lunes, 28 de julio de 2014

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Puerta acorazada que roza con suelo


Amig@s: Ya hemos visto en otro post cómo logramos salir adelante con una puerta acorazada que estaba un poco baja y no engarzaba bien el pestillo.


Tengo que adelantar que este es, sin duda, uno de los trabajos de bricolaje que más satisfacción me ha producido. Llevaba años soportando las molestias de abrir y cerrar una puerta que rozaba con el suelo y que costaba también girar la llave.
Solucioné en parte el problema calzando la zona inferior de la puerta, donde ésta se une al marco y dio resultado…

Pero esto repercutía en el pestillo y las cerraduras, pero no en el roce de la puerta con el suelo. 

Con el tiempo, el problema se fue agravando hasta llegar al punto que algunas veces había que empujar con todo el peso del cuerpo para poder abrir o cerrar la puerta.

Cansado de esto (y de escuchar las protestas de mi mujer, jejejeje) quería ponerle solución. Normalmente esta operación consiste en retirar la puerta y meter entre las dos partes de cada bisagra, en el bulón o eje, una arandela espaciadora.


El problema es que, por una parte, la puerta acorazada pesa sobre 100kg (al menos eso me dijo en su día el montador que me la instaló). 
Por otro lado, no sabía qué tipo de bisagras tenía montadas, o si éstas tenían algún tipo de regulación. Sólo sabía que eran soldadas al marco y a la puerta. Con lo que no me atrevía a meterle mano. Y, por más que he buscado y rebuscado… no ha habido forma de encontrar en internet unas bisagras similares para estudiarlas. 
Lo único que sabía era que el embellecedor de la parte inferior de cada bisagra, se podía desmontar aflojando un tornillo tipo allen que tiene el remate inferior… Pero no sabía cómo retirar la parte análoga de la parte superior de las bisagras. 

Descubrí, casi por ensayo y error, que retirando el embellecedor inferior y golpeando hacia arriba con un martillo y un destornillador o botador, se sacaba el pasador y que el remate superior salía junto con aquél.


Así que vamos a empezar el proceso.

Compramos unas arandelas adecuadas (como ya había sacado a modo de prueba un pasador o eje, había tomado las medidas). En este caso, son hasta de color dorado.

Eso sí, son de distintos gruesos (es lo que tienen muchos productos orientales), de modo que tuve que escoger cuatro lo más similares posibles. Si tenéis tiempo, es recomendable adquirirlas en ferreterías o centros especializados, donde no tendréis este problema.

Una vez con las arandelas, ya podemos hacernos con un surtido de cuñas, una palanca, un martillo de puntas de nylon (o uno normal en su defecto) y un botador o destornillador viejo.

Yo he realizado el proceso con la puerta cerrada. A veces conviene que esté entreabierta. Pero yo lo he hecho así y me ha funcionado.

 

 
 
Lo primero es retirar todos los embellecedores inferiores de las bisagras: una llave allen... 

Y en dos minutos están todos fuera.

A continuación, hay que calzar bien la puerta con cuñas. 


Es un proceso delicado porque podemos rajar o partir una loseta del suelo. 

Por lo que conviene poner bastantes cuñas e ir metiéndolas todas a la vez para repartir la presión. 

Así la puerta queda fijada en su posición y evita que recaiga todo su peso en las bisagras, con lo que podremos sacar fácilmente los pasadores.


Voy a aflojar o sacar ligeramente todos los pasadores de las bisagras, sólo voy a sacarlos un par de milímetros. 

El que cuesta más es el inferior, pues el destornillador no cabe entre la bisagra y el suelo. 

Uso un viejo perno de bisagra que tenía por la caja de herramientas, para ponerlo bajo el pasador de la bisagra y golpear hacia arriba con el martillo... y una vez sacado un milímetro, ya puedo golpear directamente por el remate superior de la bisagra hacia arriba -usando el destornillador plano- para sacar un poco más el eje. Si no tenéis una pieza corta y fuerte, como el perno, que entre dentro de la bisagra, podéis usar un botador, una llave allen, etc.
 
