Valla infantil para puerta
Amig@s: ¿Habéis visto la película “Este chico es un demonio?” Pues quien hizo la peli ésa no conocía sin duda a mi hijo pequeño… De lo contrario haría otra parte de esta simpática película…(“Este chico es un demonio: los inicios”) Je, je ,je
En serio, este niño nos vuelve locos: se mete en la cocina y abre todos los cajones, la basura (la saca, tira cosas dentro…), las puertas de los armarios… pese a que hace mucho les quitamos los tiradores y hasta las unimos con alambres y cuerdas… Del cuarto de baño tampoco hablemos demasiado…Total, un verdadero terremoto de dos añitos.
Y tiene la costumbre de hacer de todas, todas las opciones… la más mala o la más peligrosa: si le ponemos en un cajón un juguete, un cuchillo romo, un cuchillo afilado y un caramelo…. Se irá derecho a por el cuchillo afilado. Je, je, je.
Ahora ya va haciendo más calor y no podemos poner la puerta como barrera a su insaciable necesidad de experimentar con cosas peligrosas porque necesitamos que corra el aire para que se ventile la casa… y se acerca el verano, donde habrá que tener todas las ventanas y puertas abiertas.
La solución…
Una valla que impida el acceso a las habitaciones más peligrosas, pues si tuviésemos que ir poniendo medidas de seguridad a cada elemento de la cocina o baño que entraña peligro para él o para el mobiliario… menos nos costaría reponer los muebles rotos. Aunque todavía estaría el peligro que el niño se pudiese lesionar.
Así que, definitivamente, vamos a hacer una valla provisional para que el niño no pueda acceder a estas estancias cuando no esté vigilado, que no se trata de que no coja cosas ni de impedir que explore su entorno, sino de que no lo haga justo cuando nos ve ocupados en algo.
Voy a hacerla, además, con madera reciclada, unas maderas que tenía de haber desmontado unos palés y que había desechado por estar ligeramente alabeadas, con los laterales cortados en bisel… y que no había tirado aún porque quería aprovecharlas practicando con la sierra circular.
Si el resultado del trabajo os gusta… imaginad cómo quedaría si usáramos maderas de más calidad, aún siendo listones sacados de palés.
Lo primero es diseñar lo que queremos. Yo no he querido complicarme la vida con ensambles laboriosos. Quería algo que pudiese hacer rápido para ponerlo cuanto antes y con vistas a quitarlo en unos meses. Aunque, como suele ocurrir, estas cosas provisionales pueden durar años.
En cualquier caso, queremos una reja ligera, con la altura justa para que el niño no pueda acceder, pero que nos permita pasar por encima para no tener que estar abriéndola y cerrándola –por cierto, nos vamos a poner en forma practicando “el salto de la valla” Je, je, je-. Ligera y lo suficientemente robusta como para que aguante los trasteos del niño.
Otra opción más sencilla hubiera sido una simple tabla de aglomerado de las dimensiones adecuadas: unos 60cm de alto por el ancho del quicio de la puerta. Pero me apetece hacer un poco de bricolaje y practicar la carpintería, que la tengo un poco abandonada desde que hice el horno solar. Además, ahora tengo el banco de trabajo con la sierra circular incorporada.
Pues bien, Los barrotes voy a hacerlos con madera de 15mm de grosor y le voy a dar de ancho un poco más, unos 18mm. Y para la parte superior e inferior, usaré un listón más grueso, obtenido de las “patas” de un palé pequeño. Vendrá a tener 25X40mm de grosor.
Respecto a los barrotes: empezamos por cortar tiras longitudinales de los listones. Usaremos para ello la guía paralela de mi sierra circular acoplada al banco de trabajo. Es importante que si el listón está alabeado, pongamos “la panza” hacia la hoja de sierra, para eliminarla. Aprovechamos para retirar toda la zona biselada y dejar el canto recto. Seguidamente, le damos la vuelta y apoyamos en la guía la parte derecha que acabamos de cortar y así dejamos el listón derecho. Tras hacer esta operación con todos los que vamos a usar, procedemos graduar la separación de la guía a la distancia que queremos cortar los travesaños.
Si no tenéis sierra circular acoplada a un banco de trabajo… Siempre podéis comprar unos listones en vuestra tienda de bricolaje.
Tras dejar cortados los travesaños, vamos también a preparar los largueros. Para ello, repasamos los cuatro cantos del listón, comiéndole lo mínimo posible, incluso en algunos casos, menos de 1mm. Así retiramos cualquier pequeño alabeo que pueda tener, y queda la madera limpia, como nueva.
Seguidamente, cortamos el listón en dos dejando una parte más gruesa que la otra, pues irá arriba y deberá estar más redondeada.
Seguidamente, hacemos unos canales para insertar en ellos los travesaños.
Lo suyo sería hacer un cajeado para cada travesaño. Sería una unión mucho más sólida… pero muchísimo más laboriosa. Así que yo me voy a limitar a hacer unas ranuras donde entren ajustados los travesaños. Incluso podemos estrechar los extremos de los travesaños para no tener que hacer unas ranuras demasiado grandes en los largueros que los debiliten.
