viernes, 29 de enero de 2010

Cómo ajustar desviador delantero. Ajuste de desviador. Funcionamiento del desviador

AJUSTAR DESVIADOR DELANTERO



Amig@s: Vamos a seguir poniendo a punto nuestra bici: la disfrutaremos mejor y lograremos que, gracias al buen mantenimiento, nos durará mucho más tiempo…, al igual que empezamos a hacer en el post anterior con nuestro ordenador.


Hoy vamos a ajustar el desviador delantero. Para entendernos: el cambio que permite que la cadena pase de un plato a otro.


Antes de empezar a entrar en materia, he de decir que esta tarea no debe hacerse habitualmente: si el desviador delantero funciona correctamente y cambia de forma rápida y precisa, no es necesario hacer nada… pero si vemos que si tarda un poco más de la cuenta en pasar al plato anterior o al siguiente al darle a la palanca, que no cambia en absoluto, se sale la cadena por fuera o por dentro de los platos, que roza la cadena con el desviador en las combinaciones plato-piñón recomendadas…. Es hora de hacer un pequeño ajuste.

También hay que hacerlo si hemos cambiado el cable o si la bici es nueva, ya que con el uso el cable puede alargarse ligeramente.

Lo principal es saber cómo funciona esta pieza de nuestra bici: el desviador consta de dos lengüetas metálicas paralelas que guían la cadena al plato deseado.

Para cambiar a otro plato, el cable acciona el mecanismo y la lengüeta del lado correspondiente –según suba o baje de plato- literalmente empuja la cadena hacia el plato deseado, quedando la cadena bien colocada en el plato y sin rozar con las lengüetas del desviador.


El proceso de regulación consta de tres fases: orientación del desviador, regulación del desviador y ajuste de la tensión del cable. Vamos por partes:


En primer lugar debemos comprobar que las placas del desviador estén colocadas perfectamente paralelas o alineadas con los platos… Si el tornillo que fija el desviador al cuadro está firmemente apretado, no hay motivo para que se haya movido de sitio, aunque no está de más echar un vistazo.


Además de esto, colocamos la cadena en el plato intermedio y la distancia, verticalmente entre la parte inferior de la placa externa del desviador y los extremos de los dientes del plato grande ha de ser de 1 a 3 mm.


Con esto ya tenemos debidamente regulada la orientación del desviador… ahora hay que proceder a regular el desviador en sí mismo…



Para esto dispone de dos tornillos de regulación. El externo o situado más hacia fuera, sirve para regular el tope del desviador en su parte interna y viceversa: el interno regula la parte de afuera. Van como invertidos.


Estos tornillos tienen la función de limitar el recorrido del desviador. De modo que si los apretamos, reduciremos el recorrido y si los aflojamos, les daremos más recorrido.


Debemos regularlo con respecto al juego de velocidades que vamos a usar: plato pequeño con piñones grandes, plato grande con piñones pequeños y plato medio con piñones medios.



Para ello colocamos el plato grande con el piñón más pequeño y giramos el tornillo interno hasta lograr que la placa más externa del desviador quede lo más cerca posible de la cadena, pero sin rozarla. Con esto logramos que jamás se salga la cadena del plato grande hacia los pedales.


Hacemos lo propio con el plato menor: colocamos el piñón más grande y regulamos el tornillo externo para lograr que quede lo más cerca posible la cadena del lado interno del desviador sin rozarla. Así tampoco se podrá salir la cadena del plato pequeño hacia el cuadro.

Comprobamos variando con todos los platos y piñones y si vemos que en algún momento la cadena se sale, apretamos un cuarto de vuelta el tornillo correspondiente al lado por el que se salga.



Finalmente, queda regular la tensión del cable, para lo que tendremos que girar ligeramente el tensor del cable situado en el lugar donde el cable y su funda se insertan en el cambio del manillar: girando la tuerca a un lado u otro lograremos que cambie con rapidez y precisión… si no es así deberemos retocar ligeramente los parámetros ya mencionados.


Ejemplos de ajuste:

Si vemos que apretamos la palanca para que suba a un plato mayor y el desviador no responde o le cuesta mucho subir a la cadena, es que el cable tiene poca tensión. En este caso, le daríamos tensión girando la tuerca del tensor en sentido antihorario.



