SOLUCIÓN
PARA NUEVO COLCHÓN MÁS GRUESO: MESILLAS
DE NOCHE
Amig@s:
¡Toca cambiar de colchón! Y, ya puestos, también hemos sustituido el clásico
somier de lamas por un canapé que nos permitirá guardar la ropa de cama
liberando espacio en los armarios… Una gozada… ¿O no?
Veréis,
el conjunto canapé-colchón queda a mucha mayor altura que el conjunto del
cabecero: mesillas de noche e interruptores y enchufes (que en su día los puse
a la altura de las mesillas de noche)… Y resulta realmente incómodo acceder a
la mesilla de noche estando bajo el nivel de la cama.
De
modo que tenemos que ponernos manos a la obra y solucionar el problema. O sea:
subir de altura los interruptores y enchufes y, por supuesto, también elevar
las mesillas de noche.
Hoy
vamos a abordar el tema de carpintería y subir las mesillas. Aunque hice
primero la parte de obra, la publicaré después.
Tras
darle muchas vueltas a las mesillas, he pensado que lo mejor sería hacer un
añadido por debajo. Podría haberme limitado a colocar un cajón -para subirlas- del mismo material que las
mesillas o incluso del color del canapé y no quedaría mal. Pero prefiero hacer
un trabajo que parezca más integrado y no un añadido que rompa la imagen de las
mesillas de noche (hechas por mi cuñado Miguel, algo inexperto en el tema de
carpintería, pero que las dota de cierto carácter sentimental).
Así
que retiramos los cajones y examinamos el armazón… en la parte frontal inferior
hay un travesaño que queda visible bajo los cajones. Si pudiese retirarlo y
poner en su lugar una pieza entera y más alta, y añadir también tres piezas más
para la trasera y lados (los tres prácticamente ocultos a la vista) ya podría
lograr elevar suficientemente la altura sin romper el diseño o estética.
Así
que ponemos en el banco de trabajo la mesita y la examino para ver cómo está
colocado el travesaño. No se aprecian signos de tornillos, de modo que
seguramente estará cogido con tubillones o espigas.
Con
una maza de madera, golpeo con suavidad el lateral de la mesilla mientras
sujeto el travesaño y enseguida queda visible el tubillón. Perfecto.
Con
la sierra de mi Leatherman Sidekick –que ya tenía ganas de estrenarla-, corto el tubillón rápidamente.
Tirando sale
el otro lado y también cortamos el tubillón.
En la segunda mesilla pequé de
confianza y al tratar de separar las dos partes, quedó un trozo del lateral
interno de la pared pegado al tubillón. Se ve que en ésta mesilla le habían
puesto más cola… No pasa nada, esta zona quedará oculta. Además, siempre
podemos rellenar y reforzar con masilla.
Como
la mesilla está construida con aglomerado de 16mm revestido de melanina blanca,
Busco una pieza similar en el taller para hacer los suplementos. Es una madera
que con frecuencia se usa para muebles de cocina y es fácil encontrarla en
cubas de muebles usados. Si no, tampoco cuesta mucho dinero comprar un trozo
nuevo. Y en cualquier centro de bricolaje os la cortarán a las medidas que les
digáis.
Pues
bien, Calculo la altura que ha de subir la mesilla –unos 12 cm- y corto tres
tiras iguales. Con mi mesa de corte con la sierra circular incorporada y el
truco que os mostré para que no se varíe el ángulo de la hoja, es coser y
cantar.
Le
he dado a la hoja de la sierra una profundidad tal que sobresalga la punta de
los dientes sobre la madera cortada. El corte, como veréis, sale perfecto por
esa cara, sin desportillar la melanina.
Para
la parte frontal, corto una tira con un ancho igual a las otras tres, más la
pieza del frontal que hemos retirado.
Una
aclaración. De cada tira saco dos piezas, dadas las dimensiones de mi tablero…
De ahí que corte la mitad de tiras que de piezas finales. Para no liarnos: para
las dos mesillas, serían seis piezas del mismo ancho y dos más anchas para el
frontal.
La
pieza frontal, va a tener un poco más de largo que la que he retirado, porque
quiero que ocupe el sitio de lado a lado, para evitar que se vean empalmes. O
sea, que por la parte de abajo, monta sobre los cantos de los laterales.
Pues
bien, una vez cortadas las tiras, procedo a sacar de cada tira o tabla dos
piezas.
Mi cajón de corte me resulta muy práctico para hacer cortes
perpendiculares y precisos.
Es importante medir bien para que después no nos queden las piezas cortas. Hay que tener en cuenta qué piezas montan sobre las otras con vistas a sumar o restar el grueso de la madera.
Es importante medir bien para que después no nos queden las piezas cortas. Hay que tener en cuenta qué piezas montan sobre las otras con vistas a sumar o restar el grueso de la madera.
Las
piezas frontales llevan una caja o vaciado a cada lado, ya que por la parte superior
va entre las paredes de la mesilla, pero por la parte inferior, lo que sería la
altura añadida, va ocupando todo el frontal.
Yo
he hecho estas cajas o vaciados con la misma mesa de corte, colocando la parte
vista de la madera hacia arriba. Quedará un surco por la parte inferior, pero
como no se va a ver... Si lo preferís, podéis usar la sierra de calar o un
serrucho de mano, o incluso la Leatherman, que tampoco hay que cortar mucho.