 
 
Y, a continuación empiezo a sacar completamente un eje. Hay que golpear suavemente y evitar que el destornillador estropee la rosca del centro del pasador, donde irá atornillador el remate del embellecedor. La puerta cede un poco y cuesta mucho meter la arandela. 

Es más, saqué el rodamiento original y tampoco entraba después. 


Así que manipulando con mucho cuidado la palanca, introduciéndola entre la parte baja de la puerta y el suelo; y por supuesto, usando una maderita como apoyo en el suelo, elevo lo suficiente la puerta... 
 

Como para que entre el rodamiento y bajo éste, la arandela. Aprovecho para meter un poco más las cuñas y así no tener que volver a usar la palanca para las demás bisagras.


Meto el pasador o eje (¡¡Ojo, si habéis  quitado el embellecedor superior, hay que meterlo antes que el pasador!!) y ya tenemos una bisagra montada con su arandela espaciadora. 

Yo empecé por la bisagra inferior, por ser la más complicada. Seguí con la superior y después las dos de la zona media. 

Siempre trabajando una a una para evitar que la puerta se descuelgue o varíe su posición, que es en realidad lo peor que nos puede pasar. 

Si se desalinea la puerta, nos costará bastante lograr meter el pasador.

Una vez metidos todos los pasadores, los enceité ligeramente y con el martillo de puntas de nylon, los terminé de meter. 
 
Monté el embellecedor de la parte inferior y lo atornillé. Ya solo queda retirar las cuñas… y comprobar que la puerta cierra bien.

Y, amig@s, realmente parece otra puerta: abre con suavidad absoluta, sin esfuerzo, sin ningún roce ni ruido y la llave se gira tan fácilmente que hasta mi hijo pudo hacerlo por primera vez. 

Por supuesto el pestillo superior también encaja, al haber elevado toda la puerta… Asi que ya puedo retirar el calzo que le puse en su día a tal efecto.


Todo el proceso llevó como media hora y el costo fue 0.75€ de las arandelas. 
A veces sorprende que pasemos años aguantando algo pesado o molesto cuando por tan poco tiempo y dinero se ha podido solucionar.

Espero que esta entrada también os ayude si tenéis problemas con vuestra puerta.



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lunes, 21 de julio de 2014

Sandalias rotas. reparar correa de sandalia. sustituir correa de zapato. Broken sandals. repair strap sandal. Belt replacement shoe. Sandales brisées. sangle de réparation sandale. Ceinture chaussure de remplacement.



Reparación de sandalias:


Amig@s: Todos los que tenemos o hemos tenido perros en casa, conocemos el valor de su compañía e incondicional afecto… Pero si los hemos tenido de cachorros, también recordaremos sus travesuras.

En este caso, mi mujer fue a ponerse sus sandalias favoritas para salir de compras… Y se encontró que Coffee, nuestro perro más joven, se había entretenido mordisqueando las correas de cuero, destrozándolas.

Lo bueno es que no mordió la suela ni la banda delantera (quizá por no darle tiempo a ello, jejejejej) y la rotura se limitó a las finas correas. 

Tampoco salieron dañadas las correas del talón. De modo que la cosa puede tener fácil solución.



Llevar las sandalias al zapatero, puede ser una opción… Pero a medias, porque si bien quedarán bien reparadas, nos costará prácticamente como comprar unos zapatos nuevos y, como se aprecia en las fotos, las sandalias ya tienen algo de uso.

No obstante, son el calzado favorito de mi mujer para pasear, ir de compras… y esto es algo que no tiene precio. Trataremos de repararlas de un modo casero y eficaz.


Para ello, sustituiré las finas correas de cuero por unos cordeles de cuero trenzado de similar grosor que podemos encontrar en mercerías… Pero vamos a empezar a hacer el trabajo.

Una vez conseguido el material, tenemos que retirar los restos de correa estropeados. 