Si por el contrario estamos en plato grande y vemos que no baja bien porque tarda mucho o se queda sin engarzar en el plato que le corresponde… es que el cable está demasiado tenso y en este caso deberíamos girar el tensor en el sentido de las agujas del reloj.


Hay desviadores que permiten usar todas las combinaciones de platos y piñones… otros, como mi caso, no lo permiten –físicamente, sí es posible, pero roza el desviador con la cadena-. Pero lo importante es que funcione correctamente con los cambios de velocidades que vamos a usar normalmente ¡De todos modos tampoco nos interesa poner un plato grande con un piñón grande, por ejemplo, si no queremos desgastar o romper prematuramente la cadena!


Debemos conseguir un cambio preciso y rápido. Y en ningún caso, la cadena debe salirse fuera de los platos pequeño o grande. Ni hacer ruido al ir a pasar de un plato a otro.


Y no tiene más misterio que lo que os he dicho. Sencillo ¿no?

La mayoría de los ajustes que podemos hacerle a nuestra bici se basa en estos pequeños conocimientos que nos permitirán tenerla a punto de arriba abajo.


En un futuro post os hablaré del ajuste del cambio trasero. Veréis que no tiene tampoco ningún misterio. También seguiremos con la limpieza de nuestro PC.



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miércoles, 27 de enero de 2010

Mantenimiento de ordenador. Cómo limpiar el PC. Ordenador que se reinicia o apaga solo.

MANTENIMIENTO DE ORDENADOR l: Ventiladores y polvo general



Si estáis leyendo esto, evidentemente es que tenéis un ordenador. Hoy en día el ordenador es una herramienta de trabajo, ocio y cultura indiscutible: es casi imposible estar sin ordenador….

Gracias al ordenador, podemos llenar esas lagunas de conocimiento que muchas veces nos surgen para informarnos sobre un tema. En muchos oficios, es imprescindible y en todos resulta un poderoso aliado. Much@s incluso han encontrado su media naranja por Internet y gracias al ordenador han hallado la felicidad…


Pero este aparato no está exento de mantenimiento.

Aparte de la limpieza de memoria que hemos de realizar periódicamente, hay que realizar una limpieza física: Tiene ventiladores que mantienen frescas las piezas que se recalientan, pero al mismo tiempo, hacen pasar muchos litros de aire con polvo e impurezas a su interior.

Y, amigos, el polvo es conductor de la electricidad y puede crearnos problemas. Aparte que puede llegar a entorpecer el giro de los ventiladores y actuar de aislante en las partes vitales que necesitan refrigeración.


Incluso con algún movimiento ocasional, se puede soltar algún contacto que impida el correcto funcionamiento. Simplemente por el contacto con el aire, los contactos pueden ensuciarse también y no funcionar adecuadamente….


En definitiva: tenemos que hacer un poco de mantenimiento a nuestro preciado ordenador. Me voy a centrar en los ordenadores fijos, los PC´s, ya que los portátiles, al tener las piezas muy miniaturizadas no son tan aptos para ser abiertos por manos profanas en el tema.


Puede parecernos que el ordenador está limpio. El mío en concreto tiene un lado transparente que permite ver el interior y los ventiladores tiene luz… y sin embargo, no se aprecia suciedad o polvo.




Sin embargo, los ventiladores no engañan: nos fijamos en los ventiladores traseros: el de la fuente de alimentación y el que está situado más abajo y veremos una capa de polvo poco halagüeña.


Lo primero será buscarnos un rato en el que podamos trabajar tranquilos. Este proceso de limpieza puede llevarnos una o dos horas, según lo concienzudos que seamos y el tipo de ordenador. El mío en concreto, tiene cuatro ventiladores y eso nos llevará su tiempo…


En segundo lugar tenemos que hacernos con las herramientas: una bandeja para colocar ordenadamente los tornillos, un destornillador de estrella, un poco de algodón, alcohol, un pincel suave y una brocha de cerdas largas suaves.


En tercer lugar, debemos asegurarnos que el ordenador está totalmente desenchufado de la red y también deberemos desconectar todos los periféricos: impresora, monitor, altavoces, teclado, ratón….. Si no tenéis mucha experiencia, os recomiendo que os hagáis en un papel un pequeño gráfico que indique dónde va conectada cada cosa. Así, después podréis volver a montarlo en un instante.


