Mejorar guía de afilado
Amig@s: Hoy vamos a ver una interesante forma
de mejorar nuestra guía de afilado.
En efecto, ya os dije en otro post cómo hice
una estupenda y económica guía de afilado para los formones y cepillos de
carpintero. La idea es tan buena que me he decidido a mejorarla más aún.
Si no leísteis la entrada donde hice mi guía
y os explicaba su funcionamiento, podéis verlo aquí.
En realidad, he hecho dos mejoras: la primera
ha sido sustituir la madera de aglomerado revestida de melanina sobre la que
realizaba el proceso de afilado, por un vidrio. Se me ocurrió comprobar la
superficie de la tabla y ésta estaba ligeramente deformada, hinchada por los
bordes.
Si queremos un afilado preciso, es esencial
que siempre demos el mismo ángulo. De lo contrario, en vez de un agudo filo,
nos quedará éste redondeado y se desafilara enseguida si es que llega a
lograrse un buen afilado…
Con el vidrio, el problema desaparece. Está
completamente liso y recto y su dureza es mucho mayor que la de superficie de melanina.
Aparte que la guía deslizará mucho mejor sobre el vidrio que sobre la madera.
Tiene el inconveniente que es más frágil y pesado (conviene que tenga cierto
grosor), pero manipulándolo con cuidado lo conservaremos bien.
La segunda mejora consiste
en hacer algo para prevenir el desgaste de la propia guía por el roce continuado
en la zona de madera donde ésta roza contra la superficie. Obviamente, al usar
como superficie el vidrio, el roce será mínimo… pero así nos aseguramos de
tenerla siempre perfecta. Y quedará más estético que con la cartulina que le
puse para este fin.
Además, costará tan
poco hacerlo como sustituir el cartón que usaba para impedir el desgaste.
Pero, vamos a la
tarea. Empezamos buscando un ángulo metálico no muy ancho. Encontré por el
taller uno de aluminio que me viene perfecto. Si fuese de chapa, sería más
resistente…Pero de todos modos vamos a deslizarlo sobre vidrio y su desgaste
será insignificante.
Marcamos con un
rotulador la zona que tenemos que cortar del ángulo. Yo le voy a dar el mismo
largo que el ancho de la guía, para que no sobresalga.
Con una escuadra
marcamos los dos lados del ángulo y lo fijamos en un tornillo de banco.
Para
evitar marcar el aluminio, he puesto en las mordazas un trapo.
Cortamos rápidamente...
Y con la lima de mi Rev elimino en un momento las rebabas. También aprovecho
para matar las agudas esquinas.
Fijaremos el ángulo a
la guía con dos pequeños tirafondos.
Para eso, hacemos dos
taladros en un lado del ángulo. Para hacerlo, empiezo con una broca muy fina,
y
voy cambiando a una de tamaño cada vez mayor hasta que el tornillo entre con
desahogo.
Termino esta parte dando una leve pasada con una broca del ancho de
la cabeza del tornillo para avellanar el orificio y que la cabeza quede embutida.
Realmente, se tarda más en decirlo que en hacerlo.
Para fijar el ángulo
en la madera de la guía, la fijamos a ésta con pinzas de bricolaje y sargentos.
Es muy importante que no se mueva y que los tornillos queden bien centrados
para que no separen la guía de la madera.
Si no lo hacemos bien, el ángulo
puede no quedar bien alineado con la guía, al estar más separado por un lado
que por el otro y no afilará bien.
Como son unos
tornillos muy pequeños, no precisamos ni hacer agujero guía. Pinchamos el
tornillo en el centro con los dedos y con el destornillador de estrella de mi
nueva multiherramienta, lo ponemos fácilmente.
Importante no apretar demasiado
o lo pasaremos de rosca, al ser un tornillo muy pequeño.
Una vez puesto los
dos tornillos, comprobamos el resultado, damos una pasada en el borde del
ángulo sobre una lija para homogeneizar y suavizar el canto, y ya podemos
montar la guía.
Tenemos que volver a
calcular el ángulo de afilado. Ya os dije que tengo un listoncito delgado con
la marcas respectivas para ajustar rápidamente el ángulo para formones y
cepillos respectivamente. Ahora conviene comprobar las marcas del listón,
porque han variado al colocar el ángulo de aluminio, pues eleva ligeramente la
guía.
Aprovecho para
explicaros cómo se hace:
Metemos la hoja –en
este caso la de mi formón de 10mm- y vamos sacándola más o menos hasta lograr
que al colocarla sobre una superficie plana, el bisel quede perfectamente
paralelo a la superficie. Si lo miramos al contraluz, veremos enseguida si es
correcto.
¡Ojo!, que en el momento de afilar, la guía se apoya en el cristal y el
formón en la lija. Hay que calcular el ángulo en esa posición. Si lo calculamos
en el mismo plano, al meter la lija, variará el ángulo.
No importa si no está
perfecto al 100%. Lo que interesa, como os dije en el otro post, es que SIEMPRE
usemos el mismo ángulo de afilado. Y con la guía, lo conseguiremos. Por supuesto,
también podéis usar un transportador de ángulos y darle exactamente el ángulo
recomendado para la herramienta.