Un zapato está poco dañado y podemos usarlo como referencia para poner las correas a su medida, quizá lo más complicado del proceso. 

Por lo que voy a ir por partes y reparar sólo el zapato más roto tomando como medidas el otro. 

Una vez reparado el primero, lo usaremos para arreglar el segundo. 

Es más lento, pero así nos aseguramos que ambos queden como estaban originalmente.



Para retirar las correas rotas, hemos de abrir ligeramente la suela por donde las correas entran en el zapato. Está todo sólidamente pegado y costará un poco.

 
Yo he empezado con el destornillador plano pequeño de mi Supertool300
Al no tener filo, hay menos probabilidades de perforar o cortar el cuero y así podemos ir presionando, apalancando y girando el destornillador para ir separando las piezas pegadas. 

Al realizar una gran fuerza en un punto pequeño, enseguida empezaremos a ver los frutos y pronto podremos pasar al destornillador plano medio (más largo que el grande y por tanto, penetrará más).


Vamos metiendo dicha herramienta bien pegada a la correa por la parte superior e inferior de ésta, hasta que logremos separarla y extraerla. 

Repetimos el proceso por el otro lado.


En realidad, creo que el zapato está hecho pegando las correas sobre la parte inferior de la plantilla y después fijando ésta a la suela… pero creo que así quedará bastante bien, pues vamos a meter un buen trozo de cordón y quedará bien adherido. 

Si no fuese así y se despegara, siempre podemos despegar la plantilla de la suela para hacerlo igual que cuando se fabricó.

Así será más sencillo, como decía. Lograremos también que las medidas de referencia sean más exactas.

Pero sigamos: una vez extraídas las correas viejas, limamos un poco el interior del zapato para retirar restos de pegamento y piel sueltos. 

Procuramos limpiar después para sacar todo el polvo y partículas sueltas con vistas a una mejor adherencia del pegamento. La lima es perfecta para todo este proceso.


Y empezamos el montaje.

 
Anudamos la correa nueva en el ojal del zapato procurando dejar suficiente correa a cada lado para que no nos falte luego.

 
Introducimos la correa del talón en su posición correcta por ambos extremos del cordón, y con ayuda del calibre, o con la misma escala graduada que trae nuestra multiherramienta, pasamos las medidas de la longitud que han de tener los cordeles nuevos. 

Dejamos tres o cuatro centímetros de sobra... 

Y cortamos con la afilada cuchilla de la herramienta.


Para evitar manchar de pegamento el cordel que va a quedar fuera del zapato, y para meter justo lo que es necesario para conservar las medidas, he puesto un poco de cinta de embalar para marcar la zona donde la correa debe quedar fuera del zapato… si introducimos la correa más de la cuenta, el zapato quedará muy estrecho y las correas provocarán marcas y rozaduras. Si lo dejamos muy hacia afuera, quedará muy suelto… así que marcando el límite, lograremos ponerlo en su posición exacta, pues como usaremos pegamento de contacto, hay que acertar a la primera.

Y eso hacemos: con una varilla metálica, vamos untando pegamento de contacto transparente por el interior del hueco. 

También lo untamos en el cordón por la zona que ha de entrar en el zapato, procurando extenderlo bien y que no queden zonas sin pegamento.


Esperamos unos minutos. Teóricamente, habría que esperar hasta que el pegamento seque al tacto… pero entonces, apenas podríamos introducir el cordón, pues éste quedaría adherido al momento. Por eso prefiero anticiparme y meterlo un poco antes con ayuda de la misma varilla que usé para untar el pegamento…

Olvidaba decir que también es importante que el cordón entre en su punto exacto. Para lo cual, podemos tomar la medida desde la correa o banda delantera con ayuda del calibre… Ojo que no es igual la medida en el lado derecho que en el izquierdo… un fallo así arruinaría el trabajo.


Una vez introducida la correa por ambos lados, comprobamos que está metida hasta su sitio y en la ubicación correcta y le aplicamos presión.