Para hacer las ranuras, basta regular la sierra circular para que sobresalga la hoja de 10 a 15mm y regulamos la guía lateral para que corte ligeramente desplazada del centro de los largueros. Pasamos el larguero en un sentido y en otro y repetimos con el otro. Seguidamente, desplazamos un par de milímetros la guía y volvemos a dar las cuatro pasadas. Y así hasta lograr una ranura –que quedará perfectamente centrada- y donde podremos insertar los travesaños.
Ahora debemos rebajar un poco las testas de los travesaños, así como dejarlos de la longitud deseada.
Para reducirlos de longitud, usamos el cajón de corte que hicimos en su día y para lograr la medida exacta, fijamos al cajón un listón con un sargento a la medida deseada. Basta meter el listón, enrasarlo por el extremo opuesto al corte con el listón-guía y cortar. Sacamos el listón cortado, insertamos el siguiente y así hasta cortar todos los barrotes.
Repito: si no tenéis sierra circular acoplada a un banco de trabajo, podéis emplear la sierra de calar o incluso un serrucho de mano. Basta tener un listón a la medida que usaremos como escantillón, o sea como plantilla para que salgan todos iguales.
Para rebajar los extremos, podemos hacerlo también con el cajón de corte… pero casi que no compensa: podemos hacerlo rápidamente, con menos polvo y ruido con el formón: nos hacemos una plantilla con la profundidad que deseamos que tenga el extremo rebajado, que puede ser la misma que la profundidad de la ranura de los largueros o ligerísimamente inferior, para evitar que después una rebaba pueda impedir que entre del todo.
Ya solo queda colocar la plantilla sobre el extremo del travesaño y marcamos con el formón. Retiramos la plantilla y apretamos un poco más, sin necesidad de usar el martillo de puntas de nylon, pues es una madera tierna.
Y seguidamente, aplicando el filo del formón en la testa del travesaño, sacamos una delgada loncha de madera. Repetimos por la otra cara y comprobamos cuánto le falta para entrar en la ranura.
Si no le cogemos el tranquillo, la lima es de inestimable ayuda, pues podemos dar varias pasadas hasta lograr que entre encajado en la ranura. Repetimos en el otro extremo del travesaño y pasamos al siguiente. Se hace muy rápido.
Ahora vamos a redondear todos los cantos. No olvidemos que es una barrera infantil y los cantos de largueros y travesaños pueden tener filos cortantes o desprender astillas. Así que vamos a eliminar las aristas.
Para ello usaremos el cepillo de mano.
Yo he abierto ligeramente las mordazas del banco de trabajo y he fijado en un extremo, entre las mordazas, un palito. De modo que podemos poner los palos con una arista hacia arriba y el palito de tope queda ligeramente por debajo de la arista.
Regulamos la profundidad de la cuchilla del cepillo para que coma muy poco y vamos haciendo pasadas por cada arista hasta dejarla homogénea. Como la madera está ligeramente alabeada en algunos casos, veremos que no quedar regular.
Un truco es pasar el cepillo ligeramente ladeado por la zona donde queremos que coma un poco más. Cuando llevéis varios palitos veréis que es muy sencillo. También es importante mantener siempre el ángulo del cepillo y la inclinación adecuada del listón.
Con el larguero superior, que tenemos que redondear, hacemos algo parecido. Sólo que al ser una madera mucho más gruesa, no es necesario ponerlo inclinado, sino que esta vez atacamos con el cepillo con una inclinación lateral de unos 45º.
Yo he fijado el larguero poniendo un palito insertado en la ranura central, que quedará hacia abajo, y podemos asir este palito entre las mordazas del banco de trabajo. De este modo, queda sujeto y trabajaremos mejor, sin apretar el larguero, que al tener la ranura queda debilitado y podría romperse.
Tras profundizar lo que creamos conveniente y procurando hacerlo lo más uniformemente que podamos, atacamos el otro lado para procurar dejarlo simétrico. Para redondear, sólo tenemos que atacar en ángulos intermedios eliminando todas las micro aristas que vayamos viendo.
Parece muy complicado, pero es sencillísimo y se hace en un momento. Siempre nos quedarán pequeñas imperfecciones, pero para ello vamos a dar una lijada posterior.
Para el lijado, he fijado la lijadora orbital al banco de trabajo. Así en vez de estar moviendo toda la lijadora, movemos sólo los palos.
Le damos un repaso a las cuatro caras y a los cantos para redondearlos un poco más. Este trabajo se haría mejor con una lijadora de banda, pues las vibraciones de la lijadora orbital obligan a parar frecuentemente, pero también se puede hacer así.
Ahora cortamos los extremos de los largueros para dejarlos a su medida. Como lo que sale peor al redondear los cantos es cada extremo, recortamos por ambos para dejarlo de la medida, que en este caso es 815mm.
El montaje es sin duda lo más complicado. La cola blanca nos da un cierto margen de trabajo antes de endurecer, pero tampoco demasiado, así que hay que tenerlo todo bien planificado.