Os aseguro que el mantenimiento que vamos a hacer es algo muy, muy sencillo. Está al alcance de todo el mundo y los resultados se notarán porque hará menos ruido, se calentará menos, funcionará mejor y nos durará más tiempo.


Para no hacer el post muy largo, voy a dividirlo en capítulos. En el de hoy, vamos a dedicarlo a abrirlo y a limpiar los ventiladores más accesibles, y a dar un repaso general al polvo, que no es poco.



Para abrirlo, la inmensa mayoría de ordenadores disponen de laterales extraíbles. Bastará retirar los dos tornillos situados en el borde de la parte trasera que sujetan la tapa lateral...



y seguidamente presionamos todo el lateral a la vez que lo desplazamos hacia detrás.


Es suficiente abrir el lateral izquierdo, mirando de frente el ordenador. No obstante, es tan sencillo abrir las tapas, que podemos retirar también la del lado opuesto.





Como vemos en la foto, en la tapa hay unas pestañas que encajan en unos orificios situados en la torre del ordenador y realizando este movimiento, queda toda la tapa liberada.


En mi caso, la tapa tiene un ventilador que deberemos desmontar de ella para poder limpiarlo y también para que la tapa no nos estorbe.



Vemos que está fijado por cuatro tornillos a los que podemos acceder por la parte exterior: los retiramos y ya queda el ventilador separado de la tapa y ésta totalmente suelta.


El siguiente paso es limpiar el ventilador, que sin duda será lo que tenga más polvo.


Es importante que nos hagamos con un pincel suave. Son muy adecuados los utilizados para acuarelas. También las brochas que suelen usar las mujeres para el maquillaje son muy aptas porque son suaves, con cerdas largas y flexibles y sacan muy bien el polvo ¡pero que sea nueva! No nos interesa maquillar los ventiladores y piezas internas del ordenador. También puede servir una brocha de las usadas para el enjabonado de la cara para el afeitado con cuchilla, siempre que sean cerdas naturales y suaves, para evitar arañar el plástico.


No recomiendo que limpiéis los ventiladores con ningún producto, ni siquiera agua, pues el polvo suele estar muy suelto y sale fácilmente. Cualquier producto puede hacer que después el polvo se acumule más rápidamente.

Basta el pincel o la brocha suave para lograr un muy buen acabado.



Le daremos con paciencia por todos los recovecos sujetando con suavidad las aspas para que podamos insistir en los rincones sin que se muevan.


De todos modos, a lo largo de todo el proceso se seguirá produciendo polvo y parte de éste puede volver a depositarse en los ventiladores, así que mejor no dejarlo totalmente perfecto.



El ventilador trasero es similar, sólo que para retirarlo para su limpieza, hay que desatornillarlo desde la parte trasera.

Tened cuidado de aflojar los tornillos del ventilador y no otros.

Una vez suelto, lo apartamos todo lo que dé de sí el cable y hacemos lo mismo que con el anterior.


En este caso, recomiendo volver a colocarlo una vez limpio, aunque sea sin apretar los tornillos del todo para evitar tener demasiadas piezas sueltas y para no perder los tornillos.



Finalmente vamos a limpiar el ventilador que refresca la placa base o disipador. Es el ventilador principal. Sin embargo, no tiene demasiado polvo en comparación con los dos anteriores y no será necesario desmontarlo: con la brocha y el pincel le damos un repaso todo lo concienzudo que podamos y logramos un buen acabado.

Si tenemos un inflador de ruedas, podemos insuflarle aire a presión para retirar el polvo que se nos haya escapado con el pincel.


No recomiendo retirar este ventilador porque refrigera el procesador y hay muchos sistemas de fijaciones diferentes, aparte que si lo retiramos, después necesitaremos una pasta especial para colocarlo de nuevo.



Ahora vamos a proceder a una limpieza general y para ello lo primero es retirar el polvo acumulado en el fondo. Aunque nos parecía limpio, vemos la diferencia tras pasar un trapo humedecido en limpia cristales.



Y vemos cómo queda el trapo tras la pasada. El polvo es muy homogéneo y por eso no se notaba…



También pasamos la brocha suave por los cables, placas, haciendo hincapié en las superficies horizontales, como el disco duro, grabador de Cd ó DVD…

A medida que vayamos trabajando, veremos que nuevamente se deposita una capa de polvo abajo.