Para no dañar la suave y blanda plantilla, uso una madera por la parte superior con un papel separando éste de la plantilla y aprieto con un sargento. También podemos poner una madera en la suela para no dañarla.

Pasadas unas horas, podemos retirar éste.

Y entonces, podemos repetir el proceso en el otro zapato. Tomando las medias, como dije antes, del que ya está reparado.

El proceso, así explicado, puede parecer enormemente largo y laborioso… Pero os aseguro que se tarda más en decirlo que he hacerlo y en un par de ratos, los zapatos estarán nuevamente en buen uso.

Y tan sólo hemos necesitado nuestra multiherramienta, un sargento, un trozo de cordón trenzado de cuero y un poco de pegamento.


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sábado, 19 de julio de 2014

Azulejos sueltos. Pegar azulejos. azulejos despegados de pared. Loose tiles. Paste tiles. detached wall tiles. Les carreaux décollés. Coller les carreaux. carreaux de mur isolé.



Azulejos sueltos

Amig@s: ya vimos un caso en el que teníamos un buen trozo de pared de una cocina con los azulejos desprendidos. Os dije que según el caso, tendríamos que retirar los azulejos y los mezclones, o sólo los azulejos… 

En este caso, tenemos un cuarto de baño con un caso similar: una pared entera tiene los azulejos sujetos por el lecheo que los une entre ellos, pero están totalmente sueltos de la pared.

Pero examinándolos, vemos que en este caso los mezclones están bien fijados a la pared. Son sólo los azulejos los que se han despegado.

Una solución relativamente rápida es retirar los azulejos y volver a ponerlos usando un adhesivo específico y/o adecuado a esta tarea. Pues como los mezclones están muy bien fijados a la pared, costaría tiempo y trabajo retirarlos; saldría un montón de escombros y después tendríamos que reponer la pared con mezcla… Mucho más sencillo pegar los azulejos.

Por supuesto, si queréis hacerlo bien y retirar completamente la mezcla vieja, es posible. Basta que miréis el post donde lo hacía así… pero en este caso vamos a salir del paso de un modo bastante airoso usando adhesivo.

Empezamos por retirar la cisterna, que es un elemento que está pegado a la pared y nos estorbará.
Seguimos con los azulejos sueltos. 

No es tarea tan sencilla como parece, aunque a primera vista dé la sensación que se van a caer por su propio peso de un momento a otro… están lecheados a conciencia y si no queremos que se desportillen, tendremos que actuar despacio y con delicadeza.

Si alguno ya se ha caído o está roto, empezaremos a trabajar por los de alrededor. De lo contrario, podemos empezar por el que notemos más suelto.

 
Con un instrumento duro y delgado como una espátula, un trozo de segueta de metal, cúter o similar, debemos raspar el cemento del lecheo o rejuntado del azulejo que queramos retirar. 

Es buena cosa ayudarse de una ventosa de cristalero para sujetar el azulejo, en especial los primeros que son los más complicados. 
Yo no disponía de una, y la eché en falta ¡Tendré que buscar una para futuros trabajos! 

También es conveniente sujetar con cinta de embalar los azulejos que creamos que se pueden soltar fácilmente. A veces parece que están muy sujetos, pero de repente salen varios a la vez.

 
Podemos ir tanteando con delicadeza, sin forzar, moviendo los azulejos separándolos y pegándolos hacia la pared para ver cuál es el más fácil. 


Y, poco a poco, lograremos ir avanzando.


Por supuesto, si tenéis azulejos de repuesto de sobra y queréis quitarlos a lo bruto, pues metéis un cincel, golpeáis con el martillo y se quitan en un momento.

Un par de azulejos conflictivos están cerca del suelo, pues están sostenidos por las llaves de paso del inodoro y del bidé (en la foto ya he iniciado el montaje y están colocados, pero antes, estaban totalmente inclinados hacia delante apoyados en las llaves). 

