jueves, 21 de mayo de 2009

Regar bonsáis. Riego semiautomático para bonsáis y plantas en maceta

Sistema de riego semiautomático lll



Como os prometí, voy a dedicar un tercer post a mi sistema de riego semiautomático.

Os adelanté que no todas las plantas requieren la misma cantidad de agua, ya sea por ser de diferente tamaño o por ser de diferentes especies.


Yo suelo usar un irrigador por maceta: coloco el tubito apoyado sobre la copa del bonsái o de una rama de modo que el agua vaya escurriendo a lo largo del tronco. Así la planta se va regando del centro hacia los bordes. Si es una planta pequeña, en vez de meter hasta el fondo la pesa del extremo opuesto del tubo en el depósito, lo dejo al nivel que considere conveniente. De este modo, cuando el agua descienda por debajo de la pesa, se detendrá el riego. Como suelo meter varios irrigadores en un mismo depósito, meto cada uno a un nivel, así la planta mayor o con más necesidades de agua, recibirá mas agua, al tener la pesa del tubo metida hasta el fondo del depósito. También podemos poner más de un irrigador por maceta, si tiene una superficie relativamente amplia. Así el riego es más homogéneo.




Finalmente, podemos regular la velocidad del riego. Y para esto basta con subir o bajar el depósito. Si lo colocamos más elevado, regará más deprisa, si lo bajamos, el goteo se ralentizará. Conviene que gotee lo más despacio posible, pero teniendo en cuenta que si el desnivel es muy pequeño se puede cortar el flujo de agua por el tubo.



Yo he usado también difusores. O sea, una tira de cordel de algodón introducida en el tubo por donde gotea para lograr que en vez de gotear, la tierra se moje por capilaridad absorbiendo la humedad del cordel. Pero no da resultado porque al segundo día el cordel se vuelve impermeable y deja de absorber el agua.

Estoy estudiando otros materiales que den mejor resultado. También estoy estudiando la posibilidad de poner unas llaves o mecanismos que corten el agua en el extremo del tubo por donde sale el agua, con lo que podría cortar manualmente el riego y no sería necesario iniciar la siguiente vez el riego succionando con la jeringa. Bastaría rellenar el depósito y abrir los grifos. También esto permitiría regular la velocidad de riego.


Si vemos que la tierra está demasiado reseca cuando vayamos a conectar el sistema de riego, podemos pulverizar un poco de agua por la superficie. También podemos mover el irrigador para que las primeras gotas vayan cayendo distribuidas por toda la superficie. Si dejamos colgando el extremo del tubo de una rama, el aire mecerá dicho extremo y el goteo estará más repartido. Si lo colocamos como dije al principio, de forma que escurra por el tronco, el agua irá descendiendo lentamente y se repartirá por toda la tierra.

Como el depósito está al aire libre, tiende a ensuciarse y los tubos también pueden adquirir color verdoso por las acumulaciones de algas en su interior. Para mantenerlos en buen uso hay que realizar periódicamente la siguiente operación: llenamos el depósito de agua con lejía y hacemos funcionar el sistema para que el agua con lejía fluya por los irrigadores. Sencillo y eficaz. Este proceso podemos hacerlo fácilmente en el baño colocando la botella en el lavabo y soltando el agua de los irrigadores en el váter, por ejemplo.

Pese a lo que pueda parecer, los tubos casi nunca se obstruyen. Y en tal caso, bastaría aplicar la jeringa y mandar aire a presión con ella para desatascarlo.




De modo que el trocito de tubo que le hemos puesto en la punta irrigadota cumple tres funciones:

Hacer de acoplamiento succionador-iniciador para la jeringa

Dar estabilidad a la punta irrigadora, que la mantiene en la posición escogida (el macarrón, de por sí, no tiene consistencia alguna y se movería a la más mínima brisa)

Acoplamiento para desatascar el macarrón usando la jeringa para insuflar aire a presión.


Si logramos un riego uniforme, con un goteo suficientemente lento, hasta podríamos usar este sistema para cuando nos vayamos de vacaciones. Bastaría poner un depósito mayor, como una garrafa de 5 litros y estudiar detenidamente la frecuencia del riego. Pero Ojo, que si la tierra se encharca demasiado, pueden pudrirser las raíces. a veces es peor el exceso de agua a que les falte un poco... De todos modos, ya os hablaré de otros sistema de riego para las vacaciones.


Como vemos, el sistema es hasta discreto, pues eligiendo los macarrones del color adecuado y poniendo el depósito detrás de alguna maceta, es casi invisible.



La ventaja final de este sistema de riego es que cuando no lo vayamos a utilizar, ocupará un lugar mínimo, pues podemos enrollar sobre sí mismos los tubos irrigadores y la botella podemos incluso desecharla.


Este sistema de riego, aunque no tiene las ventajas de los sistemas de riego automáticos profesionales que son totalmente autónomos, sí que tiene la ventaja de ser muy económico, fácil de hacer y montar (no precisamos ni una sola herramienta), sencillo de mantener, discreto, y con un poco de observación para saber cuánto riego precisan las plantas, es muy fácil de regular.

Como supone bastante ahorro en agua, podemos permitirnos darles a nuestros bonsáis la mejor agua de la que podamos disponer.

Pues ya podéis hacerlo y probarlo. Si tenéis cualquier pregunta, no dudéis en consultarme mediante un comentario.

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¡A disfrutar de vuestras plantas!

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