viernes, 19 de octubre de 2012

abaco infantil. abaco escolar. abaco casero



 

Amig@s: ¡¡¡Esto es una emergencia!!! La “seño” de mi hijo mayor dijo en la última reunión para todos los padres de sus alumnos que “sería conveniente” tener en casa un ábaco para practicar… 
Todos los padres de pusieron a buscar como locos, se mandaban mensajes diciendo dónde los habían visto y a qué precio, alguno hasta dijo de comprarlos todos en cierto sitio, que le hacían descuento…


Nosotros nos vamos a tomar la vida con tranquilidad, que el mundo no se acaba por esperar un par de días y vamos a hacer en nuestro modesto taller de bricolaje un estupendo ábaco que no va a tener nada que envidiar al que la misma “seño” tiene en su clase.


Lo primero, saber qué modelo es mejor. Buscando en internet, se ven los clásicos ábacos en los que las bolas están en posición horizontal… Pero para los niños resulta más fácil los que están en posición vertical, pues las bolas usadas se pasan a la parte trasera donde quedan ocultas a la vista y es menos complicado para ellos. 

Hay otros verticales en los que las bolas se meten desde arriba, pues las varillas son abiertas. El problema es, obviamente, que en dos días se habrán perdido la mitad de las cuentas (en el mejor de los casos, Je, je, je).


Así que vamos a hacer un ábaco de este tipo. Con las varillas cerradas. Lo imprescindible es que tenga tres tiras de bolas… 
Nosotros vamos a hacerlo con cuatro, para que no se nos quede pequeño cuando el niño llegue a cifras mayores. 

En cualquier caso, las columnas de bolas que no se usen, basta con pasar sus correspondientes bolas a la parte trasera y asunto solucionado.

¿Materiales? Vamos a recurrir a materiales reciclados, con lo que no nos costará ni un céntimo… salvo la electricidad que empleemos en las herramientas, naturalmente. La satisfacción de hacerlo con nuestras propias manos compensará con creces cualquier gasto. En cualquier caso, el gasto será muy inferior a cualquier ábaco que podamos comprar.

 

Para las bolas, voy a usar una vieja esterilla de asiento de coche que me donó un familiar hace tiempo. 
Sabía que podría servirme para algo… y he aquí su uso. 

Son bolitas del tamaño de olivas y de forma similar, muy apropiadas para este fin. Además, son de madera natural. 

Si no os gusta el color, siempre podemos pintarlas. Incluso vienen con el taladro central ya hecho… trabajo que nos ahorramos. 

Sí, sí, ya sé que no tod@s tenéis guardada una de estas esterillas… Os daré después una solución económica para solventarlo.

También os daré soluciones para facilitaros el trabajo... Yo soy consciente que a veces realizo trabajos algo complejos, impulsado por el afán de perfeccionismo y las herramientas adecuadas... Pero también sé que much@s no disponéis ni de experiencia ni de herramientas para hacerlo así... No importa, a lo largo de esta entrada os iré dando sugerencias para que cualquiera que lo desee pueda hacer un ábaco. No tendrá el acabado del mío, pero será perfectamente funcional, que es de lo que se trata. 

La estructura voy a hacerla con un trozo de listón sacado de un pale y una tablita sacada de una caja para botellas de vino, de madera.

 

Y para las varillas, un resto de varillas aceradas que tengo de 3mm de grosor. Son relativamente fáciles de manipular, pero tienen la dureza necesaria para este uso. 

Un alambre del grosor adecuado os sacará del apuro si no disponéis de varillas como las mías.

Empecemos haciendo un diseño: medimos las bolas para hacernos una idea de las dimensiones y ya podemos empezar a cortar las dos maderas.
 
 

Con la madera de palé he metido la pata, pues ya cortada a su medida, me fijé en unas estrías que traía de la hoja de sierra con el que se había cortado el listón. 

 

Pensaba que con la lijadora desaparecerían enseguida… pero tuve que acabar repasando con el cepillo de mano, después lijar de nuevo… 

Un trabajo tonto que me hubiese ahorrado usando algún resto de tabla de pino, que de hecho, tengo. 

En cualquier caso, os lo comento por si os pasa lo mismo. 

Yo he hecho los cortes con la sierra circular montada en el banco de trabajo y con la caja de corte sobre él. Salen unos cortes rápidos y perfectos. En su defecto, podéis usar una sierra de calar, un serrucho de mano, o comprar las maderas cortadas a medida…


 

También hemos cortado, ya que tenemos el banco de trabajo abierto, la otra pieza de madera, sacada de una caja de madera para vinos.

