martes, 14 de octubre de 2014

Restaurar puerta interior. Puerta desportillada.



Reparar puerta interior
Amig@s: Llevo años con una pequeña reparación pendiente en mi casa… 

Prácticamente desde que realicé las reparaciones iniciales (cambio de suelo, instalación eléctrica, alicatado de baño y cocina y pintura general), me encontré que la puerta del  baño estaba destrozada por abajo. 


Veréis, puse un suelo de gres sobre el original, muy estropeado, y mi cuñado Pepe, que es albañil, me echó una mano con el tema del alicatado y enlosado… Pero, claro, eran ayudantes a la par que visitantes y urgía poner la puerta del baño, que como sabréis, tras colocar el suelo de gres hay que cortar un poco todas las puertas para que se puedan colocar, ya que el suelo sube un poco de nivel.

Pues bien, como decía, había que cortar urgentemente la puerta del baño y sólo disponía en ese momento de un viejo serrucho oxidado y mellado. La consecuencia: que al cortar la puerta por abajo, se desportilló por completo por la zona del corte.
Con el paso del tiempo, por más que traté de enmasillar y pintar, el defecto saltaba a la vista y empeoraba. 


Incluso, de un tiempo para acá, también rozaba inexplicablemente por abajo cada vez que se abría o cerraba, lo cual era especialmente molesto en el silencio de la noche.


Así que he decidido coger el toro por los cuernos y meterle mano. Llevaba tiempo pensando en las posibles soluciones y la verdad es que el trabajo ha sido sencillo y rápido. Así que os explicaré lo que he hecho por si os sirve. 

Desde luego es mucho más económico y menos aparatoso que comprar una puerta nueva.


Pero os mencionaré lo que pienso hacer antes de extenderme con los detalles: voy a cortar el chapón estropeado de la parte inferior –por ambas caras- y sustituirlo por un fino listón de madera.


Así que empecemos: hay que retirar la puerta del marco. Esto no entraña ninguna dificultad y no me explayo. Si tenéis cualquier duda sobre esto o cualquier otra parte del proceso, usad la sección de comentarios y os responderé gustosamente.



También hay que retirar la bisagra inferior del lado de la puerta, pues estorbará para el patín de la sierra circular. En mi caso, estaba totalmente recubierta de manos y manos de pintura y tuve que raspar las cabezas de los tornillos con el punzón de mi Supertool300 para limpiarles la ranura y el contorno, pero en poco tiempo los pude desatornillar con mi multiherramienta y retirar la bisagra.

Seguidamente, calculamos cuánto debemos cortar para dejar la puerta saneada. 

Es conveniente cortar lo menos posible, pues es una puerta hueca y si cortamos en demasía, el chapón quedará al aire, sin apoyarse en la madera maciza de la parte inferior de la puerta. Yo he cortado unos 5cm.


Para hacerlo, colocamos la puerta sobre una mesa o unos caballetes y preparamos una guía para la sierra circular: fijamos un liston con sargentos a ambos extremos de la mesa y regulo la profundidad de la sierra a unos 3mm que es el grosor del chapón. 

 
Se pasa en un momento la sierra...


 y así separamos la parte buena del chapón de la desportillada. 


Antes de retirar la parte cortada, aprovechamos para pasar la medida al otro lado con una escuadra. Asi nos ahorramos medir. Olvidaba decir que para poner el listón-guía, tomé la medida desde la parte superior de la puerta con el flexómetro... así logro que el corte salga mejor, ya que la parte superior no ha sido tocada, mientras que la inferior sí está cortada y es suceptible de no estar debidamente derecha.

 
Seguidamente, con un formón, despegamos rápidamente la tira inferior del chapón.


Bueno, como el problema afecta a ambas caras de la puerta, repito el proceso también por el otro lado.



Enseguida comprendí el motivo de que la puerta rozara: el relleno macizo no era un listón, sino una serie de cortos palitos unidos o encolados entre sí… Pero se habían despegado algunos y se salían. 

De modo que esta reparación ya se hacía realmente imprescindible.





Es importante fijarnos bien en las maderas de relleno que se han soltado o lo harán en breve para retirarlas, poner un poco de cola blanca y volver a colocarlas. 

Pasamos un trapo hummedecido para retirar el exceso de cola.


 
Finalmente, los presionamos con una cincha y aumentaremos la presión con unas cuñas que la tensen más aún.

Al día siguiente, pensaba cortar de un listón de madera dos tiras finas usando la sierra circular montada en mi banco de trabajo, del cual ya os he hablado… 


Pero durante la noche (la almohada es una sabia consejera, jejeje), pensé que igual con el tiempo, el listón dejará marcadas sus fibras longitudinales; puede dar problemas de dilatación; y también que quizá sería más trabajoso obtener estas piezas, pudiendo usar como alternativa un trozo de chapón de 3mm. Que, además, es el mismo material que ya está montado y no dará problemas.