Queda
el montaje.
Yo
he empezado colocando la pieza frontal. Esta pieza va fijada por dos tirafondos
a cada lado. Ya os he dicho que los laterales quedan prácticamente ocultos. Así
que es mucho más sencillo poner un poco de cola blanca y unos tirafondos que
andar marcando y poniendo tubillones.
Para
poner todos los tirafondos he hecho un agujero guía con una broca de grosor
similar al tornillo sin el hilo de rosca y después he avellanado con una broca
del grosor de la cabeza del tirafondo. Así atornilla con fuerza, no abre la
madera. Y la cabeza queda embutida en la madera. Esto es especialmente
interesante si queremos enmasillar después, como en el caso del añadido
frontal. Finalmente, he atornillado usando el destornillador de estrella de mi
Leatherman Sidekick, que va perfecto para este trabajo.
Para
fijar la parte trasera he puesto la misma madera que estaba en el frontal –la
que retiramos al principio-, a mitad de la unión de la parte trasera vieja y la
nueva, a modo de refuerzo, por la parte interna.
He añadido en el canto de las
maderas cola blanca y unido el refuerzo con cuatro tirafondos, dos a cada lado.
Con esto, queda también unido a la mesilla el añadido trasero.
Ya
sólo queda poner cola blanca en los cantos de los añadidos laterales y
atornillar éstos al añadido trasero con dos tirafondos en cada unión. Queda
realmente sólido.
Para unir el frontal a los laterales, he puesto un tirafondo
en el frontal. Queda visible el tornillo, pero enmasillaré y ni se notará.
Al día siguiente, ya con la cola seca y, por tanto el añadido sólidamente fijado a la mesilla,
enmasillamos. En mi caso, la zona inferior de las mesillas están algo
deterioradas, con la madera algo hinchada e incluso con el canteado algo estropeado…
Así que antes de dar masilla, repaso con el formón el canteado para eliminar
rebabas, zonas despegadas o sobresalientes para dar un mejor acabado con la
masilla. La otra opción sería quitar todos los canteados y volver a hacerlos…
Con
el tiempo habrá que hacerlo quizá, pero de momento, con este apaño quedará muy
bien y ahorramos trabajo, tiempo y dinero. En la foto he comenzado el proceso de enmasillar... Pero hay que dar al menos otra mano. No penséis que se queda así.
Me
he dado cuenta que queda un buen espacio bajo el cajón inferior, ya que hemos
añadido un trozo…
Podemos aprovecharlo para meter objetos de poco uso, como los
guantes y bufandas durante el verano… Simplemente retiramos por completo el cajón inferior para tener acceso al hueco. Pero deberíamos añadir una base para que
los objetos que metamos no estén en contacto con el suelo.
Para
eso voy a hacer una base interior.
Tengo por el taller un trozo de trasera de
armario. Es relativamente grueso y resistente. Aunque de todos modos, dada la
dimensión que va a tener, aunque fuese tablé delgado, aguantaría perfectamente.
Para
cortarlo a la medida, coloco la mesilla sobre la chapa de madera (la llamaremos
así), y marco el contorno interior de la mesilla con un lápiz en la chapa.
Procuro colocar la mesilla de modo que dos lados ya queden enrasados por
dentro… Así sólo tengo que hacer dos cortes y no cuatro.
También he hecho una
marca señalando un lado de la chapa y el mismo de la pared interna de la
mesilla. Así después no tendremos que marearnos en buscar la posición, caso que
haya algún pequeño descuadre.
He
realizado los cortes en la mesa de corte, a pulso. Es la primera vez que lo he
hecho así y los resultados han sido buenos…
La chapa de madera encaja como un
guante. Repito: si no tenéis mesa de corte, con la sierra de calar, serrucho o
incluso la sierra de una Leatherman, podéis hacerlo perfectamente, aunque os
llevará algo más de tiempo con una herramienta manual que con una eléctrica.
Para
sujetar la chapa y que no se cuele hacia el suelo, voy a usar las mismas patas
que pensaba poner, pero ligeramente sobresalidas hacia dentro…
De este modo, la
chapa se apoya en la parte superior de las patas o tacos. Eso sí, como las patas hacen menos fuerza estando desplazadas hacia dentro, colocaré algunas más.
Si
tenéis, por cierto, una mesilla de aglomerado u otro tipo de madera, es muy
recomendable poner estos tacos o patas, pues evitarán que la madera se hinche y
se estropee.
De
hecho, no ha quedado el acabado mucho mejor justamente porque la madera estaba
ligeramente hinchada por abajo y no coincidía en grueso con la madera nueva…
En
cualquier caso, no ha costado demasiado tiempo ni esfuerzo y el resultado es bastante
bueno, para no ser carpintero profesional.
Aunque,
repito, si os parece complicado, bastaría con haber hecho un cajón en melanina
blanca –o de otro color que le vaya bien- y haber puesto la mesilla encima.
Para
finalizar el acabado, he colocado una tira de pegamento termofusible o silicona
caliente a lo largo de toda la unión del fondo con las paredes, logrando así
mayor solidez. Y, sobre todo, estanqueidad en la zona inferior, ya que tapa
cualquier pequeña rendija que hubiera podido quedar.
La
verdad es que ha quedado bastante bien. Hay que fijarse mucho para notar las
uniones, aunque siempre podemos lijar y pintar para homogeneizar.