Tendremos que cortar el agua, retirar estas llaves y ponerles un tapón a las tomas de agua si queremos tener agua en el resto de las piezas del baño.


Al igual que hicimos en la otra ocasión, hemos de limpiar de restos del lecheado antiguo los bordes de los azulejos. Me armo con mi lima para cerámicos y con paciencia voy retirando dichos restos. Si os hacéis de una radial pequeña con un disco de corte de piedra, aceleraréis considerablemente el proceso, aunque levantará un montón de polvo.

De todos modos, es importante replantear los azulejos, pues no es raro que al volver a colocarlos no encajen en el hueco original. 

Es lógico: estaban abombados y despegados porque con las contracciones y dilataciones debidas a los cambios de temperatura no cabían en el hueco. 

Posiblemente, tengamos que hacer uso de la radial y un disco para piedra para retocar los bordes ligeramente. Es importante respetar una cierta separación entre azulejos, aunque sea de 0.5mm.

Hay que tener orden a la hora de limpiar los bordes y de retocarlos (si es necesario). 

Los vamos poniendo apilados con cuidado que no haya ni tan siquiera un grano de arena. Para lo cual pasamos una brocha sobre el último colocado en la pila justo antes de colocar el siguiente. 

También los apilaremos colocándolos dos a dos enfrentados entre sí por la parte cerámica. 

Podemos poner en otro montón los que presenten algún desperfecto ligero con vistas a ponerlo en un lugar donde no se vea demasiado, como podría serlo tras la cisterna o en la zona baja del váter o el bidé. 

Actuando con orden, lograremos que al ponerlos de nuevo el resultado sea óptimo.


Hemos de limpiar bien los mezclones y la parte trasera de los azulejos para evitar que tengan polvo que impida una correcta adherencia del adhesivo. Mal asunto si hacemos bien todo el trabajo y por no hacer ésta última limpieza, se nos vuelven a descolgar en poco tiempo.

Y pasamos a colocarlos, ya estudiadas las posiciones de los que estén dañados.

La colocación es sorprendentemente rápida: ponemos unas tiras o pegotes de adhesivo en el mezclón, pegamos el azulejo… 


Y se queda fijado.

Como hicimos también en el otro caso, haremos uso de palillos de dientes planos para calzar los azulejos y que queden perfectamente horizontales y alineados con los demás.

Para finalizar el alicatado, realizamos el rejuntado. En esta ocasión, he recurrido a un producto que ya venden preparado a tal efecto. 

Es más rápido porque podemos aplicarlo dosificado, ya que viene en tubos de plástico, y no tenemos que preocuparnos en preparar el cemento blanco, darle la consistencia adecuada, etc. Incluso si tenemos que interrumpir la tarea, basta con cerrar el tubo con su tapón y seguir en otro momento. 

El proceso es casi idéntico: con una espátula vamos rellenando todas las juntas. Después hacemos la llaga con el dedo y/o un trapo viejo, y limpiamos el sobrante.

Colocamos las llaves de paso, la cisterna… ¡Y trabajo terminado!


El principal problema de este trabajo es el costo del pegamento, aunque si podéis conseguirlo en formato profesional, para aplicadores de siliciona, saldrá bastante más favorable. 

Si no queremos arriesgarnos y la cantidad de azulejos es considerable, tendremos que gastar unos cuantos tubos… ¡Y no es demasiado económico! Hay quien realiza este trabajo con silicona o incluso con cola blanca… Yo no me arriesgaría.

Ya es cuestión de valorar la cantidad de azulejos sueltos… Si son demasiados, puede que os sea más interesante quitarlos todos y ponerlos nuevos. 

Lo más trabajoso es justamente retirarlos procurando que no se rompan y después de eso, la limpieza de los bordes.  Otra cosa es que sea un trozo de pared o una pared pequeña y que el resto esté en buen estado, en cuyo caso no hay ni que pensárselo. En un par de ratos podemos volver a tener el alicatado de nuestro baño en perfecto estado.


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