 
Usando el mismo método que para cortar el chapón de la puerta, saco dos tiras de chapón de 3mm. He usado la varilla inferior del calibre para marcar la distancia correcta de la regla o guía para la sierra. 


Ojo… esto parece muy sencillo, pero hay que tener cuidado al medir la distancia entre el patín y la hoja de corte… Y también hay que tener en cuenta que la hoja se come 3mm en cada corte. 
Yo hice los cortes tomando como referencia las tiras de chapón que corté… y claro cuando fui a presentar los trozos cortados, me encontré que iban 3mm cortos. Asimismo, es importante tener en cuenta al cortar las tiras cuál es el lado que vamos a aprovechar, para tener en cuenta si tomar la distancia desde el borde del patín a la parte anterior o la posterior de la hoja de sierra.

En cualquier caso, la experiencia me dictó para futuras ocasiones que es mejor cortar de más y después, ya puesta la pieza, ajustarla a la medida.



En fin, ya con las piezas cortadas, repasamos la puerta por si hubiera alguna gota seca de cola, algún resto del chapón viejo… con vistas a que no nos levante o deje subido el chapón que vanos a poner. 

Ya que nos hemos esmerado en buscar un chapón del mismo grosor del original, tendría mala sombra que nos quede desparejo por estorbarnos algo. Con una pasada de formón para cortar los sobrantes –también alguno de los tarugos de relleno que se pueden haber movido tras el apriete-, y una pasada de lija, ya dejamos todo listo para encolar las nuevas piezas.



Con tal fin, pongo abundante cola blanca, haciendo hincapié en las zonas próximas a los bordes. Yo puse un poco, la extendí con una espátula y añadí un poco más de cola.


Seguidamente, coloqué el chapón y lo ajusté con un martillo de puntas de nylon para que casara bien.



Y, como es bien sabido que hay que ejercer presión para que la cola haga su máximo efecto, puse dos gruesos listones uniendo los chapones contra la puerta y, además de mejorar la unión, dejará dichos chapones al mismo nivel que el chapón original. 


Antes de apretar los sargentos, conviene volver a ajustar con el martillo el chapón original al viejo para que quede el menor hueco posible. La cola fresca hace de lubricante y las piezas se pueden mover, encontrándonos al retirar las maderas un pequeño desastre. No cuesta nada garantizar la unión con unos golpecitos.


También conviene poner unos papeles recubriendo los listones para que éstos no queden pegados a la puerta con alguna gota de pegamento que pueda rebosar al apretar los sargentos.


Seca la cola, retiramos los listones y los papeles y procedemos a ajustar los chapones a la puerta.


 
Para ello, pongo un listón grueso alineado con el borde de la puerta y con una sierra japonesa ajustada al canto del listón a modo de guía, vamos cortando poco a poco el chapón. Sale un corte perfecto: recto y limpio, sin desportillar el chapón y bien alineado con la puerta. Repetí esto con los otros tres extremos.


Para cortar el sobrante por la parte inferior hice exactamente igual. Para las zonas donde sobraba muy poco y no agarraban los dientes de la sierra, usé el formón usándolo como un cuchillo, siempre presionando hacia el centro de la puerta para no levantar el chapón. 


Tras hacer esto en los dos lados, damos unas pasadas con lija para suavizar las aristas y alisar el chapón.


 
Damos un poco de masilla en las zonas de unión entre los dos chapones, dejamos secar, y tras una lijada, podemos pintar.

Ahora queda el montaje… ponemos la bisagra usando nuestra fiel Leatherman, que la he usado poco en este trabajo y ya tenía ganas de hacerlo. 


Y colocamos otra vez la puerta.
Queda dar una lijada con lija de grano fino y dar otra mano de pintura con un rodillo de lacar… Pero como de hecho ya casi toca pintar las puertas de toda la casa, voy a dejarlo de momento así.
Aún así, pese a que le he dado una mano de pintura basta con una paletina y la pintura bastante espesa (descubrí demasiado tarde que el disolvente se había estropeado adquiriendo un color oscuro que ensuciaba la pintura blanca y me abstuve de emplearlo), el resultado es impresionante. 

Da gusto ver la puerta asi. No se nota para nada la unión y realmente parece una puerta nueva.

En un par de ratos echados durante dos días, hemos salvado la puerta. No nos ha costado apenas dinero, pues tenía el resto de chapón de otro trabajo y las herramientas están al alcance de cualquier bricolador. Y el resultado salta a la vista ¿Se puede pedir más?

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