Seguidamente, vamos a hacer una ranura longitudinal en el centro del listón para insertar en él la tabla vertical. Se puede hacer de varias formas: con formón y maza, con la sierra de calar y unos orificios iniciales para introducir la hoja… 


Yo he optado por la fresadora, que hace bastante que no la uso y deja unos acabados muy buenos. Además, después también la usaremos, como veremos.

Si no tenéis fresadora… Siempre podéis unir la pieza vertical a la horizontal con un par de ángulos metálicos colocados en la parte trasera. 
Tened en cuenta la longitud de los tornillos y el grosor de la madera para que no sobresalgan por delante. 

Escogiendo una tabla vertical algo más gruesa, también podéis usar tubillones o espigas. 
O bien atornillar desde abajo con tirafondos.

Pero sigamos con la fresadora: basta medir con el calibre la distancia del borde del patín a la fresa que vamos a usar. 

 

 Ponemos la pieza bien sujeta en el banco de trabajo y ponemos un listón bien derecho a la medida deseada. 


Tengo que hacer dos pasadas, pues quiero hacer una ranura de 10mm, pero tengo fresas de 6mm, de 8mm y de 12mm. 
Usaré la de 6mm, pero tengo que dar dos pasadas para lograr el ancho deseado. 

Por supuesto, no trataremos de hacer la ranura directamente con la profundidad deseada. Daremos varias pasadas profundizando cada vez más. Para eso la fresadora tiene una pieza que nos da tres profundidades. Empezamos por hacer un surco ligero, después uno más profundo y finalmente el definitivo. Así la fresa no sufre tanto. Podría llegar a recalentarse excesivamente, e incluso romperse si tratamos de forzarla haciendo todo el surco de una sola pasada.


Por supuesto, todas las medidas las realizo con el calibre y una lupa que suelo usar para estos menesteres. Así es muy difícil que después nos llevemos una sorpresa.

Tras variar la distancia del listón-guía, y dar las correspondientes pasadas con la fresadora, ya podemos dar por concluida esta fase. 

 

Vemos que la tablita encaja a la perfección en la ranura y, además, queda perfectamente perpendicular a ella. Un trabajo profesional. Bueno… Shhhhh ahora que nadie nos escucha… no apreté correctamente el tope de profundidad y al final la ranura traspasó la tabla… no tiene importancia porque no se verá la parte inferior. Además, me resultó muy útil la ranura inferior para fijar por ahí el invento para barnizarlo, jejjeje.

Ahora vamos a darle un mejor acabado al listón que hace de base. 
Así realmente no dice nada. Podemos, si no disponéis de herramientas, lijar los cantos o bien pasarles el cepillo –manual o eléctrico- para hacerle un bisel que le dé un poco de gracia. 

 

Como yo tengo la fresadora y estoy deseando usarla, voy a coger una fresa para  redondear los bordes.

La dificultad es que se trata de una madera pequeña. Necesitamos cierta superficie libre para poder desplazar libremente la fresadora por el borde, pero al mismo tiempo ah de estar bien sujeta. 

La solución es coger la pieza por un extremo con las mordazas del banco de trabajo y mejorar la fijación con un listón apretado con dos sargentos contra el banco de trabajo, que sujete este extremo por encima y así evite que la pieza se incline al presionar por el lado opuesto. Otra solución sería atornillar por abajo esta madera a otra mayor que sí que podríamos sujetar a la perfección. 

 

Con la primera opción evitamos agujerear la madera.


Pues bien, calculamos la profundidad de la fresa y vamos pasando la fresa por los cantos procurando que la parte de la base que toca la pieza, esté bien pegada a ella para que la herramienta esté perfectamente vertical. Si en algún momento la fresa se ha separado un poco y no ha hecho bien su trabajo, podemos volver a pasar sin problema. Eso sí, pasadas ligeras y rápidas o la madera se quemará y quedará ennegrecida, pues la fresa va a muchísima velocidad.

 

Vemos, nuevamente, que ha quedado muy bien. 

La diferencia es notable y el acabado profesional, pese a que no es una fresadora cara ni de marca y ya tiene su uso. 


Si no tenéis fresadora y queréis redondear los cantos, podéis usar una escofina, lima, lija... Incluso podéis adelantar bastante si primeros achaflanáis los bordes con un cepillo de mano, como hice con la valla infantil.

Ahora ya podemos hacernos una idea más clara de cómo va a quedar.

Pero queda algo muy importante: señalar los sitios donde tenemos que insertar las varillas. Éstas van a ir introducidas por los extremos en unos orificios que vamos a realizar en la base. 

Es crucial jugar un poco con la geometría y la estética para lograr que quede bonito.

Yo he puesto las bolas planteadas y veo que quedaría bien dejando unos 3.3mm en los extremos y después poner las filas a una separación de unos 3.7mm entre ellas. 

Podemos poner más o menos filas, es el momento de decidirse. Si las bolas son más pequeñas, podemos poner sin problema una o dos filas más.

