Reparación de sandalias:
Amig@s: Todos los que tenemos o hemos tenido
perros en casa, conocemos el valor de su compañía e incondicional afecto… Pero
si los hemos tenido de cachorros, también recordaremos sus travesuras.
En este caso, mi mujer fue a ponerse sus
sandalias favoritas para salir de compras… Y se encontró que Coffee, nuestro
perro más joven, se había entretenido mordisqueando las correas de cuero,
destrozándolas.
Lo bueno es que no mordió la suela ni la
banda delantera (quizá por no darle tiempo a ello, jejejejej) y la rotura se
limitó a las finas correas.
Tampoco salieron dañadas las correas del talón. De
modo que la cosa puede tener fácil solución.
Llevar las sandalias al zapatero, puede ser
una opción… Pero a medias, porque si bien quedarán bien reparadas, nos
costará prácticamente como comprar unos zapatos nuevos y, como se aprecia en
las fotos, las sandalias ya tienen algo de uso.
No obstante, son el calzado favorito de mi
mujer para pasear, ir de compras… y esto es algo que no tiene precio. Trataremos
de repararlas de un modo casero y eficaz.
Para ello, sustituiré las finas correas de
cuero por unos cordeles de cuero trenzado de similar grosor que podemos
encontrar en mercerías… Pero vamos a empezar a hacer el trabajo.
Una vez conseguido el material, tenemos que
retirar los restos de correa estropeados.
Un zapato está poco dañado y podemos
usarlo como referencia para poner las correas a su medida, quizá lo más
complicado del proceso.
Por lo que voy a ir por partes y reparar sólo el zapato
más roto tomando como medidas el otro.
Una vez reparado el primero, lo usaremos
para arreglar el segundo.
Es más lento, pero así nos aseguramos que ambos queden
como estaban originalmente.
Para retirar las correas rotas, hemos de
abrir ligeramente la suela por donde las correas entran en el zapato. Está todo
sólidamente pegado y costará un poco.
Yo he empezado con el destornillador plano
pequeño de mi Supertool300.
Al no tener filo, hay menos probabilidades de
perforar o cortar el cuero y así podemos ir presionando, apalancando y girando
el destornillador para ir separando las piezas pegadas.
Al realizar una gran
fuerza en un punto pequeño, enseguida empezaremos a ver los frutos y pronto
podremos pasar al destornillador plano medio (más largo que el grande y por
tanto, penetrará más).
Vamos metiendo dicha herramienta bien pegada
a la correa por la parte superior e inferior de ésta, hasta que logremos
separarla y extraerla.
Repetimos el proceso por el otro lado.
En realidad, creo que el zapato está hecho
pegando las correas sobre la parte inferior de la plantilla y después fijando
ésta a la suela… pero creo que así quedará bastante bien, pues vamos a meter un
buen trozo de cordón y quedará bien adherido.
Si no fuese así y se despegara,
siempre podemos despegar la plantilla de la suela para hacerlo igual que cuando
se fabricó.
Así será más sencillo, como decía. Lograremos
también que las medidas de referencia sean más exactas.
Pero sigamos: una vez extraídas las correas
viejas, limamos un poco el interior del zapato para retirar restos de pegamento
y piel sueltos.
Procuramos limpiar después para sacar todo el polvo y
partículas sueltas con vistas a una mejor adherencia del pegamento. La lima es
perfecta para todo este proceso.
Y empezamos el montaje.
Anudamos la correa nueva en el ojal del
zapato procurando dejar suficiente correa a cada lado para que no nos falte
luego.
Introducimos la correa del talón en su
posición correcta por ambos extremos del cordón, y con ayuda del calibre, o con la misma escala graduada que trae nuestra multiherramienta, pasamos
las medidas de la longitud que han de tener los cordeles nuevos.
Dejamos tres o
cuatro centímetros de sobra...
Y cortamos con la afilada cuchilla de la herramienta.
Para evitar manchar de pegamento el cordel
que va a quedar fuera del zapato, y para meter justo lo que es necesario para
conservar las medidas, he puesto un poco de cinta de embalar para marcar la
zona donde la correa debe quedar fuera del zapato… si introducimos la correa
más de la cuenta, el zapato quedará muy estrecho y las correas provocarán
marcas y rozaduras. Si lo dejamos muy hacia afuera, quedará muy suelto… así que
marcando el límite, lograremos ponerlo en su posición exacta, pues como
usaremos pegamento de contacto, hay que acertar a la primera.
Y eso hacemos: con una varilla metálica,
vamos untando pegamento de contacto transparente por el interior del hueco.
También lo untamos en el cordón por la zona que ha de entrar en el zapato,
procurando extenderlo bien y que no queden zonas sin pegamento.
Esperamos unos minutos. Teóricamente, habría
que esperar hasta que el pegamento seque al tacto… pero entonces, apenas
podríamos introducir el cordón, pues éste quedaría adherido al momento.
Por eso prefiero anticiparme y meterlo un poco antes con ayuda de la misma
varilla que usé para untar el pegamento…
Olvidaba decir que también es importante que
el cordón entre en su punto exacto. Para lo cual, podemos tomar la medida desde
la correa o banda delantera con ayuda del calibre… Ojo que no es igual la
medida en el lado derecho que en el izquierdo… un fallo así arruinaría el
trabajo.
Una vez introducida la correa por ambos
lados, comprobamos que está metida hasta su sitio y en la ubicación correcta y
le aplicamos presión.
Para no dañar la suave y blanda plantilla,
uso una madera por la parte superior con un papel separando éste de la plantilla
y aprieto con un sargento. También podemos poner una madera en la suela para no
dañarla.
Pasadas unas horas, podemos retirar éste.
Y entonces, podemos repetir el proceso en el
otro zapato. Tomando las medias, como dije antes, del que ya está reparado.
El proceso, así explicado, puede parecer
enormemente largo y laborioso… Pero os aseguro que se tarda más en decirlo que
he hacerlo y en un par de ratos, los zapatos estarán nuevamente en buen uso.
Y tan sólo hemos necesitado nuestra
multiherramienta, un sargento, un trozo de cordón trenzado de cuero y un poco
de pegamento.
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Me encanta esta entrada.
ResponderEliminarPor cierto, pies pequeñitos, o efecto óptico. ;)
Me encanta que te encante, jejejeje. No, no es ningún efecto óptico... son así.
EliminarGracias por el comentario.
Saludos