Es lo que os decía antes: mejor no dejarlo perfecto a la primera porque tendremos que ir haciendo bastantes repasos.


Y vamos a dejarlo por hoy.


En un futuro post limpiaremos la fuente de alimentación con su respectivo ventilador y las placas de memoria. Algo muy interesante porque suele ser una de las principales causas de que los ordenadores se apaguen o reinicien solos.


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lunes, 25 de enero de 2010

Restaurar báscula de cocina. Electrodomésticos oxidados. Pintar electrodomésticos.

RESTAURAR BÁSCULA DE COCINA ROMANA



Amig@s, hoy vamos a darle un repaso a las básculas romanas de cocina.


Estas balanzas tienen la característica de que son muy precisas y fiables. No necesitamos pesas porque tienen un sistema en el que se puede regular y calibrar perfectamente con unos pesos móviles.

Tampoco necesitan pila, lo que supone una gran ventaja sobre otras básculas porque jamás nos dejará tirado en mitad de la preparación de un plato o en un fin de semana que no podamos ir a comprar la pila…


El inconveniente es que supera en peso y tamaño a las modernas básculas digitales y tarda un poco más que éstas en realizar la pesada.


Seguramente, mi amigo José, de Pepekitchen, necesitará de uno de estos artefactos para poder medir con exactitud los ingredientes empleados en sus deliciosos platos...


Para usarla, debemos regular primero el contrapeso que sirve para nivelarla en vacío.

Normalmente, si la usamos siempre con la misma bandeja, no precisamos tocar este contrapeso… pero a veces queremos pesar algo en otro recipiente y queremos saber el peso sólo del contenido, no del recipiente en sí. En tal caso colocamos el recipiente, lo graduamos con el contrapeso hasta que las dos marcas coincidan y ya podemos empezar a pesar…


Otro contrapeso sirve para regular cuánto peso vamos a pesar… es un contrapeso voluminoso que en este caso nos servirá para pesar hasta 10kg, que tratándose de una báscula de cocina, es muy interesante. Pocas básculas domésticas suelen llegar a tanto peso.


Finalmente, tiene otra pesa pequeña que nos permitirá medir medio kg en una escala que marca 100g y 50g. con gran precisión.


Para pesar un objeto, ya nivelado el primer contrapeso, movemos la pesa grande hasta que veamos que ya el indicador está por debajo de la marca. Entonces lo pasamos al nivel inmediatamente anterior y movemos la pesa pequeña para la medición fina hasta que el indicador esté al mismo nivel que la marca. Así si la pesa grande está en 3kg y la pequeña en 255gr, ya sabemos que el objeto pesara 3255gr.



Este modelo tiene, además, un botón para detener el movimiento oscilante del brazo y así acelerar la medición: se coloca el peso, se gradúan las pesas y para ver si ya está nivelado, detenemos el brazo con el botón. Lo volvemos a soltar y ya vemos si están al mismo nivel la marca del brazo con la de referencia.


Una báscula de este tipo puede durarnos toda la vida, pues ni usa pilas ni mecanismos complicados. Bastará evitar darle golpes y tenerla en lugar alejado de la humedad para evitar el óxido…



Pero en este caso, vemos que nuestra querida báscula romana, a pesar de funcionar como el primer día, está un poco ajada: muestra óxido por todo el borde inferior y también en algunas zonas se ha desprendido la pintura original. Es una pena porque es muy precisa y fácil de usar… así que vamos a restaurarla.


Como siempre, procuraremos hacerlo de modo rápido y sencillo. Porque no merece la pena estar horas y horas en la reparación… y más habiendo básculas por un precio bastante razonable. Es una cuestión más bien de valor sentimental, de espíritu ecológico y/o respeto al Medio Ambiente…


La cuestión es hacerlo lo mejor posible para lograr resultados satisfactorios y duraderos, sin invertir más que el tiempo y el dinero mínimos.


Para ello usaré una pintura de calidad de color plateado que es antióxido y, de hecho, se puede aplicar directamente sobre el metal oxidado.