Pues bien, una vez
que tengamos el ángulo correcto, ponemos el listón de medida apoyado en la guía
–el ángulo de aluminio no llega a la parte superior de la base de la guía y nos
permite apoyar en la madera de la guía la escuadra- y con una cuchilla –en mi
caso nuevamente uso mi Rev-, hacemos una marca en el centro del listón.
Retiramos el listón y
con la escuadra terminamos de hacer el trazo con la cuchilla.
La ventaja de la
cuchilla es que hace una marca mucho más fina y precisa que la de un lápiz. Si
queremos verla mejor, podemos hacer dos o tres rayas cortas con un lápiz
afilado sobre el corte que acabamos de realizar y escribir a qué herramienta
corresponde la marca.
Con un mismo listón de medida, podemos tener varias
medidas diferentes.
En mi caso, tengo por
ejemplo un cepillo pequeño cuya hoja va invertida y su afilado está en un
ángulo mucho más agudo (unos 25º) que el convencional en los cepillos; También
tengo cepillos con ángulo de afilado normal; y formones, cuyo bisel también
varía de los dos anteriores... De este modo, cada herramienta recibirá siempre
el mismo afilado y siempre estará en perfecto estado.
Las ventajas de mi
guía de afilado son evidentes:
Es muy económica y
fácil de realizar.
Es estable y permite
que el filo de la cuchilla quede bien escuadrado (frente a otros modelos que
tienen una rueda central de deslizamiento y hay que estar pendientes de
presionar por todos lados por igual).
En vez de las
costosas piedras de afilado japonesas, usa económicas lijas al agua que podemos
comprar en cualquier ferretería o centro de bricolaje, por poco dinero y
sustituirlas siempre que queramos (y sin estar preocupándonos de que se caigan
y rompan).
Por si no habéis
visto el otro post… aprovecho para explicaros rápidamente cómo se usa:
Una vez colocada la
hoja que vamos a afilar en la guía, la sacamos según nos indique el listón de
marcado.
Ajustamos ligeramente las tuercas de palometa y con la escuadra, al contraluz,
comprobamos que la hoja está perfectamente perpendicular a la guía. Apretamos
las tuercas y colocamos el papel de lija de grano más grueso sobre el vidrio.
Lo humedecemos cerca de un borde, por donde vayamos a usarlo y apoyamos la guía
en el vidrio y el borde de la hoja en la lija.
Y vamos dando pasadas en varias
direcciones e incluso en círculo, alternado para un lado y el otro.
De vez en cuando,
podemos examinar el bisel. Si vemos que la gota de agua está centrada, está
perfecto… Si queda muy cerca del filo, podemos calzar con un cartoncito o papel
grueso para no tener que volver a recolocar la hoja para variar el ángulo.
Cuando notemos que ya
tiene rebaba en la parte trasera del filo, podemos pasar a una lija más fina y
repetimos. Yo suelo usar los gramajes: 280, 500 y 800
Podemos, de vez en cuando,
acercar la lija al borde, invertir la hoja que estamos afilando y pasar ésta
apoyándola completamente contra la lija por la parte opuesta al bisel. De hecho si la cuchilla es nueva,
conviene empezar con esto para eliminar defectos de fábrica.
Tras llegar a la lija
del grano deseado –en mi caso la del nº800-
podemos pasar a dar un repaso al filo dándole un poco más de ángulo.
Para lo cual, podemos calzar un poco la guía con un cartón fino, como el de una
etiqueta de las que suelen traer la ropa, para lograr este segundo ángulo de
afilado, que logrará que el filo dure mucho más tiempo.
Finalmente, podemos
asentar el filo pasándolo manualmente varias veces sobre una tabla de madera
lisa procurando no variar el ángulo.
He observado que a
veces al rozar el aluminio con el vidrio, se producen molestos sonidos.
Otra mejora que he
hecho es colocar sobre el ángulo de aluminio una tira de cinta adhesiva. Con
este sencillo truco se elimina completamente ese problema.
Finalmente, os
muestro la guía –o una de las guías de afilado- de las que os hablaba en el anterior
post.
En este caso, se desliza
sobre un rodillo.
El sistema es
sencillo y económico… más o menos. Tuve que comprar esta guía porque la mía se
extravió una temporada…
La verdad es que no la cambiaría por la mía ni con los
ojos cerrados. No es que el sistema sea malo, pero al tener el rodillo central,
corremos el riesgo de presionar ligeramente más la cuchilla por un lado que por
otro, con lo que desgastaríamos más la hoja por el lado de mayor presión. Por
otra parte, sólo permite movimientos de delante hacia atrás y viceversa.
Mientras que mi guía me da mayor libertad de movimiento, pudiendo hacer
círculos sobre la lija y sin preocuparnos si presionamos más por un lado o por
otro, ya que la base de la guía es ancha y será muy difícil que no salga el
bisel perfecto.
En cualquier caso, una
guía de afilado, sea la que sea, siempre es mejor que un afilado a mano alzada,
que precisa mucha mayor destreza, práctica y es mucho más difícil de lograr.
Mientras que con la guía, podemos sacar un filo perfecto sin esfuerzo.
Espero subir a
youtube un vídeo donde resuma estos dos post dedicados a mi guía de afilado y
donde incluya un ejemplo práctico de afilado.