramos algunos pasos como el fresado y nos limitamos a dar pintura. Y mucho más
espectacular que unas simples tablas fijadas con palometas a la pared. Y lo
mejor es que no me ha costado más que las fijaciones y el barniz, del cual ha sobrado
la lata casi entera para futuros proyectos.
¡A hacer bricolaje!
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