Por supuesto, deberemos pasar un poco de lija por la zona oxidada para evitar que se vean los grumos o el desnivel entre la pintura vieja y el óxido. Así lograremos un acabado realmente profesional.



Y antes de eso, procedo a retirar una tira de plástico que recubre toda la base y que posiblemente sea la responsable de lo oxidada que está toda ella, porque se habrá lavado y no se ha secado correctamente, con lo que el plástico ha retenido el agua y oxidado el metal.


También podríamos, aunque en este caso supondría algo más de trabajo, no pintarlo entero, sino sólo las partes oxidadas. Para lograr reservar el color original en las zonas donde quiera respetarlo, usaría cinta de carrocero. Es la cinta que se usa en estos casos y que se caracteriza por ser económica; no tener gran poder de adherencia, lo que permite que no arranque la pintura al retirarla; y es muy fácil de usar. Empezaríamos pintando la parte inferior con la cinta colocada hasta el nivel que queramos pintar.


Pero como digo, en este caso el óxido afecta a varias zonas y no quiero pasarme días liado con la restauración de la báscula, sino hacer un trabajo bien hecho y rápido para tenerla en uso lo antes posible.



Pondremos unas hojas de periódico en la mesa para no ensuciar y con un trocito de lija procederemos a dar un repaso por todas la zonas oxidadas.


No hace falta insistir mucho con la lija, basta quitar las irregularidades del óxido e igualar la zona ya pintada con la oxidada para que al pintar no se note desnivel.

Yo he usado una lija al agua, que es muy fina y resistente y podemos usarla mojada o en seco y después lavarla si se embota un poco con los restos de óxido y pintura.


Ahora debemos proceder a la limpieza exhaustiva de toda la báscula para eliminar restos de suciedad, grasa y óxido. Yo ya le había dado previamente un repaso a toda la báscula con alcohol, de modo que apenas tendrá grasa y suciedad, pero sí que tiene restos del polvo de óxido que hemos sacado con la lija.

Voy a retirarlos y a la par profundizar con el desengrasado dando pasadas con un trapo humedecido en vinagre de cocina. Es bien conocido que el vinagre ataca el óxido, y también desengrasa, así que es una buena solución: rápida y eficaz.



Entonces, ya seco el vinagre, con un pincel vamos aplicando la pintura por todas las partes pintadas de la báscula, respetando las pesas, los ejes por los que éstas se desplazan y, por supuesto, la escala graduada.



Si vemos que algunas zonas precisan más pintura, podemos repetir al día siguiente dando una segunda mano aplicando esta vez una capa más fina de pintura.


Es importante no pintar las pesas para evitar descalibrar la báscula. Y los ejes, debemos respetarlos porque las pesas que se deslizan sobre ellos van bastante ajustadas y la pintura impediría que se desplazaran por ellos.


Si vemos que presenta óxido, podemos aplicar un poco de aceite tipo 3 en 1, que es bastante bueno para el óxido, algún producto para limpiar cromados, o incluso el vinagre puede dejarlos libres de óxido y hasta relucientes. Una fina capa de aceite final nos garantizará una buena protección que evitará el óxido.


Limpiamos también la base de plástico que le retiramos por fuera y por la ranura interior, donde está el óxido acumulado. Sale muy fácil con un trapo humedecido en vinagre y podemos pasarlo muy fácilmente por el interior usando un palillo de dientes o un pincho de bambú con la punta algo roma..



Y así, con una hora u hora y media –una media hora por mano de pintura-, hemos logrado dejar esta báscula de cocina romana en perfecto uso para que podamos usarla dignamente en nuestra cocina muchos, muchos años más.


Y el costo ha sido mínimo: algo de pintura (que si cerramos bien el tarro nos puede durar muchísimo tiempo), algo de disolvente para limpiar el pincel, unos trocitos de lija y poco más…


Ya queda la decoración que queramos darle: podemos ponerle unas pegatinas que podemos comprar o hacer con plástico adhesivo. Hacer reservas de color con cinta de carrocero y hacer motivos con otro tono de pintura.

Incluso podemos hacerle algún estarcido, que consiste en poner una plantilla perforada con algún motivo en su interior y aplicar pintura para que ese motivo quede dibujado en la superficie.