 


Con un lápiz bien afilado, el calibre, la lupa y una regla, vamos pasando las medidas, primero punteando hasta dar con las distancias adecuadas para que los orificios de las columnas queden equidistantes. 

Una vez hallada la medida, que es de unos 3.77mm, Ya se pueden hacer unas rayas que unan las líneas delanteras y traseras y otras dos rayas a la distancia del borde donde queramos colocar las varillas.

Ahora queda hacer los orificios bien derechos. Si somos capaces de hacerlos perfectamente derechos, podríamos usar una broca del mismo diámetro que las varillas, para que entren bien ajustadas y ni precise pegamento. 

Así, si un día nos cansamos del color de las bolas y queremos pintarlas, por ejemplo, nos costará mucho menos esfuerzo desmontarlo. Si no os creéis capaces de hacer derechos los agujeros, podéis usar una broca algo mayor y a la hora de colocar las varillas, usar un pegamento con capacidad de relleno, como el epoxi, que nos permitirá colocar las varillas en su posición correcta y definitiva mientras endurece el adhesivo.

 

Y respecto a las varillas, tenemos que calcular su longitud en recto. Pues hay que sumar las partes que van a ir insertadas en la madera, los dos trozos verticales y rectos y la parte curva superior. Para saber cuánto medirá este trozo, basta medir la separación entre el orificio anterior y posterior de cada varilla y multiplicar esta distancia por 3.14.

 

Para hacer esta curva, podemos buscarnos una tapa, vaso, bote… que tenga el mismo diámetro que la semicircunferencia que queremos hacer. En mi caso, un bote de "potitos" o comida infantil, viene perfecto. 

 

Ponemos la varilla con el centro justo en la mitad del molde y vamos tirando de los dos lados a la vez procurando que se vaya doblando sólo la parte que queremos. 

Yo he marcado con rotulador azul el centro para evitar confusiones. 

Podemos hacer alguna corrección con el martillo sobre una superficie plana si se nos ha doblado algún lado recto. 

 

Para que queden totalmente simétricas, no sólo han de tener la misma curvatura, sino los brazos de la misma longitud. 

Podemos hacernos una plantilla fijando un taco de madera al banco de trabajo a la distancia deseada del borde del mismo. Ponemos la varilla paralela al borde y con una lima marcamos justo por donde sobresale. 

 

Repetimos con el otro lado y cortamos con una cizalla. También podéis usar una sierra para metal de mano.

Ahora viene el montaje: Ponemos un poco de cola blanca en la tablita vertical, a la que previamente le habremos hecho una rayita paralela al borde para saber a qué profundidad debe entrar y para que lo haga uniformemente. 
La insertamos y esperamos que la cola endurezca un poco. 

Es muy importante pasar un papel o trapo humedecido para retirar los restos de cola, ya que vamos a barnizar posteriormente.

Podemos realizar el acabado de las partes de madera con barniz o pintura. 
Un barniz transparente no dejará la madera con aspecto envejecido o triste. A fin de cuentas, es un ábaco infantil. Y le dará una gran dureza, resistencia a las manchas y un bonito acabado, que resaltará la veta de la madera. 

Yo he dado tres manos muy bien estiradas de barniz transparente dando una lijera lijada entre mano y mano.

 

Y terminamos el montaje: Metemos las bolitas en los alambres y los colocamos… Ya tenemos un estupendo ábaco que no tiene nada que envidiar a los que podemos encontrar en cualquier tienda… ¡Y nos hemos ahorrado un dinerillo!

Podéis colorear las bolas para que quede más atractivo para los niños… es más, sería una bonita actividad coger pintura acrílica y que ellos participen en la pintura.

Y como os decía… la solución para los que no tengáis las bolas en cuestión… Hay que buscarse la vida. 

 
En comercios de todo a cien (bueno, de todo a 0.60€) y preferentemente de los que suelen tener dependientes y trabajadores de nuestro país (creo que queda claro a qué me refiero), podemos hacernos con un ábaco por un par de euros.
Basta retirarle las bolas haciendo un corte en un lateral. 

 

Yo he cortado con la sierra de la Leatherman justo al borde, en un solo lado.

En otro post os mostraré cómo he logrado reconstruir el ábaco redistribuyendo las bolas y retirando las varillas vacías… ¡Y tendremos dos ábacos! 

 

Una actividad entretenida, bonita y práctica ¡Sin duda nuestro ábaco no tiene nada que envidiarle al de la “seño”¡
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2 comentarios:

  1. Te ha quedado genial y lo bien que va para aprender la numeración y aprender a sumar y restar llevando

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  2. excelente! sólo que algunas herramientas hay que saber usarlas (como en mi caso)

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