Empezamos por montar los travesaños en el larguero superior. Yo, en el planteamiento previo que hice, vi que había que darles una separación entre barrotes de 8cm y en los extremos, dejamos 6cm libres de larguero antes de poner el primer barrote. Así que me he hecho dos escantillones, o sea, dos palitos de exactamente 8cm, que facilitarán y acelerarán el proceso.
Medimos los 6cm y ponemos el primer travesaño encolado en el extremo. Podemos poner la escuadra para dejarlo más o menos bien, pero no es imprescindible.
Creo que es mejor ponerlos rápido y ajustar después.
Seguidamente, ponemos el segundo travesaño poniendo el escantillón para dejarlo con la separación adecuada.
Sin sacar este escantillón, ponemos el segundo y metemos el tercer travesaño, también encolado. Y así hasta llegar al final.
Ahora podemos ajustar un poco si alguno se ha movido, dejarlos lo más perpendiculares que podamos y corregir su posición con el martillo de puntas de nylon.
Procedemos con el otro larguero planteándolo paralelo al primero y ya vemos más o menos dónde irán los travesaños. Ponemos un poco de cola blanca donde vayan a insertarse los travesaños y también en la parte superior del extremo del travesaño. Así quedará bien encolado.
Aproximamos el larguero y metemos el primer travesaño midiendo los 6cm iniciales. Y ya vamos dando golpecitos y orientando los travesaños para que vayan entrando todos.
Rápidamente, ahora que la cola está fresca, podemos ir escuadrando y midiendo con los escantillones. Finalmente, podemos poner la estructura vertical para golpear hacia abajo el larguero que tengamos arriba y que todo se apriete.
Es importante mirar la escuadra del conjunto: medimos las diagonales y deben tener la misma medida. Todavía podemos escuadrarlo un poco y también revisar los travesaños. Finalmente, dejamos secar la cola. Mientras se seca, podemos hacer un poco de masilla con aserrín fino y cola blanca para tapar los orificios y desperfectos más visibles. Al menos por la cara que ha quedado hacia arriba. Como son maderas de palés, podemos encontrar orificios de clavos, pequeñas grietas, nudos… La masilla hecha con cola blanca y aserrín los dejará prácticamente invisibles.
Cuando seque la cola, podemos darle la vuelta a la estructura y enmasillar por el otro lado.
Una lijada general… y ya podemos barnizar, pintar, o poner directamente la valla.
A todo esto, para colocarla, voy a poner en un lado unos pestillos que haré con madera.
En el otro lado, no precisa fijación, pues va encajada entre el quicio de la puerta y el canto de la misma. Lo podemos ver en la foto.
Para los pestillos, he empezado por tapar la rendija de los extremos de los largueros, porque me parece que esto debilitará la estructura. Así los extremos quedarán más robustos.
Es tan sencillo como afinar con el cepillo de carpintero un palito, encolarlo, meterlo en la ranura del larguero, sujetarlo con un par de pinzas y cortar el sobrante con una sierra japonesa, por ejemplo.
Después preparamos los pestillos en sí. Hay que poner un palito que gire para que haga de tope e impida que se pueda sacar la valla. Pero hay que superar la distancia que separa el marco de la reja. Son unos 40mm aproximadamente.
Así que empezamos por preparar un taco de madera algo más estrecho que el larguero y lo atornillamos a éste con un par de tornillos, abriendo previamente unos orificios guía, por supuesto.
Antes de colocarlos, podemos rebajar la esquina que quedará más cerca del marco de la puerta para que entre más fácilmente. Para hacer este rebaje, he usado el cepillo de carpintero.
Seguidamente, atornillamos el palito que hará de pestillo a esta pieza. Es interesante que el orificio de la pieza giratoria sea un poco más ancho para que gire libremente. Para eso, pasamos otra broca de mayor diámetro. También podemos usar un tornillo que no tenga rosca en la parte cercana a la cabeza, así girará mejor.
Lo probamos… y queda perfecto. Es más No solo sirve para la puerta de la cocina, sino que también vale para otras dos puertas de mi casa.
Finalmente, como el niño se las sabe todas… he puesto un pasador para evitar que pueda girar fácilmente el pestillo: basta hacer un taladro y meter un clavo que impida que el palito pueda girar. 100% eficaz… siempre que el niño no vea cómo abrimos la reja, naturalmente.
Ya hace un par de meses que esta reja está en funcionamiento y ha dado un resultado excelente… Así que me he propuesto hacer otra para el baño, pero esta vez usaré unos ensambles de caja y espiga, un poco más laboriosos, aunque más al alcance de la mano si no tenéis sierra circular de banco.
Y un consejo final: lo mismo cuesta hacer ocho barrotes que diez… así que haced alguno de más y así podréis escoger los mejores, ya que la calidad de la madera no es muy buena. Además, si os sobra alguno, puede servir para reponer rápidamente alguno que se rompa. Aunque fijados al conjunto resulta ser bastante resistente a la par que ligero.
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