Eso ya lo dejo a la imaginación y gusto de cada uno. A mí me basta de momento con haber eliminado las feas manchas de óxido y me parece que el tono plateado resulta muy decorativo y no precisa más adornos de momento…

Quizá más adelante le demos un nuevo aspecto aplicando alguna de las técnicas que he descrito más arriba.


Lo importante es que conozcáis este curioso y fiable sistema de balanza y que si tenéis algún electrodoméstico afectado por el óxido, sepáis cómo repararlo.




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viernes, 22 de enero de 2010

Cómo arreglar cremallera. Reparación de Cremallera. Arreglar cremallera que no cierra bien

REPARACIÓN DE CREMALLERA.



Las cremalleras han supuesto una verdadera revolución en la ropa. Puede decirse que han cambiado hábitos y costumbres ancestrales… Pero no todo son ventajas como la estética y rapidez para abrir y cerrar las prendas ¿A quién no se le ha roto alguna vez una cremallera?


Es relativamente frecuente que nos encontremos con el problema de que la cabeza que se encarga de cerrarla se sale por un extremo que estaba descosido.


O el caso que vamos a tratar hoy: la cremallera cierra aparentemente los dos lados de la prenda, pero enseguida se vuelve a abrir por la parte recién cerrada, con lo que nos encontramos con la cabeza de la cremallera uniendo ambos lados de la prenda… pero la cremallera abierta por los dos lados.



Esto suele tener una solución muy sencilla, no vamos a necesitar en principio cambiar toda la cremallera, ni siquiera la cabeza.



Nos bastará, en efecto, coger unos alicates con punta fina y apretar suavemente los lados de la cabeza de la cremallera.

A veces ocurre que uno de los lados se queda un poco abierto y es por eso que no mantiene engarzados los dos lados de la cremallera.

A veces, incluso los dos lados están un poco separados debido quizá a algún tirón que haya sufrido la prenda.



Debemos examinar bien la cabeza de la cremallera por si distinguimos si uno de los lados tiene mayor separación que el otro y en tal caso, bastaría dar un ligero apriete para cerrarlo un poco.


No debemos pasarnos al apretar porque las cremalleras no suelen estar hechas con metales muy sólidos. A veces basta el más mínimo movimiento para que la cabeza se rompa. De ahí que insista he hacerlo con delicadeza.


Por supuesto, si hablamos de una prenda con cremallera cerrada, o sea que los dos lados siempre permanecen unidos por un extremo -como los pantalones-, deberemos realizar esta operación con la cabeza en el extremo inferior para que coincidan los dos bordes y después se cierren por igual. De lo contrario, la cremallera se quedaría “coja” o sea, que no coincidirían los extremos de ambos lados.


En las cremalleras abiertas, como las de cazadoras, no hay problema porque una vez apretada la cabeza, la engarzamos y ya podemos subirla para cerrar la prenda.


Tras este primer apriete, podemos fijarnos para ver si se ha corregido el defecto. A veces, apretamos por un lado y se nos abre el otro, con lo que deberíamos dar otro apriete algo menor a lado más abierto para que queden los dos exactamente iguales.



Y, normalmente, ya podemos usar la cremallera con total tranquilidad.


Se acabó lo de tener que tirar una querida prenda favorita o llevarla al sastre o costurera pagando un alto precio para conservarla... Ahora en un minuto tendremos la prenda en perfecto estado.


Para el caso que se nos haya roto la cabeza o que ésta se haya salido, debemos proceder de otra forma, pero es tema de otro post.


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miércoles, 20 de enero de 2010

Mantenimiento de freno de disco mecánico. Cómo revisar freno de bici. Ajuste de frenos mecánicos

MANTENIMIENTO DE BICI: FRENO



Ya vimos en otro post cómo ajustar los frenos de disco mecánicos. Pero llevamos bastante tiempo con ellos y ahora los vamos a revisar más a fondo.


Aprovechando que desmontamos la horquilla para hacer el mantenimiento de dirección y horquilla, podemos aprovechar para examinarlos a fondo y limpiarlos bien si tienen barro o suciedad.



Se aprecia a simple vista que las pastillas no están gastadas. pero para extraerlas y examinar bien su desgaste, podemos abrir del todo el tornillo regulador.


Recordemos que había tres tornillos a la vista: dos negros que es evidente que sirven para fijar las pinzas, y el tercero, que es plateado y es el de regulación. Si todavía nos falta espacio para extraer las pastillas, podemos accionar el tensor del cable para lograr que la pinza se abra un poco más.



El tornillo de regulación no tiene otra función que acercar o separar una de las dos pastillas al disco, ya que la otra permanece fija y sólo podemos acercarla o separarla tensando o destensando el cable.



Las pastillas están totalmente sueltas, tan solo se mantienen pegadas en su alojamiento por estar imantadas, de modo que basta separar al máximo las pinzas y ya podremos sacarlas fácilmente con la mano.



Tienen una pestaña que nos permitirá manipularlas perfectamente sin tocar su superficie. Así evitamos engrasarlas si tenemos las manos sucias.


Vemos que éstas están todavía bastante nuevas o, al menos, en perfecto uso. Así que volvemos a colocarlas.


Si hemos transitado por lugares con mucho barro y polvo, podemos incluso sacar las dos pastillas y limpiar los alojamientos para que las pastillas asienten bien.


Como en el proceso de desmontaje de la horquilla tuvimos que dejar el manillar suelto, es probable que al volver a colocar todos los cables en su sitio, también se haya variado el tacto de la maneta del freno. Es hora de ajustarlo.


Para ello actuaremos sobre el tensor del cable, que es una tuerca situada al final de la funda del mismo, cerca de donde se une a la pinza del freno. Girándolo lograremos acercar o alejar la pastilla fija, la que no se mueve al frenar.


Debemos lograr dejarla lo más cerca posible sin que llegue a rozar en ningún momento con el disco al girar la rueda.

También podemos actuar sobre el tensor opuesto, en la zona donde se introduce el cable y la funda en el cuerpo de las manetas, en el manillar.


Estos tensores del manillar nos permitirán, al menos en teoría, poder hacer ajustes sobre los frenos en plena marcha.

En la práctica siempre es preferible parar un momento y hacerlo con algo de calma para examinar cualquier roce.


Y seguidamente, podemos proceder a ajustar la otra pastilla de la pinza mediante el tornillo que abrimos antes para extraerla: el tornillo de regulación.


Lo vamos aprentando lentamente hata que quede a la distancia que nos guste que empiece a frenar: a unos les gusta que frene cuando la maneta está a la mitad del recorrido. A otros, como a mí, nos gusta que frene en cuanto se empieza a accionar ésta.


Si notamos que en algún punto el disco roza con las pastillas al girar la rueda, puede deberse a que la rueda no está perfectamente alineada, la pinza está ladeada o el disco alabeado.


Puede que podamos corregirlo simplemente aflojando un poco los tornillos de la pinza, volviendo a colocar la rueda y volviendo a apretar los tornillos que sujetan la pinza a la vez que presionamos la maneta del freno.

Si resulta ser el disco, que está ligeramente alabeado, podemos salir del paso dándole un poco más de separación a las pastillas.


A veces se corrige con el uso: Solo tendremos que liminarnos a echarle un ojo de vez en cuando e ir acercando las pastillas al disco.


Y, por supuesto, deberemos limpiar a fondo el disco.

Yo suelo enjabonarlo con detergente para los platos y agua. Acciono el freno varias veces para que se limpie cualquier resto de grasa que pueda haber también en las pastillas y aclaro a fondo, pues cualquier partícula de grasa o detergente mermará considerablemente la potencia de frenada, ya que no está accionado por mecanismo hidráulico y la presión que realizan las pastillas sobre el disco es mucho menor que en los hidráulicos.


Y también es interesante ponerle de vez en cuando una gota de aceite de vaselina o a base de Teflón en el lugar donde se produce el roce cuando se acciona el freno, en el eje.

Esto ayudará a minimizar el desgaste en esta zona.


Es imporante poner sólo lo mínimo para eviar que el exceso pueda ir a parar al disco.


Con esto, le hemos dado un buen repaso a toda la parte delantera de la bici. También vimos como cambiar la cadena, aunque aún tengo que hacer un par de puntualizaciones sobre ello. Más adelante, os hablaré de la transmisión: eje pedalier, desviador delantero, trasero, platos, casette…


En la mayoría de los casos, la única dificultad para acceder a estas piezas es saber cómo están montadas y tener las herramientas, que suelen ser específicas para cada marca…



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